Gritos (OS)

Autor: PrincessCullen
Género: Horror
Fecha Creación: 26/03/2012
Fecha Actualización: 04/04/2012
Finalizado: SI
Votos: 1
Comentarios: 1
Visitas: 3400
Capítulos: 1

¿Que pasa cuándo James, un asesino en serie, se cuela a la casa de Bella, matándo a sus padres, y luego torturándola a ella, solo para satisfacerse con sus gritos?

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Capítulo 1: Mis gritos... Tu satisfacción

 

Niñas ¿Como están? espero que bien, pues quiero decirles algo, este OS refleja mi mejor manera de escribir, el género en el que destaco más... el horror o terror jejeje es lo mismo ¿no? pues espero que lo disfruten, y nos estamos viendo. Las quiero, su amiga, PrincessCullen.

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Bella POV

 

Pasaban de las once de la noche,  solo me faltaba una cuadra para llegar a mi casa, el frio viento golpeaba con fuerza mi espalda, haciendo que mis cabellos volaran sobre mi rostro, cegándome literalmente de vez en cuando, una vez que esta situación me canso, saque una coleta de la bolsa trasera de mi pantalón y con ella me hice un chongo, improvisado, dejando unos mechones caer, a los costados de mi rostro, enterré mis manos echas puños en los bolsillos de mi chaqueta de cuero, y me concentre en mis pasos, contándolos, mientras oía a Tarja Turunen a todo volumen en mi Ipod.

 

Luego de 356 pasos, estuve frente a mi hogar, saque las llaves de mi bolsillo, las lleve a la cerradura y gire la perilla, todo estaba en penumbras, la única luz era la de la cocina “Mi madre…” pensé inmediatamente, cerré la puerta,  y camine a donde provenía la luz. Mi madre se encontraba de cabeza en el refrigerador, buscando no se que, Reneé era así, se levantaba tarde, y venía a la cocina, buscando algo en la cocina, pero en la mañana se levantaba quejandose porque no encontraba lo que buscaba, mi madre tenía un trastorno mental, pero mi padre no quería internarla en un centro psicológico, suspire, supe que no había notado mi llegada puesto que no dejo de hacer lo que hacía aun cuando tome una manzana de la cesta sobre la encimera, rodee los ojos, yo era la ignorada en esta familia, nadie me tomaba en cuenta, podría morir y ni se enterarían sino cuando vieran mi cuerpo sin vida en el frio y duro suelo. Mi padre Charlie, era vendedor de repuestos de autos, y aunque le iba bien, la mayoria de sus ganancias se iban en cervezas y apuestas.

 

Subí las escaleras pesadamente , una vez dentro de mi habitación, con la puerta cerrada con seguro y la luz encendida, me quite la ropa que traía, la cual estaba algo mojada, ya que venía de darme un baño en el lado con Edward, y me mire al enpejo enfundándome en mi pijama, un camisón blanco, me tire sobre mi cama, mirando el techo mientras comía mi manzana en pausadas y lentas mordidas, hasta que solo quedo el corazón, el cual arroje al suelo, bostece una, dos y tres veces, apague las luces y me enrede entre las sabanas dispuesta a dormir hasta que se hicieran las 12 del medio día del día siguiente.

 

El frio se me colaba por los pies, que estaban expuestos, eso me hiso despertar, mire el despertador sobre la mesa de noche y marcaba las 3:13 de la madrugada, bostece, sentándome en la cama mientras tallaba mis ojos, parpadee varias veces, hasta que mis ojos estuvieron acostumbrados a las tinieblas, me puse de pie y camine hacia la puerta, pero tropecé con la cómoda que estaba al lado de la puerta, el dedo pequeño de mi pie derecho crujió.

