CALAMITOSA (+18)

Autor: lololitas
Género: Romance
Fecha Creación: 08/08/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 19
Comentarios: 51
Visitas: 58204
Capítulos: 25

"FANFIC FINALIZADO"

DECLARADA  CALAMIDAD PARA LA HUMANIDAD !!

La sociedad londinense a declarado a lady Isabella Swan un peligro para la humanidad. Y le han provisto un apodo que ella no desconoce : CALAMITOSA ISABELLA.

Todos están a la expectativa del próximo incidente- accidente que la joven va a provocar. Para su resguardo físico todos dan un paso atrás y alejan todo objeto que se derramable, inflamable, rompible, filoso, puntiagudo o susceptible de causar un accidente.

VER O NO VER... ESA ES LA CUESTION

Edward Masen, el conde de Cullen, sabía que la bella  lady Isabella Swan podría ser peligrosa. Ella era, en verdad , un desafío. Pero era exactamente el  desafío que él necesitaba …

MAS ALLA DE LO QUE LOS OJOS PUEDEN VER ...

Isabella siempre había deseado tener un novio, pero su madrastra quería más todavía  quería que ella encontrase alguien dispuesto a casarse con ella. Isabella coincidía con el hecho  que los anteojos escondían la belleza de su rostro, pero si ella siguiese el consejo de su madrastra y no los usase, cómo diablos iba a ver a los candidatos?

Ya había causado suficientes desastres con su deficiencia visual  y encima se había ganado un apodo infame en los círculos sociales en que se mueve. Todos los

posibles pretendientes parecían salir corriendo  cuando se acercaba “LA CALAMITOSA” Isabella… Hasta que de repente apareció un caballero dispuesto a bailar con ella. Un hombre elegante, atractivo  y misterioso…  Y Isabella irá  tanteando y  tropezando… para encontrar el amor!

 

adaptacion con los personajes de crepusculo del libro Love Is Blind -Lynsay Sands

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Capítulo 22: VEINTIUNO

Isabella observó en silencio los criados preparar el baño para ella. Edward había prometido que mandaría  a prepararlo y había cumplido la promesa.

Después de llenar la tina, los criados salieron del cuarto, dejándola a solas con Joan. En el momento  en que la puerta del cuarto se cerró, Isabella caminó hasta a mesa de cabecera para tomar los anteojos.

Todavía acostada, al contemplar la cara de Edward en determinado momento da noche, ella había decidido seguir el consejo de lady Cullen y Kibble y comenzar a usar os anteojos. Como había dejado de usarlos por tanto tiempo,  quería comenzar lentamente. Iba a usarlos primero delante de  Joan para ver como ella reaccionaba. Después , delante de  algún otro criado, y luego finalmente delante de la familia y de su marido.

Isabella vaciló un poco con los anteojos en la mano, entonces se los colocó , serenamente, retiró el libro del cajón de la mesa  y se encaminó  a la  tina.

— Puedo… — Las palabras de Joan murieron súbitamente  y fueron acompañadas por el “ploft” del pan de jabón que ella sujetaba al caer al agua.

Isabella miró fijo  a la criada, intentando descifrar su expresión .  No era nada agradable admitir ante sí misma que la expresión de Joan parecía de horror. La criada forzó una sonrisa  que le pareció misericordiosa y balbuceó :

— Yo… mi lady…

Isabella hizo un gesto para que se callase. No deseaba hablar sobre los anteojos. De repente Se sintió demasiado  deprimida para que le importen las explicaciones,  y definitivamente no deseaba oír ningún comentario falso de que le quedaban bien,  después  de la expresión inicial de la criada claramente que quedaba  muy poco atractiva  .

 Vacilando, Joan no tocó  el tema y extendió la mano hacia su mano para que se equilibrase al  entrar en la tina. Isabella tomó  la mano de la criada mirándola de reojo repetidas veces.

Como el secreto de los anteojos ya no era más un secreto, por lo menos  no para Joan, ella no insistió en quedarse a solas para bañarse y permitió que la criada a ayudase a lavar los cabellos. Mientras Joan arreglaba las ropas que ella iba a usar, Isabella intentó relajarse en el agua y leer un poco, pero tuvo dificultad. Estaba demasiado  consciente de que todo el tiempo la criada continuaba lanzándole miradas furtivas.

