De sirvienta a princesa... ¿y luego que? (+18)

Autor: SaynaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 27/04/2013
Fecha Actualización: 19/08/2014
Finalizado: NO
Votos: 11
Comentarios: 15
Visitas: 14833
Capítulos: 9

Bella Swan trabaja en una empresa de limpieza para poder ayudar a sus padres. Charlie ha quedado en silla de ruedas después de un accidente y ya no es el padre cariñoso que era antes.

Edward es el heredero de un trono árabe, sus padres le presionan para que se case e intentando huir de las conversaciones incomodas se va a Nueva York un tiempo.

¿Cómo se unirán sus vidas? Y cuando eso ocurra, ¿el amor será lo suficientemente fuerte para las circunstancias? Registrada en Safe Creative.

Hola, os traigo a mi bebe número dos, espero de todo corazón que os guste y me dejeis comentarios diciendomelo. Disfrutar leyendo tanto como dirfruto yo escribiendo. Ademas, ¡acepto sugerencias!

¡Besos, amores y a leer!

Sayna C. 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 2: Capitulo 2

LOS PERSONAJES PERTENECEN A STEPHENIE MEYER, LA HISTORIA ES MÍA

Esta prohibida su copia y distribución. Esta registrada en Safe Creative.


"Capítulo 2"

Suspiré harto del discurso de mis padres. Siempre era lo mismo: "Que si ya es tiempo de que te cases" "Que si quiero tener más nietos" "Que si un rey necesita a su reina"

-Hijo - mi madre apoyó su mano en mi hombro - Sé que este ultimátum no te complace pero tienes que entendernos, sólo estamos viendo por el futuro del pueblo...y por el tuyo. - me dijo con voz maternal.

-Edward...- empezó mi padre.

-O me caso o me casáis. Es eso, ¿no? - apretó los labios y guardó silencio - No amo a Aasiyah*, padre.

-Solo tienes que conocerla, convivir con ella y con el tiempo...

-¿Acaso solo vosotros podéis enamoraros y elegir a la persona que queréis a vuestro lado para toda la vida? Papá tú elegiste a mamá como tu esposa pero no me permites que elija a la mía - le eché en cara.

-No te impido nada, Edward. Pero eres el heredero del trono, tienes que darle una reina y un heredero al pueblo.

-No mando sobre mi corazón - siseé.

-Tú tiempo se acaba, soy el rey y tengo que actuar como tal.

Con esas palabras salió de mis despacho y mi madre le siguió después de darme una mirada de aliento. Ellos eran los reyes de Dohail, un país árabe rico en minerales y petróleo, lo que quería decir que era un reino con bastante dinero. Yo era el heredero al trono, tenía una hermana, Rosalie, que era un año menor que yo. Se casó con el heredero del trono de Francia, Emmett Charles McCarthy II a los 17 años y ya tenía 3 hijos.

Se había casado joven porque, tradicionalmente, los príncipes y princesas de Dohail se tenían que casar a los 17 años. Yo ya tenía 24 y seguía soltero hecho que preocupaba a mis padres y los había orillado a darme un ultimátum: O encontraba a la mujer adecuada en menos de 6 meses o me casaba con la mujer que ellos habían elegido, Aasiyah.

Aasiyah era hija del ministro de fomento de Dohail. Había estado estudiando en el extranjero y hacía poco más de dos años que había vuelto para casarse con un buen hombre, como era tradición en su familia. ¡Y qué mejor hombre que el príncipe del país!, oígase el sarcasmo.

Que Aasiyah hubiese mostrado una mínima de interés en mi motivaba a la constante presión que ejercían mis padres sobre mí. Durante el próximo mes y si era posible el siguiente , tenía pensado pasarlo en Estados Unidos y hacer de paso un seguimiento de algunos negocios del país. Me sentía ahogado en mi casa y pretendía irme dentro de cuatro días y nada ni nadie me lo iba a impedir.

Días después...

Me encontraba ya instalado en mi apartamento de Nueva York. Había llegado ayer en la noche y había descansado lo suficiente. Sonó el teléfono de la casa.

-Edward, ¿dónde estás? - me preguntó directamente mi amigo.

-En casa, dónde quieres que esté - le dije con ironía - me estas llamando al fijo, Josh - oí su risa al otro lado de la línea.

-Al grano, salgamos hoy - me dejé caer en el sofá perezosamente.

-No me apetece.

-No seas aguafiestas, así no encontrarás a tu chica ideal a tiempo - gruñí molesto. "¿Es que no podía descansar ni un día de ese tema?"pensé.

