El amor siempre vence a pesar de todo (+18)

Autor: isakristen
Género: Romance
Fecha Creación: 17/01/2013
Fecha Actualización: 25/08/2022
Finalizado: NO
Votos: 187
Comentarios: 473
Visitas: 340038
Capítulos: 40

Summary: Dos poderosas familias de la mafia enfrentadas desde hace generaciones por dominar la ciudad. Pero serán las hijas Charlie Swan: Rosalie, Alice e Isabella y los hijos de Carlisle Cullen: Emmett, Jasper y Edward quienes decidan que ya era hora de acabar con ese absurdo enfrentamiento Sin ser consciente del horror que se desataría al final, al enfurecer al que creían su mayor aliado.

 

Prologo:

Bella una adolescentes de 14 años, hija menor de Charlie Swan uno de los mafiosos más peligrosos de Chicago. Novia de Edward Cullen un adolescentes de 16 años hijo del mafioso Carlisle Cullen.

Su amor puro e inmenso era amenazado por sus familias, quienes desde hace años tenían una rivalidad por el dominio del poder. Ellos al enterarse de la relación amorosa de los jóvenes deciden separarlos y enviarlos lejos. Sin saber que su amor ya había dado frutos, unas pequeñas personitas que iban protegidas en el vientre de su madre, la cual los unirían para siempre. Dos niños con la marca del sol naciente en el brazo izquierdo de los Swan como la media luna en el brazo derecho de los Cullen.

Diez años después su amor seguía intacto, más grande que antes y ellos estarán listos e dispuestos a luchar por él y por su felicidad, uniendo así ambas familias. Quienes tendrían que unirse y luchar por la misma causa. Dos niños intocables por ambos bando, siendo su talón de Aquiles. Y sus enemigos no dudaran en utilizarlos, matando así dos pájaros de un tiro; rompiendo en el camino el acuerdo llegado desde hace generaciones de no incluir en la rivalidad a las mujeres y a los niños.

  


 "Los personajes más importante de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer pero la trama es mía y no esta permitido publicarla en otro sitio sin mi autorización"

 


 

 Historia registrada por SafeCreative bajo el código 1307055383584. Cualquier distribución, copia o plagio del mismo acarrearía las consecuencias penales y administrativas pertinentes.

 


 

 Traíler de esta historia ya esta en youtube y en mi grupo  en facebook "Entre mafiosos y F.B.I"


Link del grupo de Facebook

https://www.facebook.com/groups/1487438251522534/

 Este es el Link del trailer: 

http://www.youtube.com/watch?v=BdakVtev1eI&feature=youtu.be

 

 


Hola las invito a leer mi Os se llama: Si nos quedara poco tiempo.

http://lunanuevameyer.com/salacullen?id_relato=4201

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Capítulo 30: Enfrentamientos, Risas y Amenazas

Capítulo beteado por Manue Peralta, Betas FFAD;

www facebook com / groups / betasffaddiction

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Enfrentamientos, risas y amenazas

EPov

 

Los días con mi Bella y mis hijos eran los más felices de mi vida. No los cambiaría ni por todo el oro del mundo. Ellos son lo más importante para mí, la razón de mi existencia. Son el motivo por el cual me levanto cada día.

 

Por ellos tengo cuidado en mi trabajo, no quiero acabar con un disparo en la cabeza, ni mucho menos en la cárcel, sentenciado a cadena perpetua.

 

Por ellos me he vuelto más precavido, más cuidadoso con mi seguridad y la de ellos. No volvería a sentir el terror, ese terror que sentí una mañana de octubre, un día después de conocer a mis hijos, cuando iba de paseo con mi pequeña hija y frente a mis ojos le dispararon, intentando acabar con su corta vida. Intentando quitarme lo más hermoso que he tenido nunca.

