CALAMITOSA (+18)

Autor: lololitas
Género: Romance
Fecha Creación: 08/08/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 19
Comentarios: 51
Visitas: 58223
Capítulos: 25

"FANFIC FINALIZADO"

DECLARADA  CALAMIDAD PARA LA HUMANIDAD !!

La sociedad londinense a declarado a lady Isabella Swan un peligro para la humanidad. Y le han provisto un apodo que ella no desconoce : CALAMITOSA ISABELLA.

Todos están a la expectativa del próximo incidente- accidente que la joven va a provocar. Para su resguardo físico todos dan un paso atrás y alejan todo objeto que se derramable, inflamable, rompible, filoso, puntiagudo o susceptible de causar un accidente.

VER O NO VER... ESA ES LA CUESTION

Edward Masen, el conde de Cullen, sabía que la bella  lady Isabella Swan podría ser peligrosa. Ella era, en verdad , un desafío. Pero era exactamente el  desafío que él necesitaba …

MAS ALLA DE LO QUE LOS OJOS PUEDEN VER ...

Isabella siempre había deseado tener un novio, pero su madrastra quería más todavía  quería que ella encontrase alguien dispuesto a casarse con ella. Isabella coincidía con el hecho  que los anteojos escondían la belleza de su rostro, pero si ella siguiese el consejo de su madrastra y no los usase, cómo diablos iba a ver a los candidatos?

Ya había causado suficientes desastres con su deficiencia visual  y encima se había ganado un apodo infame en los círculos sociales en que se mueve. Todos los

posibles pretendientes parecían salir corriendo  cuando se acercaba “LA CALAMITOSA” Isabella… Hasta que de repente apareció un caballero dispuesto a bailar con ella. Un hombre elegante, atractivo  y misterioso…  Y Isabella irá  tanteando y  tropezando… para encontrar el amor!

 

adaptacion con los personajes de crepusculo del libro Love Is Blind -Lynsay Sands

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Capítulo 13: DOCE

— Por qué no le muestras a galería a ella?

Edward parpadeó al ser atrapado mirando a Isabella mientras hablaba con el padre de ella y sonrió  tímidamente ante la sugestión de Charlie Swan.

— Pueden ir. Ustedes dos me hacen recordar a mí mismo y a la madre de Isabella cuando teníamos la edad de ustedes. No parábamos de buscarnos con los ojos, siempre queriendo tener al otro en la mira. — él sonrió  ante el dulce recuerdo y agregó : — Todavía la extraño. 

Edward levantó una ceja.

— Y Lydia?

— Lydia. — lord Swan soltó un suspiro. — Lydia fue un error en mi vida. Creí  que Isabella necesitaría la ayuda de una madre hasta que se hiciese más adulta, especialmente después  del escándalo. Tampoco quería colocar sobre los hombros de  toda el peso de las responsabilidades domésticas siendo todavía tan joven.  Fue un casamiento de conveniencia. Yo sabía que nunca podría amar a otra mujer como amé a mi Margaret. — él suspiró nuevamente y sacudió la cabeza. — Pensé que Lydia entendería eso.  Es más, ella  me dijo que entendía perfectamente. Pero no entendió nada. Creyó que yo solamente estaba atravesando la etapa de luto y, que tan pronto me recuperas, llegaría a enamorarme de ella. Cuando se dio cuenta  que eso no iba a suceder… — él se encogió  de hombros  y su mirada se posó en su hija. — Isabella es igual a su madre.  No es sólo que se parece físicamente  a su  madre,  tiene el mismo carácter de Maggie. Por eso,  en la cabeza de Lydia, Isabella rivaliza con ella por mi afecto.

— Entiendo — dijo Edward pensativamente. Eso explicaba mucho sobre el comportamiento de la madrastra. Cometía crueldades alegando que eran para el bien de Isabella.

— Me agrada ver que vos e Isabella se identificaron . Creo que van a ser tan felices como la madre de ella y yo  fuimos. Ahora ve a mostrarle la galería — él insistió y agregó : — Yo  iba a sugerir un paseo por el jardín donde ustedes tendrían más privacidad, pero como está lloviendo, la galería es lo mejor que puedo  proponerles.

— Gracias  — Edward agradeció y cruzó la sala para darle la mano a Isabella.

