UN AMOR DE LEYENDA (+18)

Autor: lololitas
Género: Aventura
Fecha Creación: 17/07/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 53
Visitas: 54633
Capítulos: 20

"FANFIC FINALIZADO"

Gairloch, Highlands, 1432

Según la leyenda, una hada con poderes extraordinarios nacerá cada cierto tiempo en el clan MakSwan. Será sanadora con el conocimiento y la capacidad de ayudar a los demás, pero su fuerza y resistencia deberán ser probados por los obstáculos. Si sobrevive a las duras pruebas del fuego, el agua y la piedra, siempre sera bendecida por Dios.

El hada debe tener cuidado de no enamorarse, pues, si su amor no es correspondido, podría perder sus poderes. Mas si tuviera la suerte de encontrar a su verdadero amor y ser correspondida, sobrevivirá a cualquier problema y vivirá, junto a su amado, felices para siempre.

Así proclama la leyenda.

 

 


Basada en "El laird de Stonehaven" Conni Mason

 

Mi otro Fic

PRISIONERA DE GUERRA:

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3899&id_capitulo=0

 

 

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Capítulo 1: PROLOGO

Gairloch, Highlands, 1432

Estaba desnudo. Magnífica y descaradamente desnudo. Su cuerpo era perfecto, con hombros anchos, un pecho amplio y fuerte y costillas cinceladas. No podía apartar la mirada. Ésta vagó sobre sus musculosos brazos, sus caderas delgadas, el vientre plano y las nalgas tensas, finalmente bajando por su ingle. Estaba totalmente erecto, su sexo sobresalía hacia arriba con valentía en medio de un remolino de rizos densos del color de un cuervo.

Su mirada subió de golpe hasta la cara. Las sombras se desvanecieron, y por primera vez sus facciones le fueron reveladas. El suyo era un rostro atractivo, ahora endurecido por la lujuria. Más ella se negó a mostrar miedo.

A pesar de su cautela, la subyugo la excitante belleza masculina. Nada en él era habitual. Ni sus penetrantes ojos azules, ni sus labios generosos, ni el cabello oscuro con reflejos de fuego.

Se acercó a la cama, ella se encogió aún a distancia. Sabía lo que quería.

- No, por favor.

- Sí, tengo que hacerlo -a pesar de que había llegado a ella muchas veces en el pasado jamás le había hablado antes, y el trueno de su voz profunda la sobresaltó. ¿Quién era él?

- No puedo amarte - susurró.

- Solo quiero tu amor.

Él se sentó en la cama, atrayéndole hacia su cuerpo.

Una sensación de ardor la consumía. Gritó pues el intenso calor era insoportable. Él le abrió las piernas con las rodillas dejándolas flexionadas. Se estremeció, pero él fue implacable en la búsqueda de su punto más débil.

Extendio los manos contra su pecho enorme, trató de empujarlo lejos. Pero sus dedos rozaron... nada. Se había ido. Pero quedaba su olor masculino, el recuerdo de la impresión en su cuerpo y en su mente... y el humo.

Un grito salio de su garganta mientras las llamas se disparaban a su alrededor, olía a carne chamuscada y podía sentir su pelo en llamas. Rostros sin cuerpo bailaba más allá del anillo de fuego. Caras lascivas, rostros amenazantes, y otros asustados. Hombres, mujeres, niños, todos cantando:

- ¡Quemen a la bruja, quemen a la bruja!

- ¡Isabella, despierta! Estas soñando de nuevo.

Isabella MakSwan estaba feliz de poder despertar de una pesadilla repetitiva. Un sueño aterrador había invadido sus muchas horas de sueño desde que ella se había dado cuenta de sus poderes, pero esta vez fue diferente.

Había visto su cara y escuchado su voz.

- Ya estoy despierta, gracias Esme.

- ¿Fue el mismo sueño?

- Sí, pero esta vez le vi la cara.

- ¿Lo reconoces?

