— Lady Swan. Qué placer recibirla!
Isabella despertó del sopor de aburrimiento en que se encontraba y vio una forma nublada. Sería muy malicioso adivinar quien, a excepción de lady Brandon y de lady Denali, podía dirigirse a su madrastra de manera tan amable . Pues, en general, ellas eran las únicas personas que hablaban con Lydia, entonces le resultó muy extraño oír a la anfitriona alegar placer de verla.
La propia Lydia parecía sorprendida, observó Isabella ante la dificultad de su madrastra para retribuir el saludo.
— Lady Devereaux y lady Cullen. Buenas noches. Muchas gracias por la invitación . Estamos muy contentas de estar aquí, muy contentas , verdad, Isabella?
Isabella murmuró un asentimiento, pero su atención estaba centrada en un bulto azul, que sólo podría ser lady Cullen, la madre de Edward.
— Entonces vos sos la encantadora Isabella — la saludó lady Cullen, con una amplia sonrisa. — Me hablaron mucho de vos, mi querida, tanto mi hijo, como mi sobrino Jasper.
— Jasper Hale es su sobrino? — preguntó Lydia interesada, sin hacer ningún comentario sobre Edward.
Aunque no quisiese a Isabella involucrada con Cullen, su madrastra no era tan tonta como para ignorarlo socialmente. Los Masen eran muy influyentes en la sociedad, principalmente Isabel Masen, lady Cullen. De esa manera, en vez de exigir que Edward se mantuviese lejos de Isabella, su objetivo pasó a ser el de intentar evitar cualquier lugar donde él pudiese estar presente.
— Si, él es mi sobrino — lady Cullen confirmó, sin dejar de notar la falta de comentario sobre Edward. Por lo menos , fue lo que Isabella imaginó ante su respuesta sucinta.
— El es un joven encantador — Lydia elogió sonriente. — El salió con Isabella a dar un paseo por el parque hoy mas temprano.
— Lo supe — respondió lady Cullen, en un tono de voz divertido.
Isabella tuvo la clara impresión de que ella sabía sobre la charada que había sido montada, pero fue tomada por sorpresa por sus palabras siguientes:
— En verdad , Jasper habló tanto de Isabella que mi sobrina, la hermana de él, quiere conocerla.
— Ay, qué gentil! Isabella necesita hacerse amigas aquí en Londres. Será muy bueno para ella.
Isabella se mordió el labio, sabiendo que su madrastra imaginaba que esa amistad podría significar un ascenso en el círculo social de los Cullen. Rosalie Hale era considerada una de las jovencitas doradas de la sociedad. Tener amistad con ella sólo podría elevar socialmente a cualquier persona.
— Muy bien — dijo lady Cullen. — Entonces no te va a importar que te la robe por algún tiempo mientras hablas con lady Devereaux.
— Va a llevársela? — Lydia se alarmó , temiendo que Isabella pudiese tropezar o voltear cualquier cosa, arriesgándose a perder esa “oportunidad de oro”.
— Si me lo permites… Rosalie se torció el tobillo hoy y está obligada a a permanecer en reposo, con el pie levantado, por eso no puede venir hasta Isabella. Entonces voy a llevarla hasta la sala donde ella está. No te preocupes, estoy segura que las niñas van a llevarse muy bien mientras vos te quedas a ayudar a lady Devereaux.
Aparentemente, Lydia no se había dado cuenta del comentario hecho , pero enseguida preguntó inseguramente :
— Lady Devereaux necesita ayuda?
—Claro que si — lady Devereaux confirmó. —Me contaron que tienes un gusto increíble…
Isabella no logró oír el resto. Lady Cullen se apresuró a apartarla de allí y la condujo hasta un hall. Ella la acompañó en silencio, sin saber qué decir. No conocía a lady Cullen, ni tenía ni la mas mínima idea de lo que estaba sucediendo. Escaparse de las garras de Lydia no era tarea fácil, especialmente después de haber sido atrapada en el jardín de Vulturi.