Isabella conversaba con la madre de Edward, con Rosalie, una prima de él,  y con Lydia. Por  primera vez  desde que había conocido a Edward, parecía estar  pasándolo bien  en un baile. Hasta parecía hasta feliz. Pero quien se mostraba infeliz era Lydia. Al contrario de Isabella , cuya felicidad se translucía en su mirada, la cara de Lydia no escondía su tristeza y depresión.  Si no fuese por el número de veces que deliberadamente había hecho sufrir a Isabella, Edward habría sentido pena por ella. 

Ese era la primer fiesta en la que participaban desde el incendio. Lydia se  había negado a dejar a Isabella ir a  fiestas sin la compañía de ella y se había  rehusado a asistir a cualquiera de ellas, alegando que no soportaría el escándalo social . Pero con la llegada de Charlie todo había cambiado. Él había insistido para que saliesen aquella noche y había insistido  para que Edward los acompañase, haciéndolo viajar  en el carruaje de ellos.  Era notorio el esfuerzo de lord Swan para que Edward se sintiese incluido en la familia.

— Edward?

El sonrió  ante la voz segura de Isabella al aproximarse. A pesar de su visión deficiente, ella siempre  parecía reconocerlo.

— Si,  querida - él confirmó.  — Tu padre sugirió  que te muestre la galería.

Lydia comenzó a esbozar una protesta, pero se calló . No podía contrariar la voluntad  de su marido. Dando una amplia sonrisa, Isabella tomó  la mano que él le ofrecía y se levantó , saliendo ambos  del  salón de baile.

— No imaginaba que vos y mi padre fuesen tan buenos amigos — dijo ella al caminar por el hall en dirección a la galería.

— Bien,  tal vez no seamos amigos íntimos ,  pero nos escribimos con  mucha frecuencia. Él es una persona macanuda.

Ellos entraban en la galería y Edward estaba tan encantado observando todo que no vio a una mujer delante suyo  y se chocó con ella.

— Lord Cullen

Edward bajó la vista al oír esa voz ronca y apretó los labios al ver de quien se trataba. 

Lady Victoria Charlieson.

 

 

Su mirada recorrió los cabellos rubios platinados y el cuerpo exuberante de la mujer. Hacia diez años que no se encontraban y se habría sentido feliz si la no hubiese visto por otros cincuenta años mas . Esa mujer había amargado su vida. Ella era una víbora. Había sido la única persona que no se había apartado de él  al ver su cicatriz. Es más, ella le había sonreído y había coqueteado con él.  Y había  aceptado sus caricias respondiendo con placer.

Solamente después  de atraerlo a su casa y seducirlo , Edward se  había  enterado de quien era ella . Poco después de tener sexo, todavía sudados e jadeantes, ella había comenzado a reírse a carcajadas, comentando que siempre había considerado que los hombres bizarros eran excitantes y perfectos en la cama.

Edward se había quedado congelado con ese comentario y el  fuego de la pasión se había enfriado en ese instante . Había  sentido nauseas mientras que ella iba  mencionando algunos de sus “amantes bizarros” . Había comentado  que un hombre con una pierna mutilada y un tuerto hasta entonces habían sido sus favoritos, pero que la experiencia con Edward  había sido mejor todavía.  Había completado su discurso  diciendo que los hombres deformes  estaban siempre dispuestos a complacer y  agradar a una mujer con tal de llevarla a la cama. La deformidad los hace sentirse desvalorizados , están hambrientos de afecto y de sexo, por eso son tan buenos en la cama. Yo los llamo “mis monstruitos”,  Victoria había concluido.

 

 

Edward había dejado Londres dos horas más tarde. Le había parecido que ya yo tenía ninguna  razón para permanecer allí. La mayor parte de la ciudad  lo hallaba repugnante  y no estaba interesado en ser el monstruito bizarro para nadie.

— Dios ,  continuas atractivo   como siempre — Victoria lo elogió,  colocando una mano sobre el pecho de él. 

Edward sacó la mano de manera tan brusca que hasta podría  haberla lastimado, pero todo lo que vio eb los ojos de Victoria fue excitación.

— Lady Charlieson, permite que te presente a mi prometida, lady Isabella Swan — dijo él,  con una advertencia fría en la mirada.

