Sed de Venganza

Autor: Ness
Género: + 18
Fecha Creación: 13/11/2014
Fecha Actualización: 12/02/2016
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 16
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Capítulos: 57

 

Todos van a pagar, todos. Los que me empujaron al abismo, los que no me ayudaron, los que celebraron mi caída sin piedad. Son doce rostros, doce nombres que me han dado fuerza para no morir.

 

Elizabeth Masen, Eleazar Delani, su esposa Carmen, su hija Tanya, Tyler Crowley, Alec, James Hide, Demetri, Jane Demons, Aro Vulturi, su hijo Jasper y el traidor de...Edward Cullen. Ellos mataron todo aquello que algún día fui, pero no acabaron conmigo del todo, no, porque antes tengo que verlos caer. Y no habrá piedad, lo juro por mi padre...¡Lo juro!

 

Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia a Telemundo.

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Capítulo 11: CAPÍTULO 11

EDWARD POV

 

¿Qué?¿Acabo decir lo que creo que dijo?Quizás las ganas me estaban haciendo alucinar ya...

 

- ¿Qué dijiste?-dije separándola de mi abrazo y mirándola.-¿ Estás hablando en serio?¿ Estás segura...?

- No.-dijo golpeando mi pecho con el dorso de su mano.- Y si me sigues preguntando me va a entrar la cobardía y nunca más te lo voy a pedir...

Aquí estaba mi oportunidad y no la iba a desaprovechar.

- No, ven conmigo.- dije tirando de su mano para irnos al coche lo antes posible, ella quería estar conmigo y yo me moría de ganas por estar con ella.- ¿Quién dijo miedo?

- Espera Edward, tengo que ir a casa y avisar...-dijo intentando frenarme.

- No, vámonos, luego les avisas...-dije riendo, tenía la sensación de que estábamos haciendo alguna travesura. Patético, creo que era el efecto de este pueblo.

- Estás loco...-dijo riendo conmigo mientras le abría la puerta del coche para que entrara.

- Loco, pero por ti y preparate que esta noche te voy a llevar al cielo.-dije mirando la gran sonrisa que tenía en la cara.

Me subí al coche y conduje hacia el hotel del pueblo, no era uno de lujo como los de Seattle pero al menos era de 4 estrellas. Cuando llegamos la recepcionista miró con mala cara a Bella y me tomó los datos a regañadientes, al parecer no era el tipo de clientes que frecuentaban el hotel, pero debería irse acostumbrando porque Isabella Swan era mi mujer e iría a donde yo fuera.

Cuando subimos en el ascensor y llegamos a la 2º planta cogí a Bella y la cargué como si fuera una novia en su noche de bodas.

- Edward, ¿Qué haces?- dijo avergonzada mirando hacia todos lados para ver si venía alguien.

- Coge la llave de mi bolsillo.- dije sonriendo cuando vi el número de la puerta de nuestra habitación. Ella comenzó a palpar mi pantalón como podía para sacar la llave, no era consciente de lo que hacían esas pequeñas caricias en mí.

- Aquí está.- dijo con una sonrisa mirándome y haciendo sonar el juego de llaves. Sin bajarse de mis brazos abrió la puerta.

Abrí de un puntapié la puerta y entré mirando que la habitación era perfecta, romántica y moderna. No había ni grandes ventanas ni grandes vistas pero era perfecta para no ser visto, perfecto para perdernos en nuestro mundo. En el fondo estaba la cama con grandes cojines y sábanas de seda de color azul verdoso, en la parte contrario una gran chimenea con una fogata viva, un mini-bar en una esquina y unos sillones cómodos con una pequeña mesa en el centro del cuarto.

- Es perfecto.- la dije mientras ella miraba también la habitación.- Me gusta.

- Bájame ya Edward.- dijo quejándose mientras reía.- Te vas a cansar.

La bajé despacio y la abracé.

- ¿Acaso no has soñado nunca que el hombre de tu vida te lleve en brazos antes de hacerte el amor?-dije mirándola con deseo. No aguantaba más.

- Eso es cuando una mujer se casa, en la noche de bodas.- dijo acariciando mis brazos con delicadeza.

- Bueno...Pues esa noche es hoy...la primera noche del resto de nuestras vidas, la más larga...-dije mientras comenzaba a desabrochar su camisa despacio.- la más romántica...cuanto te amo...-Comencé a besarla despacio.- Pídeme lo que quieras.

Se separó un poco y me miró sonriendo con nerviosismo.

- ¡Una copa!- dijo como si se le ocurriera en esa instante.