 

Aunque reconozco que eso sirvió para que todos aquellos que aun no me temían, se lo pensaran dos veces antes de meterse con los hijos de Edward Anthony Cullen. Thiago Mantovenni aprendió esa lección por las malas. Tuvo una muerte larga y tortuosa. Él pensó que al esconderse detrás de las faldas de su padre, el gran Donantino Mantovenni, yo no iba a acabar con él. Qué tonto había sido.

 

Mis hombres hicieron una búsqueda exhaustiva, y dos días después dieron con él. En una de mis bodegas, mis hermanos y yo le habíamos enseñado la lección. Mis hijos y mi mujer son sagrados, ni siquiera alguno de ellos tiene permiso de voltear a mirarlos.

 

Ese momento lo disfruté tanto, ver cómo se retorcía de dolor y suplicaba por su vida. ¿Por qué tener consideración con el hombre que no le tembló la voz al mandar a matar a mi pequeño sol? Tres días llenos de tortura fue su castigo por su crimen, luego yo mismo me encargué de su fin.

 

Aún tenía una cuenta pendiente con Charlie Swan y Jacob Black, pero por respeto a mi familia no había hecho nada en contra de mi suegro.

La relación con mi padre se había deteriorado desde el momento en que me obligó a separarme de mi mujer y dejar abandonados a mis hijos por diez años. Pero se terminó de romper cuando le desafié, exigiéndole repuesta.

 

Mi Bella me hacía, nuevamente y por partida doble, el mejor regalo del mundo. Se agregarían a nuestra familia dos hermosos hijos, ya no solo serían Ethan y Elizabeth, ahora estos dos bebés nos unían aún más.

 

Yo era el encargado de escoger sus nombres, eso me había dicho ella.

 

Yo escogí sola el nombre de nuestros primeros hijos, lo más justo sería que tú escogieras los de ellos. Ni Tony ni nuestra gatita podrán ayudarte.

 

Así que estaba solo. Tenía una enorme lista, pero ningún nombre me agradaba. Debía apresurarme, el tiempo se me acaba.

 

Para la completar la guinda de mi pastel, debía arreglármelas con mis malestares, de nuevo, como ocurrió en nuestro primer embarazo, sufro los mareos, vómitos y locos antojos. Pero sobre todo, me he vuelto adicto a hacerle el amor a mi mujer. No me importa tener que abandonar nuestra cama y recluirnos en algún rincón para satisfacer nuestras necesidades. Amo la parte salvaje de mi Bella, esa que ha aflorado con el embarazo.

 

Subí las escaleras sin hacer ningún ruido. Llego temprano de una reunión de último minuto.

 

La mansión estaba en silencio o por lo menos la planta inferior, se podía escuchar claramente la música alta, seguía de la voz de mi gatita en la plata superior.

 

Negué con la cabeza y continué subiendo. Me detuve, perplejo, en la puerta abierta de la habitación que compartía con mi Bella.

 

Nunca había visto a mi nena desnuda, y en estos momentos se encontraba como Dios la trajo al mundo, saltando sobre mi cama, mientras cantaba a voz de grito la canción que se reproducía en el mp4.

 

—Hola, papá. —me saludó Tony al pasar corriendo hacia dentro de la habitación. Él se encontraba en el mismo estado que mi gatita, sus brazos luchaban por sostener el peso del tambor de su batería.

 

Lo colocó sobre la cama antes de comenzar a golpearlo con las baquetas.

 

Mi gatita le sonrió y saltó más alto.

 

Mi Bella, hermosa como está con su pancita de seis meses y medio, salió de nuestro cuarto de baño cubierta solo con mi camisa azul manga larga, que había usado el día anterior.

 

La camisa se encontraba sin abotonar, dejando a la vista sus hermosos y ligeramente más grandes pechos, su pequeña y redondeada pancita y los pequeños rizos castaños que cubrían su entrepierna.

 

Ella se encontraba hablando por el móvil, el cual se sostenía sobre su hombro y su oído, las delicadas manos de mi Bella cubiertas por una ligera capa de espuma. Mi Bella, al percatarse de mi presencia, me sonrió, cosa que no le pasó inadvertida a nuestra gatita.

