Diario de una mente

Autor: FICQUITO
Género: + 18
Fecha Creación: 19/04/2018
Fecha Actualización: 07/05/2018
Finalizado: NO
Votos: 1
Comentarios: 4
Visitas: 13722
Capítulos: 8

Los Cullen reciben un libro, no saben quién lo ha enviado; sienten curiosidad y deciden leerlo. En Phoenix vive Isabella, una adolescente de 16 años quien vive su vida con mucha dificultad, sin saber que sus pensamientos, están siendo leídos por una familia de vampiros. (Aclaro que el libro NO es crepúsculo)

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Capítulo 3: Abrir

Hola a todos, aquí con el segundo cap. Debo advertir que contiene una que otra escena fuerte. Me gustaría aclarar que el recuerdo no es un flash back, ya que va a la par con la realidad. Espero no sea demasiado complicado y logren disfrutarlo.

DISCLAIMER: Crepúsculo y todos sus personajes pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos.

El texto en negrita: pensamientos de Isabella, el contenido del libro.

El texto normal: comentarios de la familia Cullen

Cursiva y negrita : recuerdo de Isabella


Capítulo 2: Abrir... Leyó Rosalie

A mi madre se le olvidó comprar un conjunto de lencería que había visto, yo no quise acompañarla, con una vez que pisara esa tienda ya era más que suficiente, ella se levantó y me miró preocupada.

- No me moveré de aquí, te lo aseguro - le prometí
- Está bien, sólo promete... Prométeme que te quedarás aquí hasta que vuelva - insistió. Puse los ojos en blanco.
- Si mamá lo prometo, ve tranquila que aquí te espero - dije mirando por la ventana que estaba al lado de nuestra mesa, la oí suspirar.
- Está bien no tardaré ¿Te compro algo? - preguntó esperanzada, pensando tal vez que me podría engañar con eso, pero yo sabía perfectamente a lo que ella se refería. La mire con una media sonrisa.
- No mamá, gracias - ahora fue su turno de rodar los ojos.
- Está bien - se fue o eso creía ya que apenas pasaron unos segundos le oí gritar:
- ¡¿SEGURA QUE NO QUIERES LENCERÍA?!

Emmett se calló del sofá en el que estaba sentado, riéndose a carcajadas e imaginándose la cara que pudo haber puesto Isabella, Edward no pudiendo resistir también se comenzó a reír junto con Jasper. Alice y Rosalie solo sonreían y Esme y Carlisle negaban con la cabeza sonriendo levemente.

Abrí los ojos muy grande ¿Cómo diablos se le ocurría preguntar eso así, aquí, con toda esa gente? de seguro nadie sabía a quién iba dirigida la pregunta pero la duda quedo disipada al instante ya que por la ira y sorpresa ¡CONTESTÉ!

Ahora todos estaban riendo.

- ¡No mamá! - al momento que me di cuenta de lo que había hecho, me arrepentí, todos me observaban, me sonrojé furiosamente. Escuché la risa despreocupada de mi madre mientras se alejaba y yo sólo pude negar con la cabeza al tiempo que me la tomada con ambas manos, pensando en lo loca que estaba mi madre. No pasaron ni veinte minutos y ya me había aburrido y cuando hubo pasado mi sonrojo decidí pagar e irme de allí.

- Eso está mal, le prometió a su madre que la esperaría - dijo Esme seria.

Quisás pudiera encontrar a mamá de camino.

Estaba oscureciendo, no podía creer cuánto se había demorado. Miré mi reloj y la sorpresa que me llevé al darme cuenta que no habían pasado veinte minutos, sino ¡¿TRES HORAS?! No era posible ¿Y mi madre donde estaba? iban a ser las nueve de la noche ¿Era posible que se haya olvidado de mí?

- No, claro que no - dijo Esme.

Si, era posible. Esme suspiró fuerte.