- Claro,por supuesto.-dije extrañado dirigiéndome al mini-bar y preparando dos bourbons.- ¿Quieres embriagarte o embriagarme?

- A lo mejor las dos cosas.-dijo nerviosa.- ¿No es así el amor?¿Entregarse el uno al otro?

Me acerqué a ella despacio.

- Sí, ,me hubiera gustado haber sido yo...-dije sin pensar. Ella me miró a la defensiva casi.- Pero alguien se me adelantó, me refiero al padre de tu hijo...

- Edward, yo no quiero hablar de eso...-me cortó rápidamente suspirando hondo y dando un largo trago al bourbon.

- Tienes razón.- dije sacudiendo mi cabeza y quitándola la copa semivacía que me daba. Edward. ¿Eres idiota?¿No se te ocurre otra cosa que decir ahora?Solté las copas sobre la pequeña mesa.- Perdóname, me puse celoso, deben de ser los nervios.

Comencé a besarla de nuevo. Estaba tensa y nerviosa, debía hacer que se relajara poco a poco. Debía tomar el control, relajarme y hacer que los dos nos dejáramos llevar. Comencé a besar su cuello y volvía a desabrochar su camisa, que había abrochado cuando había ido a servir su copa. Sus pequeñas manos temblorosas comenzaron a sacar mi camiseta de mis pantalones y eso me encendió más por dentro, así que me separé y me la quité yo mismo. Se quedó mirando mi pecho como aquel día en la mina cuando estuvimos encerrados, solo que esta vez, pasó sus manos desde mi cuello y mi pecho acariciándome con dulzura haciendo que mi piel se erizara.

- Mi amor...-dije entregándome a sus caricias. Se acercó y comencé a besarla en el cuello, ella puso sus manos en mi pecho y se quedó quieta de repente me empujó y vi que respiraba agitada, como si algo la asustara.

- ¿Qué te pasa?¿Estás bien?- dije mirándola preocupado.-¿Qué ocurre?

- No pasa nada mi amor.- dijo sonriendo. Suspiré aliviado.- No pasa nada.

-¿Segura?- le pregunté. Me besó por unos segundos.

-Sí, segura.- Volvió a besarme y yo la empujé con delicadeza hacia la cama.

 

Poco a poco nos fuimos desnudando hasta quedar solamente con la sábana azul tapando nuestros cuerpos. No podía creerlo, Isabella Swan la mujer con el cuerpo más increíble que había visto nunca iba a ser completamente mía. Me sentía el hombre más feliz del mundo. No pude esperar más y con mucho cuidado me posicioné entre sus piernas para que sintiera mi excitación, todo esto sin parar de besarla y acariciarla. Tenía la piel más suave que había tocado nunca y un olor tan dulce que te apetecía saborear cada centímetro de ella.

- Ed...-dijo entre suspiros. Comenzó a moverse.- Por favor...por favor...

- Dime que quieres.-dije mientras sentía como se agitaba.- Eres mía, por fin mi amor...

Sentía su toque tenso y movía su cabeza insistentemente hacía un lado.

- Tranquila...-dije mientras intentaba tocar su costado, su cintura, su cadera, su centro...

-¡No!¡Para, para!-dijo apartándome y mirándome con lágrimas en los ojos.- No puedo, no puedo...

Comenzó a llorar con fuerza, estaba temblando de la cabeza a los pies y se tapaba con la sábana con fuerza. ¿Qué?¿Qué había hecho mal?

- ¿Qué ocurre mi amor?-dije asustado de verla tan alterada.-¿Hice algo mal?

- No puedo hacerlo Edward, no puedo...-dijo sin parar de llorar. ¿Qué ocurre?¿Por qué está así?No me había dado cuenta de lo alteraba que estaba, al contrario, creía que era porque lo estaba disfrutando.

- Es que no me deja en paz...-dijo mirando a la chimenea.- Ese hombre, ese recuerdo no puedo sacarlo de mi cabeza.

- ¿De qué hombre me estás hablando?- Empecé a temer lo peor. No podía ser, mataría a cualquiera que le hubiera hecho daño.- ¿Acaso algún imbécil se atrevió a...?

- No, pero yo no quería...te lo juro que no quería, pero era más fuerte que yo...-dijo entre lágrimas y suspiros.- No lo pude evitar.

Comenzó a llorar con más fuerza. Miles de situaciones pasaron por mi cabeza, la robaron, la secuestraron, la maltrataron, vio algún asesinato...y lo que era más probable y lo que más temía...que hubieran abusado de ella.