— Son tan feos ? — Isabella preguntó,  no pudiendo  contenerse.

—  Qué dijo,  mi lady? — Joan preguntó,  con ar inocente.

— Estoy tan fea con lo anteojos? Me pareció que estabas  horrorizada al  verme por  primera vez  y ahora  me estás mirando disimuladamente.

— Oh, no, mi lady — Joan le aseguró  prontamente. — No estaba horrorizada. Los anteojos son bonitos.  No sabía que lord Edward había mandado a buscar un nuevo par. Mi reacción  fue de sorpresa, no de horror.

— Hum — hizo Isabella, dudando de lo que oía. Ella entonces fijó la mirada en la criada. Había visto a esa muchacha rubia  todos los días en los últimos meses y la cara de ella le era familiar, pero ahora podía ver mejor los detalles. Joan era una joven adorable,  pero quién dijo que as criadas tenían de ser feas?  Pero era verdad que las mas jóvenes y bonitas parecían poder obtener mejores empleos, como vendedoras de tiendas. Dejando las divagaciones de lado, Isabella volvió su atención al libro, pero se estaba sintiendo demasiado inquieta como para disfrutar la lectura. Con los anteojos, estaba más consciente de su propia desnudez en frente de la criada.

Colocando el libro a un  lado con un suspiro, Isabella procuró concentrar su atención en el baño, pero su cabeza sólo pensaba en lo que iba  a hacer. Su plan  era usar los anteojos delante de  Joan y, si resultaba,  los usaría delante de  otras personas hasta llegar al turno  de la familia y de su marido. Desgraciadamente , parecía que no había  salido nada bien con Joan.

Aún así,  llegaría el momento de tener que usarlos delante de  Edward, o  pasaría el resto de su vida práticamente ciega.

Isabella rechazó esa idea.  Casi sería  una deslealtad. Además,  si era verdad lo que su suegra y Kibble alegaban de que Edward temía que ella lo hallase repugnante  , era mezquino dejarlo sufrir por eso.  Día más, día menos tendría que ponerse los anteojos delante de él, sabía  eso,  pero realmente prefería postergar un poco más ese momento.

No  mucho más,  Isabella ponderó. Aparentemente, Edward estaba de hecho tomándole afecto. Él había demostrado una genuina preocupación por su estado el día anterior y había quedado aliviado al  ver que ella se estaba recuperando.

— Cobarde — ella balbuceó  entre dientes  y se levantó  de la tina.

Media hora después , ya estaba lista para bajar. Su cabello todavía estaba húmedo y los anteojos todavía estaban colgados de su nariz. Ella estaba intentando ser valiente, pero no estaba segura  si no los escondería si se topase con su marido.

Lydia estaba sola en la sala de comer  cuando ella entró, pero había platos vacíos sobre la mesa, lo que sugería que su padre,  Edward y posiblemente lady Cullen ya hubiesen estado allí y hubiesen partido. Bastó una mirada a la cara de su madrastra para entender el por qué . Lydia tenía una cara muy seria. Isabella suspiró,  sabiendo que ella estaba en uno de esos días difíciles. Sintió  ganas de dar media vuelta y huir a su cuarto, pero Lydia ya la había visto y salir de allá sólo complicaría todo.

—  Veo que  estás  usando los  anteojos.

Lydia dirigió una sonrisa  forzada, e Isabella se mantuvo callada, dirigiendose   al aparador, donde estaba dispuesto el servicio de desayuno , para servir su plato.

— Cuándo llegaron los anteojos? — su madrastra quiso saber. — Tu marido ya te vio con ellos? Ahora  entiendes el castigo que  te infligiste a vos misma con tu comportamiento impetuoso? Estás triste, verdad ?

Isabella dejó que su madrastra disparase todas las preguntas mientras se servía. Sólo después  de  dirigirse a la mesa, sentarse , colocar la servilleta en su falda y tomar el tenedor finalmente dijo en un tono calmo:

— Tengo los anteojos desde el día antes de mi casamiento, Lydia.