— Hola, querida. — Victoria ni siquiera  se tomó  el trabajo de mirar en dirección a Isabella. Había lujuria en sus ojos grises. sin desviarlos de Edward, comentó : — Qué jovencita de  suerte , querida, te conquistaste  un  verdadero garañón  . 

Edward vio a Isabella fruncir las cejas  y apretar los labios. Sintió  rabia crecer dentro de él.  Lady Charlieson se estaba arriesgando en  un juego peligroso.

— Después  que lleves a tu amiguita de vuelta a su casa,  pasa por  mi mansión y beberemos algo , mi lord . Mejor dicho yo beberé algo de vos .. — Victoria murmuró. 

El  comportamiento de Victoria era un insulto para Isabella,  un insulto que Edward no permitiría.

— Ya bebiste de mí todo lo que tenías que beber , Victoria — él replicó secamente, omitiendo deliberadamente el título de lady. Dándole la espalda, en una actitud  de evidente desprecio, tomó a  Isabella por el brazo y la  apartó de la rubia , quien se quedó plantada en la puerta.

—  Ella parecía… interesante — comentó Isabella  insegura, mientras recorría  con Edward el  largo salón con pinturas colgadas en las paredes.

— En verdad , ella no es interesante para nada — él aseguró. 

— No sé,  no llegué a conocerla bien.

Isabella se quedó en silencio por algún tiempo.  Edward observó que ella se mordía los labios. Parecía que quería  decirle algo,  pero se contuvo cuando pasaron  por al lado de otra pareja.

— Edward, debo  decirte una cosa… no quiero… bien,  si vos no quieres casarte conmigo, no te sientas obligado.

Edward se congeló, sintiéndose invadido por la ansiedad. 

—  Qué?! — preguntó atónito, intentando  aclarar la situación : — Isabella, Victoria no significa nada para mí.  No la veo hace diez años. 

— Ah, no  necesitas justificarte, mi lord . No estoy diciendo eso por causa de ella.  Es que… sé que vos hiciste el pedido de matrimonio  porque fuimos sorprendidos aquella noche. No quiero que te cases conmigo solamente para evitar un nuevo escándalo.

— No quieres casarte conmigo? —Edward preguntó,  en un tono de voz  más áspero del  que pretendía.

— Claro que quiero! — se apresuró  Isabella a responder y sonó tan sincera que él se relajó de inmediato. Ella entonces agregó : — Pero no quiero anteponer  mi felicidad a la  tuya.  Prefiero sufrir las consecuencias de un escándalo a…

Las palabras quedaron suspendidas en el aire porque Edward la agarró por el brazo y la sacó de allí, volviendo al hall. Allí  abrió una puerta, pero al ver que en la sala había gente, la cerró de manera brusca. Todo lo que  deseaba era probarle a Isabella que  quería, , y mucho,  casarse con ella, que ese deseo  no tenía nada que ver con los escándalos. Era evidente que los acontecimientos de esa noche habían precipitado las cosas, pero, más  tarde o más temprano  él habría pedido la mano de ella.  Isabella debía creerle eso y sólo había una manera de probárselo . Pero era  necesario que  tuviesen privacidad para que pudiese hacerlo a su modo.

Edward miró de un lado al otro del  hall y empujó a Isabella hasta a puerta siguiente, la abrió  y constató que esa sala también estaba ocupada. Al abrir una tercer puerta y verificar que esa sala también estaba ocupada, él miró desanimado a su alrededor . Notó entonces una puerta diferente a las demás. Al abrirla descubrió que daba a una minúscula despensa. Él imaginó que el hall no estaría vacío por  mucho tiempo,  entonces empujó a Isabella dentro de la despensa .

—  Qué vinimos a hacer aquí ? — ella preguntó confundida, al verlo apartar algunos elementos de limpieza para hacer un poco de espacio para los dos.

En vez de responder, Edward espió afuera, para asegurarse  que el hall seguía vacío, y cerró la puerta.

— Edward? — Isabella insistió y fue callada con un beso. Había en él un fuego acumulado de los muchos días en que no había podido hacer otra cosa mas que observarla,  reír, hablar y sonreír.

Visiblemente confundida y asustada, en el primero momento Isabella permaneció inmóvil en los brazos de él,  pero ese momento duró muy  poco, pues pronto su cuerpo se relajó al contacto con el de Edward y sus brazos lo envolvieron.