-Demonios… -Murmuré, levantando mi pie, y sobando mi dedo, como dolía, eso por la mañana seria un moretón seguro, suspire, quite el seguro y salí rumbo a las escaleras, cuando alce la vista, un pequeño reflejo de luz salía por debajo de la puerta de mis padres,  fruncí el ceño, ¿que hacían a esta hora despiertos?, empuje suavemente la puerta y asome la cabeza, recorriendo la estancia con la mirada, no vi a nadie,  entre completamente a la habitación, y lo que vi al acercarme a la cama me dejo completamente desarmada, sangre… sangre por todos lados, sangre en las sabanas, en las almohadas, di un paso atrás y note que había estado parada sobre un pozo de ese liquido rojo, busque a mis padres con desesperación en la habitación, el nudo en mi garganta era cada vez mas asfixiante, las molestas lagrimas no me dejaban ver bien, entre al baño y la imagen frente a mi hiso que me inclinara sobre el lavabo y vomitara estrepitosamente, la imagen que había visto apenas unos segundos rondaba en mi cabeza sin piedad, mis padres, todos llenos de sangre, sin manos, y sin pies,  el recuerdo hiso que me descompusiera de nuevo, devolviendo lo poco que había comido antes de irme a la cama, pero ¿Cómo no había oído sus gritos?, me acerque un poco a la tina, donde ya se hacían los dos cuerpos, deformados, desgarrados, los dos con las bocas abiertas y… sin lenguas… 

Salí corriendo de ahí, tan rápido que casi ruedo por las escaleras, llegue al teléfono de la cocina, y trate de marcar, pero el teléfono parecía desconectado, los trenos de la tormenta aproximarse me hicieron sobre saltar, me agache bajo el mesón donde descansaba el teléfono, el cable no había sido desconectado, estaba cortado, una sensación se alojo en mi pecho, debía salir de ahí, pero no podía moverme, oí como afuera comenzaba a llover, y las gotas pegaban fuerte contra el vidrio de la ventana, me puse de pie de un salto, y un escalofrió recorrió mi espina dorsal, me gire de inmediato, y ahí frente a mí, un hombre, de tez blanca, cabello amarillo, mojado, ojos de un intenso color negro, su ropa estaba mojada, sucia, y emanaba un olor horrible, retrocedí un paso, con mi corazón latiendo tan rápido, que ya me dolía, abrí la boca dejando el aire entrar en mis pulmones, ya que se me había olvidado como respirar, mire las manos de aquel hombre, estaban bañadas en sangre y sostenía un cuchillo con una de ellas, mis ojos se abrieron de par en par. En un impulso que no sé de donde había salido, le di un empujón, y corrí hacia la salida de la cocina, pero no llegue muy, lejos, me tomo del cabello, haciéndome gritar de puro terror, halo mi cabello, de nuevo hacia el interior de la cocina, mis lagrimas corrían sin parar, sentía mi cuero cabelludo despegarse de mi cerebro, me dolía horrible, me retorcí, tratando de liberarme, pero el al parecer tenía como diez veces más fuerza que yo, oí cuando todas las cosas sobre la encimera terminaron en el piso, este hombre con una fuerza terrible, me tumbo sobre la encimera, haciendo mi cabeza chocar contra el borde de esta, haciendo que sintiera una punzada de dolor, que me hiso gemir de agonía.

