LOS PERSONAJES PERTENECEN A STEPHENIE MEYER, LA HISTORIA ES MÍA
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"Capítulo 4"
Me abrigué más a mi chaqueta y caminé más deprisa. Era miércoles, hoy había salido más temprano de mi turno y aproveché para buscar otro trabajo. Peyton había comenzado las clases, ya estaba matriculada pero aún había que terminar de pagar la matrícula y comprar los libros.
Al pasar por un escaparate vi un cartel que decía: "Se necesita camarera/o". Miré el establecimiento y me dí cuenta de que era un Starbucks. Decidí entrar y preguntar, total, no perdía nada. Me acerqué al mostrador y pregunté a la chica que servía.
-Hola.
-Hola - contestó terminando de servir el pedido y diciendo - Siguiente.
-Perdona, estoy interesada en el puesto de camarera - me miró extrañada pero después sonrió.
-CLaro, déjame y llamó al encargado - se giró y cogió un teléfono que estaba en una mesita y habló.
-¿Bella? - me giré para ver a una chica de cabello muy rizado y negro, ojos marrones y bajita. Estaba con un chico alto y esbelto, guapo, rubio y de ojos castaños - ¡Cuanto tiempo!
-¡Maysun! No te veía desde... desde hace años. - nos abrazamos y me presentó al chico con el que iba, que resultó ser su novio.
-Este es Adam, cariño ella es mi mejor amiga del instituto.
-Encantado de conocerte - me dio un beso en la mejilla que le devolví.
-Igualmente - sonreí.
-Señorita, - me llamó la chica del mostrador - El encargado vendrá en un momento - me dijo amablemente, asentí.
-¿Para qué quieres hablar con el encargado? - preguntó Maysun.
-Estoy buscando trabajo.
-Oh - comprendió.
-Y si es tu mejor amiga, ¿porque habeís estado tanto tiempo sin veros? - preguntó curioso Adam.
-Bueno creo que todo se juntó, ¿no? - rió mirándome - Yo me fui a estudiar a Londres, ella se quedó aquí y como sabes la universidad te exige mucho. Aún así nos mandábamos algún que otro e-mail pero hace más o menos un año que no recibo ni un mísero "Hola" - me recriminó pero con una sonrisa, la miré con disculpa.
-Han pasado muchas cosas, Maysun.
-Señorita - me giré para encontrarme con un hombre joven, peli-negro, alto y de ojos negros - Soy Paul, el encargado.
-Isabella Swan - le tendí la mano - Estoy buscando trabajo...
-De camarera, si. - sonrió y extendió la mano hacia una puerta - Si pasas por aquí te haremos una entrevista - asentí, miré a Maysun.
-Me alegro de volver a verte.
-Yo también - dijo alegre - Mira, - rebuscó en su bolso y sacó un boli - ¿Adam, tienes papel? - este rebuscó hasta encontrar un trozo de papel arrugado y se lo tendió. - Aquí tienes mi número, llámame y quedamos un día de estos.
Cogí el papel y después de despedirnos seguí a Paul a su oficina. Me preguntó por mis estudios y antiguos trabajos.
-Actualmente tengo dos trabajos - le conté, frunció el ceño - De lunes a viernes trabajo hasta las seis de la tarde en la empresa ADLAD...
-¿ADLAD? - preguntó curioso.
-Asistentas de Limpieza a Domicilio - expliqué.
-Ah. ¿Y el otro trabajo?
-Los sábados por la tarde-noche trabajo de camarera en un Pub - volvió a fruncir el ceño.
-Entonces, ¿cuando pretendes trabajas aquí?
-De lunes a viernes puedo trabajar a partir de las seis o los sábados por la mañana y los domingos jornada completa. - dije desesperada, sabiendo que se iba a negar.
-Si te diera el trabajo para digamos... durante la semana, terminarías más o menos a las doce de la noche - me explicó.
-No importa - me apresuré a contestar.
-Isabella... Si trabajas tanto acabarás agotada y no rendirás bien.
-Pues puedo trabajar durante el fin de semana. Los sábados y domingos. Por favor, necesito el trabajo. - me miró con lástima durante unos segundos, suspiré y me levanté, no quería su lástima - Gracias por todo.
-No he dicho que no te lo vaya a dar - se levantó también.
-No hace falta que lo digas - abrí la puerta.
-Tendrás que estar a las 8:00 en punto aquí, los sábados hay mucho trabajo así que terminarás a las 14:00. Y los domingos puedes venir a las 12:00 y terminarás a las 17:00.
