LOS PERSONAJES PERTENECEN A STEPHENIE MEYER, LA HISTORIA ES MÍA
Esta prohibida su copia y distribución. Esta registrada en Safe Creative.
"Capítulo 5"
-¡Peyton, no estires tanto! - me quejé por décima vez.
-Quedate quieta o la desaré y volveré a empezar de nuevo. - me amenazó mirándome a través del espejo con el peine en la mano.
Suspiré pesadamente y dejé que continuara arreglándome el pelo. Finalmente me había animado a llamar a Edward, llevaba toda la semana indecisa entre llamarlo o no hacerlo. Habíamos quedado el domingo por la tarde, o sea hoy, porque era la única tarde que tenía libre. Y este era el motivo por el cual ahora mismo Peyton estaba peinándome.
-¡Ya está! - exclamó apartándose de mi - Mirate rápido mientras te saco la ropa.
-Puedo sacármela yo - la miré mal, no era un bebé para que me tratara así.
Peyton rió y continuó buscando ropa en el armario. Rodeé los ojos y me miré en el espejo, estaba bastante bien. Peyton me había hecho una coleta alta con mi propio pelo y había dejado un poco de pelo fuera de modo que parecía un flequillo de lado.
-Te ha gustado, ¿eh? - dijo con una gran sonrisa - Te dije que confiaras en mi, ahora supongo que te podré arreglar siempre que vayas a salir...
-No me gusta tanto, no tienes tanta suerte, Pey. - me levanté y cogí la ropa que me había sacado. Se trataba de unos pantalones "pitillos" color crema, una camiseta blanca, un polar de punto del mismo color y una botas militares negras - Gracias.
Me vestí y me maquillé de manera suave. Volvía a sentirme como una adolescente normal, de esas que salen con sus amigos, no tienen responsabilidades, se quejan de las clases y se ponen nerviosas cuando tienen una cita... Hacía tiempo que no me sentía así, observé mi rostro en el espejo, me veía más normal, no es que estuviese enferma pero ni mi rostro ni mi mirada parecía tan cansada como antes. Vi a través del espejo ha Peyton apoyada en el marco de la puerta del baño con una sonrisa en los labios.
-Te ves diferente - se acercó a mi y me miró a través del espejo - Como antes.
La abracé feliz durante quien sabe cuantos minutos. Las cosas empezaban a mejorar, o eso esperaba.
-Bella, yo también te quiero pero, ¿sabes que hora es? - me separé de ella sobresaltada. Cogí mi chaqueta, mi bolso y me despedí de mi hermana.
Cogí un taxi que me llevaría a la zona del centro. Edward se había ofrecido a recogerme pero me había negado, no quería que viera el barrio en el que vivía.
Cuando llegué al Starbacks, nuestro punto de encuentro, lo busqué con la mirada y lo vi apoyado en su coche hablando por teléfono. Aún no me había visto, así que me podía permitir admirarlo un par de minutos.
"Está más guapo que hace una semana, ¿es eso posible?" Pensé observándole. Iba vestido de manera informal, su cabello estaba igual de desordenado pero seguía igual de impecable. Edward sonrió cuando me vio acercarme a él.
-Hola - saludó viniendo a mi encuentro.
-Hola - nos dimos dos besos, después subimos al coche para ir a algún lugar - ¿Dónde vamos?
-Te dije por teléfono que era sorpresa - contestó sin apartar la mirada de la carretera. Estuve insistiendo durante un rato y, aunque por momentos Edward me distraía preguntándome cosas sobre mi y mi semana volvía a la carga presa de la curiosidad. - Ya casi llegamos.
-Pues si estamos por llegar dime - me quejé - ¡Venga!
-Nop.
-Edward...
-No, queda poco ya lo veras - fingí que me enfurruñaba cruzándome de brazos, le miré cuando oí su risa. Eran como campanillas, tan suave y estaba tan guapo cuando reía - Lo ves, ya hemos llegado.
Aparcó delante de una heladería que estaba en el campo. Eran esas zonas en las que iban las familias a pasar tiempo libre, como un parque. Edward me abrió la puerta y me ayudó a salir.
-Que caballeroso - bromeé mientras nos dirigíamos a la heladería.
