Isabella observó el movimiento turbio del salón de baile y suspiró. Apenas había transcurrido una semana del baile de los Morrisey, donde había conocido al conde de Cullen. Le parecían meses. La vida había vuelto a la rutina de semi oscuridad y aburrimiento con Vulturi. .
Aparentemente, a pesar del “pequeño incidente”, él continuaba cortejándola.
En ese instante, Isabella agradecía el hecho que él, como el anfitrión del baile, estuviese demasiado ocupado como para dedicarle cualquier atención, pero estaba bastante aburrida. Aburrida hasta las lágrimas en verdad , estaba un poco obsesionada con la noche en que había conocido Cullen. Y, a pesar de la prohibición de su madrastra, ansiaba volver a encontrarlo.
Entonces observaba los bultos de las personas que pasaban, prestando atención a sus voces y sus risas.
Como si fuese atraída por su pensamiento, esa voz grave y suave, repentinamente susurró en su oído:
— Estas veladas son un plomazo, no ?
Volviéndose sobresaltada, Isabella vio el bulto oscuro a su lado y parpadeó incrédula.
— Lord Cullen! — ella exclamó radiante, en el mismo instante temiendo haberse mostrado demasiado ansiosa. Preguntó entonces: — Plomazo, por qué ? Tengo cara de aburrida?
Isabella pudo darse percibir la risa en la voz de él al comentar:
— No pude evitar verte bostezar cuando me sentaba.
— Si… tal vez esté un poco aburrida. — Isabella se ruborizó por haber sido atrapada bostezando. — Estoy en Londres hace casi cinco semanas y la noche en que te conocí fue la única cosa interesante que me sucedió .
— No te pareció interesante incendiar a Vulturi? — Edward la provocó, haciéndola enrojecer más todavía .
— No me refería a ese tipo de cosa....solamente que me divertí en tu compañía.
— Me estás adulando — comentó Edward, con voz ronca.
— De ninguna forma — Isabella aseguró, con sinceridad. — Es la verdad. Me hizo muy bien bailar con vos, sin pisotones o tropiezos.
— Entonces vamos a bailar nuevamente — él sugirió , tomándole la mano para hacerla levantar.
— Oh, no! — Isabella exclamó, retirando la mano. Después , se disculpó con una sonrisa . — Lo siento mucho, pero mi madrastra debe estar cerca y si nos ve juntos va a… Bien, a ella no le va a gustar. Espero que no te sientas ofendido con mis palabras.
— No, de ninguna forma — dijo Edward, secamente .
Isabella se mordió el labio , sintiéndose desgraciada. Sabía que él tenía razón para se sentir insultado, pero no sabía de que otra forma podría habérselo dicho.
Edward debió haber entendido como se sentía, pues tomó su mano y la apretó con delicadeza.
— No te preocupes. Soy fuerte. Además, no es la primera vez que escucho ese tipo de comentario en esta temporada.
Las palabras de él fueron dichas de manera medio casual y, hasta donde su escasa visión lograba ver, él parecía estar mirando a su alrededor ahora. Tal vez estuviese buscando una excusa para dejarla, ella pensó, cuando se volvió de manera inesperada y la apresuró a levantarse.
— Creo que no veo a tu madrastra y a ninguna de las amigas de ella por aquí en este momento. Si nos apuramos, creo que podemos escapar a la terraza sin ser notados.
— A la terraza? — Isabella repitió confundida, acompañandolo tomada de la mano. Las puertas de la terraza quedaban justo al lado del lugar donde estaba sentada. — No me parece prudente.
— Quiero bailar con vos.
— Bailar? — Isabella se sorprendió , al darse cuenta que él cerraba las puertas del salón después de pasar, cortando todo el barullo de los invitados, el sonido de la música y de la conversación. — Pero, y si mi madrastra vuelve y no me encuentra ? Ella seguramente vendrá a buscarme aquí.
— Es verdad — Edward murmuró. — Es mejor que salgamos de aquí entonces. Vea. Vamos al jardín donde ella no podrá encontrar nos. Así podremos bailar tranquilos.
Edward, al mismo tiempo que hablaba, conducía a Isabella a los tropiezos para poder acompañar el paso de él. Nerviosa, ella intentó explicarle :
— No, mi lord , creo que no entendiste lo que dije. Si ella nota mi falta, voy a estar en apuros cuando vuelva.
— Eso es fácil de resolver, basta con decir que necesidades urgentes te obligaron a buscar un toilette.
— Mi lord ! — Isabella se asombró , no creyendo que él se atreviese mencionar una cosa tan personal de forma tan directa. Eso no se hacía.