-Lo dices en serio - le miré incrédula, me sonrió.
-No me decepciones, Isabella. -asentí y salí del despacho después de organizar todo el papeleo.
Al llegar a casa me bañé y me puse el pijama. Después me dirigí a la cocina donde encontré a Peyton haciendo la cena.
-Hola.
-Ah, hola. ¿Cuándo has llegado? - alcé las cejas.
-Hace ya rato, ¿no me has oído? - me extrañé. Sonrió y me señaló los auriculares que tenía en la mano. - Ah, Ya. - me acerqué a ayudarla con la cena.
-He hablado con la directora
-¿Qué te ha dicho? - me interesé.
-Quiere que opte por una beca.
-¡Eso es maravilloso, Pey! - la felicité.
-Verdad que si. Tenemos que hacer un examen y después una especie de entrevistas personales. La primera convocatoria es en diciembre. No todo el mundo puede optar por la beca.
-Lo se, has tenido mucha suerte - le abracé.
N/A: Pensaba dejarlo aquí pero he dicho: "Sería ir demasiado lento" Así que... ¡Seguimos!
Llevaba seis semanas trabajando en Starbucks, tiempo suficiente para cobrar y pagar el resto de la matrícula de Peyton y comprarle los libros.
Hace una semana me habían subido el sueldo y yo había decidido dejar el trabajo en el bar. Cuando se lo conté a Kate me felicitó y me dijo que se alegraba por mi. Trabajaba durante viernes,sábado y domingo en el Starbucks pero aún mantenía mi trabajo de limpiadora.
-¿Cuál es tu nombre? - le pregunté al chico de enfrente de mi.
-Ángel.
Escribí su nombre en el vaso y le pregunté a su compañera. Después les puse los Frappuccino y se los dí.
-Siguiente.
-Quería un Frappuccino - me quedé helada, era cierto que no había pensado mucho en él pero había ocupado todos mis sueños y ahora lo tenía delante de mi. Reaccioné al darme cuenta de que estaba esperando.
-Lo siento - me disculpé avergonzada - ¿De que lo quieres?
-De café. ¿Y tú? -entonces me di cuenta de que iba acompañado de una mujer de cabello negro, ojos azules y cuerpo menudo.
-Un chocolate caliente para mi y Frappuccino para Jasper - le dijo pendiente de su móvil. - Edward, ahora vuelvo.
-¿Dónde vas? - le preguntó.
-Jazz está solo en el coche. Me voy con él no vaya a ser que le pase algo. - se rió y se fue.
Me dí la vuelta rápidamente y preparé los vasos.
-Yo te he visto antes - me dijo cuando dejé dos vasos delante de él.
-¿Ah, sí? - pregunté nerviosa. Se me quedó mirando mientras preparaba el chocolate caliente.
-¡Claro! - chasqueó los dedos - Tú eres la camarera.
Me puse tan nerviosa que acabé tirando el chocolate por el mostrador, salpicando un poco la camiseta que llevaba.
-Lo siento, lo siento, lo siento - me apresuré a limpiar la mesa y a salir para intentar limpiar la camiseta.
- No pasa nada - se apartó aún más de la mesa. Menos mal que no había más gente detrás de él - Al parecer siempre acabo empapado cuando estoy cerca de ti, y siempre acabas limpiándome - nos reímos suavemente.
-De verdad, lo siento - de nuevo me quedé prendada de sus ojos.
-Podrías recompensarme - se acercó más a mi.
-¿Cómo? - susurré deslumbrada.
-Ven conmigo a comer.
-Mi turno no acaba hasta las 14:00. No...
-Sí - insistió - Paso a recogerte más tarde. Podríamos ir a un restaurante que está al final de la calle, ya veremos después. - sonrió. Cogió lo que quedaba del chocolate (que era bastante) y los otros dos vasos, y dejó un billete de 50 dólares en la mesa.
-Tú cambio - le dije cuando se dispuso a irse.
-No importa - y desapareció.
Me quedé estática durante no se cuantos minutos. Era más guapo de lo que recordaba, sus ojos, su cabello, su sonrisa...todo era mejor a la luz del día. Nunca pensé que lo volvería a ver y ahora tenía una cita con él...
Espera...¡Tenía una cita con Edward! ¿Porque era una cita, no? Me pasé la mano por el pelo en vano, ya que lo tenía en una coleta. Estaba nerviosa, no sabía como comportarme. Hacía tanto tiempo que no quedaba con un chico que me sentía una completa principiante.