Ah, esta loca mujer nunca cambiaría. Pero lo que me sigue sorprendiendo todavía (aunque ya ha pasado muchas veces) es como el tiempo parece desaparecer, como veinte minutos para mí en realidad sean tres horas para los demás.

- Eso es de lo más extraño - dijo Carlisle

De seguro mi madre ya no estaba en la tienda de lencería, ella dijo que no tardaría, pero entonces ¿Dónde estaba? si han pasado ya tres horas ¿Por qué no regresó al restaurante? Me negaba a creer que se haya olvidado de mí, aunque sabía que era posible, en fin. Sólo tenía tres opciones: la primera, ir caminando a casa, esperando encontrar a mamá en ella. La segunda, esperar y ¡ya! Y la tercera llamar a mamá y pedirle una explicación y que me venga a buscar.

... Creo que llamaré.

Saque mi celular y marqué ¡demonios! Sin saldo, que suerte la mía, ahora solo me quedan dos opciones, mmm creo que opto por la primera ya que no me apetece pasar aquí toda la noche esperando a mi madre, aunque no sé por qué, pero en el fondo de mi mente esa vocecita que me previene que algo está mal me dice exactamente eso, la primera y la segunda opción están mal... oh boberías me digo, puedo llegar a casa caminando, además no tengo dinero, ni saldo en el celular. Así que ¡A la porra! Bien, entonces a casa.

- Esto no me gusta - dijo Edward repentina y sorpresivamente angustiado.
- Tampoco a mi - dijo Rosalie y luego se apresuró a seguir la lectura.

Estaba caminando por una calle pobremente iluminada y no lo digo porque sea una calle de una barrio pobre si no porque los focos de algunos de los postes de luz están apagados, más bien cuando paso por debajo de ellos el vidrio que protege la ampolleta se ve quebrado como si les hubieran lanzado piedras o algo así. No me preocupa este hecho, sé exactamente dónde doblar para ir a casa pero todavía faltan unas cinco manzanas que recorrer para llegar y ya son las diez.

Apresuro un poco el paso al notar la hora, entonces llego a una calle muy oscura. Me detengo justo ahí al no reconocer muy bien mi alrededor, pero miro hacia delante y me doy cuenta que la calle todavía no termina y que lo que yo creía que era una calle oscura era un callejón, bastante oscuro y muy ancho por lo que para pasar por delante de él me llevara por lo menos unos diez pasos y es bastante, no sé por qué pero siento como si al pasar por delante del callejón (pero no adentrarme) es como si realmente fuera a tirarme de un avión sin paracaídas sabiendo que no lo tengo.

Tomo tres respiraciones profundas para calmarme y me repito : no seas estúpida, sólo es un callejón, no hay nada ahí ¡No hay nada ahí!

- Tal vez debería hacerle caso a su instinto más a menudo - dijo Alice
- Tu no tomes ese consejo Jasper - susurró Emmett burlándose del pobre autocontrol de Jasper, este le gruñó.
- Idiota.

y con esa convicción avancé un paso pero oh ¿qué es eso? el ambiente parece cambiar como si el aire se volviera denso, más pesado y caliente pero frio a la vez.

Miro hacia todos lados tratando de descubrir el responsable de esto pero no hay nada fuera de lo normal, a menos que se consideré anormal que las calles estén practicamente vacía un Domingo a las cosi once de la noche.

-Loco - susurré bajito pero no hago caso a nada más y doy el segundo paso, esta vez nada pasa. El tercero, entonces capto algo, es como si supiera que al echar un vistazo por el callejón pudiera ver a alguien allí mirándome fijamente, sabiendo lo que pienso, sintiendo mi emociones, sabiendo lo que voy a hacer, burlándose de mí, pero a la vez mirándome con indiferencia.