Todo se quedo en silencio por un momento, gire mi rostro y con la mirada borrosa ubique la figura de aquel tipo, parpadee varias veces hasta enfocarlo bien, saco un radio de su bolsillo, de esos que los podías llevar a todos lados, lo puso sobre la mesa del fregador y lo encendió, el cual cayo justo en la estación radial donde hablaban toda la noche de los acontecimientos pasados durante la noche y la tarde del día, observe como viajaba de un lado a otro de la cocina, no podía moverme, sentía que se abalanzaría sobre mi si lo hacía y acabaría conmigo, saco de los estantes de las herramientas cinta adhesiva de la que sirve para reparar cosas relacionadas con el metal, de las gavetas de los cubiertos, saco varios cuchillos uno más grande y más filoso que el otro, comencé a sudar frio, el dolor de cabeza me estaba volviendo loca, cerré mis ojos por un momento y di un respingo cuando sentí sus manos sobre mi tobillo derecho,  me removí, soltándome de tu agarre, más vale que no, se vino sobre mí, y golpeo mi cara, sentí la sangre brotar de mis labios, dejándome un sabor asqueroso en la boca, forceje lo mas que pude, hasta que con el mango del cuchillo que empuñaba me dio en la cabeza dejándome atontada, oía el sonido de la cinta al despegarse, sentí mis pies presos contra la mesa  en la que me encontraba, el terror y el miedo recorrían cada molécula de mi cuerpo, dejándome muy claro que esa misma noche yo moriría, comencé a suplicar, suplicar que no me hiciera daño, que no me matara, pero parecía no oírme, ni se inmutaba, tomo un cuchillo, de hoja fina y delgada, y con ella, desgarro mi camisón desde el inicio en mis pechos hasta el final en mi muslo, dejando mi cuerpo expuesto ante él, solo con el sujetador y la panty cubriéndome, mi pecho subía y bajaba con violencia con cada inhalada de dolor, y exhalada de miedo,  tomo un cuchillo un poco más grueso y grande, y lo paso por mis piernas de arriba abajo, el frio del metal hiso mi piel erizar, mis lamentos y suplicas fueron en aumento, al verme en aquella situación, el me miro a los ojos y sonrio, gesto que no supe descifrar hasta que comenzó a hacer cortes largos y profundos en mis muslos, grite, grite y seguí gritando de dolor, con mis ojos fuertemente cerrados, retorciéndome del dolor que estaba experimentando mi cuerpo,  cuando comencé a toser, por la acción de tanto gritar, dejo de cortarme, respire hondo y el olor a sangre se instalo en mis vías nasales, haciéndome tontear,  el olor era repulsivo, pero logre controlarme, alce un poco mi cabeza para ver el daño y no pude mirar sino solo un par de segundos, mi piel abierta en canales de los cuales brotaban chorros y chorros de sangre… “a este paso moriré desangrada…” pensé para mí en un comentario sádico.

Los truenos de la tormenta cada vez retumbaban más duro, oí un suspiro, y gire mi rostro y ahí estaba el, lavándose las manos en el fregadero “loco maniático desgraciado  pensé. En la radio hubo una interferencia, y todo quedo en silencio, pronto deje de sentir las piernas, las lágrimas brotaban sin control de mis ojos, ¿Por qué a mí? ¿Por qué esto tenía que pasarme a mí? De nuevo la voz de la locutora se hizo oír  Tenemos la certeza de la existencia de un asesino suelto entre nosotros… Volvió a caerse la señal, y volvió de nuevo  sabemos que es un hombre rubio… que busca familias pequeñas… Se cayó de nuevo,  cada palabra que decía la mujer me calaba hondo, ¿Cómo pueden hablar de eso como su hablaran del clima? No sabemos donde pueda estar ahora… pero si sabemos que está cerca… Reí irónicamente, ¿estaba volviéndome loca ya? En eso sentí un horrible ardor en mis heridas, comencé a gritar de nuevo, arqueando mi espalda, removiéndome sobre la encimera con violencia, el ardor era insoportable, baje la mirada un momento y el muy maldito, sostenía el salero, espolvoreando su contenido sobre mis piernas, sin poder contenerme mas,  solté una sarta de blasfemias y groserías, lo mande al carajo, no sé cuantas cosas más le dije, pero con cada palabra la que se sentía desmoralizada y mal era yo, el solo reía con risa morbosa.

Manténganse bajo seguro en sus casas… decía la voz de la mujer no salgan a altas horas de la noche…  El ardor fue desapareciendo, hasta que ya no lo sentí mas, cuando deje de gritar sus ojos me miraron con rabia, ahí entendí que a él lo que lo impulsaba era hacer sufrir a las personas tanto que no tuvieran otra cosa que hacer sino gritar, los gritos eran su motivación, los gritos eran su premio…  Cuando tomo uno de los cuchillos pequeños y lo hundió en mi brazo derecho, cerré mis ojos fuertemente, y mordí mi labio muy duro haciéndolo sangrar, solo para no soltar ni un solo grito, al parecer funciono, saco el arma blanca de mi piel, y lo arrojo a un lado,  con fuerza, haciendo que este se estrellara contra el piso. Me sobre salte, y comencé a respirar aun más agitada, cuando hundió otro cuchillo en mi muñeca, hice lo mismo, me trague mis gritos, aguantando el dolor con todas mis fuerzas, mientras me retorcía de dolor pero sin emitir sonido.