 

— ¡Papi! —su grito hizo que desviara mi hambrienta mirada del cuerpo desnudo de su madre hacia ella, a tiempo de verla bajarse de un salto de la cama y correr a mi encuentro.

 

Su pequeño, delgado y desnudo cuerpo impactó contra el mío.

 

—Papi —repitió alzando sus brazos.

 

Con una mueca en los labios la sostuve en mis brazos. Ella no tardó en rodear mi cintura con sus desnudas piernas y mi cuello con sus brazos.

 

—Hola, mi amor —dije besando sus mejillas, mientras sostenía su pequeño cuerpo colocando mis manos en sus muslos desnudos.

 

Me deleité con el sonido de su risa.

 

—Hola, amor. —saludó mi Bella, colocando sus manos en mi antebrazo derecho.

 

—Hola, cielo. —me incliné para besar sus tersos labios.

 

El sonido de la risa de nuestra gatita nos hizo separarnos.

 

—Me hace cosquillas tu barba, papi —se quejó antes de volver a soltar unas risitas.

 

Sonreí torcidamente.

 

— ¿Ah sí? —murmuré antes de comenzar a besar su cuello con toda la intención de rastrillar mi barba contra su tierna y delicada piel.

 

—Ja, ja, ja. Papi, no —rezongó en medio de la risa, retorciéndose entre mis brazos.

 

Me separé sonriente de ella.

 

—Te amo demasiado, princesa —declaré desde el fondo de mi corazón, acariciando su mejilla con mi pulgar.

 

—Yo también te amo, papi —aseguró recargando su cabeza en mi hombro, luego de dar un pequeño beso en mi cuello.

 

Mi Bella nos observaba sonriente.

 

— ¿Cómo se portaron mis hijos hoy? —cuestioné a mi Bella acariciando su pequeña protuberancia.

 

—Bien —me respondió Tony sonriéndome—. Hice mi tarea.

 

—Yo también me porté bien, papi —comentó mi gatita sobre la piel de mi cuello—. E hice mi tarea.

 

Miré a mi Bella.

 

—Ellos también se portaron bien, no me han dado ningún malestar —dijo con una sonrisa.

 

Mi gatita se removió en mis brazos, así que la dejé sobre sus pies. Ella no tardó en regresar a la cama y comenzar a saltar de nuevo.

 

Atraje a mi Bella hacia mi pecho.

 

— ¿Es el ensayo de una banda nudista? —bromeé mordisqueando su labio inferior, al escuchar que nuestra gatita comenzaba a cantar de nuevo y Tony la seguía con el tambor.

 

—No, tontito —respondió sobre mis labios—, nos vamos a duchar e iremos a casa de Alice, Rose también irá. ¿Quieres venir?

 

No pude aguantarme, y de forma brusca estrellé mis labios contra los suyos. El beso se hizo más profundo, más demandante.

 

Mis manos, como si tuvieran vida propia, subieron hasta los pechos desnudos de mi Bella y los comenzaron a masajear con suavidad. Mis pulgares hacían círculos en sus endurecidos pezones, para luego darle pequeños tirones. Era consiente que estaban muy sensibles, ya que mi acción ocasionó que ella comenzara a gemir en mi boca y que su cuerpo se pegara —como si eso fuera posible— más al mío y se restregara contra mi erección.

 

Un gruñido gutural retumbó en mi garganta.

 

—Eres malvada —protesté al separar nuestros labios por la falta de aire, pero no abandoné su suave piel, mis labios dejaban un reguero de besos desde su mandíbula hasta su cuello.

 

—Papi, ¿te duchas con nosotros? —la pregunta de nuestra gatita nos devolvió al presente, antes de sentir el impacto de su pequeño cuerpo contra mi costado izquierdo.