Un silencio pesado dominó  la sala con esa noticia. Isabella comenzó a comer y levantaba el tenedor para llevarlo a la boca cuando Lydia rompió el silencio, expresando toda  su sorpresa:

—  Te casaste con él aún habiendo  visto esa cicatriz horrible ?  Mi Dios, Isabella,  vos estás loca? Cómo puedes soportar que él te toque?

Suspirando, Isabella bajó el tenedor  y dijo : 

— En realidad , Lydia, yo no solamente me casé con Edward sabiendo cual era su apariencia , conocía esa cicatriz mucho antes que él me besase o que hiciese el amor conmigo. Pude verlo razonablemente bien en el baile en que lo conocí y bailé con él.  — Isabella la miró directamente . —Lo hallé muy  atractivo   aquella noche y continuo hallándolo. Siento mucho que a vos no te agrade. Pero , por suerte, vos no te casaste con él. 

Isabella comenzó a comer nuevamente, consciente de la mirada de Lydia. Su madrastra la observaba como si ella fuese un rompecabezas que no lograba resolver.

— Parece que  estás ... feliz — Lydia finalmente dijo,  intrigada, y sin poder  contenerse, preguntó : — Cómo puedes  ser feliz con él ? 

Isabella levantó la cabeza. Con ojos tristes contempló a la mujer del otro lado da mesa. Lydia no  podía  entender.

— Porque Edward es bueno y generoso. Porque él me trata como a una princesa. Porque él me hace reír. Porque él me hace feliz. Porque cuando me besa  voy al paraíso y cuando hace el amor conmigo, no logro contener la pasión que él me despierta.  No sé si logras entender de lo que hablo.

La reacción  de Lydia no podría haber sido más extraña, como si Isabella la hubiese agredido.

Isabella, por su lado, se quedó reflexionando sobre la reacción  de su madrastra al tomar el tenedor  nuevamente y volver su atención a la comida. Transcurrieron varios minutos hasta que Lydia se recuperó lo suficiente como para atacarla nuevamente.

— El ya te vio con los anteojos? — ella preguntó súbitamente . —Apuesto a que no. Yo no te vi usando ellos antes. Es porque a él no le gustas con anteojos, verdad?

Tragando la comida que masticaba, Isabella posó el tenedor  y el cuchillo al lado del plato. Después se limpió los labios con la servilleta , volviéndola a colocar en su regazo, apoyó las manos en su falda, levantó los ojos hacia Lydia e hizo lo que debería haber hecho muchos años antes.

— Por qué deseas tanto  verme infeliz? Qué te hace  odiarme tanto?

Sobresaltándose  en la silla, como si hubiese sido abofeteada, Lydia retrucó :

— No seas ridícula. Vos sos mi  Isabella la calamitosa. Y yo no te odio. He hecho de todo por criarte lo mejor posible.

— Pero quieres  verme infeliz.

—  Así es la vida, Isabella — dijo ella secamente. — Todos esos sueños que una tiene sobre hijos y felicidad,  un hogar  y un marido amoroso, debes olvidarlos. El destino es voluble y muchas veces cruel. Aún cuando parece haberte dado todo lo que querías, pronto entenderás que no tienes nada. Es mejor aprender como es la vida de dura mientras uno es joven  que crecer mimada y protegida y cuando sos grande descubrirte con un corazón roto.

Isabella miró a su madrastra en silencio, sintiendo que estaba cerca de entenderla. Después  de un momento, preguntó :

— Vos fuiste mimada e protegida, Lydia?

— Mucho . — ella esbozó  una sonrisa. — Fui mimada más de lo que te puedes imaginar. Cualquier cosa que quisiese, la podía tener. Cualquier cosa  que necesitase, al instante estaba allí.

— Hasta que te casaste con mi padre. 

Lydia miró  el plato. Después  de una pausa, dijo bajito :

— Creí  que lo quería cuando lo vi. Veía como era él  con tu madre y…

— Vos lo  conociste mientras mi madre todavía vivía? — Isabella preguntó  sorprendida.