-Isabella, ponme este pedido, por favor. - me dijo Jennifer sacándome de mis pensamientos - A entrado un grupo de turistas y necesito ayuda - me señaló la cola que se había formado en unos instantes.
Me dispuse a hacer el pedido que me había dado Jennifer, pero cuando iba a poner el granizo este se había acabado.
-Jenny, se ha acabado el granizo. Voy a recargarlo, vale.
-Vale, date prisa.
Después de rellenarlo y esperar unos minutos le dí el pedido y me dispuse a atender a otro. Los turistas eran franceses y su inglés no era muy bueno pero yo sabía francés así que hablé con ellos en su idioma.
-Merci - me agradeció el último.
-De rien - contesté.
-Uff, hacía tiempo que no teníamos tanto trabajo - se apoyó en la mesa. Me froté la casa asintiendo y miré la hora.
Las 13:55.
-Voy al baño.
Cerré la puerta y me miré en el espejo. Cogí el peine de mi bolso y me peiné lo mejor posible e intenté maquillarme un poco: lápiz de ojos y protector labial. Suspiré y salí de nuevo después de coger mis cosas. Al salir no le vi fuera y me entristecí un poco.
-Me voy - le dije a Jennifer, esta asintió y continuó con lo que estaba haciendo.
Al traspasar la puerta choqué de lleno con Edward, que me miraba sorprendido primero y con picardía después. Acercó el rostro a mi mirándome con una sonrisa.
-¿Intentando huir? No soy tan horrible.
-Re-realmente no creí que fueras a venir - le confesé.
-Tienes que saber una cosa de mi, cariño. Siempre cumple lo que prometo y como puedes comprobar he venido. ¿Vamos? - me indicó el camino.
-De acuerdo - sonreí.
-Y... ¿tienes novia? - pregunté directamente.
-No.
-¿Y la rubia del otro día? - pregunté desconfiada.
-Ah esa, la conocí en ese mismo momento pero no funcionó - le quitó importancia.
-¿Y la morena de hoy?
-¿Alice? - rió - Es una amiga de la familia. Ha venido a verme con su marido, Jasper. - ¡Por supuesto! y yo que estaba segura de que era su esposa o algo así y que Jasper era el hijo de ambos.
-Oh - dije sonrojándome.
-¿Qué ocurre? - sonrió.
-N-nada - tartamudeé sonrojándome más.
-Venga, dime.
-Bueno... Es que creía que Alice era tu esposa y Jasper vuestro hijo. - contesté con un hilo de voz.
Se carcajeó.
-¿Jasper? ¿mi hijo? - rió - Nació unos meses antes que yo así que creo que es un poco difícil que sea mi hijo - bromeó.
-No te burles de mi - dije fingiendo estar molesta pero una risas se escapó de mis labios.
-Vale, vale - se relajó suspirando fuertemente - ¿Y tú?
-¿Yo qué?
-¿Tienes novio?
-No - reí con desgana - No he tenido... tiempo para encontrar uno.
-Es una indirecta - me susurró.
-¡No! - exclamé alterada pero me calmé al ver su sonrisa - De verdad que no he tenido tiempo pero ahora estoy más libre.
-Y otra indirecta - me señaló.
-¡Edward! - se carcajeó arrastrándome con él.
Continuamos hablando de muchas cosas. Me contó que era empresario y que su país natal era Dojail, en Oriente. Me contó que su madre se llamaba Esme y su padre Carlisle, que tenía una hermana llamada Rosalie que estaba casada con un Inglés y tenían tres hijos. Yo en cambio no le conté mucho, no quería que supiera que trabajaba de "señora de la limpieza" ni que mi vida familiar era pésima.
-Ya no trabajas en el Pub - afirmó.
-No, ¿cómo lo sabes? - pregunté.
-Digamos que me he dejado caer un par de veces por allí y no te he visto - dijo tranquilamente. Sentí como mi corazón empezaba a latir rápidamente y con fuerza.
-Me has buscado - musité sorprendida, acercó más su rostro.
-Siempre te he buscado - me dijo en voz baja y mirándome fijamente a los ojos - Cuando te encontré te dejé escapar pero eso no volverá a suceder.
Sentí como la emoción y las ilusiones invadian mi pecho pero intenté contenerlas. Apenas nos conocíamos, no sabíamos nada el uno del otro pero había una conexión bastante fuerte entre nosotros. Acercó más su cara a la mía y cuando nuestros labios se iban a tocar mi mirada viajó por el reloj del restaurante.
¡Mierda!