 

Solo me faltaban un par de centímetros para llegar hasta mi objetivo: los pechos de mi Bella.

 

Maldije internamente. Se me había olvidado por completo que nuestros hijos estaban en esta misma habitación.

 

Mis oídos captaron el fuerte suspiro de resignación de mi Bella.

 

— ¿Papi? —mi gatita interpuso su cuerpecito entre el mío y el de mi Bella.

 

Di un paso atrás. No quería que mi nena sintiera mi erección y comenzara con sus preguntas.

 

— ¿Te duchas con nosotros? —repitió haciendo un adorable puchero.

 

Respiré profundo, ignorando el placer que se extendía por mis venas.

 

—Por supuesto, princesa —acepté tomándola de nuevo en mis brazos, sin dejar que alguna parte de su cuerpo tocara mi miembro.

 

—Eres el mejor papi del mundo, te amo —expresó mi gatita antes de besar mi mejilla.

 

Sus ojos me miraban con adoración.

 

Esa tarde no fui solo yo quien quedó con una enorme erección. Jasper me contó que Jasslye casi los encuentra en pleno acto. La niña dormía y ellos aprovecharon para bañarse juntos y ahorrar agua. Lo infernal vino minutos más tarde, después de que Alice alcanzara su orgasmo y mi hermano buscara desesperado el suyo, cierta señorita se despertó y entró en la habitación, directa al cuarto de baño de sus padres.

 

Si no es por los rápidos reflejos de mi hermano, ese día hubieran traumado a la niña. Por lo que Jasper permaneció con una erección que le causaba un gran dolor.

 

Esto solo sirvió para que Emmett se riera en nuestras caras. Pero qué le va a pasar a Emmett si él no tiene hembras, ellas son más pegadas a sus padres que los varones. Tony y Emerson son felices en su mundo, como todo varón.

 

El mes que me quedaba de plazo para encontrar los nombres perfectos de mis hijos ha pasado volando. Me queda un día para informarle los nombres a mi Bella.

 

Mañana es el cumpleaño de mis hijos y el mío. Ellos habían decidido no tener una fiesta por ser solidarios con su madre y sus tías. Sé que Alice no se hubiera conformado con una fiesta sencilla. La cesárea de Rose es dentro de tres días, por lo que ella no se debe ajetrear tanto. A mi Bella y a Alice aún le quedan, como máximo, unas cuatro semanas.

 

Por lo que mañana haremos una parrillada en nuestra piscina y lo pasaríamos en familia, es mi primer cumpleaños con mis hijos, y es el primer cumpleaños que pasamos juntos. Así que será algo íntimo entre los cuatro, digo seis, ya que los bebés cuentan.

 

Abrí mis ojos y me topé con una cabellera de color castaño oscuro muy cerca de mi rostro, su colorcito se sentía reconfortante. Mi campeón dormía profundamente abrazado a mi cuerpo.

 

Mi gatita estaba plácidamente dormida acurrucada al cuerpo de mi Bella. La vi removerse, sin despertarse, y de una patada apartó el cobertor.

 

Me puse duro al instante al observar el cuerpo desnudo de mi Bella. Ella solo dormía con una diminuta braguita de color negro. Su enorme y redondeado vientre de ocho meses estaba tensado y tenía un cachito del lado derecho, éste se movió bajando un poco.

 

Sonreí.

 

Mis bebés ya debían de estar despiertos.

 

Mi gatita tenía su pequeño y hermoso rostro oculto en medio de los pechos de su madre. Es en momentos como este, deseo ser mi pequeña hija.

 

Ella volvió a removerse y su pequeña boca quedó a escasos centímetros del pezón izquierdo de mi Bella. Frotó su rostro un par de veces contra el pecho, tosió un poco y con eso el pezón se posicionó dentro de su boca, la cual por instinto se cerró entorno al mismo.

 

La vi succionar suavemente tres veces, frunció el ceño y volvió a succionar un par de veces más. Luego lo soltó y cambió su rostro de lugar.