Lydia confirmó con la cabeza, con los ojos bajos, casi avergonzados.

— Ellos se amaban mucho. Yo envidiaba a tu madre.  Cuando ella murió, me alegré , pues había llegado  mi turno. Y fui detrás de él.  No inmediatamente, claro. Estuve cerca para confortarlo, para manifestar mi condolencia por la situación difícil que sería para vos no tener una madre.  Lo que sería difícil para él también. Vos necesitabas a alguien para ayudarte a convertirte en adulta, especialmente después  del escándalo. Y criar una hija y administrar una casa debía ser un peso muy grande para un hombre solo.

— Y él se casó con vos — Isabella completó bajito , acordándose que que Lydia había sido bondadosa con ella cuando había llegado  a Swan. Después , al poco tiempo, ella se había ido mostrando distante y fría hasta hacerse desagradable.  Y no solamente con ella, sino con todos en Swan.

— Si,  él se casó conmigo — ella repitió muy  tristemente. — Como te dije,  casi tuve todo lo que quería.

— Pero no todo, verdad ? — preguntó Isabella, comprendiendo la situación. — Sabes por qué ? Porque no era exactamente a mi padre lo que vos querías. Vos querías el tipo relación que él y mi madre tenían.

— Es verdad — ella admitió,  forzando una sonrisa . — Vos siempre fuiste una niña muy despierta. Si yo tuviese la mitad de su inteligencia, no habría estropeado  mi vida. — Soltando un suspiro, Lydia pasó la mano por su cabello y después  sacudió la cabeza. — Ah, él es bueno y generoso a su modo distante, pero no sentí nada cuando él me besó.  Desconozco esa pasión incontrolable de que la  hablaste .  No lo  culpé por eso.  Él se casó conmigo para que yo cuidase de vos y de la casa. Era eso lo único que le importaba.  Vos eras la hija de su amada Margaret, y él siempre demostró más afecto, atención y consideración por vos  que por mí.  — Después una pequeña pausa, Lydia continuó : —  Yo podría haber convivido con eso.  Muchos casamientos son simples acuerdos .  Me contentaría con el poco de afecto que él me dispensa si por lo menos , hubiese  tenido mis propios hijos para criar. Pero no los tuve.

La mano de Lydia apretó tanto la taza que sujetaba que sus nudillos se pusieron  blancos. Isabella temió que ella pudiese romper la taza de rabia.

— Estoy con tu padre hace diez años,  sin ninguna perspectiva de un hijo.

La visión de Isabella se hizo turbia aún con los anteojos. Ella se dio cuenta  de que sus ojos estaban inundados con lágrimas de empatía. Secando las lágrimas y aclarando su garganta, argumentó :

—  Me tuviste a mí.  Yo habría querido  ser tu hija.

— No, Isabella, no era lo  que yo quería — contestó Lydia de manera brusca, con una mirada dura. Ella entonces desvió los ojos, avergonzada. —Disculpa mi honestidad , Isabella, pero vos ya estabas bastante crecida cuando llegué  a Swan.  Eras casi una mujer , con personalidad y actitudes propias… y una réplica exacta de tu madre,  que tuvo el matrimonio que yo hubiese querido, pero que nunca logré tener.— Ella  tosió brevemente y sacudió la cabeza. — Yo quería lo que tu madre Margaret tuvo, un marido para amar y ser amada y un bebé mío.  Mi propia hija para que se pareciese a mí , una niña a quien  pudiese mimar y proteger.

Isabella balanceó levemente a cabeza.

— Y estoy segura  que  a mi madre le habría  gustado tener lo que vos tienes.

Lydia parpadeó   confundida.

—  Qué  tengo yo  que ella no haya tenido?

— Salud — respondió Isabella. —  Mi madre siempre fue frágil y enferma  . No tenía fuerza para hacer casi nada. Un pequeño frío podía tenerla en cama por días.  Y ni todo  nuestro amor  fue capaz de mantenerla saludable.

Por un instante, una expresión de vergüenza pasó por el rostro de Lydia. Ella desvió los ojos  y  apretó  los labios.