-Tengo que dar buena impresión - me siguió la broma - No, pero mi madre le daría un ataque si se enterara que no te trato como debo - me contó, sonreí satisfecha cuando me abrió la puerta de la heladería.
-¿Y que hacemos aquí? - pregunté cuando estábamos en la mesa con nuestro helado.
-Comer un helado - me dijo como is fuera obvio, rodeé los ojos - De acuerdo, esta es mi heladería favorita y pensé que te gustaría venir aquí y después hacer un picnic en el parque.
-En realida me ha gustado - me sonrojé y bajé la mirada.
-Me alegro - sonrió y nos terminamos de comer el helado.
Me contó anécdotas de cuando era pequeño en las que casi siempre hacía travesuras junto a su hermana Rosalie, o con Alice, y con su amigo Jasper.
-¡Teníamos a todos de cabeza! - reímos sin parar mientras me contaba.
-En una ocasión, -comencé - cuando tenía unos diez años y mi hermana seis, mi madre nos dejó en el jardín solas mientras jugábamos a la pelota. El balón salió disparado por la valla al chutarla Peyton y yo la obligué a ir a por él. - reí entre dientes - Mientras tanto me fui a jugar con mis muñecas, dos horas después mi madre nos trajo la merienda pero Pey no había vuelto aún y cuando mamá me preguntó por ella yo solamente le dije que no lo sabía. - Edward alzó las cejas - ¿Qué?¡Era una niña, tenía miedo! Bueno que por la noche nuestra vecina la trajo de vuelta, resulta que se había quedado a jugar con Brooke, la hija de la vecina, después de encontrar la pelota. Se quedó diciendo que mi madre la había dejado.
-¡Que par de mentirosas que sois! - se carcajeó, me sonrojé un poco mirándole molestia fingida.
-No éramos unas mentirosas, solo nos protegíamos a nosotras mismas - me excusé - Todo el mundo lo hace alguna vez, ¿no?
-Vale, vale - suspiró relajándose y se levantó - Vamos - me extendió la mano.
-¿A dónde? - pregunté emocionada.
-A dar un paseo - contestó ofreciéndome su maravillosa sonrisa.
Después de coger la cesta del picnic del coche, caminamos por el parque hablando de nosotros, conociéndonos. Me contaba cosas de sus estudios, de su país y de sus padres, que eran personas muy importantes. Le conté que fui a la universidad para estudiar enfermería pero que lo deje hace un año.
-¿Porqué? - preguntó curioso.
-Es complicado - mantuve mi vista ne la gente del parque, la brisa moviendo mis cabellos me daban la sensación de libertad.
-Es la segunda vez que me contestas eso. Puedes contármelo, Bella. - se acercó más, le miré con una sonrisa triste.
-Más adelante - asintió y se hizo un breve silencio.
-Y dime, ¿cuándo me presentarás a tus amigos?
-¿Para que quieres conocerlos? - pregunté curiosa.
-Mi amigo Josh se interesó por tu compañera, la del mal genio...
-Kate - aseguré con una sonrisa en los labios.
-Si, estaría bien que quedásemos todos juntos - dijo - Tú me presentas a tu amiga y yo te presento a mi amigo...
-¿Quieres que hagamos de celestinos? - reí.
-Puede - nos reímos por nuestra conversación.
Esa fue la primera cita de muchas. Me llevó a sitios impresionantes de Nueva York, a algunos yo ya había ido en el pasado y a otros eran nuevas experiencias. Durante estas semanas llegamos a conocernos mejor que nadie, incluso conocí a Josh. Fue una semana después de la cita del parque en una cena entre Josh, Kate, Edward y yo, en la que Kate me estuvo echando miraditas y diciendo comentarios de doble sentido que me hacían sonrojar.
-¿Porqué lo tenías tan escondido? - me preguntó cuando estábamos en el baño.
-No lo he escondido - la esquivé.
-No me has hablado de él en ninguna de las veces que hemos hablado - alzó las cejas.
-Kate, no lo vi necesario...
-Bella, - dijo seriamente - tienes novio, eso es importante - casi gritó.
-¡Shhh! - la callé mirando alrededor - No es mi novio.