- Que extraño es como si nos estuviera describiendo - dijo Edward
- Imposible, no nos conoce, en ese caso eso quiere decir que la pobre está loca - dijo Emmett

Si, tal vez pienses que estoy loca

Emmett abrió los ojos muy grande. Los demás se rieron de él, pero aun así estaban muy sorprendidos, porque era como si Isabella les estuviera hablando a ellos.

pero es lo que sentí al dar ese tercer paso, yo también lo creo, y si alguin lo preguntara no mire al callejón, tal vez sea demasiado cobarde. Cuarto paso y ya supe que no estaba loca, sentí otra presencia y esta vez sabía que sí, que realmente estaba allí, porque lo escuché, esta era muy diferente a la primera. Cuando di el quinto paso, parecía seguirme de cerca ya que podía escuchar su rápida respiración y un olor a putrefacción se coló por mi nariz obligándome a llevar mi mano derecha para taparla pero no pude hacerlo por mucho tiempo como tampoco pude dar el sexto paso ya que una mano que salió del callejón me tomo por el codo de mi brazo derecho y me adentró en el callejón oscuro.

Ahora yo también era parte de aquella horrible oscuridad. Sabía que era un hombre pero no uno de mi mente ni tampoco aquel ser que se colaba por mi habitación, este era mucho más horrible y malvado. Lo supe en cuanto me empujó hacia atrás desandando los cinco pasos que había conseguido andar y me pegó a la pared, sujetó mis brazos a mi costados para tratar de inmovilizarme y aplicó un poco de fuerza, se inclinó y susurró:

Las manos de Rosalie temblaban de miedo y rabia, tomó varias respiraciones profundas antes de continuar.

- Vamos a ver, pero ¿Qué tenemos aquí? - su asqueroso aliento se coló por mi nariz, voltee mi rostro hacia la izquierda para no tener que olerlo y ahora podía ver la calle pobremente iluminada, pero seguía sin ver dentro del callejón por lo tanto no le podía ver la cara a aquel hombre que quien sabe cuáles eran sus intenciones - ¿Acaso no te ha ensañado tu papito cuan peligroso es andar por las calles a altas horas de la noche? - siguió hablando - Oh si, es muy muy peligroso, pero no te preocupes nena, nada de esto saldrá de aquí.

Rosalie estaba furiosa y miraba al libro como si estuviese viendo a aquel hombre susurrándole al oído a Isabella.

Para ese momento las lágrimas ya corrían por mis mejillas, él me hablaba al oído ya que yo todavía tenía volteada la cara:

- Por favor suélteme - le supliqué al tiempo que luchaba débilmente para soltarme de su agarre.
- Mmm que bien hueles - dijo con voz lasciva, yo solo pude sollozar descontroladamente sin saber qué hacer y lloré más cuando su mano izquierda se coló debajo de mi camisa para tocarme el estómago. Aproveché que sólo me sujetaba con un brazo para zafarme y huir, pero él reaccionó más rápido y me dio una fuerte bofetada haciendo que mi cara volviese a la calle iluminada, muy en fondo me preguntaba ¿Por qué no había nadie que pudiera ayudarme? ¿Por qué justo ahora, las personas decidían no salir de sus casas y pasar por aquí
?

- Es lo mismo que estoy preguntándome yo ¡Maldición! ¿Por qué no hay nadie que pueda ayudarla? - rugió Rosalie, un poco descontrolada, ella sabía muy bien lo que le pasaría a Isabella.
- Tranquila bebé es posible que la historia no sea real por lo tanto nadie está sufriendo eso en realidad - la trató de calmar Emmett, pero la verdad es que ni él se creía lo que acababa de decir.

¿Tan tarde era? ¿Sería que otra vez la hora se me había pasado como tantas otras veces? parecía que así era. él siguió tocándome el abdomen y continuó susurrando palabras que para mí ya no tenían sentido, porque mi mente se había abierto.

- ¿Abierto? ¿Qué querrá decir? ese es el nombre del capítulo tal vez... - siguió pensando Carlisle pero sin perderse ni una palabra de lo que decía Rosalie.