Edward gimió  cuando ella comenzó a ronronear de placer, aferrándose a él como una gata mimosa. La suavidad de ese cuerpo moviéndose contra el de él y esos  gemidos lo habían enloquecido las veces anteriores.

 Dios, en esa despensa abarrotada, necesitaría  un gran auto control  o  acabaría haciendo el amor con ella apoyado contra la pared. Seguramente no era la mejor iniciación para una virgen. Pero a su cuerpo no parecía  importarle.  Isabella continuaba a suspirando  y rozando su cuerpo,  y éste  respondía con una tremenda erección.  Edward se decía a sí mismo que eso era todo lo que les estaba permitido, pero sus manos ignoraban la razón: una de ellas descendió hasta debajo de la cintura, presionando el cuerpo delgado contra el suyo, mientras la otra fue buscar las curvas  de sus pechos, acariciándolos y estimulándolos.

— Oh, Edward… — Isabella murmuró,  jadeando cuando Edward interrumpió  el beso y sus labios deslizaron por su cuello. Ella soltó un nuevo gemido que sólo hizo que la erección de él aumentase.

En ese momento Edward deseó que estuviesen casados. La llevaría directamente a su  casa  y a su  cama. No lograba pensar en nada más , todo  su cuerpo reaccionando a la mano  traviesa de Isabella que ahora , curiosa, exploraba su erección. 

—  Qué tienes dentro de tus pantalones, mi lord , es algo que  me  está presionando? — murmuró ella casi sin aire, obteniendo apenas un jadeo lastimero como respuesta.

Edward quería implorar para que ella lo tocase con mayor presión, para que descubriese sola de que se trataba ese bulto , para que simplemente metiese la mano dentro e sus pantalones para poder sentir la crudeza de las fuerza de su deseo.

—  Cuánto  falta el casamiento , Isabella? — él preguntó afligido.

Isabella hizo una pausa, respirando pesadamente e intentó calcular. Le llevó unos segundos para  responder

— Una semana, mi lord .

—  Todo ese tiempo  ?

— Parece mucho,  pero no es tanto .

Edward se quedó paralizado al oír el comentario viniendo desde afuera de la despensa. Por un breve momento, tuvo la sensación  que había otra persona allí  con ellos.  Estaba oscuro y no podía para ver nada, pero se dio cuenta que Isabella estaba muy asustada, pues su cuerpo se había puesto rígido. 

Edward vaciló y finalmente le  preguntó a Isabella:

— Yo estoy loco o eso sonó muy parecido  a la  voz de tu padre?

Antes que ella pudiese responder, la voz del otro lado de la puerta respondió :

— Si, bastante parecido. 

Blasfemando groseramente , Edward intentó apartarse de Isabella lo máximo posible dentro de ese minúsculo  cubículo, enderezó los hombros, respiró  profundamente  y abrió a puerta para salir. Honestamente estaba  preparado para recibir un puñetazo en la cara o  para recibir un desafío  al duelo para ese amanecer. Pero se encontró  con un Charlie Swan risueño, apoyado en la pared opuesta a la despensa, con una expresión  muy divertida.

Edward esbozó  una sonrisa  estrangulada.

— Discúlpeme — intentó justificarse. — Isabella pensó que yo  solamente quería  casarme con ella para salvarla del escándalo y yo estaba intentando probarle que realmente la quiero.

— Era eso lo que estabas  haciendo? — Isabella preguntó sorprendida, saliendo de la despensa.

Edward iba a responder, pero a; ver o estado de ella,  intentó inmediatamente acomodar y alisar su ropa antes que alguien la viese. Charlie Swan también se aproximó para ayudar, levantando los cabellos sueltos de su hija.

 

— Si,  era lo que  estaba haciendo — respondió él,  procurando acomodar el escote del vestido. — Qué otro motivo tendría para meterte en una despensa?

—Para besarme  — dijo Isabella con simplicidad. 

Edward volvió los ojos al rostro divertido de Charlie Swan y suspiró. 

— Tienes razón, Isabella, pero quise besarte para probar  cuanto  te quiero, que mi pedido no fue un mero gesto de caballerosidad de mi parte.

Ella pareció perpleja al oír el comentario.

— Pero por qué simplemente no me  lo dijiste,  mi lord ?