-¡Venga ya! - se jactó - Solo falta que te pida que te cases con él.
-No crees que primero me tendría que pedir que sea su novia - guardé mis cosas dirigiéndome a la puerta.
-¿Qué? Espera - me cogió del brazo al salir del baño - ¿No te lo ha pedido aún? ¡Dios Bella estamos en el siglo XXI, pídeselo tú!
-No - dije entre dientes - me da vergüenza.
Volvimos a la mesa a terminar de cenas y esa misma noche, cuando me acompañó al taxi, me lo pidió. Yo, por supuesto, le dije que si.
Semanas después...
-Bella.
-Humm - murmuré sin apartar la mirada de la pantalla.
Nuestra relación iba de viento en popa. Edward se había convertido en el hermano mayor de Peyton, esta lo adoraba. Habíamos salido muchas veces y había conocido a todos sus amigos y él a los míos, menos a Maysun, con la que había mantenido el contacto y se había vuelto a convertir en una hermana para mí.
-Quiero conocer a tus padre, nunca me has hablado de ellos y tengo curiosidad - me tensé aún apoyada en su pecho - Tampoco se en que trabajas durante la semana - me aparté de Edward sentándome recta - ¿No vas a contestarme? - preguntó después de minutos en silencio.
-Tengo miedo - susurré bajando la mirada.
-¿De que, cariño? - me acarició el cabello cariñosamente.
-De que te alejes de mi cuando sepas la verdad - pude ver como fruncía el ceño acercándose más a mi.
-Hey - susurró alzándome el rostro - ¿De qué hablas, Bella?
-De mi familia, de mi vida... Cuando sepas todo puede que te decepciones bastante.
-No te entiendo.
-Yo no soy de una familia adinerada, Edward. Hace unos dos años, mi padre tuvo un accidente, antes de que eso ocurriera Charlie trabajaba de jefe de policía pero como quedó en silla de ruedas no puedo continuar. Bueno no quiso continuar - me callé respirando hondo - Renee, mi madre, nunca había trabajado no tuvo necesidad pero cuando empezamos a pasarlo mal no tuvo más opción. Meses después perdimos la casa y yo tuve que dejar la universidad y trabajar. - Edward tenía la mandíbula apretada, escuchando atentamente - Encontré... encontré trabajo en la empresa de limpieza, trabajo allí de lunes a viernes. Cuando me preguntaste porqué no iban mis padres a la reunión te dije que era complicado. Ellos adoran a Peyton pero no tienen tiempo para encargarse de ella como debe ser y a mí no me molesta en absoluto cuidarla.
-¿Y a tí? - preguntó.
-¿A mi qué? - le miré fijamente a los ojos.
-¿A ti quien te cuida, Bella? - dijo con voz profunda. Sentí mis ojos aguarse y un nudo formarse en mi garganta, intenté sonreirle pero me salió una mueca.
-Ya tengo edad de cuidarme sola. - susurré.
-Todo el mundo necesita que alguien le cuide - pestañeé intentando no derramar las lágrimas pero lo único que conseguí fue que rodaran por mis mejillas - Yo te cuidaré.
-¿Y quien te cuidará a ti? - me sorbí la nariz.
-Espero que tú, mi madre ya tiene demasiadas preocupaciones. - rió pero después se puso serio - Ahora que estamos en confesiones me gustaría contarte una cosa - le miré curiosa.
-¿El qué? - fruncí el ceño.
-No te lo quería contar antes porque no sabía hacía donde iba encaminada esta relación, ademas quería que me conocieras a mi y no al príncipe.
-¿Príncipe? - me aparté de Edward mirándolo fijamente - ¿De que estás hablando?
-Bella... - tragó saliva y se pasó la lengua por los labios, me quedé un poco hipnotizada - Soy el príncipe de Dojail y mis padres los reyes - me quedé estática observándole fijamente y dejé escapar una risita.
-Gracias, Edward - frunció el ceño confundido -Gracias por querer hacerme sentir mejor pero no hace falta que inventes esas cosas - me miró serio.
-No es ningún invento Bella - mi sonrisa desapareció ante su semblante.
¿Hablaba en serio? ¿Era un príncipe? No, él no podía ser... ¿O si?
