Más allá del Amanecer

Autor: RenesmeeCullenSwan
Género: + 18
Fecha Creación: 30/07/2014
Fecha Actualización: 31/07/2014
Finalizado: NO
Votos: 7
Comentarios: 7
Visitas: 5112
Capítulos: 4

Renesmee ha vivido con su familia en Montana, casi toda su vida. Al cumplir los 7 años, claro con apariencia de 18 años, quiere un regalo muy especial. Conocer Forks, el hogar que fue de su madre. Pero no solo conocerá un pequeño pueblo. Además conocerá el Amor...

 

Hola a todas, antes que nada quisiera aclarar que está historia no es mía. Esta historia la leí hace como tres años, pero al parecer la eliminaron, por eso la quiero compartir con ustedes, espero y les guste...

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Capítulo 4: Amor por ti y para ti

POV Jacob

Cada rincón dentro de mí se fue iluminando con una intensa luz, era imposible de explicar que con tan solo una mirada pudiera entregarle hasta el alma.

En un instante mi vida, mi mundo, mi tiempo, mi cuerpo, y lo más importante mi amor le pertenecían al maravilloso ser que tenía en frente.

Un segundo, solo eso basto para poner mi destino en sus manos.

—Grandioso, esto solo me tenía que pasar a mí —la escuché lamentarse mientras trataba de limpiar su blusa.
Volvió a alzar la mirada hacia mi rostro, estaba furiosa, y aun con el ceño fruncido se veía hermosa.

—¡¿No te piensas disculpar?! ¿O te vas a quedar ahí mirándome con esa cara?

Salí momentáneamente de mi conmoción, tratando de articular las palabras correctas, pero tenía demasiadas cosas en mi cabeza y quería expresarlas de miles de formas. No obstante lo único que logre susurrar fue un…

—Lo siento…

—Olvídalo, que te disculpes, no arregla nada —bufó.

Alan apareció desde un extremo de la pista, al parecer todavía no me había visto.

—¿Ey, princesa porque esa cara?, tampoco es que tarde tanto ¿o sí?

Siguió su mirada enfurecida para darse cuenta que en realidad su enojo era conmigo.

—¿Qué paso?  ¿Ya conociste a Jake?

—Sí, lamentablemente —respondió entre dientes.

—Toma bebe un poco así te relajas y me cuentas lo que paso —le dijo mientras le acercaba una bebida.

—No gracias tu amigo se encargó de darme, una cerveza gratis —musitó señalando su blusa.

—Oh… ya veo —dijo riendo.

Alan era un verdadero idiota, como se atrevía a burlarse de lo que le había pasado.

Por lo pronto debía alejar las ganas de sacarle esa estúpida sonrisa de su rostro y tenía que enmendar mi error, no podía permitir que nuestro encuentro terminara así.

Aclare mi garganta para volver a disculparme.

—Oye… Realmente lo siento y…

—¡Jake!, amor te estoy esperando —Maia apareció desde atrás tomándome por la cintura—. ¿Qué sucede?, ¿Por qué tardas tanto? —preguntó besando mi mejilla.

—Es que tu novio tiro parte de su bebida sobre mi amiga —aclaró Alan mientras paso uno de sus brazos por los hombros de la joven.

Mi cuerpo se tensó al ver su movimiento, no le quitaba los ojos de encima y una rabia me estaba consumiendo por dentro. No me gustaba nada que la tocara. Respiré varias veces para tranquilizarme no quería que pensara que era un desquiciado.

—Ups… ya veo —se rió Maia.

—Bueno Alan voy al baño a limpiarme un poco, por favor dile a Caroline que quiero hablar con ella.

—No hay problema princesa, yo le digo.

Maia tiro de mí, para que regresáramos con los demás. Deje que me lo hiciera sin protestar, aunque no quería moverme ni un milímetro de donde ella estaba.

—¿Alan donde esta Renesmee? —preguntó preocupada su hermana.