—  Cuanta ingenuidad ! — Charlie Swan dijo,  riendo, y le explicó : — Porque los hombres no piensan de la misma manera que las mujeres, Bella. Las mujeres hablan, los hombres actúan. Y por eso que fue creada la expresión “hombre de acción”

— Entendí — respondió Isabella, no pareciendo haber entendido nada.

Edward dio un paso hacia atrás para examinarla. El  vestido estaba en orden, pero aparentemente el padre estaba teniendo dificultad  arreglarle el cabello.  En verdad , ella estaba bastante despeinada.

Lorde Swan miró  la cabeza de su hija, frunció la frente  y se volvió hacia Edward.

—  Sabrías arreglarlo ?

— No — Edward confesó  — Pero tal vez mi madre sepa. Aguarden aquí que voy a  buscarla.

Charlie asintió  con la cabeza y Edward se apresuró  a ir buscar a su  madre.  La encontró todavía sentada en el mismo lugar con lady Lydia y Rosalie. Cuchicheando, él le explicó el problema. Ella inmediatamente se levantó y salió del salón de baile, pero, en el momento  en que Edward se volvió para seguirla, Lydia dijo : 

— Ella pronto tendrá los anteojos nuevamente.

Edward se congeló y retrocedió :

—  Qué dijo?

— Le envié un recado a Swan para que mandasen los anteojos de repuesto aquí a Londres. Pronto  llegarán. — ella sonrió . —Entonces,  Isabella conseguirá ver correctamente y verá con quien se está por casar. Ella parece feliz ahora. Pero me pregunto si continuará así cuando tenga los anteojos.

— Claro que ella continuará feliz — afirmó Rosalie con firmeza. Levantándose ella enlazó su brazo en el de Edward. — Ven, vamos a juntarnos con Isabella y tu madre. 

Edward permitió que su prima lo condujese  afuera del salón, su cabeza giraba en un torbellino. Isabella pronto tendría los anteojos de vuelta y podría verlo. Su mente entró en pánico. Ella lo vería.

—  Estás  bien? — Rosalie preguntó preocupada cuando llegaron al hall. — Te pusiste  tan pálido cuando Lydia dijo que los anteojos de Isabella pronto llegarían. 

Edward no respondió,  no sabía  qué decir. No se estaba sintiendo bien. De hecho , se sentía con  nauseas, pero no comentaría nada con Rosalie.

— Isabella  va a amarte así como  vos la amas, Edward.

El quería poder creer en eso, pero sentía el pecho oprimido por el miedo y el dolor.

— Dónde está Jasper? — preguntó. 

— Creo que fue a jugar a las cartas con los hombres. Por qué ?

— Debo hablar con él — Edward respondió,  dando una palmada  en la mano de su prima. — Gracias , Rosalie. Mi madre e Isabella están allí. Voy a  hablar con Jasper y después las encuentro .

Rosalie asintió  distraídamente y preguntó :

—  Qué pasó con el cabello de Isabella?

—  Quedó medio desaliñado, y mi madre la está peinando — Edward explicó,  visiblemente preocupado al ver que el cabello de Isabella estaba todavía peor  que antes.

Sacudiendo la cabeza, Edward trató de ir a la sala donde los hombres y unas pocas mujeres jugaban a las cartas. Pronto avistó a Jasper.  Su primo estaba vibrante cuando se aproximó.  Debía haber ganado esa partida.

— Jasper, necesito hablar con vos — dijo Edward, parandose detrás de la silla de él. 

— Puedes hablar.

— Tiene que ser en privado.

— No puedes esperar que termine de jugar?

Edward vaciló,  ponderando la cuestión.

— No — dijo finalmente.

Jasper dio un suspiro y se levantó .

— Señores,  déjenme  fuera de esta jugada. Vuelvo en seguida.

— Gracias , primo — Edward murmuró al atravesar la sala para hablar.

—  Bien . Qué pasa que es tan importante?

— Lydia mandó a buscar los anteojos de reserva de Isabella.

Jasper lo encaró,  sin entender.

— Y entonces?

—  Ella podrá ver.

Jasper levantó una ceja y repitió :

—  Y entonces?

—  No puedo dejar que ella me vea…

— Edward, piensa un poco — Jasper lo interrumpió . — ella  va a ser tu mujer y, día  más menos día,  acabará viendote.  No pretendes darle continuidad a esta maldad de Lydia y mantenerla ciega indefinidamente, verdad ?