Me daba cuenta de lo que este hombre hacía con mi cuerpo, pero a la vez mi mente se había hundido en un recuerdo: el recuerdo que hizo de mi vida un infierno.

- Oh mierda, por fin vamos a saber por qué tiene esos traumas - dijo Emmett serio, sin ningún rastro de humor en la voz, Rosalie siguió leyendo después de unos segundos.
- ¿Y si paramos o nos saltamos esta parte? - preguntó Esme interrumpiendo.
- ¿Por qué? - le preguntó Jasper.
- Es que... Puede que sea demasiado explícito y aunque me muero por saber que paso... No sé... - dijo complicada.
- Tranquila, no creo que sea tan explícita, pero si vemos que es demasiado lo saltaremos - dijo Carlisle
- Pues yo quiero saber - dijo Emmett, los demás lo miraron con furia - ¡Oigan! oigan no me miren así, jamás podría ver esto como algo excitante o morboso, pero quiero saber.
- Bueno la verdad yo también, porque es muy difícil entenderla, tal vez esto nos ayude a entender mejor la historia - dijo jasper calmando los ánimos.
- Bien - dijo Esme no muy convencida

Era mi cumpleaños.

Podía ver a todos mis amigos de aquel entonces sentados en la mesa a mi alrededor. Cumplía cinco años. Observaba mi delicioso pastel con una velita en el centro justo frente a mí. Todo estaba en silencio en mi recuerdo, pero sé que ellos realmente estaban hablando o más bien cantando. Cantándome la canción de cumpleaños feliz, mas ahora yo no los escucho, pero puedo ver sus bocas moviéndose, entonando. Pero luego todo parece ir demasiado rápido y ya no estoy sentada con esos niños, estoy sola en el baño, de puntitas para tratar de alcanzar el lavabo y lavarme las manos... Pero no puedo, porque soy demasiado pequeña.

Ahora ya puedo escuchar y logro oir como la puerta detrás de mí se abre y yo sonrío. Pensando que es mamé le digo:

- Mami, no alcanzo.

Rosalie repentinamente sollozó. Emmett trató de quitarle el libro pero Rosalie lo detuvo.
- Estoy bien - dijo con voz temblorosa.

No obtuve respuesta pero sentí como era levantada para poder llegar a la llave y lavarme. Una vez que lo hice, me di cuenta de que algo malo pasaba y que no era mi madre sosteniéndome ya que estas manos eran demasiado grandes y no me tomaban con ternura así como mamá la hacía, además de que no me bajó sino que me dio la vuelta hasta sentarme en el lavabo. En ese momento lo vi. Era el amigo de mi padre, un hombre ya mayor de unos 40 años más o menos, con barriga y dientes amarillos, me sonrío y dijo:

- Ahora jugaremos un juego. Yo sé que te gustan _ y en efecto lo hacían.

No me dejo la opción de negarme, simplemente siguió hablando y sentí la necesidad de echar a correr.

El hombre del callejón ajeno a lo que pasaba por mi cabeza notó que ya no me resistía y siguió tocándome el estómago pero entonces dijo algo que obligó a mi mente a sumergirse de nuevo en el recuerdo:

- Ahora jugaremos un juego.

El amigo de papá me soltó y dejó sentada en el lavabo por mi propio equilibrio, que no era mucho siendo tan pequeña, pero aún así, aunque no reconociera el peligro directamente, aunque no supiera cuales eran sus intenciones conmigo, supe que ese hombre no era bueno. Él fue hacia la puerta y la aseguró con el pestillo, supongo que mi instinto de supervivencia había despertado haciendo que me lanzara del lavabo al suelo cayendo sentada, había dolido pero eso no importó cuando observé con horror como aquel hombre se acercaba a mi negando con desaprobación:

- Oh no, en ningún momento te dije que podías bajarte. El juego ni siquiera a comenzado ¿Acaso quieres perder? tsk tsk tsk.