Al parecer quiso tomar un descanso, por lo que salió de la cocina, dejándome sola en aquel lugar, recorrí con la mirada algo que pudiera ayudarme pero, perdí la esperanza cuando no encontré nada, suspire y deje caer mi rostro a un lado, mi mirada divago hasta reparar en mi muñeca herida, fruncí el ceño, y moví mi mano un poco, la sangre había aflojado la cinta, que se había humedecido, tuve que contener una risa irónica cuando vi libre mi mano, me tome unos segundos para darle movimiento, y luego desate mi otro brazo, estaba adolorida, por lo que la tarea se hizo un poco difícil, luego me dispuse a liberar mis tobillos, debo decir que es lo más difícil que había hecho, no podía doblar mis piernas, y para liberarme debía hacerlo, gemí de dolor cuando lo hice, pero vi el cielo cuando estuve de pie, aunque sujeta al borde del mesón.

Sentí unos pasos  acercarse y el pánico me recorrió nuevamente, cojeando,  con el dolor recorriéndome me acerque a los cuchillos, y con mano temblorosa tome uno de los que ahí se encontraba, me pare al lado de la puerta de la cocina, con el cuchillo empuñado con las dos manos,  trate de regular mi respiración para que esta no me delatara, cerré los ojos durante unos segundos, pensando en lo que haría cuando el hombre cruzara esa puerta y se volviera loco al no verme sobre aquella mesa bajo su merced.

Oí cuando murmuró en el pasillo, y preste atención a lo que decía:

-Tranquilo James, recuerda por quien lo haces… tu hermana te necesita James… tienes que hacer lo mismo que le hicieron a ella… -decía con voz grave, estaba hablando solo, “está loco…” me dije a mi misma rodando los ojos, obvio que está loco Bella, solo alguien con problemas mentales es capaz de hacer lo que él te hiso a ti.

 

En eso, el hombre enfundado en su chaqueta negra y pantalones oscuros cruzo la puerta, mi corazón latió deprisa, era ahora o nunca, ya había notado mi ausencia en la encimera, no faltaba mucho para que se girara y me viera, enojándose y acabando con mi vida, como había hecho con la vida de mis padres, alce el cuchillo sobre mi cabeza, y soltando un grito, se lo clave en la espalda, muy cerca del cuello, lo vi trastabillar, minutos después caer al suelo, se giro y me miro, en su mirada ya no había odio, rencor ni ningún sentimiento oscuro, sino había,  dolor, soledad y ¿agradecimiento?, lo vi morir frente a mí, mientras a su alrededor se creaba un gran pozo de sangre, mire mis manos, y caí de rodillas al piso, llorando, afuera aun llovía, me levante lentamente y camine hacia la puerta, una vez afuera, deje que las gotas frías de la lluvia me empaparan, limpiando mi cuerpo, a lo lejos pude oír las sirenas, sonreí levemente, sin saber muy bien porque, tal vez por el hecho de haber sobrevivido, me senté en el suelo, y memore cada uno de los momentos que había estado sometida por ese hombre, recordé cada grito que salía de mi garganta, sin saber muy bien porque, tenía ganas de gritar, de sacar todos los gritos que había contenido allá dentro, así que tome una gran bocanada de aire, y grite, grite muy fuerte, sacando mi dolor, sintiendo mi cuerpo más ligero cada vez más, cuando mis pulmones se quedaron sin oxigeno, volví a tomar aire y seguí gritando, en eso vi una sombra acercarse a mi, la persona me tomo en brazos.

-Bella amor, reacciona... por favor... - Era Edward, hundí mi rostro en su pecho y lloré aferrada a su camisa hasta que caí en el suelo inconsciente. 

 


 


 


 
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