— Disculpa, sólo estaba intentando… — Interrumpiendo lo que iba a decir, Edward exclamó : — Diablos, alguien se está aproximando!
Isabella olvidó en el mismo instante la falta de buenos modales de él ;y su corazón se aceleró con ansiedad.
— Será Lydia?
— No sé, No puedo ver, pero escucho pasos. Ven.
Empujándola a uno de los lados de la senda del jardín en donde había un pequeño bosque, los dos se metieron entre los arbustos. Instintivamente, se quedaron en silencio, manteniéndose a la espera.
Un minuto después , pudieron ver dos figuras caminando en dirección en la que ellos estaban. Pura mala suerte, en vez de seguir avanzando, las dos personas se pararon exactamente en frente al lugar donde estaban escondidos y se abrazaron.
— Oh, Aro! — la mujer susurró.
— Carmen querida — se oyó una voz trémula.
Isabella frunció el ceño, reconociendo de inmediato la voz de Vulturi.
— Dime que no es verdad... que no tienes intención de casarte con esa bobita calamitosa? — rogó la voz femenina. — Qué será de nosotros? Qué pasará con nuestra gran pasión?
— Yo te amo , Carmen — aseguró Vulturi. — Y mi amor será tuyo hasta que me muera, pero debo tener un heredero. Mi madre insiste en ese punto.
Isabella se rió internamente. Era Vulturi, estaba segura, y la única Carmen que conocía era lady Denali!
— Si, pero…
— Calma, mi amor. — Vulturi procuró calmarla. — Déjame abrazarte y fingir que mis sueños de todas las noches se están realizando. Que vos y yo no necesitamos estar ocultándonos.
Hubo entonces un susurro de seda y un breve silencio. Isabella sabía que se estaban abrazando, pero poco después oyó el sonido de besos ... intensos. Curiosa, buscó ponerse en puntas de pie para intentar ver algo entre los arbustos, pero todo lo que lograba / ver eran imágenes nebulosas del colorido traje de lady Denali y el bulto más oscuro de su acompañante.
Estaban tan pegados que sus rostros parecían un grande borrón bajo una única peluca blanca.
Por Dios...cómo se besaban! Isabella se quedó consternada, pensando en lord Denali. No tenía duda de que era Carmen Denali. Ella formaba parte del círculo de amigas de su madrastra. Con frecuencia sus actitudes en relación a Isabella eran bastante críticas y frías. Ahora entendía la razón. Estaba celosa del cortejo que Vulturi le hacía.
— Oh, Aro, vamos a hacer el amor — sugirió Carmen, jadeando.
— Pero acabamos de hacerlo, mi querida — Vulturi protestó. — Soy hombre. No puedo tener una nueva ... un nuevo desempeño tan rápidamente. Necesito recuperarme de la ... devastación que causas en mí.
Hubo un largo suspiro de decepción , y entonces: — Si estuviésemos casados…
— Si estuviésemos casados, podría tenerte en mis brazos, como te tengo ahora, todas las noches — Vulturi proclamó bajito y después maldijo : — Carajo con tu marido por tener tan buena salud!
— Si, que se vaya al carajo — Carmen concordó. — Querría que él…
— Shhh! — Vulturi la interrumpió.
— Qué pasa ? — ella preguntó, sonando ansiosa.
— Creo que oigo a alguien aproximándose .
La pareja se separó inmediatamente; poco después surgió otra mujer y se detuvo aparentemente sorprendida al verlos.
— OH, lord Vulturi. Lady Denali.
Reconociendo la voz de Alice Brandon, otra amiga de su madrastra, Isabella se encogió todavía más entre los arbustos.
— Lady Brandon! — la pareja exclamó al unísono, como si no estuviesen en un fervoroso idilio unos segundos antes.
— Tomando un poco de aire fresco, Alice? — Carmen preguntó medio desconfiada.
— Si , si. Está bastante caluroso allá adentro — lady Brandon confirmó, agregando con una cierta ironía: — De hecho , fue lo que acababa de comentar con lord Denali un minuto atrás.
— Eliazar está aquí ? — No pasó desapercibido el tono de alarma en la voz de Carmen. — Pero él dijo que no estaba con disposición para venir hoy.
— Hum, creo que él cambió de idea — murmuró lady Brandon satisfecha. — A propósito, él me preguntó si sabía dónde estabas vos, y le dije que creía que vos te habías dirigido a la mesa de cenar.