- Mírame Bella, mírame.- Sus ojos opacos y brillantes a la vez por el llanto fijaron su atención en mí.- Nadie más te va a hacer daño, no lo voy a permitir, no tengas miedo mi amor...Es más te prometo que no voy a tocarte hasta que confíes en mí, te voy a demostrar que el amor no duele, que mi amor no te va a hacer daño.

- Edward...-dijo acariciando mi cara.-Tú y mi hijo sois lo más hermoso que tengo en esta vida...y quiero ser feliz entre tus brazos, así que cúrame tu mi amor, cura el mal que me hicieron...porque solo tú puedes hacerlo, sólo tú, y quiero estar contigo...quiero que sea esta noche.

 

No entendía nada, solo sabía que esta mujer me necesitaba y necesitaba ser amada,y yo se lo iba a dar, porque nadie la haría sentir como quiero y puedo hacerla sentir yo. Sin poder evitarlo volví a besarla, quería sacar ese dolor con cada beso, con cada caricia, con cada latido de mi corazón...Con delicadeza volví a tumbarla y comencé a acariciar su cara como si fuera de cristal, ella misma me ofreció su cuello por lo que sin prisas comencé a besarlo lentamente, cualquier movimiento en falso podría asustarla o lartimarla. Miraba su cara y aun que estaba nerviosa reflejaba paz y seguridad nada que ver con la expresión que había tenido unos minutos atrás.

- Edward...-suspiró y me empujó contra ella por lo que nos encontramos en la misma posición de antes solo que ahora era ella quien me buscaba. Sin apartar mis ojos de ella comencé a besar se esternón, su vientre y me regodeé al pasar mi lengua por su ombligo. Vi como su mirada se oscurecía de manera considerable y vi que esa era la señal para dar un paso más. Besé sus caderas, un beso a cada lado, y me dirigía hacia su centro para recorrerlo con mi lengua.

- ¡Ahh...!- dijo sin poder evitarlo, poco a poco se relajó e incluso mantuvo mi cabeza y la apretó contra ella. Cuando no pude más, cogí el paquete plateado que había sobre la mesilla y me lo puse ante sus ojos oscuros por la pasión. Posicionándome sobre ella fui entrando poco a poco para que se acostumbrara a mi presencia, era estrecha y resbaladiza, y me hacía sentir en el mismo cielo. Cuando me introduje del todo paré y la miré, tenía los ojos cerrados y la boca semiabierta, la imagen más erótica que había visto en mi vida.

- Muévete mi amor...-me susurró mientras me abrazaba y acariciaba la espalda.

Comencé un vaivén suave y me maravillé de las sensaciones que me brindaba.

- Hum...Ed...- sus jadeos apenas la dejaban hablar pero no sabía si era de placer o de miedo. Aunque estaba disfrutando como nunca lo había hecho, una parte de mi mente no permitía que me dejara llevar del todo.

- Bella...-jadeé sin poder evitarlo cuando ella misma comenzó a alzar sus caderas para encontrarme. Era una señal, ella estaba disfrutando.

- Más...rápido...-No dejaba de contraerse contra mí. Era una auténtica diosa y me hacía sentir completo y...vivo.

Aumenté el vaivén de caderas y ella enterró sus uñas en mi espalda como toda una tigresa, seguramente me dejaría marcas.

- Ah, sí...-dijo gimiendo en voz alta. Comenzó a contraerse contra mí y gemí en respuesta cuando me di cuenta de lo poco que nos quedaba para estallar.- No pares...

- Nunca...-dije enterrando mi cara en su cuello.

Pocos minutos después Bella se agitó y llegó al orgasmo con un fuerte gemido que me hizo estallar a mí también. Caí rendido en su pecho y me concentré para recuperar el aliento.

- Te amo...-dije cuando ella comenzó a acariciar mi cabello.

- Y yo a ti mi vida...-dijo susurrando para hacer el momento más especial. Después de unos minutos en silencio la atraje hacia mi pecho y besé su cabeza. Necesitaba saber que la había ocurrido en el pasado, algo no andaba bien, algo me decía que la había destrozado la vida.- Nunca pensé que sería tan maravilloso...tenía mucho miedo de amar...y tu me curaste.- Cuando me vio callado me preguntó:- ¿Qué te pasa?¿Por qué estás tan callado?¿Acaso no te gustó...?

Miré su rostro asustado y decepcionado, ¿De veras no sabía aún lo que desatba en mí?

- No, no pienses eso mi amor...-dije suspirando y abrazándola más fuerte.- Esta ha sido la mejor noche de mi vida, pero...

- ¿Pero qué...?-dijo con intriga apoyándose en un codo para poder mirarme.