— No estoy diciendo eso para avergonzarte — Isabella dijo prontamente. — Lo digo porque, aún con todo lo que ella tuvo, y que vos deseas, ella tampoco tuvo todo. Tal vez nadie  pueda tener todo.

Lydia volvió a mirar a Isabella, la expresión de vergüenza había cambiado a una curiosidad. 

— Ella era feliz?

Isabella suspiró y pensó en el pasado , acordándose de la risa de su madre,  a pesar que siempre estaba  enferma  . Margaret Swan nunca había demostrado cansancio o frustración con esa situación. Era de una alegría incomparable y siempre tenía una sonrisa , a pesar de todo el sufrimiento. Por eso todos la amaban tanto.

— Creo que una parte de ella debe haber sido muy  infeliz — Isabella finalmente respondió . —  Yo misma hallaría muy  frustrante tener que convivir tanto tiempo con la enfermedad. Pero ella nunca lo  demostró.  Una vez ella me dijo que la felicidad era una elección. Si una elige ser negativa y melancólica, lo serás, pero si deseas ser feliz y estás determinada a disfrutar lo que la vida tiene para ofrecerte,  así será. Ella decía que no hay nada en la vida que sea sólo bueno o  sólo malo , que la vida da un poco de cada cosa, aunque  algunas veces sólo consigamos ver lo que hay de malo a nuestro alrededor  mientras que en  otros momentos sólo vemos lo que hay  de bueno. Por eso debemos tener  los ojos siempre atentos para lo bueno para no  dejarnos abatir por el desánimo y el pesimismo.

— Parece que tu madre era muy sabia — murmuró Lydia bajito , con lágrimas en los ojos. — Me habría gustado  haberla conocido mejor mientras vivía. Tal vez si hubiese oído un poco de la sabiduría de ella no hubiese hecho esta macana irreparable con mi propia vida.

— Por qué es irreparable ? — preguntó  Isabella, y Lydia soltó una carcajada seca.

— Ah, no sé. No me puedes ver, Isabella ?  Me estoy poniendo vieja y gorda, una  matrona propiamente dicha, y estoy casada con un hombre que me odia y tengo una  hijastra calamitosa que también me odia.

— Yo no te odio — contestó Isabella.

— Tu padre me odia.

—El…

— Por favor — Lydia levantó la mano para que Isabella se callase —, No intentes  decirme que él no me odia. Al principio, creí  que  solamente era indiferencia lo que él sentía por mí.  Pero, con el paso del tiempo,  vino el desprecio. creo que me lo  merecí. Mi decepción me volvió  amarga e hizo que  todos ustedes se sintiesen infelices también. Ahora tu padre ya no gusta  de mí.  — ella dirigió una mirada sombría a Isabella y afirmó : — El me detesta tanto que hasta cree que soy yo quien está intentando matarte.  — Lydia sacudió la cabeza . Tenía una mirada herida. — Cómo él puede pensar una cosa así ? Entiendo que no me aprecie,  pero  no me conoce después  de todos estos años?

— Estoy segura  que  él no piensa así — afirmó Isabella, sintiendo pena por su madrastra. Nunca había visto a Lydia tan vulnerable.  Tampoco se había  dado cuenta  de cuan infeliz ella era. Nunca se había detenido a pensar en la razón por la cual ella no había tenido hijos. O  si ella había realizado sus sueños de infancia y adolescencia. Todo indicaba que ella había tenido una infancia muy feliz y  que no había logrado lidiar muy bien  con las decepciones de la vida adulta.

— Pues él me acusó en la cara y me avisó que, si algo  te sucediese ,  él haría que fuese ahorcada.

— Estoy segura  que  él no habló  de corazón. por lo que entendí, los hombres  suponen que debe ser alguien que está aquí ahora y que también estuvo en la ciudad. La lista es muy corta.

— Y yo estoy en ella — Lydia murmuró,  recostándose en la silla con un suspiro. — Creo que de tu padre sólo puedo  ganar mas  desprecio.

Isabella se quedó en silencio  por un momento.

— Lydia, si mi madre  tenía razón y somos lo que escogemos ser … quiero decir, si vos no estuviese siempre  quejándote y  complicándole la vida a  los demás, tal vez mi padre encontrase un camino de vuelta a vos. 