— Llegamos — anunció alegremente la madre de Edward, abriendo la puerta de un salón y haciéndola entrar. — Isabella, te presento a Rosalie — dijo lady Cullen al cerrar la puerta. — Rosalie, esta es lady Isabella Swan.
Isabella intentó ajustar sus ojos al nuevo ambiente, fijándolos en el bulto rosa que estaba sentado cerca de la chimenea, y sonrió al ser presentada.
— Hola, Isabella. Qué bueno conocerte.
Isabella sonrió nuevamente, confundida al constatar que verdaderamente el propósito de lady Cullen era presentarle a la hermana de Jasper. Procurando disimular su decepción , ella dijo :
— Siento mucho lo que sucedió con tu tobillo.
— Oh, no te preocupes, todo está bien con él — Rosalie respondió alegremente. — Debo fingir que está torcido solamente por esta noche. Mañana a la mañana estará milagrosamente curado.
Isabella abrió enormemente los ojos y no logró disimular su cara de asombro, preocupándose con la impresión que estaría causando.
Por la risa espontánea de lady Cullen, ella, sin duda, hallaba graciosa la situación , y se paró su lado para aclarar :
— El problema de Rosalie fue inventado un poco antes de venir al baile, cuando Edward me pidió ayuda para apartarte de tu madrastra. Él creyó que Lydia dificultaría que ustedes se viesen.
— Y usted aceptó ayudarlo? — Isabella preguntó incrédula.
— Por supuesto, mi querida. Si Edward está interesado en vos, es con la mayor satisfacción que haré cualquier cosa para ayudarlo.
Isabella vaciló por un momento y se ruborizó , antes de atreverse a preguntar:
— A pesar del escándalo en que estuve involucrada, mi lady? Creo que ya oyó hablar al respecto…
Siguió un largo silencio. Una vez más Isabella deseó que pudiese ver lo suficiente para poder controlar su propia expresión facial.
Tomándole las dos manos entre las suyas, lady Cullen dijo, de manera solemne:
— Ya oí hablar, si, mi querida, sobre tu breve casamiento con el capitán James. Pero en mi opinión , vos no tuviste la culpa . Y, sinceramente, tampoco me importaría si fue un matrimonio verdadero . Vos sos la primer joven por quien Edward muestra interés en estos últimos diez años. Aunque vos hubieses matado al obispo de Canterbury, yo lo ayudaría también.
Llena de admiración, Isabella estrechó sus ojos en la tentativa de ver mejor a esa dama que defendía con tanto ardor a su hijo.
— Ahora ven, querida. Rosalie y yo nos quedaremos conversando aquí mientras vos estás con Edward. — Abriendo las puertas francesas que daban afuera, pasó el brazo por la espalda de Isabella, incentivándola a salir del salón.
— Pero ... y si Lydia…
— Nosotras nos ocuparemos de tu madrastra, no te preocupes. Lady Devereaux me debía un favor y hará lo posible por mantenerla ocupada mientras sea necesario. Si no lo consigue, yo misma me ocuparé de ella. Puedes irte… a menos que no desees encontrarte con Edward?
— Claro que deseo — Isabella respondió prontamente, al sentir un certo temor en la voz de lady Cullen.
— Bien, entonces ve.
Isabella atravesó un corredor ladeado por cortinas y se detuvo vacilante. No lograba ver muy bien , pero le pareció que había una senda delante suyo . Comenzó a caminar insegura cuando, desde los árboles , surgió una sombra que se proyectó en su dirección.
— Que bueno que viniste!
Isabella se relajó cuando oyó la voz de Edward. Sabía que él no permitiría que se sintiese insegura y sola en la oscuridad.
— Tu madre halló un modo de alejarme de Lydia.
— Parece que si — dijo él, sonriendo.
— Quedé bastante sorprendida con eso— Isabella confesó. — Y más todavía al escucharla decir que no le molesta el escándalo del que fui víctima.
— Ah, es verdad, el escándalo… — Edward murmuró. —
Debes contarme lo que sucedió .