-¿Quién?

-Tú, Riley, Kellan y yo. ¡Los cuatro mosqueteros! - se rió él solo de su gracia durante casi dos minutos seguidos. Esperé en silencio a que se le pasara la tontería mientras sacaba la ropa que me iba a poner - De acuerdo - risa - vale, vale - carcajada - Vale, ya. Dios, que risa.

-¿Ya? - pregunté poniendo el manos libres para quitarme la ropa.

-Si, ya está - suspiró fuertemente - En media hora pasamos a por ti, pero trae tu coche, ya sabes por si acaso - me lo imaginé moviendo las cejas insinuante y rodé los ojos.

Me bañé, me cepille los dientes y me afeité en tiempo record. Al terminar me puse un pantalón negro con una camisa gris que tenía los dos primeros botones desabrochados y una chaqueta de vestir negra.

Al cabo de unos minutos llamaron diciéndome que bajara. Revise que estuviera todo bien cerrado, conecte la alarma y en cuanto salí tenía a un guardaespaldas detrás de mi y a otro en un coche negro aparcado detrás del mio. Bufé y rodé los ojos desesperado y resignado a la vez.

Cerca de mi auto estaba el descapotable de Josh en el que estaban él y Riley, un chico rubio de ojos azules y que una chica calificaría como "macizo". En otro coche estaba Kellan, cualquiera que lo viera se cagaria de miedo y no se equivocarían. Era alto - casi dos metros - musculoso, ojos negros pero cabello rubio y era buen parecido, digo yo. Aun así, si le provocabas podrías acabar mal gracias a sus palabras mordaces y sus manos gigantes, pero cuando lo conocías te dabas cuenta de que era un buen tío.

Josh, en cambio, era todo lo que uno no se esperaba de su nombre. Generalmente, cuando oyes el nombre de Josh te imaginas a un chico a lo Ken; rubio, ojos azules o a un tipo whisky de cabellos negro como el carbón y ojos oscuros. Pero no era ni rubio ni moreno.

Era pelirrojo.

Si, pelirrojo y de ojos verdes al igual que yo. Eso sí, no era tan alto rondaba el 1.70-1.75. Tenía una alegría y un carisma que sorprendía a la gente, sobre todo a las chicas. Siempre veía el lado positivo de las cosas.

-Menos mal, pensábamos que te había tragado el armario - rió mientras ponía en marcha el coche - Tio, tardas en arreglarte más que una mujer. Tal vez seas de la otra acera y no lo sabíamos. - me miró divertido mientras le fulminaba con la mirada - Eso explicaría porque no tienes novia oficial a los 24 años siendo hijo de padres exigentes. Espero que no te enamores de mi.

Entré en mi Aston Martin dando un portazo. Aferré el volante con fuerza y me dispuse a tranquilizarme, en ocasiones, Josh me sacaba de quicio. Condujimos por la ciudad hasta llegas a un local llamado "El séptimo cielo". Había bastante gente dentro así que nos costó encontrar una mesa vacía. Estuvimos hablando de todo y nasa, también hablamos sobre mis padres pero zanjé el tema lo más rápido que pude. como una hora después se acercó una camarera con una libreta.

Tenía el pelo negro con mechas azules y ojos castaños. Era menuda, pechugona y bonita, tenía un piercing en la nariz y los labios pintados de rojo.

-¿Qué desean? - dijo amablemente.

-Tu nombre estaría bien - atacó Josh.

-Kate ¿Qué van a tomar? - dijo más seca. Le dijimos nuestros pedidos pero Josh no se rindió y siguió preguntándole cosas, ella simplemente le respondía con palabras cortas.

-Podrías darme tu número - sugirió él.

-No.

-Ah, ya. Quieres el mio, ¿no? - sacó una tarjeta de su bolsillo y se la extendió. Kate le miró y después se dio la vuelta largandose. Estuvimos riéndonos de él durante minutos - Reiros, reíros. Pero el último, ríe mejor - dijo con una sonrisa malvada y calculadora.

Miré a mi alrededor esperando encontrar a una mujer hermosa, una perfecta para mi. Vi varias que me estaban mirando, gente bailando, sentada hablando o en la barra tomando algo. Me fijé en una mujer que estaba sentada en ella tenía el pelo por los hombres, era rubia y de cuerpo escultural. Llevaba un vestido de color verde de tirantes por las rodillas, que a partir d la cintura caía libremente.