— Oh! — Hubo una cierta vacilación y después el bulto de Carmen se volvió hacia Vulturi. — Muchas gracias , mi lord . Fue una gran gentileza disponer de tu tiempo para mostrarme el jardín. Debo entrar ahora. — ella vaciló por un momento, después preguntó con mucha astucia: — Me acompañas, lady Brandon?
— No, queridita, creo que me gustaría ver la nueva fuente de lord Vulturi. Si no te molesta mostrármela, Aro?
— Si, claro, vamos — respondió Vulturi inmediatamente. — Será un placer.
— Entonces yo voy yendo — dijo Carmen, obviamente reticente, y su bulto se alejó.
Isabella esperaba que Vulturi y lady Brandon se fuesen pronto de allí y entonces ella y Edward podrían salir del escondrijo y volver a la fiesta. Casi suspiró de alivio. Pero estaba muy equivocada.
Cuando Carmen se fue, lady Brandon se volvió hacia Vulturi y, con su voz cargada de celos , preguntó :
— Qué quería esa?
— Carmen dijo que necesitaba un poco de aire fresco y me pidió que le mostrase las novedades del jardín, a lo que no me podía rehusar — le explicó Vulturi en tono inocente, haciendo Isabella hiciese una mueca de indignación.
Dios mío, el hombre es un mentiroso compulsivo, un sátiro serial, un adicto al sexo.
— Ah! — exclamó lady Brandon pareciendo aliviada, agregando después : — Cuando los vi saliendo, pensé…
— Calma, mi amor. — Vulturi la tomó en sus brazos. — Sabes que no hay más nadie que vos para mí. Te amo, Alice, y te amaré hasta mi muerte.
— Es verdad, Aro? — ella suspiró al ser besada a lo largo del cuello. — Es que estoy tan celosa últimamente.
— No hay razón alguna para que sientas celos , mi querida.
Isabella estrechó más los ojos y se estiró un poco al darse cuenta que Vulturi había dado un paso atrás.
Santo Dios! El hombre acababa de desnudar los pechos de lady Brandon allí mismo en el jardín, Isabella concluyó azorada al percibir el movimiento de las manchas y el ruido de los besos.
Lady Brandon jadeó, después tomó en sus manos la cabeza con peluca de Vulturi, llevándola contra su pecho.
— Y respecto a esa muchacha?
— Isabella? — La voz de Vulturi sonó llena de desprecio al pronunciar el nombre. — Es apenas una criatura. Qué puede saber ella de una pasión como la nuestra?
— Entonces es amor lo que sientes por mí? — ella insistió.
— Claro! — él la tranquilizó.
Sus bultos se juntaron nuevamente, y pudo oírse la afirmación de él:
— De noche sueño con vos, que vos y yo no necesitamos más encuentros furtivos, y despierto pronunciando tu nombre en mis labios.
Qué manera de soñar la de este hombre, pensó Isabella, y cómo encontrará tiempo para engañar a dos damas y hacerme la corte a mí?
— Oh, Aro — lady Brandon no se contuvo —, Ya pensaste como sería si pudiésemos abrazarnos así todas las noches?
— Ni me hables de eso — concordó Vulturi, en un tono apasionado. —A la mierda con tu marido por tener tan buena salud.
Isabella precisó controlarse para no soltar una exclamación al oír el diálogo remanido.
— Ahora déjame aprovechar estos pocos momentos en que te tengo.
— Vulturi, se arrodilló súbitamente, desapareciendo bajo la falda de lady Brandon.
Sin poder ver completamente en detalles, pero dándose cuenta por la posición de los bultos de lo que había sucedido, Isabella comenzó preguntar, casi sin pensar:
— Qué diablos le está haciendo él…
Cullen le tapó la boca con la mano e inmediatamente la empujó con delicadeza, conduciéndola entre los arbustos, para que cruzasen el pequeño bosque.
Agarrándose al brazo de él para no perder el equilibrio, Isabella se volvió para mirar una vez más los bultos de Vulturi y lady Brandon. Cómo desearía tener los anteojos en ese momento ! Aunque no tuviese idea de lo que él estaba haciendo debajo de la falda de ella, los gemidos que la mujer emitía eran muy sugestivos.
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JAJAJAJA, NOMBRE SI ESE VULTURI ES TREMENDO, LO BUENO DE ESTO ES QUE BELLA YA DESCUBRIO DE LO QUE ES CAPAZ AJAJAJA ME ENCANTA SU INOCENCIA EN ESTO, DESPUES DE TODO ES UNA SEÑORITA, POBRECITA SI A ESTA CHICA LE PASA DE TODO AQUI.
GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA AVENTURA
ACTUALIZACIONES: UN CAPITULO DIARIO
BESITOS GUAPAS
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