Edward y Isabella finalmente lograron llegar al otro lado del jardín, y Edward la hizo apresurarse.
— Qué diablos estaban haciendo ellos ? — ella preguntó curiosa y jadeante cuando Edward la hizo detenerse en otro pequeño claro del bosque.
Cullen quedó un tanto desconcertado y la miró enternecido.
— Te lo voy a explicar algún día, mi lady. No es momento todavía.
— Por qué ?— ella insistió.
— Porque todavía sos demasiado inocente como para entender ciertas cosas. Te pondrías muy incómoda. Y porque creo que debemos volver al baile — concluyó Edward, sonando aliviado por encontrar otra excusa.
— No tuvimos la posibilidad de bailar — Isabella protestó, pensando que, si iba a meterse en problemas, por lo menos podría bailar un poco.
— Queda pendiente para otra vez — Edward gentilmente le prometió, sonriendo.
— Temo que no habrá una otra vez, mi lord . Lydia ha estado evitando concurrir a los lugares donde vos puedas aparecer. Sólo estamos aquí porque ella pensó que vos no aceptarías la invitación de Vulturi.
— Entonces es por eso que no lográ encontrarte en ningún otro baile esta semana — Edward dijo bajito , completando secamente: — Tu madrastra tenía razón, normalmente no vendría a este baile.
— Entonces por qué viniste ? — Isabella contuvo la respiración después de hacer la pregunta.
— Porque sé que Vulturi es tu pretendiente y me imaginé que vos vendrías.
— De verdad ? — ella preguntó con una sonrisa .
— Si, de verdad.
Isabella sintió que Edward sonreía también. Entonces él pasó delicadamente sus dedos sobre sus ojos, para que dejase de apretarlos y le dijo :
— A mi también me gustó mucho nuestra conversación en el baile de Morrisey t, desde entonces, estaba ansioso por volver a encontrarte.
Una amplia sonrisa iluminó el rostro de Isabella, expresando todo el placer que sentía ante esas palabras.
— Sólo quería…
— Dime lo que quieres? — Edward se apresuró a preguntar al verla vacilar.
Isabella encogió los hombros , entristecida.
— Quería que Lydia no sintiese tanta antipatía por vos.
Ambos aproximaron al salón, pensativos y callados.
Edward se detuvo e hizo que ella se diese vuelta hacia él.
— Tal vez haya una manera de lograr eso.
— Qué manera? — preguntó Isabella, en una mezcla de curiosidad y esperanza.
Edward la miró en silencio, meneando la cabeza en asentimiento, como si concordase con la idea que había tenido . Él apretó la mano que sujetaba el brazo de ella y dijo :
— Isabella, si mi primo fuese a buscarte en los próximos días y te ofreciese llevarte de paseo, intenta involucrar a tu madrastra en la conversación.
— Tu primo? — ella preguntó, indecisa.
— Jasper Hale — Edward aclaró . — Le voy a pedir que te vaya a buscar. Su madrastra lo va a aprobar. Él saldrá con vos, y yo los encontraré en el parque.
Isabella frunció el ceño, reconociendo el nombre.
— Creo que ya nos conocemos y es poco probable que él acepte ir a buscarme, mi lord .
— El me contó sobre el encuentro con vos.
— Te contó? — ella preguntó deprimiéndose.
— Me contó, si, pero no te preocupes, ya conversé con Jasper respecto a tu problema de visión. Él tendrá placer en ayudarnos.
— Tal vez — murmuró Isabella en duda. Después , mordiendo el labio y mirando el rostro borroso de él, preguntó con tono ansioso: — El no será un libertino, no ?
Al sentir la vacilación de Edward, ella se apresuró a explicar:
— Pues esa es la razón de Lydia para oponerse a vos. A pesar de que, en tu caso, estoy segura que ella está equivocada, pero si Jasper fuese un…
—Todo va a salir bien .
Isabella sintió su corazón acelerase, deseando creer en él, al mismo tiempo no creyendo que algo tan maravilloso pudiese suceder en su vida.
Había tenido muy pocas alegrías en los diez últimos años. Primero la enfermedad de su madre y el terrible episodio con el capitán James… Después que su madre muriese y mientras ella todavía llevaba luto, su padre se había casado con la horrible Lydia. Desde entonces su vida en el campo había sido un verdadero martirio, con Lydia esforzándose en recordarla su vergonzosa experiencia siempre que podía. Era frecuente que la acusase de haber precipitado la muerte de su madre con el escándalo que había traído a la familia.
Isabella sabía del resentimiento que Lydia sentía por ella y que la culpaba del hecho que su padre evitase ir a Londres. Desgraciadamente , tenía que aceptar que Lydia tenía razón .
La madrastra la detestaba por eso, pues había perdido varias temporadas sociales en Londres y era un secreto de que no veía la hora de librarse de la hija de su marido.
Isabella también sabía que, en lo que dependiese de Lydia, ella haría cialquier cosa para atar su vida al odioso Vulturi . Y que ella debía saber muy bien lo traicionero que ese hombre era. Isabella sospechaba que por algún tiempo ellos dos habían sido mucho más que amigos como las actuales circunstancias demostraban. Ella se preguntaba si eventualmente Vulturi no le habría jurado amor eterno también a Lydia y si habría maldecido contra la buena salud de su padre. Todo ese cuadro no le sorprendería ni un poco.
— Isabella!… Isabella!
La voz de Lydia cortando la noche casi la hizo gritar de susto. Aunque cerca del salón, todavía estaban en la senda que circundaba el bosque y pudieron una vez más meterse entre los arbustos.