- Necesito escucharte...-suspiré para poder calmarme.- Necesito escuchar tu verdad. Si quieres que tengamos algo en el futuro necesito saber que te pasó.

Me miró unos segundo y después de respirar hondo, habló:

- Abusaron de mí.- dijo con la cabeza agachada.- Me violaron, me destrozaron la vida...y solo tenía 16 años...

Miré hacia otro lado contrayendo el rostro solo para frenar la rabia que sentía en ese momento.

- Dios mío...-dije sintiendo el dolor más desgarrador que había sentido nunca, quería torturar a esa persona que la hizo mal...quería hacerla pedazos.- Solo eras una niña.

- Si me hubieras conocido antes...-dijo sonriendo y llorando a la vez.- Yo no desconfiaba de nadie, estaba tan feliz y tan llena de ilusiones...- se limpió las lágrimas y suspiró hondo.- Era verano y yo volvía a casa después de haber ido al cine con unas amigas, de repente me di cuenta que me estaban siguiendo y trate de escapar pero...me quedé atrapada en un callejón y ese hombre me tiró al suelo...

Apreté la mandíbula y la miré fijamente.

- Dime quien fue.- no era una petición, encontraría a ese desgraciado y lo mataría con mis propias manos.- Dímelo.

- No lo sé.-dijo como si eso fuera algún lastre más allá del hecho de que la hubiera lastimado así.- Nunca pude verlo, tenía la cara tapada.- me miró fijamente.- y nadie lo sabe, ni siquiera mi padre...

- ¿Y por qué no se lo dijiste?- dije frustrado ante lo testaruda que era.

- Porque tenía miedo...yo me asusté mucho Edward, porque...-de repente un brillo especial en sus ojos despertó y sonrió con ternura.- porque descubrí que estaba embarazada.

¿Qué?¿Acaso Anthony....?No no podía ser.

- Espera, espera...Un momento.-dije intentando entender.- Entonces Anthony es...

- Sí...-dijo llorando sin poderse contener.- Es hijo de aquel hombre, pero es que yo no escogí ser madre...pero mi hijo me eligió a mí y yo no podía abandonarlo.

¿De dónde había salido esta mujer?Tuvo que caer del cielo...era un verdadero ángel.

- Eres una mujer admirable...-dije mirándola fijamente.

- Con el tiempo yo intenté recuperar mi vida y enamorarme...pero no pude- me miró rápidamente y se corrigió cuando alcé una ceja.- hasta ahora que llegaste tu a mi vida...porque tú eres el primero Edward, el único hombre que me ha demostrado que todavía puedo amar.

Se me escaparon un par de lágrimas, jamás nadie me había hablado con esa intensidad, Bella me estaba hablando con el alma y era tan limpia que parecía un pecado haberla hecho lo que la vida le había hecho.

- Y voy a ser el último...-limpió mis lágrimas sonriendo tristemente y apoyó sus brazos en mi pecho.-¿Saber por qué?Porque jamás te voy a dejar, eres la mujer más maravillosa que he conocido nunca y te amo...te amo mi amor.-dije cogiendo su cara entre las manos y besándola dulcemente.

- Yo también te amo.-dijo sonriendo después yo me puse de lado para mirarla mientras pasaba una pierna por mi cadera, su brazo sobre mis costillas y se acomodaba para mirarme de frente.

Poco a poco vi como se quedaba profundamente dormida. Me pasé la noche entera mirándola, observando las pequeñas ojeras debajo de sus ojos cosa en la que nunca había reparado, su nariz que estaba roja por el llanto, lo único que me hacía ver que estaba en paz era la media sonrisa que se dibujaba en su cara.

- Jamás vas a volver a a sufrir.-la susurré mientras acariciaba su cara con mi dedo índice.

 

Por la mañana el servicio de habitaciones trajo un desayuno a la habitación, cogí el carrito y lo acerqué a la cama. Me acerqué a ella y me puse a besarla por todos lados para despertarse.

 

- Mi amor...-dijo dándose la vuelta y emperezándose. La sábana se deslizó hacia abajo y dejó ver sus preciosos pechos y su vientre plano.

- Buenas días, dormilona.-dije sonriendo.

- Buenos días.-dijo sonriendo.

- Te traje el desayuno.- dije mientras le señalaba la bandeja.

- ¿El desayuno?-dijo extrañada incorporándose de golpe.- ¿Qué hora es?¡Dios mío, es de día!¿Edward porque dejaste que me quedara dormida?

Me reí de su cara.

- Porque te veías preciosa.-dije cogiendo una uva de la bandeja del desayuno y me la comí.