Lydia la miró  por un momento, después  dirigió una mirada angustiada.

—Hablando de eso … Por qué  estás  siendo tan gentil conmigo cuando yo siempre me porté tan mal con vos. 

Isabella frunció  el ceño.

—  Acabo de darme cuenta que  fui egoísta respecto a vos.  Nunca se me pasó por la cabeza que vos pudieses querer tener hijos propios  o  que mi padre no era perfecto. Intuía que vos no eras feliz, pero simplemente creía que era porque vos así lo querías. En verdad , nunca intenté  entender en profundidad tu situación . — Ella se quedó pensativa por un momento y después  dijo con sinceridad : — Perdóname, Lydia. Perdóname por las decepciones que te causé y  perdóname por no  haberme dado cuenta de esto antes.

— Eras una niña — Lydia la justificó. — Yo no. Debería haber sabido lidiar mejor con las decepciones.  Si hubiese tenido mis propios hijos, probablemente también me sentiría agradecida por haber podido ser  una madre para vos.  La mañana  que  fuiste envenenada, cuando pasaba por el corredor en frente de tu cuarto para bajar, oí a lady Cullen comentarte que ella   siempre había querido tener una hija y que le gustaría  ser una madre para vos.  — La expresión de Lydia se hizo triste. — Ese es el papel  que yo debería haber hecho. Vos eras la hija que la vida tenía para ofrecerme  — la mirada de Lydia manifestaba gran arrepentimiento. —Discúlpame , Isabella. Me gustaría  poder comenzar todo de nuevo. Si pudiese, haría todo de manera diferente. Sería tu amiga y realmente intentaría ser una madre para vos. 

— Nunca es tarde cuando la intención es buena. Podemos comenzar de nuevo y ser amigas — Isabella respondió rápidamente. — Me gustaría.

Lydia dio una sonrisa  inseguro.

— De verdad ? Después  de todas las cosas horribles que te hice? Puedes   perdonarme y comenzar de nuevo?

Isabella asintió .

— No fuiste tan horrible, sólo un poco bruja, como corresponde a cualquier madrastra  Lydia. La mayoría de las veces estás muy irritada, al borde de un ataque de nervios  y, por eso,  yo te evitaba.  Pero debo admitir que en Londres  te volviste  intolerante. Pero, a pesar de todo, eso me llevó a conocer y   casarme con Edward, por lo tanto no puedo  quejarme demasiado , verdad ? Soy muy feliz con él, Lydia. 

Una leve sonrisa brotó de los labios de Lydia.

— Me alegra   que por lo menos vos seas feliz, Isabella. Veo que tu marido es atento, gentil y cuidadoso con vos.  Creo que todo eso  compensa de sobra esa cicatriz repugnante.

Isabella se quedó sorprendida. Realmente no entendía esa fijación de todas las personas con esa cicatriz. Formaba parte de Adrián,  como una oreja o  un dedo. Y  hasta le daba una cierta personalidad al rostro de Edward, pero Lydia obviamente la hallaba repugnante.

Sacudiendo la cabeza, Isabella dijo : 

— Estaba pensando en ir a la aldea hoy. Te gustaría  venir conmigo?

Lydia reaccionó  como una niña a quien le hubiesen ofrecida un dulce inesperada.

— De verdad ?

— Si.  — Isabella se rió al ver la expresión de ella.  — Si vamos a hacernos  amigas, necesitamos  hacer algunas cosas juntas, verdad ?

— Creo que si — su madrastra concordó,  exultante. — A qué hora partimos?

— Ahora mismo, si quieres . Acabo de comer.

Lydia se puso de pie ene l  mismo instante.

— Voy a  buscar unas monedas a mi cuarto en caso que encontremos algo  para comprar. — Al  dirigirse a la puerta, ella se detuvo y se volvió para preguntarle a Isabella: — Vamos en carruaje o  a pie?

— Creo que podemos caminar para bajar este desayuno  — Isabella propuso, levantándose y uniéndose a su madrastra cerca de la puerta. — No es muy lejos… a menos que prefieras ir en carruaje.