Así que se llama Renesmee, un nombre original, aunque un poco complicado —pensé para mis adentros.

—Tranquila, está en el baño, hubo un pequeño percance, y Jake derramo una de sus cervezas sobre ella.

De pronto todos me miraron sorprendidos.

—¡¡Fue un accidente!! —concluí.

—Me pidió que te llamara Caro —dijo Alan.

—Ok, enseguida vuelvo —le avisó a Seth.

—Caroline dile que en verdad lo siento.

—Se lo diré, no te preocupes Jake.

Pasaron los veinte minutos más largos de mi vida hasta que Caroline regreso, lo sé porque cada cinco minutos miraba mi reloj, una y otra vez. Maia me torturaba con sus preguntas: ¿Qué me pasaba?, ¿Por qué estaba tan nervioso?, ¿Por qué no dejaba de mirar hacia el baño de damas?, y muchas otras más. En fin estaba harto de su actitud controladora conmigo.

—¿Y tu amiga le pregunte?

Caroline se veía molesta, dijo que Renesmee se disculpaba, pero se marchaba. Eso termino por romper el poco autocontrol que tenía.

—¿Cómo que se fue? —grité mientras me levantaba.

Todos me miraron incrédulos por mi actitud, la verdad no fue nada lógica, eso saltaba a la vista, pero ya nada me importaba. Se fue… se fue… no dejaba de pensar en eso.

Maia destilaba mucho odio en su mirada.

—¿Por qué no me avisaste Caroline, la hubiera llevado a su casa? —Alan se veía muy molesto, esa era otra de las cosas que me sacaban de mis casillas, mis celos crecían a un ritmo acelerado, sobre todo cuando comencé a recordar como bailaban juntos.

—No te preocupes, tomo un taxi en la puerta hasta la casa de su tío, yo misma la acompañe –lo tranquilizo su hermana.

—Vamos Maia —le dije tomándola de la mano.

—¿Por qué?, es temprano no me quiero ir —dijo cruzándose de brazos.

—¿Ey hermano que te pasa?, ¿Por qué te vas? —quiso saber Seth.

La verdad ya no me sentía bien en ese lugar, quería salir corriendo a buscar a Renesmee. Pero debía tranquilizarme y solucionar primero algunos asuntos.

—Me siento un poco mal, los siento —mascullé—, ¿nos vamos Maia?

Después de unos minutos logre que mi novia me siguiera, nos despedimos de todos ante sus miradas confusas por mi extraño comportamiento.

Una de mis primeras obligaciones seria terminar con Maia, lo que sería muy doloroso para ella, y por supuesto ya comenzaba a sentirme muy mal por esto. Siempre temí lastimarla como sucedió con Leah y con Sam. Pensé la maldita imprimación no llegaría nunca a mi vida, sin embargo esta noche cambio mi existencia.

Lamentablemente ahora le tendría que romper el corazón a Maia.

Luego quiero encontrar a Renesmee y cambiar la impresión equivocada que le provoque.

Mi novia no dijo una palabra hasta que detuve mi coche frente a su casa.

—¿Pensé que íbamos a tu casa? —murmuró acariciando mi rostro.

Deseaba hablar con ella mañana a primera hora, quería un poco de tiempo para meditar mis palabras y herirla lo menos posible.

—No, mañana te veo —dije fríamente.

—Porque no te quedas esta noche conmigo —me susurró al oído.

En otra circunstancia, no hubiera hecho falta, que lo pidiera, ya estaríamos en su cuarto. Pero en mi cabeza solo veía esas pupilas marrones como el chocolate, los ojos de Renesmee. Hundí mi cabeza en el volante y suspire mientras cerraba los ojos.

—Por favor Jacob dime que te ocurre —exigió.

Era el momento, después de todo, siempre dicen que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.

—Necesitamos hablar —respondí sin mirarla.