Peyton me iba a matar, tenía una reunión de padres en media hora y su colegio estaba al otro lado de la ciudad.
-Lo siento, - me aparté antes de que lograra su objetivo - me tengo que ir. - frunció el ceño y se apartó. Saqué mi cartera para pagar mi comida.
-Ni se te ocurra, Bella. Yo te he invitado, yo pago.
-Puedo pagarme la comida yo misma - repliqué.
-Lo se, pero quiero hacerlo - me miró con los ojos brillantes - Quédate unos minutos más.
-No puedo, tengo una cita importante a la que no puedo faltar.
-Yo te llevo - dijo levantándose y dejando dinero para la comida.
Nos metimos en un Aston Martin, un coche obviamente caro. Me sentí cohibida, se notaba que Edward tenía mucho dinero y yo no creía en las relaciones entre distintas clases sociales.
Durante el camino al colegio de Peyton hablamos de cosas banales pero sobre todo Edward me preguntó cosas sobre mi vida.
-Mi hermana se llama Peyton.
-¿Tienes una hermana?¿Cuántos años tiene?
-Diecisiete casi. Ahora voy a una reunión de padres de su instituto - le informé arrepintiéndome en seguida.
-¿Por qué no van tus padres? Es su responsabilidad. - le miré frunciendo el ceño - No me mal interpretes, no es una crítica sino una observación.
-No te preocupes - le tranquilicé - Es que... es que es complicado, Edward - susurré sin mirarle. Se produjo un leve silencio.
-Bella, mírame - me agarró la mano - Sé que no nos conocemos prácticamente de nada pero quiero que sepas que si necesitas ayuda, que te escuchen o algo, yo estaré aquí.
-Gracias, - le agradecí de corazón - pero no quiero hablar de eso - él asintió comprensivo.
-Cuando quieras.
El resto del camino fue en completo silencio, mantuve la mirada en su rostro memorizando sus rasgos. A medida que nos íbamos acercando Edward fruncía más el ceño. Al llegar me miró con los labios apretados.
-¿Estás segura de que es aquí? - le miré extrañada.
-Por supuesto. ¿Ocurre algo?
-Este no es un lugar seguro, Bella - hizo una mueca de preocupación.
-Puedes irte si temes que te pase algo - me quité el cinturón y cuando iba a abrir la puerta me cogió del brazo.
-No me preocupo por mi sino por ti - fruncí el ceño.
-No tienes porque hacerlo, no nos conocemos de nada- bajé del coche sin mirarle pero cuando me dí la vuelta lo tenía en frente.
-No puedo evitarlo. Yo no elijo de quien preocuparme. - musitó - Bella...
-¡Bella! Llegas tarde - Peyton se acercó corriendo pero a medida que se acercaba iba amainando el paso - Hola, soy Peyton.
-Edward- se dieron dos besos en la mejilla.
-Bella la reunión está a punto de empezar.
-Si. - miré a Edward - Me tengo que ir, gracias por traerme. Me ha gustado volver a verte.
-A mi también. - sonrió - Y me gustaría que volviera a ocurrir. - se acercó más a mi y cogió mi mano.
-Pey, ves yendo yo ahora voy. - le dije, me miró cómplice y desapareció con una sonrisa pícara en los labios. Suspiré.
-Podríamos vernos el martes a la hora del almuerzo. Yo te recojo en tu casa y...
-¡NO! - medio grité - Yo trabajo el martes. Todo el día.
-Pero descansarás para comer, ¿no?
-No... bueno si pero como en el trabajo - frunció el ceño pero mantuvo su sonrisa.
-¿No tienes tiempo para comer? Si quieres...
-Edward, Edward...Yo te llamo y te digo cuando puedo.
-De acuerdo. - rebuscó en sus bolsillos hasta que encontró lo que buscaba y me lo entregó - Este es mi número, estaré esperando tu llamada.
-Te llamaré - sonreí. Edward se acercó lo suficiente para besarme pero solo dejó un beso en mi mejilla.
-Adiós - se despidió.
-Adiós - susurré.
Contuve la respiración hasta que desapareció por la calle. Suspiré fuertemente mirando al cielo. ¡Qué día Dios! A pesar de todo, me sentía eufórica y sabía que era por Edward. Sonreí y entré en el colegio para la reunión de padres.
¡Hola!
Pero aquí esta el tan esperado momento ¡se encontraron por fin! Y ya os adelanto que tengo el próximo capítulo listo solo faltan vuestros comentarios, que de eso depende tambien el rumbo de la historia.
Besitos,
Sayna C.
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