La miré mientra hablaba por teléfono, era una mujer hermosa con todo en su sitio, sus piernas eran largas, cintura pequeña y pechos grandes, sus labios eran finos y rojos. Nuestras miradas se cruzaron por un segundo y me sonrió, le devolví la sonrisa levantándome para ir a su encuentro.

-¿Dónde vas? - preguntó Kellan con una sonrisa pícara, sonreí de lado.

-De caza, amigo.

Cuando estaba por llegar a su lado vi como dejó el teléfono de lado y se sentó mejor.

-Hola.

-Hola - me senté a su lado muy cerca - Toma - me extendió un vaso que tenía cerca pero lo rechacé enseñándole el mio.

-¿Qué haces aquí tan solo? - preguntó con gesto sensual.

-Buscar a mi media naranja o diversión - respondí pícaro.

-Me gusta la diversión - se acercó más a mi.

-¿Sin compromiso?

-Sin compromiso. - sonreí complacido y tomé un trago de mi bebida.

-Edward - extendí mi mano.

-Irina ¿Quién eres? - por un momento me tensé pero después me di cuenta de que no sabía quien era en realidad.

-Edward Masen, empresario.

-Irina Denali, abogada. -continuamos con nuestras manos unidas, acariciándonos mutuamente.

-¿Porque estas tan sola, Irina? - sonrió y se acercó a mi. Me besó en los labios primero lentamente y después con pasión. Nos separamos para respirar y en eso sentí algo frío recorrer mi espalda. al girarme me encontré a un hombre con expresión apenada y el vaso que sostenía vacío.

-Lo siento - me dijo - De verdad que no era mi intención - dijo con acento algo afeminado - Buscaré a alguien que te limpie un poco, cariño.

Pestañeé al darme cuenta de que estaba coqueteando conmigo a pesar de que hace segundo me había tirado la bebida en mi espalda. Vi como Mark, mi guardaespaldas se acercaba pero con un gesto lo detuve, no era para tanto.

-Deberías mirar por donde vas - nos has interrumpido, idiota - le dijo Irina.

-Note preocupes, no pasa nada - intenté tranquilizarla.

-¿Que no pasa nada? Este maldito mariposón te ha manchado la camisa, nos ha interrumpido y encima te ha echado los tejos.

-Un, gracias - respondió el rubio - Me llamo Jackson Miurh, un gusto a los dos.

Irina hizo una mueca mientras que yo solo intentaba que no se me mojaran los pantalones.

-¡Bella! - gritó Jackson - Una de mis chicas te limpiará eso y tendréis bebidas gratis durante toda la noche. - alcé una ceja con si comentario.

-¿Puedes hacer eso? - pregunté nada convencido casi jactándome.

-Soy el dueño, puedo hacer lo que quiera. ¡Bella!

En eso llegó una muchacha de unos 20 años, cabellos largo y castaño en una coleta, ojos chocolates, labios carnosos y rojos. Tenía un cuerpo esbelto y de estatura alta, alrededor de 1.70.

-¿Si, Jack? - dijo con voz cansada.

-Atiende a estos señores, márcales con el cuño, tienen bebidas gratis toda la noche. Y si puedes encontrar algo con lo que limpiar el desastre que he montado aquí sería perfecto. - le dijo señalándole mi camisa, ella al verla suspiró sonoramente y asintió. Cuando estaba a punto de irse Jackson la llamó de nuevo - Alegra esa cara no vayas a poner tristes a los jóvenes.

Ella intentó sonreír pero solo le salió una mueca, fue a por un trapo que mojó con agua y se acercó de nuevo. Me entregó el pañuelo y mientras me limpiaba con la ayuda de Irina, Bella buscaba algo en los cajones. Cuando lo encontró se dio la vuelta y sus ojos se cruzaron conmigo por primera vez y fue como si se acabase de percatar de mi presencia.

Me miró fijamente durante unos minutos, como si la hubiera deslumbrado. Alcé una ceja en señal de "¿Qué pasa?" y pareció que eso junto a las palabras de Irina la devolvieron al mundo real.

-No vamos a quedarnos aquí parados toda la noche, así que ¿te mueves? - Irina estaba resultando mucho más desagradable de lo que imaginaba.

Bella se acercó y cogió la mano a Irina marcándola con la palabra "Free". Después sentí como una corriente eléctrica recorrer la zona que estaba en contacto con su piel y al parecer ella también lo sintió porque me soltó inmediatamente.

-¿Qué tomaréis? - preguntó sin mirarnos.

-Yo un Martini, ¿y tú, Edward? - me preguntó intentando recuperar la complicidad pero no estaba por la labor, me interesaba más esa chica de morena y de aspecto cansado.