— No sabes nada al respecto? Isabella preguntó preocupada. — Como su madre dijo que había tenido conocimiento, pensé que vos también sabías.
— De hecho , sé lo que contaron, pero me gustaría de oír la historia de tu boca.
— Ah, en verdad no hay mucho que contar. — Isabella suspiró y comentó los detalles de como había sido engañada bajo el pretexto que su familia necesitaba ayuda.
— Y ese capitán James se dispuso a casarse con vos para ayudarte a salvar a tu familia — Edward concluyó en tono cáustico.
— Pues si. Yo pensé que él estaba siendo extremamente bondadoso hasta que más tarde descubrí toda a verdad. — La expresión de Isabella era seria. — Si no bastase con el escándalo que causó, toda la aventura fue muy cansadora.
— Te resultó cansador casarte? —— Edward preguntó, bromeando, y Isabella se encogió de hombros .
— Bien, no hubo de casamiento. Nos paramos delante de un herrero , y en presencia de otra pareja, dijimos: “acepto” y asunto concluido.
— Y la noche de bodas ? — Edward llegó al punto que deseaba, sin contener la tensión en la voz .
Isabella frunció el ceño.
— No hubo noche de bodas . El casamiento no podría haber sido anulado si la hubiese habido.
— Quieres decir que él ni siquiera intentó …?
— El fue a buscarme, si, pero habíamos viajado mucho y yo estaba bastante exhausta. — Isabella bajó la cabeza para esconder su rostro ruborizado. Se sentía muy avergonzada con ese tipo de interrogatorio . — El no me forzó a nada. Se fue a dormir a otro cuarto y me dejó sola.
La tensión que Edward sentía en su mano posada sobre su brazo se relajó. Isabella lo miró interrogativamente , deseando, como siempre, poder ver la expresión de él.
— Me alegra saber eso — murmuró Edward inmediatamente agregando: — No que fuese a culparte o desmerecerte si el casamiento se hubiese consumado. Pero me alegra saber que no se consumó.
Isabella reflexionó un poco y suspiró.
— Toda la ciudad piensa que si, verdad ?
— Creo que es la opinión que prevalece. El hecho que tu padre te haya llevado al campo para evitar el escándalo es comprensible, pero mantenerte alejada por tanto tiempo suscitó no sólo ese rumor, sino también que había sido engendrado un hijo, que vos estabas criando en el campo.
Isabella quedó con el mentón caído y se volvió hacia él horrorizada:
— Es eso lo que todos piensan?
— Tal vez no debiese haberte contado — Edward ponderó, con evidente arrepentimiento.
— No. Es mejor saber lo que se pasa que quedar en la ignorancia. El único problema es que no tengo cómo acabar con esos rumores.
— No creo que deberías hacer algo al respecto . Tal vez la única salida sea aprender a convivir con la habladuría y no preocuparse con lo que las personas piensan.
— Crees que es posible? — Isabella preguntó, con aire triste.
— No sé. Realmente te importa lo que piensan? Me pareció que te divertías cuando me contaste sobre las tribulaciones causadas por la falta de anteojos que creí que no te importaba este tipo de cosas.
— Normalmente no me importa — ella concordó. — Pero en este caso sólo yo sé lo que sucedió y no sucedió .Pero también sé como es mi carácter. Por eso no soporto cuando cuchichean cerca de mí para que los escuche. Preferiría que me hablasen en la cara, para que yo pudiese defenderme, pero fuera de eso, nunca realmente me incomodó lo que los otros piensan, a excepción de aquellos a quienes quiero bien.
Edward apretó la mano que reposaba en su brazo y después hizo que Isabella se detuviese, diciendo:
— Aquí estamos.
Isabella se volvió y estrechó sus ojos, intentando visualizar mejor el pequeño claro a donde él la había llevado. En el suelo, había un gran cuadrado de diferentes colores , una colcha tal vez , y parecía que había diferentes elementos sobre ella.
— Un picnic? — ella arriesgó vacilantemente .
Edward se rió y la hizo sentarse en uno de los costados de la colcha.