Entramos a su casa y nos sentamos en la sala. Maia me miraba esperando que dijera algo. No encontraba los términos adecuados cualquier cosa que murmurara sonaría cruel. Así que disfracé la verdad.
—Recuerdas que cuando decidí darme una oportunidad, una oportunidad contigo, te dije que lo intentaríamos y veríamos como iban las cosas.

—Sí y ha sido casi un año maravilloso Jake —me sonrió.

—Para mí también créeme.

—Te creo, ¿pero a qué viene todo esto?

—A que no es suficiente para mí.

—¿Suficiente?
—No me malinterpretes, Maia, eres una gran mujer…

—¿Pero…? —me interrumpió.

—Te quiero —susurré.

—Pero no me amas —–finalizo.

—No… lo siento.

Por un momento su respiración se aceleró, y hasta creo que la vi temblar. Su rostro mostró en un principio ira para pasar luego al enojo, por un breve instante. Hasta que lentamente se fue relajando.

—¿Qué fue lo que cambio?, hasta hace unas horas todo iba bien —susurró mirando sus manos.

No podía decirle que acababa de encontrar a mi alma gemela y por eso la dejaba. Ella no sabía nada de licántropos ni imprimaciones. Ese secreto se lo había ocultado muy bien.

—Nada cambio, es solo que nunca podré ofrecerte lo que te mereces. No puedo darte migajas. No es justo para ti.

Ella todavía no quitaba los ojos de sus manos. Me sentía muy mal por dentro, era un maldito mentiroso y egoísta.

—Solo quiero que quede claro, que no es tu culpa, soy yo, no tiene nada que ver contigo —le aclaré.

Suspiro de nuevo y de repente sonrío. Eso me saco de lugar, hasta hace un momento juraría que lloraría y me diría de todo. En cambio se levantó y giro alrededor de la mesa y me abrazo.

—Te prometo que hare que todo sea como antes, me encargare se eso —murmuró.

Me aleje para ver su rostro. Era extraño pero parecía feliz.

—Maia… nada volverá a ser como antes, lo comprendes, ¿no?

—Por supuesto, eres libre Jacob. No te preocupes por mí, ya estaré bien. Solo quiero que seamos felices los dos. Y si tenemos que estar separados por un tiempo, así será.

—No es un tiempo… Es para siempre…

—Shhh… —puso uno de sus dedos en mis labios— no me hagas caso, yo solo quiero lo mejor para ti —mencionó, besó mi mejilla y volvió abrazarme.

—Adiós, Jake.

—Adiós, Maia, espero que encuentres a alguien que te haga muy feliz.

Me marche de su casa a preparar mi próximo paso… Renesmee.

—¡¡Ya era hora!! —gruñí.

—No sé si te habrás dado cuenta, pero son las cinco de la mañana, y tenía que llevar a Caroline a su casa —masculló Seth.

—Se perfectamente que hora es —dije entre dientes.

—Se puede saber que bicho te pico, ¿Jake? —dijo molesto.

—¡La imprimación! Seth, eso me pasa —grité.

—¿Qué?, no te sigo explícate.

Nos sentamos en el porche de mi casa y platicamos hasta el amanecer.

—Renesmee, ¿la amiga de Caroline?

—Si… ella —suspiré.

—Y Maia ¿Qué vas a hacer con ella?

—Ya hablamos hace unas horas le dije que no podíamos seguir juntos.

—Así no más, porque no esperaste un poco.

—¿Para qué?  Tenía que saberlo de una vez.

—Y estas seguro, ¿Qué estas imprimado?

—¡Por dios Seth! Mira no sé lo que me pasa, no puedo sacármela de la cabeza desde que la vi. Apenas intercambiamos unas palabras y ya la extraño, la necesito. Quiero verla ahora mismo. Cada vez que cierro los ojos lo único que veo es su rostro.

—Ok, ya entendí, tranquilízate —murmuró mientras ponía una mano sobre mi hombro.

—Tienes que ayudarme, habla con Caroline, ni siquiera sé dónde encontrarla.

—Está bien por supuesto que te ayudaré, pero tendrás que esperar unas horas. Supongo que las dos necesitan dormir un poco ¿no crees?