— No, no, una caminata   nos va a hacer bien.

Al cruzar el hall, una Lydia animada no paraba de hablar. Isabella sonrió  y  lamentó no haber  hablando con ella antes. Podrían haber tenido esa conversación esclarecedora mucho tiempo atrás. 

 

— Isabella!

Isabella se sobresaltó  al oír la voz de su marido detrás de ella.  Inmediatamente se sacó los anteojos y los metió en el bolsillo de la falda. Ella se dio cuenta de la mirada asombrada que Lydia le dirigió, pero la ignoró y se volvió  hacia Edward.

—  Hola, querido.

—  A dónde van ? — él preguntó preocupado, mirándolas.

— Sólo voy a  subir y tomar algunas monedas — dijo Lydia, apartándose. — No voy a  tardar mas que un minuto.

Isabella observó el bulto de su madrastra desaparecer en la escalera y le explicó a su marido:

— Voy a  la aldea para ver algunas cosas.

— no con Lydia?

Isabella suspiró,  sabiendo que tendría trabajo para convencerlo.

— Sé que crees que  ella es la responsable de la torta envenenada, mi lord . Pero las dos tuvimos una larga  y profunda conversación esta mañana, y  estoy segura  que  no fue ella. Lydia se siente  desgraciada y, por eso,  quiere ver  a  los otros infelices también, pero no es ella quien está intentando matarme.

— Isabella…

— Edward, tienes que creerme. Ella no es la culpable, apuesto mi vida a que no.

—  Estás  apostando tu vida . Y no voy a  aceptar eso.  Me rehuso a dejarte ir a la aldea a solas con ella.

Isabella estrechó los ojos para poder ver mejor la expresión de pánico de su marido y le dio una amplia sonrisa. Poniéndose en puntas de pie , ella lo besó  levemente en los labios.

—Te pones tan lindo cuando estás enojado y mandón, mi lord . En verdad.  Me da  ganas  de llevarte arriba y tirarte en la cama.

La tensión de Edward se suavizó un poco y una pequeña sonrisa se curvó en sus labios.

—Tirarme en la cama, querida? — él la envolvió por la cintura. — estoy dispuesto a sacrificar algo de tiempo para ese proyecto si sos  tan persuasiva.

— Persuasiva? — Isabella acarició los labios de él con la lengua.

Edward la agarró por la nuca, sin dejar que ella se apartase al intentar besarla.

Isabella pasó os brazos alrededor del cuello de su marido, y jadeó cuando las manos de él agarraron sus nalgas y la levantaron un poco para que sus cuerpos se tocasen eróticamente. Entonces el sonido de pasos que bajaban rápidamente las escaleras hizo  que los dos dejasen de  besarse. Reticentemente, Edward bajó a Isabella hasta que ella colocó los pies nuevamente en el  piso.  En ese instante, Lydia surgió al lado de ellos. 

— Estoy lista — dijo su madrastra en un tono alegre y se detuvo  , con los ojos muy abiertos , al darse cuenta  de lo que había interrumpido.

— Yo… eh ....— ella balbuceó .

— También estoy lista — Isabella afirmó,  soltándose del abrazo de su marido y yendo a unirse a Lydia.

— Vamos.  que hay una encantadora posada en la aldea que sirven  unos dulces exquisitos.

— Isabella… — Edward comenzó a decir, pero ella simplemente abrió la puerta y   dio paso para que Lydia saliese primero.

— Volveremos pronto — le avisó alegremente, siguiendo a su madrastra y cerrando la puerta.

 

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WOW, LYDIA RESULTO NO SER LA ASCESINA, PERO A MI ME SIGUE CALLENDO GORDA AUNQUE NO SEA TAN MALA, JAJAJA, MMMM AHORA SOLO NOS QUEDA JASPER DE SER EL SOSPECHOSO, QUE MAL, NO, NO, NO, YO ME NIEGO A CREER QUE SEA EL

 

GRACIAS A TODAS POR ESTAR EN ESTA AVENTURA BESITOS

Capítulo 21: VEINTE Capítulo 23: VEINTIDOS

 
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