 

—Amor. —escuché el susurro de mi Bella, sentí cómo su mano apartó con suavidad un mecho de cabello que había caído hacia mi frente.

 

Cuántas veces había deseado retroceder el tiempo y ver a mi Bella amamantar a nuestros hijos. Tantas veces, que ya había perdido la cuenta.

 

Sacudí la cabeza y parpadeé.

 

La miré a los ojos con la vista un poco borrosa, ella me sonreía. Con el dorso de mi mano, retiré el par de traicioneras lágrimas que habían rodado por mis mejillas.

 

Mi gatita, sin ser consciente, me había regalado la mejor escena de toda mi vida.

 

— ¿Qué haces? —inquirí en un susurro viendo cómo acomodaba a nuestra gatita y su boca sin vacilar volvía a cerrarse entorno al pezón.

 

Esta vez, mi gatita no dudó en succionar como si su vida dependiera de ello.

 

—Bella —susurré con una sonrisa al entender lo que ella pretendía.

 

—Shhh, mírala —ordenó acariciando mi mejilla—. Feliz cumpleaños, amor.

 

No tenía que decirme para que yo lo hiciera, en ningún momento había apartado la mirada de mi pequeña, la veía succionar con fuerza.

 

— ¿Por qué hace así? —curioseé al escuchar el pequeño silbido que hacia mi gatita al respirar.

 

Mi Bella soltó unas risitas y acomodó a nuestra gatita haciendo que dejara de emitir ese silbido.

 

—Su nariz estaba apretada contra mi piel —explicó acariciando el rostro de nuestra gatita.

 

Sonreí abiertamente al ver su gesto posesivo. Su mano se posó sobre el pecho de mi Bella.

 

—Su subconsciente recuerda lo que hacía de bebé —comentó con una sonrisa.

 

— ¿Te duele? —cuestioné acariciando la espalda de mi nena.

 

—No —respondió en un susurro—, pero se siente diferente a cuando tú lo haces.

 

Asentí con una sonrisa pícara.

 

Nos quedamos en silencio observando a nuestra gatita amamantarse.

 

— ¿Le sale leche? —pregunté curioso.

 

A mí el día anterior, cuando habíamos echo el amor, me había salido un poco de leche materna. Sabe un poquito rara, pero me llegó a gustar.

 

Me pegó una palmada en la frente antes de soltar unas risitas.

 

—Por supuesto, tonto —me respondió con una sonrisa burlona.

 

— ¿Se lo sacarás? —acaricié la mano de mi princesa, la que tenía posesivamente sobre el pecho de mi Bella.

 

—No —me respondió sin vacilar—, dejaré que ella misma lo suelte. Me morderá con sus dientes, antes lo hacía.

 

— ¿Cómo? —todo mi cuerpo se tensó. Mi gatita podría morderla y hacerle daño.

 

—No te preocupes, no lo hacía queriendo. —me tranquilizó—. Elizabeth dejó de mamar seis meses después que Ethan lo dejara. Cuando ella dormía y yo intentaba sacarle mi pezón, ella lo apretaba con sus escasos dientes. En ese momento no lo apretaba con fuerza, pero ahora… —dejó la explicación sin concluir.

 

—Podría hacerlo. —terminé por ella.

 

Asintió acariciando la mejilla de nuestra gatita.

 

—Gracias, Bella. Gracias por cumplirme esto. Era uno de mis sueños, verte amamantando a nuestros primeros hijos. —le agradecí con un hilo de voz.

 

Me sonrió y frunció el ceño casi al mismo tiempo, luego soltó unas risitas.

 

—Los bebés quieren apartar a Lizzy —comentó sonriendo abiertamente.

 

Desvié mi mirada hacia su vientre, donde vi claramente la piel levantarse muy cerca de nuestra gatita, por la presión que ejercía nuestros bebés.

