Para poder hablar sobre la vida de Isabella Swan, tenemos que remontarnos a sus padres, Charlie y Renée. 

Ellos se conocieron en la secundaria, como la mayoría los matrimonios que vivían en un pueblo como Forks, fueron amigos mientras estudiaban y luego de un tiempo dejaron de verse. Charlie comenzó con su carrera policial y Renée en abogacía.

A pesar de vivir ambos en Phoenix no fue sino por un caso en el que Charlie estaba trabajando que se volvieron a encontrar.

Renée era la fiscal en un juicio y Charlie tuvo que ir a declarar como policia incluído en la investigación.

Apenas se vieron, se reconocieron, y comenzaron a frecuentarse, hasta que se pusieron de novios y decidieron casarse un par de meses después. 

Debido al rítmo que llevaban en la ciudad, volvieron a su pueblo natal, para poder vivir más tranquilos y vivir cerca de sus amigos.

Renée tenía una amiga muy cercana, su mejor amiga, casi su hermana, Esme.

Ellas se habían criado prácticamente juntas. Fueron desde el kinder hasta el instituto. Eran inseparables. Su idea inicial era estudiar leyes, pero cuando Esme conoció a Carlisle, un jóven residente que recién iniciaba sus prácticas en hospital de Forks, a raíz de un accidente que tuvo su madre, no quiso separarse de él, por lo que estudio arquitectura, que era lo que en realidad le gustaba, en Seattle, para poder vivir cerca de su amor.

 A pesar de escribirse y llamarse todos los días, la dicha de estas dos amigas al volver a vivir juntas en el mismo pueblo fue gigante. 

Charlie fue recomendado por la policía de Phoenix, por lo que pudo integrarse en la de Forks sin inconvenientes, y Renée, abrió un pequeño despacho para poder trabajar de su profesión.

Esme y Carlisle se habían casado un tiempo antes que los Swan, por lo que cuando estos llegaron al pueblo, estaban esperando a su primer hijo.

Edward nació unos pocos días después de la boda de Charlie y Renée, siendo el primero de los tres hijos que tuvieron los Cullen. 

Renée se encariñó tanto con el pequeño, que Esme decidió hacerla su madrina, aunque, en realidad, ya lo tenía pensado desde que supo que estaba embarazada.

Dos años después llego Isabella, para felicidad de los Swan. Una niña pequeñita en su tamaño, pero muy vivaz. 

Sin dudarlo, Esme fue la madrina de la niña, generandose así un vínculo aún más fuerte entre ellas.

Esme estaba encantada con la niña. Al tener un hijo varón, estaba feliz de poder vestirla y regalarle cosas de niñas, por lo que Edward, comenzó a sentir celos de Bella. El amaba a su madre con todo su ser, y a medida que pasara el tiempo, solo habría una persona con la que ella compartiría el amor de su hijo, pero para eso, faltaban bastantes años.

Al cabo de un año, Renée empezó a sentirse muy cansada, con pocas fuerzas. Todo lo que comía le caía mal y la descomponía. 

Tanto ella como Charlie pensaron que estaba esperando un hermanito para Bella, asi que cuando fueron a ver a Carlisle, lo último que se imaginaron era que en realidad ella estaba muy enferma.

La noticia, en vez de desvastar a Renée, como le pasaría a cualquier persona, la impulso a luchar aún más.

Esme y Carlisle estuvieron junto a Charlie y Bella, que aún era una bebe, más que nunca.

En varias ocasiones, Charlie dejo a la niña a cargo de los Cullen, y eso de verdad enfadaba a Edward. El no soportaba a la pequeñita que le quitaba tiempo con sus padres, pero de igual manera se comportaba lo mejor posible, a pesar de sus tres años.

Luego de varios meses de lucha, Renée agotó sus fuerzas y se despidió de su familia unas semanas antes del cumpleaños número dos de Bella.

Si bien los Cullen estuvieron todo el tiempo junto a sus amigos, al final, Charlie no soportaba seguir viviendo en Forks sin su esposa, era demasiado triste, por lo que, a pesar de los ruegos de Esme, decidió volver a Phoenix, donde tenía a sus padres y su hermano, para poder continuar intentando dejar la pena. 

Esme le prometió que estaría en contacto con ellos, pero luego de que se fueran, tuvo mellizos, Jasper y Rosalie, lo que hizo que se dedicara por completo a la crianza de sus tres hijos, por lo cual no pudo ir a verlos tan seguido como quisiera, pero siguió escribiéndoles.

Bella creció con un hermoso recuerdo de su madre, con un padre algo estricto, pero amoroso y con sus tíos y primos, Alice y Emmett, quienes fueron más hermanos para ella que otra cosa. Era una bonita muchacha, pero con un carácter de temer. Cuando ella quería algo, lo obtenía, no importaba como.

Edward, se convirtió en un jóven apuesto, con un gran sentido del humor, algo alocado y con un amor enorme hacia su familia.

Esto nos cuenta un poco más de nuestros protagonistas... 

Pero esta historia recién empieza, y no son solo ellos los que tienen algo para decir...