- Jamás le había visto antes – tomo las manos nudosas de Esme – Pero algo está a punto de suceder. Puedo sentirlo. Rápido, consigue las velas y la bolsa de hierbas.

- Oh, no, Isabella, tu padre ha prohibido convocar a los espíritus.

- Mis hechizos no han hecho daño a nadie - argumentó Isabella - Mis poderes me los ha otorgado Dios. Soy tan fiel a las enseñanzas de la iglesia como tu. Negarlos seria un pecado. Por favor, Esme, tengo que saber el papel que el hombre en mis sueños jugara en mi vida.

La preocupación oscureció la frente de Esme. Pero hizo lo que le pidió. Le trajo cuatro velas de la alacena. Isabella había enrollado la alfombra cerca de la chimenea, revelando un círculo de tiza dibujado en el suelo de piedra. Respirando profundamente entró en el círculo.

Esme le entregó el saco de hierbas aromáticas. Luego colocaron las velas a lo largo del perímetro del círculo y las encendieron con un haz de leña de la hoguera. Inmediatamente la llama de una vela se puso roja, otra azul, y la tercera gris con un tono plata. La cuarta brillaba de un color púrpura intenso. Isabella se alineó con la luna llena, visible a través de la ventana abierta, salpicada de las hierbas a sus pies:

- Espíritus, venid a mí, abran mis ojos y dejadme ver que me depara el futuro.

A continuación, Isabella invitó a los espíritus a adentrarse en su corazón y su mente, para revelarle lo desconocido, para interpretar sus sueños y dar a conocer a sus enemigos.

Cerrando los ojos, respiró profundamente hasta que se convirtió en una de las fuerzas de la naturaleza y el universo. Gritó y se puso rígida cuando una oleada de energía entró en su cuerpo. Las cortinas de la ventana abierta y la falda de su camisón de lino revoloteaban sobre sus piernas delgadas, más de pronto todo se quedó inmóvil y una visión se presento ante sus ojos.

Lo vio.

El hombre de sus sueños estaba ahí, grande y viril ante ella. Llevaba el tartán azul, verde y negro de Clan MakCullen. Un aura de color rojo, el color de la guerra la sangre, se cernía sobre él. ¿Era guerrero? De pronto cambio de un tono rojo sangre al azul, el color del amor y la paz.

- ¿Quién eres tú? -susurró.

No obtuvo respuesta

- ¿Estás en mi futuro?

Él se limitó a sonreír.

- No puedo amarte… me estás prohibido.

Su sonrisa se burló de ella, su voz ponía en tela de juicio su razonamiento -¿En serio?

Antes de que pudiera hacer más preguntas, la visión se desvaneció, reemplazada por la de su medio hermano Emmett, el hombre destinado a convertirse en el laird del clan MakSwan cuando su padre moribundo exhalase su último suspiro.

Su sonrisa maligna carecía de calidez y sinceridad. Se acercó de manera amenazante. Ella gritó, rompiendo el hechizo.

- ¿Estáis bien, muchacha? -preguntó Esme. Las velas se apagaron cuando

Isabella tropezó con el círculo. - ¿Has visto algo?

- El hombre de mis sueños es un MakCullen.

- Un aliado para los MakSwan - dijo Esme con un suspiro de alivio - ¿Habéis visto algo más?

- Mi hermano Emmett. Intentaba hacerme daño.

- Sí – asintió Esme a sabiendas – Tu hermano no es una buena persona.

- Debemos estar alertas, Esme. Una vez que él sea el jefe.

- Agg - maldijo Esme entre dientes - Oigo voces airadas en la puerta. ¿Qué rayos están diciendo?

Las dos mujeres corrieron a la ventana que daba a la puerta. La luna había desaparecido, reemplazada por un amanecer rojo sangre, y las voces que gritaban estaban cantando las palabras del sueño de Isabella.

- ¡Quemen a la bruja, quemen a la bruja!

Capítulo 2: UNO

 
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