- Deja de burlarte de mí y vístete, me tengo que ir.-dijo mientras se arrastraba hacia el baño completamente desnuda.- Voy por mi ropa.

- Espera.- dije cogiendo otra uva.

- Mi amor tengo prisa.-dijo cruzándose de brazos y haciendo que sus pechos se elevaran.

Me acerqué a ella y la coloqué la uva en la boca.

- Tienes que comer.-dije sonriendo al ver que la comía gustosa.- Una minera trabaja muchas horas y muy duro.

- ¿Como anoche?-dijo mirándome con la expresión más sensual y pícara que había visto. La guiñé un ojo.

- Como anoche.-dije siguiéndola el juego.

- Comeré en casa, te lo prometo.-dijo escapándose al baño y cerrando la puerta después de darme un pequeño beso.- Vamos vístete mi amor, quiero ver a mi hijo antes de irme a trabajar.

- ¿Te he dicho que tienes el mejor trasero del mundo?¿Ese físico es por trabajar en la mina?-pregunté gritando a la puerta cerrada del baño.

- ¡Edward!-gritó de vuelta riendo.

 

 

Tras llevar a Bella a su casa y despedirnos con un beso que prometían muchas más noches como la pasada me dirigí a casa para ducharme y cambiarme de ropa. Cuando entré a casa vi a Emily, nuestra ama de llaves dando instrucciones a una chica nueva del servicio.

- Edward.-dijo cuando vio que iba hacia mi cuarto.- Mike y tu madre te esperan en el despacho.

- ¿Ocurre algo?-dije preocupado al ver su cara.

- No lo sé, pero parece algo serio.-dijo mirando hacia la puerta del despacho.

 

Me dirigí al despacho y cerré la puerta al entrar. Mike estaba sentado en un sillón mirándome con cara de odio y mi madre detrás del escritorio.

- ¿Se puede saber por qué no viniste a dormir ayer a casa?-dijo mi madre poniéndose de pie.

- Mamá, no te molestes, Don Perfecto no te va a contar las batallitas que tuvo anoche con Bella Swan.- ¿Cómo lo sabe?¿Acaso nos espió?Su actitud era muy tranquila para relajarme o aliviarme.

- No tengo que darte explicaciones, Masen.-dije cansado de que mi madre intentara controlarme.

- Bueno, nosotros a tí sí.- dijo poniendo algo en la mesa.- Ven tienes que ver esto.

- ¿Esto que es?-dije acercándome y viendo ambas fotografías. Una parecía más antigua que la otra, pero eran del mismo niño. Anthony Swan.- ¿Por qué tienes las fotos del hijo de Bella?

- Solo una es del hijo de Bella Swan, la cogí cuando fui a buscar al Tigre a su casa cuando me intentó robar.-dijo mi madre mirándome sentada y demasiado tranquila.- La otra me pertenece.

- ¿Por qué te va a pertenecer una foto del nieto del Tigre Swan?-dije mirando las fotos.

Mike se levantó y se puso a nuestro lado junto al escritorio y su media sonrisa socarrona no me dejaba más tranquilo la verdad.

- Porque ese de la foto no es Anthony Swan-dijo sacando un sobre del primer cajón del escritorio.- Toma, aquí está la respuesta a tus dudas.

 

Cogí el sobre y lo abrí. Se trataba de una prueba de paternidad,¿Qué era esto?

- ¿Acaso ahora dudas de que Anthony sea hijo de Bella?-dije molesto. Esto solo era una artimaña de mi madre para separarnos y no lo iba a conseguir. Me reí de su absurdo intento.

- Solo lee la maldita carta Edward.-dijo mi madre sujetándose el puente de la nariz.

Bajé la vista a la carta y su contenido me quedó helado. Mike se acercó a mí y riendo me susurró al oído:

- ¿Adivinas quién es el otro niño de la foto o tengo que darte más pistas?- No. Eso no podía ser. Debía de ser una broma. ¡No,no,no!- Jaque mate, hermanito.

- Fuiste tú...-susurré. Fue él. Ahora las piezas del puzzle encajaron.- ¡MALDITO HIJO DE PERRA!¡TE VOY A MATAR!

 

Y sin más me lancé a por él.  

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Hola chicas, perdonad que no haya actualizado antes, pero este capítulo es bastante largo y explica muchas cosas de la historia. Espero que os guste y que al ser un capítulo tan importante e impactante (espero) me dejéis algún comentario. A partir de aquí comienza todo, un camino que vamos a recorrer juntas. Nos leemos pronto :)

Capítulo 10: CAPÍTULO 10 Capítulo 12: TRÁILER DE LA HISTORIA ORIGINAL.

 


 


 
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