— Si . Me acordé que dijiste que tu madrastra no te deja comer o beber en público, en veladas como esta, y no quiero que pases ni hambre ni se. Entonces hallé un modo de remediar esa situación. Espero que te guste lo que traje.
Isabella de por sí era muy corta de vista, y para complicar más la situación , sus ojos se llenaron de lágrimas. Pasó su mirada, casi sin ver, por todos los elementos a su alrededor.
Inmensamente conmovida con tanto cariño y consideración, Isabella sólo podría creer que Edward era el más dulce de los hombres.
— Es… — él mostró algo de color claro . Isabella parpadeó , confundida. — Tu babero , mi lady — dijo, bromeando. — Para evitar cualquier incidente que pueda denunciarnos. Haz de cuenta que soy uno de tus criados y úsalo. Puedo atártelo ?
Isabella no podía creer en ese gesto tan considerado. Entre lágrimas y risas, concluyó que Edward era maravilloso.
— Es un babero improvisado — continuó Edward, colocando una enorme servilleta alrededor del cuello de ella. — Pero fue lo mejor que encontré para que no haya riesgo de ensuciar tu ropa.
— Gracias — Isabella agradeció, observando Edward también se acomodaba sobre la colcha. — Todo está perfecto. Y estoy hambrienta.
— Vamos a comer entonces — él propuso satisfecho, disertando sobre el menú . —Tenemos pollo asado, queso, pan, jalea y frutas.
O clima entre ellos no podría ser mejor. Comieron, conversaron y se rieron mucho. Isabella tenía la sensación de ese estar viviendo el momento más feliz de su vida. Ya habían terminado de comer hacia un tiempo; ella se reía de una historia que Edward acababa de contar sobre los problemas con un antiguo mayordomo muy peleador , cuando s notó que él se enderezaba y levantaba la cabeza para mirar sobre sus hombros.
Ambos dejaron de reírse y un bulto rosa pálido se aproximó a ellos. Isabella se dio cuenta que era Rosalie antes que la joven dijese, casi disculpándose:
— Tu madre me pidió que viniese a decirles que Isabella debe entrar ahora.
Por un momento se hizo silencio entre ellos, quebrado entonces por Edward.
— Voy a llevarte inmediatamente. Agradécele a mi madre, muchas gracias a vos también, Rosalie, por la ayuda de esta noche.
— Me alegra que hayan aprovechado. Debes haber sido una gran distracción, primo — Rosalie comentó, con dulzura, dejándolos en seguida.
Isabella se volvió hacia Edward, con pena porque esos momentos llegaban a su fi. Ambos se quedaron callados. Él se levantó y le extendió la mano para que ella también se levantase. Al llegar cerca de la puerta donde se habían encontrado, ella lo encaró, seriamente.
— Gracias, mi lord , me encantó el picnic. No me divertía tanto desde que… bien , desde la última vez que nos vimos. Me siento muy afortunada de tener un amigo como vos.
Ella se dio cuenta que Edward endurecía su cuerpo ante sus palabras, pero la reacción de él pronto quedó clara al manifestar su decepción :
— Un amigo, Isabella? Es así como me ves?
Ella se sintió enrojecer y bajó la cabeza, murmurando:
— No quiso ser pretensiosa y creer que tu…
Edward interrumpió las palabras de ella, colocó la mano en su mentón para levantarle la cara y, sin pérdida de tiempo, le cubrió la boca con la suya.
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AAAAAA YO ME LO COMO A BESOSSSS, DEFINITIVAMENTE ME LO COMO, !!!!!EDWARD ES UN AMOR!!!!! DEFINITIVAMENTE YO ME ENAMORABA DE EL, A QUIEN LE IMPORTA SU CICATRIZ CON UN HOMBRE ASI, DEFINITIVAMENTE ESAS MUJERES SON UNAS TONTAS, YO QUE ISABELLA APROVECHABA Y NO LO SOLTABA.
GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA AVENTURA.
BESITOS GUAPAS
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