— Sh… — Edward susurró bajito cuando ella abrió la boca para despedirse de él mientras todavía había tiempo.
— Ve! Ella no me vio. No menciones mi nombre. Dile simplemente que saliste a tomar un poco de aire fresco.
— Está bien — Isabella susurró.
— Y no te olvides del acuerdo con mi primo. Jasper Hale va a buscarte mañana.
Susurrando unas buenas noches a Edward, ella volvió a aparecer en la senda y comenzó a dar algunos pasos vacilantes en dirección a la voz de su madrastra.
Edward aguardó hasta que Lydia y Isabella entrasen en la casa para salir del bosque. No quiso volver al salón. Siguió por el costado de la casa hasta llegar al patio delantero y solicitó su carruaje.
Ya en el vehículo, ordenó al conductor a llevarlo a una de las casas de juegos de la peor reputación en la ciudad, con la certeza de que encontraría a Jasper allá.
Como esperaba, Edward encontró su primo jugando y le pareció gracioso el shock que él tuvo al verlo.
— Edward! — reaccionó Jasper sorprendido, al sentir una palmada en el hombro y volverse para ver quien era. — Pensé que nunca más vendrías por aquí. Desde que volviste de la guerra, parece que renunciaste a este tipo de diversión. Unete a nosostros, siéntate aquí
— él propuso, visiblemente contento de tener a su antiguo compañero de vuelta.
Edward vaciló, después se sentó , poco cómodo como para hablar sobre la razón de estar allí delante de todos. Pero sabía que si se atreviese a sacar Jasper del juego, difícilmente obtendría la ayuda pretendida. Conformándose con pasar algunas horas en ese ambiente de aire viciado, tuvo que ignorar las miradas curiosas dirigidas a su cicatriz y se quedó repasando mentalmente los argumentos que usaría para convencer a su primo tan pronto como saliesen de allí.
— Debes estar loco! — Jasper exclamó.
A la salida de ese antro infernal, Edward había invitado a su primo a tomar un trago y, finalmente, le ofreció llevarlo en su carruaje hasta su casa dos horas más tarde.
A Edward le extrañó la reacción de Jasper. No era la que esperaba. Después de haberle explicado sus razones, estaba seguro que él entendería y sería más colaborador.
— Por qué loco?
— Porque es una locura creer que yo de buena voluntad me expondría a ese peligro — Jasper dijo riendo, al entrar en su casa y dirigirse a la biblioteca.
— Qué será de mis herederos, si es que puedo tenerlos, en caso que la calamitosa provoque nuevamente un accidente?
Edward sacudió la cabeza con desaprobación mientras Jasper se arrojaba en una de las poltronas de cuero al lado de la chimenea. Edward se encaminó hacia una mesita donde había copas y una botella de whisky.
— Estamos hablando de una muchacha frágil, no de una batalla contra el ejército francés.
— En verdad Isabella puede hacer más estragos que todo el ejército francés junto — Jasper retrucó .
Edward apretó los labios y permaneció callado, reflexionando sobre un argumento más convincente mientras servía una copa de whisky para cada uno. Al terminar, colocó la tapa en la botella , tomó las copas y cruzó la sala, diciendo antes de servir a su primo:
— Yo sólo quería que la buscases y la llevases de vuelta. Vos estarías muy poco tiempo con ella, Jasper.
— Lo sé, pero...
— Te lo agradecería mucho — Edward agregó, entregándole la copa.
Después de algunos minutos de silencio, en que se quedaron mirándose, Jasper tomó un trago y dio un suspiro.
— Está bien — rezongó su primo: — Todo en nombre del amor y del romance… Pero espero que te acuerdes de esto cuando yo precise ayuda.
— Lo recordaré — Edward aseguró aliviado y se sentó en la poltrona opuesta a la de su primo.
— enojado, mi viejo. Entonces paso a recoger a lady Isabella mañana y la llevo a dónde?
Edward vaciló en responder, sabiendo que esa sería la parte más delicada.
— Podemos pensar en eso en un minuto, pero antes necesito hablarte sobre un pequeño detalle.
En sobre aviso por el tono de voz de su primo, Jasper arqueó la ceja.
— Y qué es?
— Es difícil abordar el tema, pero a la madrastra de Isabella no le gustan los… hombres libertinos. — Observando la reacción de su primo, Edward expresó su incomodidad moviéndose en la poltrona. — Pensé que tal vez podrías usar con lady Swan la misma táctica de abordaje que usaste con lady Strummond para convencerla de que dejase salir con su hija.
— Que es esto, Cullen!
— Bien, funcionó con lady Strummond.
— Si, funcionó, pero…
— Podrá funcionar nuevamente — Edward insistió. — Estoy seguro. Tienes talento para eso.
— Primo — dijo Jasper con la cara seria —, Una cosa es hacer una trampita para conquistar a alguien para uno mismo, y otra muy diferente para…
— Por favor — Edward lo interrumpió .
Jasper abrió enormemente sus ojos, estaba incrédulo. Edward Masen, conde de Cullen, nunca decía “por favor”. Jamás. Sintiéndose sin salida, volvió sus ojos, con aire pensativo, hacia las brasas de la chimenea y suspiró resignado.
— Está bien.
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JAJAJAJ EN DEFINITIVA, ISABELLA ES DEMACIADO INOCENTE JAJAJA, PERO EDWARD NO SE DARA POR VENCIDO, ¿QUE HARA JASPER?. ¿CREEN QUE CONSIGA ENGAÑAR A LA MADRASTRA DE ISABELLA?, VEREMOS QUE SUCEDE.
GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA AVENTURA.
BESITOS GUAPAS.
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