 

—Lizzy, mi amor —susurré acariciando su rostro.

 

Mi gatita se removió sin dejar de succionar con fuerza.

 

Vi a mi Bella hacer una mueca.

 

—Gatita… Bebé… —llamé acariciando sus brazos.

 

Sus párpados temblaron antes de abrirse.

 

Sus bellas orbes se enfocaron en los de mi Bella. Ella le sonrió y le acarició la mejilla.

 

Mi gatita succionó una vez más antes de tensarse, bajó la mirada hacia el pecho de su madre, abrió su boca lentamente liberando el pezón húmedo y erecto.

 

—Mami… —comenzó mi gatita con nerviosismo.

 

—Shhh —murmuró mi Bella colocando su dedo índice sobre sus labios—, fuimos tu papi y yo, no tienes nada de qué preocuparte.

 

Sus orbes se enfocaron en mí.

 

Le sonreí torcidamente.

 

—Desde el día que te conocí, he deseado verte amamantarte del pecho de tu madre y hoy me lo has cumplido. Gracias, princesa, fue el mejor regalo de cumpleaños que has podido darme, aunque sea con un día de anticipación —le explique acariciando su sonrojada mejilla—. Ahora solo resta Tony.

 

—Yo soy un niño grande y no voy a tomar teta de mamá. —escuchamos la protesta de Tony.

 

De inmediato, los tres: mi Bella, mi gatita y yo bajamos la mirada hacia él.

 

Mi Bella soltó unas risitas.

 

— ¿Estabas despierto, campeón? —le preguntó pasando sus dedos por los rebeldes cabellos de nuestro hijo.

 

—Sí, y he visto todo. No pienses que volveré a tomar teta. Si lo hacen mientras duermo como con Lizzy, me enojaré.

 

—Campeón… —comencé, pero él me interrumpió.

 

—Pídeme lo que quieras, papá, menos tomar teta de mamá.

 

Toc, Toc, Toc.

 

— ¿Quién? —inquirí alzando un poco la voz.

 

—Jordán, señor Cullen.

 

—Un momento —le indiqué al ver el estado de mi Bella.

 

Tony se levantó y buscó en el armario una bata para su madre.

 

—Adelante —musité cuando mi Bella terminó de vestirse.

 

La puerta se abrió.

 

—El señor Montenegro está aquí y no se irá hasta hablar con usted —informó Jordán desde el umbral de la puerta, sus ojos no abandonaban los míos.

 

Me tensé.

 

¿Qué hacía ese maldito hombre en mi casa? No lo quería cerca de mi familia.

 

—Bajo en unos minutos, Jordán, que espere afuera. No quiero que respire el mismo aire que mi mujer y mis hijos. Ten unas camionetas listas para salir y prepárate, Bella y los niños saldrán —ordené levantándome de la cama—. Que Garrett me espere en mi despacho.

 

Jordán asintió antes de salir.

 

—Edward. —me llamó mi Bella con un poco de ansiedad en su voz.

 

Me volví hacia ellos.

 

Los tres me miraban expectantes.

 

—El señor Montenegro es un hombre malo, muy malo. Es peligroso. Ha matado a muchas de personas, incluyendo a mujeres y niños. No lo quiero cerca de ustedes. Estoy muy molesto con él por atreverse a venir a mi hogar, por muy importante que sea lo que ha venido a decir.

 

Mi Bella asintió un poco nerviosa.

 

Vi a mi gatita estremecerse. En cambio, Tony estaba tenso, molesto.

 

— ¿Por qué no van con Alice o Rose? —le sugerí forzando una sonrisa.

 

—Podemos desayunar en McDonald y luego ir al centro comercial. Mañana es el cumpleaños de papi y el nuestro —apuntó a su vez mi gatita dando unos saltitos en la cama—. No quisimos fiesta de cumpleaños porque mi mami y mis mamás no podían con la organización, pero sí quiero comprarle algo a mi papi y a mi hermano.