-Un whisky en las rocas. - Miré como sus caderas se balanceaban lentamente mientras hacía su trabajo. Irina hablaba sin parar pero no estaba escuchándola, realmente solo asentía.

-Aquí tienen - nos dió las bebidas y se fue a atender al otro extremo de la barra.

-¿Entonces qué?¿Nos vamos? - preguntó Irina una vez nos tomamos las bebidas.

-Porque no me das tu número y ya te llamaré - la miré viendo su cara de incredulidad - Ahora mismo se me han ido las ganas de fiesta - le señalé mi camisa mojada.

-Pero...

-No te lo tomes a mal Irina, pero me quiero ir a casa...SOLO - enfaticé, apretó los labios y me dio una sonrisa forzada. Cogió una servilleta en la que anotó su teléfono. Me lo metió en el bolsillo mientras me daba un beso en la comisura de los labios.

-Llamame, no lo olvides - vi como se dirigía a la salida moviendo sus caderas provocativamente. Me giré de nuevo a la barra buscando a la morena pero no la vi. Pedí un refresco para que no se me subiera el alcohol a la cabeza pero no me atendió ella. La busqué alrededor del local por si estaba atendiendo alguna mesa pero no la vi por ningún lado. Volví a la mesa de mis amigos donde estaban Josh, Riley y una rubia a su lado.

-¿Y Kellan? - pregunté sentándome en el sillón.

-Bailando - me contestó Josh ya que Riley estaba ocupado chupándole la campanilla a la rubia.

-¿Quién es esa? - señalé con la barbilla en dirección a la parejita.

-No lo sé ni me importa mientras Riley no se mosquee por no haber mojado. - se encogió de hombros.

-¿Tú no tienes chica? - le pregunté dejando el vaso vacío en la mesa. sacó un papel con un número de teléfono apuntado y me lo restregó por la cara con una sonrisa triunfante.

-El que ríe el último, ríe mejor - me reí con él. Josh podía ser realmente pesado cuando quería una cosa y en esta ocasión, quería a Kate, la camarera . ¿Dónde estabas antes? Te perdiste mi jugada maestra.

-No me digas que le has seguido por todo el local rogándole - ¡no podía ser tan patético!

-¡No, como crees! L esperaba en la barra donde daba los pedidos y hablaba con ella - apoyé un brazo en el respaldo del sillón y le miré durante unos segundos. Me acabé cansando y rodeé los ojos - ¿Qué?

-Nada, nada

Miré a la pista y vi una cabellera marrón, me erguí imperceptiblemente del sillón intentando ver su rostro. Pero cuando me iba a levantar para dirigirme a ella se giró permitiéndome ver su rostro. No era ella.

-¿Y tú?¿A quién has deslumbrado hoy? - sonrió pícaro.

-He estado hablando con una chica que estaba muy buena y me ha dado su número.

-¿Y porqué estás aquí? Llévatela a casa - tenía que admitir que Josh había sonado un imbécil.

Ignoré su comentario.

-Peor no le presté demasiada atención. Había una camarera preciosa, las únicas palabras que

crucé con ella fueron que iba a pedir pero...

-¿No estarás intentando robarme a la chica, no? - me interrumpió frunciendo el ceño.

-OTRA camarera - aclaré - Era guapa pero no solo eso me llamó la atención, había algo en ella que...era como si...veía que... - balbucee - No se como explicarlo, Josh - le miré a los ojos - pero sentí que era ella. Aunque te parezca una locura ya que no se ni su apellido - me miró pensativo.

-Así que te has pillado por una camarera que no conoces...¿Es una moda? - lo miré extrañado - Porque a mi me pasa exactamente lo mismo - se carcajeó, rodé los ojos y sonrió - Volveremos otro día, mañana si es posible, no puedes ser porque es domingo, - pensó en voz alta - pues el otro o el otro y encontraremos nuestros amores perdidos - dijo dramáticamente.

-No te pases - le señalé con el dedo.

Más tarde Kellan y Riley se habían ido a sus casas acompañados de sus chicas y Josh y yo nos habíamos ido solos. Ya en la cama no pude dejar de pensar en Bella ni un minuto.

La encontraría.

Porque era ella.


Hola,

aquí el segundo capítulo de esta historia. Espero que os haya gustado porque estoy muy emocionada con esta historia.

Nos vemos!

Besos,

Sayna C.

Capítulo 1: Capitulo 1 Capítulo 3: Capitulo 3

 


 


 
14960651 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11045 usuarios