Hizo un sonido con la lengua y movió su dedo índice negando delante de mí. Luego me levantó y volvió a sentar en el lavabo.

- No quiero jugar - dije a punto de llorar. Quería irme, él pareció darse cuenta y volvió a negar.

- Jugaremos de todas maneras y no llores, será agradable, créeme.

- Oh maldito desgraciado - maldijo Rosalie con voz rota, pero siguió leyendo a pesar de la constante insistencia de Emmett por quitarle el libro.

Y entonces comenzó: su mano se deslizó hacia su bolsillo y de él sacó un pañuelo el cual puso entre mis dientes y amarró los dos extremos del pañuelo detrás de mi cabeza haciendo que fuera imposible hablar. Para ese momento gruesas lágrimas caían humedeciendo mis mejillas pálidas por el miedo. El amigo de papá metió las manos por debajo de mi pequeña camiseta y la levantó, pude sentir como el viento helado que entraba por la pequeña ventana del baño me tocaba la piel haciendo que me dieran escalofríos.

- Esto es horrible - dijo Alice.

Sólo habían pasado unos segundos desde que el hombre comenzara a tocarme el estómago y comprendí que la situación iba a la par con mi recuerdo, el hombre había levantado mi camiseta haciendo que sintiera lo fría que estaba la noche, por eso podía sentir tan real ese recuerdo, era extraño porque mi mente estaba recordando lo sucedido y sabía que debía hacer algo pronto pero no podía, estaba paralizada, mi mente y mi cuerpo no me permitían hacer otra cosa que estar allí, sin hacer nada.

- Oh dios mío - dijo Edward agarrándose las sienes.

Entonces al amigo de papá sacó mi pequeña camiseta obligándome a levantar los brazos para que saliera con más facilidad y mirándome amenazadoramente cuando no quise hacerle caso. Cuando estuve desnuda de mi cintura para arriba, me tocó los hombros y vi con horror como se acercaba a mí. Comencé a sollozar mucho más fuerte cundo sentí que me besaba en el cuello, las manos que tenía en mis hombros descendieron por mis brazos hasta mis muñecas donde las apretó muy fuerte cuando noto que lo estaba empujando para que dejara de lamerme, sentí asco hacia él y mucha rabia conmigo por no ser más fuerte y apartarlo.

El hombre del callejón también había empezado a lamerme el cuello, no podía creer que lo que me había pasado hace años y fuera la causa de mi comportamiento estuviera volviendo a pasar, parecía que aquel hombre se estaba empezando a desesperar porque como no pudo sacarme la camiseta la desgarro en el medio, haciéndole mas fácil el trabajo, me desabrochó los pantalones y me los bajo junto con la ropa interior.

- Oh por favor, que alguien haga algo - se lamentó Esme.

El amigo de papá, se fue directo a mis pequeños pantalones, los bajó junto a mis pantis de lana y mis calzoncitos del ratón Mickey, me abrió la piernas y metió un dedo entre ellas haciendo que gritara de dolor. Comencé a patalear mientras él hacía que el dolor se intensificara, grité como pude para que alguien me ayudara pero me dio un bofetada que me dejó aturdida. Me quedé callada ya que el golpe fue tan fuerte que me había tirado al suelo, no me di cuenta de que estaba en la fría cerámica hasta que lo vi buscando algo en los cajones del baño, luego vi como destapaba una botella que en ese entonces yo no sabía lo que era, pero ahora sé que era lubricante (Ni siquiera se me pasó por la cabeza preguntarme qué hacia una botella de lubricante allí... O no quise hacerlo) mientras él hacía eso yo había tratado de sacarme el pañuelo para poder pedir ayuda, sólo logré soltarlo un poco, entonces él me volvió a golpear, vertió el lubricante en mis partes íntimas e intentó penetrarme, pero no podía y dolía bastante, él intento otra vez y ahora sí que pude gritar y no importó que me cubriera la boca con la mano pues se la mordí bien fuerte y seguí gritando.