 

—Yo también —secundó Tony.

 

—Está bien —aceptó mi Bella sin dejar de mirarme.

 

—Estaré bien —le prometí sonriendo torcidamente.

 

—Más te vale, Cullen, porque si llega a pasarte algo, no será nada comparado con lo que yo voy hacerte.

 

—Entendido, señora Cullen. —hice un saludo militar.

 

Escuché las risas de Tony y de mi gatita.

 

—Ja, ja. Muy gracioso, Edward.

 

Entré al armario y me vestí con lo primero que encontré. Tomé una muda de ropa pre-mamá para mi Bella. Al salir del armario, me encontré que ninguno de los tres estaba. Así que, con la ropa en las manos fui en su búsqueda. La encontré ayudando a vestir a nuestra hija, mientras que ella le contaba todo lo que pensaba comprarnos a su hermano y a mí.

 

Tony salió del cuarto de baño de mi gatita, parecía que había tenido una gran pelea con sus rebeldes cabellos, y al parecer mi hijo perdió.

 

Lo vi hacerle un puchero a su madre. Mi Bella no pude evitar soltar unas risitas.

 

Pasé y la ayudé a vestir a Tony, mientras ella acababa con nuestra gatita.

 

Luego los tres, acurrucados en la cama de mi gatita, la vimos cambiarse.  La seguimos a la nuestra y la vimos arreglarse el cabello y maquillarse.

 

—Estoy lista —nos informó mi Bella saliendo de nuestro cuarto de baño.

 

Los acompañé hasta su camioneta, la cual los esperaba lista del lado lateral de la mansión.

 

—Cuídense, los amo. Nos veremos en el centro comercial.

 

—Sí, papi —acordó mi gatita subiéndose a la camioneta.

 

—Nos vemos más tarde, papá. —se despidió Tony subiéndose a la camioneta detrás de mi gatita.

 

—Amor, cuídate —suplicó mi Bella acurrucándose todo lo que pudo entre mis brazos.

 

—No te preocupes por mi, estaré bien, solo preocúpate por cuidarte a ti y a los niños. —la tranquilicé antes de buscar sus labios, solo un suave roce—. Te amo.

 

La ayudé a subirse en la camioneta, cerré la puerta e indiqué que ya podían irse.

 

Esperé hasta que desaparecieron por el portón de entrada, antes de girarme e irme a enfrentar al señor Guillermo Montenegro.

 

Lo encontré donde vueltas en el frente de la mansión.

 

En cuanto me vio, se detuvo, tragó grueso y exclamó:

 

—Tenga cuidado con su familia, señor Cullen, van detrás de ellos.

 

Me tensé.

 

— ¿Cómo? —pregunté con apretando la mandíbula y los nudillos, hasta causarme dolor.

 

Mataría a quien se atreviera amenazar a mi familia.

 

—Tiene un enemigo muy peligroso que ha jurado vengarse, y va detrás de su familia.

 

— ¿Por qué no me cuenta todo de una vez? —dictaminé en un grito.

 

No sería nada sutil si esto tiene que ver con mi mujer y mis hijos.

 

—No sé mucho, solo escuché por casualidad ayer por la noche en el bar de Carmen que piensan atacar a su familia, por su punto más débil. Lo que traducido sería, por su mujer y sus hijos, ya que ellos son el punto más débil de cada clan. Las mujeres y los niños.

 

— ¿Quién? —exigí tomándolo por la solapa de su traje.

 

Mis hombres y los de él, nos rodearon.

 

—No lo sé. Estaba un poco pasado de copas y no recuerdo con claridad su cara, ni sé si escuché su nombre, solo que estaba buscando algunos hombres para acabar con lo que más ama el maldito de Edward Cullen. Palabras textuales. Me pareció que debía avisarte, ya que si estuviera en tu lugar, me gustaría que alguien me avisara con tiempo, para poder encuartelar a mi familia.