"Todo el mundo estaba al pendiente de mi llegada en cuanto se enteraron que mi madre estaba embarazada de su primogénito"
"Teníamos a todo el mundo de cabeza"
"Espero que tú, mi madre ya tiene demasiadas preocupaciones"
"Soy el príncipe de Dojail..."
"No te lo quería contar antes porque no sabía hacía donde iba encaminada esta relación..."
"Soy el príncipe de Dojail..."
"No te lo quería contar antes porque no sabía hacía donde iba encaminada esta relación..."
"Soy el príncipe de Dojail..."
"...Dojail..."
-¿Que tú qué? - chillé mirándolo fijamente, se acercó ofreciéndome una sonrisa tranquilizadora.
-Lo nuestro no cambiará, si es lo que te preocupa - me acarició la mejilla mirándome a los ojos.
-¿No lo entiendes, Edward? - dije incrédula - Eres un príncipe y yo una chica normal, muy normal.
-¿Y? - se encogió de hombros.
-¿Cómo que "y"? Esto no es un cuento de hadas ni una película. En tu país habrá reglas, costumbres y todo eso - gesticulé con las manos desesperada - Somos diferentes.
-Tu corazón late como el mio, - me dijo arrodillandose delante de mi, que seguía sentada en el sofá - Tienes extremidades, ojos, boca... Somos iguales. Mientras no seas un extraterrestre - rió sin ganas y me miró dulcemente - Yo te quiero, Bella. ¿Me quieres?
Le miré dudosa, no es que no estuviera segura de si le quería. Sabía que le quería, pero me sentía tan insignificante a su lado. ¡Ahora incluso más que antes!
-¿Me quieres? - insistió ante mi silencio.
-Si.
-Entonces no tienes que pensar en nada más. - me besó la frente y se sentó a mi lado abrazándome y dándole a play a la película que había pausado momentos antes.
Durante los días siguientes estuve como ausente, incluso Charlie me preguntó que me ocurría. No había vuelto a ver a Edward pero habíamos hablado por teléfono o por mensajes de texto. Necesitaba desahogarme con alguien pero no sabía si podía contarle a Kate que Edward era príncipe así que solo le dije que era alguien MUY importante. Aun así, su respuesta me sorprendió.
-Ya se que es un príncipe, me lo ha contado Josh - dijo tirándose en mi sillón - Bella, no pienses en eso solo disfruta de él.
-Kate, es un puto príncipe. ¿De verdad crees que, en el hipotético caso de que esto fuera más serio y me presentara a sus padres, estos me aceptarían? - rodó los ojos un poco exasperada.
-Que les den a todos, ¿él te quiere? - preguntó mirándome fijamente.
-Es lo que me ha dicho - susurré sonrojada.
-¡Entonces, ya está! - alzó los brazos al cielo dramáticamente, suspiré cansada. ¿Porque todo tenía que ser tan difícil? ¿O era yo la que lo complicaba todo?
.
.
.
-Quiero verte - le dije.
-Lo se cariño. ¿Qué te parece si voy a buscarte? - sugirió.
-¿Si? De acuerdo - exclamé demasiado feliz para pensar.
-Hasta ahora.
-Adiós. - colgó, metí el móvil en mi bolso y me cambié rápidamente de ropa. Cuando estuve lista caí en la cuenta de algo: Edward nunca había venido aquí. ¿Cómo llegaría?
Estaba pensando en bajar las escaleras rápidamente y esperarle unas cuadras más adelante cuando sonó el timbre.
-¡Yo voy! - avisé.
Al abrir la puerta me encontré de frente a Edward que tenía el ceño fruncido. Contuve la respiración alarmada, ¿cómo había llegado hasta aquí?
-¿Q-qué haces aquí? - tartamudeé.
¡Hola mis amores!
En agradecimiento a mi primer voto os dejo un capítulo nuevo! Espero que os guste y otro voto no estaria mal, eh. jejejejejeje. Por cierto, esta historia no esta acabada asi que acepto sugerencia para el futuro, que os gustaria que pasara? Os espero, a vosotr@s, vuestros votos y vuestros comentarios!!!
Muchos besos y ¡nos vemos!
Sayna C.
|