- ¡Maldito hijo de puta! - gritó Rosalie, Emmett alcanzó a quitarle el libro, antes de que ella hiciera trisas la mesa de centro, luego salió por la puerta y corrió al bosque, Emmett fue detrás de ella, los demás se levantaron.
- No, yo iré - les dijo Emmett. Fue detrás de su esposa y la encontró en medio de muchos árboles destruidos completamente. Se acercó a ella con cautela.
- Bebé, cielo, Rossie. Cálmate bebé, eso no es real, no pasó ¿Entiendes? tranquila cielo - la abrazó y la dejó llorar sin poder derramar sus lágrimas por un momento para luego volver a hablarle - Tenemos que volver cariño, los demás están muy preocupados. serénate bebé. Es sólo una historia, nada más.
Rosalie estaba más calmada no habló pero asintió estando de acuerdo con Emmett. Emmett la tomó entre sus brazos y en unos segundos estaban es casa otra vez.
- Lo siento - le dijo a Esme por la mesa.
- Oh cariño - Esme se levantó y se acercó a ella - No importa hija, ven aquí - la sentó a su lado y la abrazo consolándola con Emmett a su lado - No tienes que seguir leyendo si no quieres...
- No... Seguiré, estoy bien, no volverá a pasar. Lo prometo - dijo y logro sonreír un poco.
- Está bien - Emmett le pasó el libro junto con un apasionado beso que logró animarla un poco. Suspiró fuerte y siguió con la lectura.

Cuando me di cuenta estaba acostada en el pavimento, sin camiseta y con los pantalones y la ropa interior estaban arrugados en mis pantorrillas, sin sacarlos del todo, el hombre estaba tocándome toda y cuando reaccioné fue cuando vi como sacaba su miembro del pantalón, comencé a gritar igual que cuando era pequeña, le pegué puñetazos pero no conseguía quitármelo de encima. A los lejos escuché las sirenas de las patrullas, de seguro alguien me había escuchado, y le daba gracias mentalmente a la persona que lo haya hecho. El hombre pareció desesperarse y trató de introducirse en mi y justo cuando había logrado situarse entre mis piernas, se quedó paralizado y cayó sobre mí. Yo seguía llorando y gritando, cuando me di cuenta que alguien me lo sacaba de encima y sentí un par de brazos tratando de levantarme comencé a luchar otra vez. Me di cuenta que había muchas personas afuera del callejón con linternas y varios se acercaban. Entre el grito de algunas personas y murmullo de voces pude distinguir el llanto de mamá y a los policías que trataban de contenerla, vi a mi padre que estaba furioso y sentí que una manta caía tapando mi desnudez. Al ver a mis padres y los policías mi mente volvió al recuerdo.

Los cullen respiraron un poco más aliviados sabiendo que no habían conseguido hacer daño a Isabella, pero ¿Y cuando era pequeña?

Entonces pude ver como la puerta era aporreada por alguien y cuando cedió, mi padre entró enfurecido se le tiró encima a su "amigo" y comenzó a golpearlo, también vi a mi madre llorando y acercándose a mí, me tomé en brazos y me acunó contra su pecho. La policía llegó bastante rápido y con esas imágenes en mi cabeza perdí la conciencia cerrando mi mente al dolor, el asco, la humillación, la rabia, el sufrimiento por dos largos y eternos años.

- Ahí está la razón de su falta de memoria - dijo Carlisle. Todos tenían una expresión de enojo, pero eso no era nada comparado con la furia y dolor que se mostraban en las caras de Rosalie y Edward.
- Ese es el final del capítulo - dijo Rosalie - ¿Ahora quién?
- Yo - dijo Edward.

Capítulo 2: Traumas Capítulo 4: Locura

 


 


 
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