—Si tienes razón —bufé.

—Y a ti también, te hace falta pegar el ojo. No querrás que Renesmee te vea con esa cara y salga corriendo —bromeó Seth.

—Muy gracioso…

—Prometo tener noticias en unas horas, además también necesito descansar, Jacob.

—Solo trata que no sea mucho tiempo.

Seth se alejó corriendo y a los pocos metros se giró en seco para gritar.

—¿Quién es el desquiciado ahora Jake? Y se marchó carcajeando.

No pude evitar sonreír, era cierto, cuantas veces lo había molestado por su impronta con Caroline. Diciendo que se comportaba como un demente, ya que todo el día se la pasaba hablando de ella.

Trate de tomar su consejo y dormir un poco, pero no hubo resultado alguno. Pasado el mediodía tome un baño para relajarme, lo que fue imposible, cada vez que cerraba los ojos su rostro aparecía, y cada vez los recuerdos se volvían más fugaces. Tenía que verla, necesitaba verla.

Cerca de las dos de la tarde sonó mi celular, era Seth.

—Escucha Jake, ya acomode tu agenda para esta tarde —bromeó.


POV Renesmee

—Feliz cumpleaños atrasado cielo —dijo el abuelo Charlie dándome una pequeña caja.

—Gracias abuelo, pero no hacía falta que me dieras nada.

—Por supuesto que hace falta —aclaró Sue—, este es un pequeño presente, para que no olvides tu visita, y esperamos que te guste.

Abrí la pequeña caja, era un mp5, teléfono, video, mp3 todo incluido.

—Wowww, muchísimas gracias —agradecí dándoles un abrazo a cada uno.

Luego desayunamos, la esposa del abuelo había hecho una rica tarta de frutas. Eran muy buenos conmigo y me consentían mucho. Decían que era muy grato tener a alguien más en su casa. Ya que los hijos de Sue no vivían con ellos, su hija mayor, se fue a vivir Canadá, y su hijo menor, vivía solo en La Push. Pero los frecuentaba muy poco. Además mi madre era la única hija del abuelo Charlie y hace más de siete años había dejado esa casa.

—¿Y cómo te fue anoche cariño, te divertiste con tus amigos?

—Estuvo bien —suspiré encogiéndome de hombros.

—¿Bien? —preguntó extrañado el abuelo.

—Es que a mitad de la noche, un idiota me tiró encima su cerveza.

—¿Pero fue un accidente?

—Si eso creo… lo malo es que se arruino mi blusa favorita.

—No te preocupes Renesmee, después me la das y veo que se puede hacer —dijo Sue.

—Ok… Te lo agradeceré mucho.

—¿Y dime hoy que vas a hacer? —preguntó el abuelo.

—Bueno… antes de bajar llamo Caroline, quiere que pase la tarde en su casa. Veremos algunas películas.

—¿Quieres que te lleve? —se ofreció.

—No, gracias abuelo, Alan pasara por mí.

Cerca del mediodía llego el hermano de Caroline, para llevarme a su casa, el clima había mejorado, se vislumbraban algunos rayos de sol entre las nubes. Sería un lindo día.

—Bueno llegamos, dile a Caroline que vuelvo más tarde.

—¿Te marchas?

—Si… lo siento princesa pero tendré que privarte de mi compañía por unas horas.

—Será un día terrible sin tu compañía —murmuré siguiéndole el juego.

—No lo digas, que tal vez te crea, ah me olvidaba no vuelvas a hacer lo de anoche, yo tendría que llevarte a tu casa se lo prometí a tu tío, ¿recuerdas?

—Perdón, no quería arruinar tu noche, pero lo prometo no lo vuelvo hacer.

Baje del automóvil y me dirigí hacia su casa. Me recibió Lindsay, la pequeña hermana de Caroline, es muy hermosa tenía puesto un vestido verde, que contrastaba con su piel blanca, su largo cabello rubio le caía en cascada hasta su cintura, parecía una muñequita.