— No, claro que no, pero…

—Pero, qué ?— Jasper se exasperó.

— Necesito  más tiempo. 

— Para qué?

Edward desvió los ojos, vaciló y dijo : 

— Tal vez si ella llegase a amarme antes que pueda verme…

Viendo la mirada de piedad de su primo, Edward giró el rostro. Tragó  en seco. Parecía que tenía un nudo en la garganta. Era un adulto, pero se sentía  como un niño de seis años amenazado con perder a su mejor amigo.

— Edward — Jasper colocó la mano en el hombro de su primo, encarándolo con firmeza —, En primer  lugar, tu cara no es algo tan impresentable . En segundo, estoy seguro  que a Isabella no le importaría aún si lo fuese. Y, en tercer lugar, si eso afecta los sentimientos de ella por vos,  no es mejor  enterarse ahora?

Edward se encogió  de hombros , derrotado.

— Tal vez .

— Todo estará bien — Jasper le aseguró , dándole una palmada  en el hombro de él.  —Ve a disfrutar de la compañía de tu novia. Finalmente puedes  estar con ella sin tener que hacer planes dementes . Ve a besarla, hombre.

Edward observó a Jasper volver al juego y se dio vuelta para retornar al hall. Se quedó sorprendido al ver que no había más nadie allá, ni Isabella, ni su padre,  ni su madre.  Se le ocurrió  que tal vez hubiesen conseguido acomodar el cabello de Isabella y habían  vuelto a la fiesta. Comenzaba a  dirigirse al salón cuando oyó la voz da madre y después  la de Isabella. Él se detuvo en el hall y miró a su alrededor . La puerta de la sala que quedaba al lado de la despensa y que antes estaba cerrada, ahora estaba abierta, él se aproximó y espió  dentro de la sala. A sus ojos le costaron  creer en lo que veían.

— Cielos, qué le hicieron en el cabello? — Edward  preguntó entrando en la sala. Tomando a Isabella por la mano, él la sacó de las garras de las dos personas que habían acabado de estropear el peinado de ella. 

— Está tan mal? — Isabella preguntó preocupada, pasando su mano por el cabello.

— No, no lo está  — lady Cullen se apresuró  a responder, sin mirar a su hijo.

El cabello de Isabella,  levantado de ese modo, parecía un nido de ratas,  y en nada se parecía  al lindo peinado con que ella había llegado a la fiesta.

Edward sacudió la cabeza .

—Madre…

— No me vengas a retar, Edward. No fui yo   quien la despeinó . Tener el coraje de meter a la  pobre Isabella en una despensa, por el amor de Dios. Ella sólo podría acabar despeinada!

— Bien,  se está haciendo tarde. Tal vez sea mejor que  lleves a Isabella a casa en el carruaje, hijo — Charlie Swan sugirió . — Pídele al cochero que después  vuelva a buscarme a mí y a Lydia.

— Si,  claro. — Edward miró  a  Isabella,  aliviado porque ella no parecía enojada con ese desenlace de la fiesta.

 

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JAJAJA SE QUE ESTA MAL REIRME PERO DE VERDAD QUE ME DA ALEGRIA NO RECORDAR SI TUVE UNA VIDA PASADA JAJAJA O SI ESO ES POSIBLE, PERO DEFINITIVAMENTE SI ESTUBE EN ESA EPOCA DIOSSSSS!!!! YO CREO QUE LA SANTA INQUICICION ME DEBIO QUEMAR EN LEÑA VERDE AJAJAJA ¿COMO ERA LA MUJER DE INOCENTE?, DE VERDAD COMO PUDIERON SOPORTAR UNA ETAPA ASIIIIIII!!!!!!!!, JAJAJA SUMERGINAS EN LA INGENUIDAD, LA IGNORANCIA Y EL YUGO DE LOS HOMBRES !!!!QUE HORROR!!!..... PERO DEFINITIVAMENTE POR LO MENOS AHORA ME DIVIERTO COMO ENANA JAJAJA,

CAMBIANDO DE TEMA "ODIO A LYDIA," MALDITA BRUJA AMARGADA.

 

GRACIAS CHICAS POR ESTAR EN ESTA AVENTURA, TAN DIVERTIDA JAJAJA

BESITOS GUAPAS

Capítulo 12: ONCE Capítulo 14: TRECE

 
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