 

—Tu y yo iremos a esa maldito lugar y hablaremos con el dueño, si es mentira date por muerto, Montenegro, no estoy para tus juegos.

 

—Edward, por la amistad y el respeto que le tengo a tu padre Carlisle Cullen, te digo, muchacho, cuida a tu familia o lo lamentarás.

 

—Mide tus palabras, Montenegro —exigí con la mandíbula apretada—. Muévete y vamos ya a ese lugar.

 

Adelanto del próximo capitulo.

 

—Es mejor que nos separemos. —acordó Jordán—. Me llevaré a la señora Cullen junto con Randall. Richard y Jackson se llevaran a la niña Elizabeth, Jeffrey y Vincent se llevan al niño Ethan. Nos vemos en las camionetas.

 

Mis niños se apretaron más a mi cuerpo.

 

—Mami no quiero separarme de ti. —se quejó mi gatita con voz lastimera, mientras sus lágrimas derramadas mojaban sus mejillas—. Tengo miedo.

 

—Shhh, Richard estará contigo en todo momento, él no permitirá que te ocurra nada, o se enfrentara a mi furia. —trate de tranquilizarla—. Campeón ¿estás bien?

 

—Sí, no quiero que nada malo te ocurra mami, ni a Lizzy.

 

—Estaremos bien. Ve con Jeffrey y Vincent.

 

—Lo protegeremos con nuestra vida, señora Cullen.

 

—Mami. —se me partió el corazón al escuchar el chillido de mi nena.

 

Richard la había tomado en sus brazos y desaparecía de mi vista con Jackson cubriéndole la espalda.

 

 

Capítulo 29: Luna de miel y Celos Capítulo 31: ¿Que es el sexo?

 


Capítulos

Capitulo 1: El comienzo de esta historia de amor: Capitulo 2: Cumpleaños de Bella: Capitulo 3: La separación: Capitulo 4: Forks: Capitulo 5: Sospecha de embarazo: Capitulo 6: El primer movimiento de los bebés: Capitulo 7: La reacción de Charlie y Angustia por Edward: Capitulo 8: La visita de Don Carlisle Cullen: Capitulo 9: Por fin noticias de Edward: Capitulo 10: Día de las madres: Capitulo 11: El parto de Bella: Capitulo 12: Elizabeth Marie y Ethan Anthony Cullen Swan: Capitulo 13: Bautizo de los bebés y El viaje a Bostón: Capitulo 14: El prrimer cumpleaños de los bebés y La aparición de Jacob: Capitulo 15: Paseo con Ethan y Elizabeth: Capitulo 16: El embarazo de Rosalie: Capitulo 17: Altercado con Charlie y El parto de Rosalie: Capitulo 18: Desde el inicio de la relación hasta el encuentro con Elizabeth: Capitulo 19: Una visita inesperada: Capitulo 20: Búsqueda de Bella: Capitulo 21: Jasslye Anthonela ¿Swan? Capitulo 22: Después de diez años vuelvo a verte: Capitulo 23: Es Bella y ¿Son mis hijos? Capitulo 24: Una maravillosa noche Capitulo 25: La cabaña y La visita de Tanya Capitulo 26: Compromiso Capitulo 27: Estoy embarazada Capitulo 28: El gran día Capitulo 29: Luna de miel y Celos Capitulo 30: Enfrentamientos, Risas y Amenazas Capitulo 31: ¿Que es el sexo? Capitulo 32: James Capitulo 33: El secuestro de Tony, Bella y Lizzy Capitulo 34: Parto de Bella Capitulo 35: Regreso del pasado Capitulo 36: Alianza inesperada Capitulo 37: Vulturi, ¡firmaron su sentencia de muerte! Capitulo 38: ¡No debieron tocar lo que más amo! Capitulo 39: ¡Enfrentame como honmbre Demetri! Voy a matarte con mis propias manos Capitulo 40: No me dejes, Edward

 


 
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