—¡¡Ness!! —gritó mientras saltaba a mis brazos.

—Hola, pequeño monstruo —la saludé con el apodo que le había puesto Caroline, y le di un beso en su mejilla.
—¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú?

—También, feliz de verte.

Caroline se encontraba en la cocina preparando algunos bocadillos.

—Más vale que te comportes, pequeño monstruo —le advirtió su hermana.

Lindsay le saco la lengua comenzó a brincar por todo el lugar.

Me llamo la atención la gran cantidad de comida que había preparado mi amiga. Sándwich, pizzas, hot dog, tartas y hasta un pastel entre otra gran cantidad de bocadillos.

—¿Quién se va a comer todo eso? —le pregunté.

—Nosotros.
—Y quienes somos nosotros.

—Lindsay, tú, Seth, Jake y yo.

Por supuesto que vendría su novio, ya que no se separaba de ella, pero su amigo…

—¿Y por qué viene el señor estropeador de blusas favoritas?

—¿Quién es ese? —preguntó Lindsay.

—-Renesmee, ya te aclare que fue un accidente y está muy apenado por lo de anoche. No seas rencorosa, ¿quieres?
—Ok… y su novia mirada asesina, ¿no va a venir?

—¿Mirada asesina? —se carcajeó.

—Sí, anoche mientras el señor coordinación me pedía disculpas, a su novia no le gustó nada que lo hiciera y como dicen, si las miradas mataran…

—¿Quién es el señor coordinación? —volvió a preguntar Lindsay—, mamá y papá no quieren que invites a mucha gente a la casa.

—Tengo entendido que viene solo, parece que termino con su novia —me aclaró.

—¿A si…?

—Si, tal vez puedas consolarlo —dijo con picardía.

—Ah, sí, seguro —dije con sarcasmo.

—Como ya te dije antes, lo que pasa es que no lo conoces, además es muy guapo… ¿No?

Eso no iba a negarlo, era muy guapo, alto, y corpulento. Su piel era de un lindo color moreno rojizo y tenía unos lindos ojos negros, que hacían que su mirada fuera más profunda y misteriosa a la vez.

Trate de despejar mi mente quitando su hermoso rostro de mi cabeza, todavía estaba enojada.

—Como sea —le contesté.

Lindsay comenzó a jalarme para captar mi atención.

—Ness, Ness, juega conmigo.

—Basta Lindsay, no molestes a mi amiga, y no le cambies el nombre, se llama Renesmee, no Ness.

—Pero a mí me gusta Ness, el otro es difícil, no me sale —dijo frunciendo el ceño.

Yo le sonreí y acaricie su mejilla.

—No te preocupes pequeña, me gusta Ness, tu puedes tu puedes llamarme así.

—Te dije Caroline, que le gustaba —dijo sacándole la lengua a su hermana.

—Necesitas ayuda Caroline, ¿Qué puedo hacer?

—Nada ya está casi todo listo, porque no sales al jardín y distraes al monstruo.

—¿Qué quieres hacer Lindsay?

—Mmm… dibujar. No, no, no… juguemos a la peluquería —pidió mientras aplaudía.

—Bueno, ve trae algunos cepillos.

Salí al jardín y me senté en el césped. Realmente era un lugar muy hermoso, rodeado de flores de diferentes clases y colores. En el centro había una mesa con algunas sillas alrededor y atrás un árbol muy grande.

A Lindsay se la veía feliz de que estuviera aquí para jugar con ella. En el fondo la entendía, se parecía mucho a mi cuando era niña. Como ella no tuve hermanos de mi misma edad para entretenerme así que lo hacía sola o con mis tías.

Regreso con una mochila pequeña, con cepillos y peines de todos tamaños, y algunos moños para su cabello.
—¡¡Ness ya están acá, ya llegaron!! —gritaba.

—¿Quiénes? —pregunté.

—¡Seth y su amigo!

 

Capítulo 3: Encuentro

 


 


 
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