Un Amor Imposible

Autor: mari584
Género: Romance
Fecha Creación: 27/01/2010
Fecha Actualización: 15/02/2010
Finalizado: SI
Votos: 45
Comentarios: 148
Visitas: 167717
Capítulos: 26

Después de seis meses de que Edward la abandonó, el primer día del mes de Marzo, Bella ve el Volvo en la escuela. Ahí se encuentra Edward, pero de la mano de otra persona ¿Qué hará Bella? ¿Cómo podrá sobrevivir?.

Chicas este es una nueva historia, aquí sufrirán de todo jejejejeje, mas que todo le doy las gracias a Mommy's Bad Girl por esta magnifica historia..! ;)

Espero que lo disfruten..! ;)

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 26: "Una Promesa Eterna parte II..." parte final

Bella POV.

-No puedo Alice- Solté- Tengo miedo- Dije aun con los ojos cerrados.

-¿Miedo de que?- Murmuro.

-De que Edward se me borre del pensamiento- Al decir esto dos lagrimas gordas me salieron de los ojos- Tengo miedo de que tarde o temprano… si lo olvido… dejare de amarlo… y no puedo hacer eso. Simplemente no puedo.

-Bella- Murmuro Alice- Se que al principio va a ser duro porque lo amas… pero tienes que aprender a vivir sin él… tiendes que dejarlo atrás… yo lo amo como hermano. Pero lo que está haciendo no tiene nombre- Su voz se escuchaba enojada.

El agua caía y azotaba la ventana, mi reflejo se veía en el cristal mientras que la suave lluvia se veía de fondo. Ya eran las seis de la mañana y la lluvia había empezado hacia un rato. Mi mente no dejaba de carburar ideas y el corazón muerto no dejaba de dolerme. Faltaban ya pocas horas para verlo y cada vez el nerviosismo se hacía más grande en mi.

-Bella- Jane me llamo desde el otro lado de la puerta.- ¿Puedo pasar?.

-Adelante.- Murmure mientras que seguía con la vista perdida en mi reflejo en el cristal.

Se escucho el click de la puerta al abrirse y cerrarse y el inconfundible olor de Jane lleno mis fosas nasales.

-¿Qué sucede?.- Susurre sin moverme de mi lugar.

-El maestro dice que los clanes completos estarán aquí en una hora, necesitamos estar todos para recibirlos. Aparte,- Dio un suspiro y su tono se hizo de insinuación.- Carlisle ha dicho que tu perteneces a la familia Cullen y que debes de estar ahí presente.

Mi ceño se frunció al instante.

-Yo no pertenezco a nadie.- Gruñí mientras que me giraba a encararla.

-Hey… a mi no me lo tienes que decir. El fue el que lo dijo.- Puso una mueca en su angelical rostro mientras que se acercaba un poco más a mi.- Se que vendrá él, y sé que no quieres tocar el tema. Pero, por favor Bella date una oportunidad de volver a sonreír. Te estás muriendo por dentro.- Su voz sonaba preocupada.

Yo no dije nada, el silencio se apodero de la situación.

El corazón comenzó a doler de repente con una rapidez indefinida. ¿Era tan obvia?. Al parecer así era.

Jane me sonrió por última vez antes de salir por la puerta, dejándome así sola de nuevo en la grandeza de mi habitación de cristal. Me sentía como en una pequeña casa de muñecas, todos observándome desde afuera pero sin poder hacer nada por dentro.

Regrese a mi lugar inicial en la ventana, recordando las palabras de Jane en mi mente.

"El maestro dice que los clanes completos estarán aquí en una hora, necesitamos estar todos para recibirlos."

Algo hizo click en mi mente.

El tiempo se acercaba, ya no quedaban días ni horas…. Simplemente quedaban minutos para que aquel bello y doloroso rostro apareciera frente a mí.

Los sollozos ocultos quisieron volver a salir de mi boca.

¿Estaba lista?, ¿Estaba realmente preparada para lo que se venía?.

No sabía la respuesta.

Aquella mujer que miraba su reflejo era una completa extraña para mí. El pelo recogido en un moño suelto, el vestido blanco de tirantez, la tez pálida, los labios rellenos, los ojos acaramelados con unas espesas pestañas… ella era una completa desconocida, a pesar de que era yo misma.

Me había matado.

Una gota callo justo en el ojo de mi reflejo y se escurrió por el rostro… desee llorar, desee poder ser humana y haberme muerto de una buena vez. Desee que esto jamás me hubiera pasado.

Pero ahora yo era un vampiro.

El tiempo a mi alrededor se iba con rapidez, pero yo jamás abandone mi posición junto a él cristal. Estaba consciente de que me necesitaban haya afuera pero mi mente estaba dormida. Estaba intentado encontrar alguna manera de salvarse de lo que se le avecinaba. Estaba consciente de que lo vería mas no sabía de qué manera reaccionaria.

Di un último suspiro y una última mirada a aquella extraña que se veía en el cristal, a aquella querida desconocida que era mi futuro.

Di la vuelta y camine hacia la puerta con paso lento, no queriéndome enfrentar a lo que sea que estuviese detrás de ella. Tenía miedo y no sabía cómo lidiar con él.

Sentía que con cada paso que daba mi supuesta valentía se iba haciendo más pequeña. Necesitaba mantener la mente en frio, necesitaba distraerme para no aceptar lo que sabía que era contundente.

El aire llegaba a mis pulmones de forma apresurada mientras caminaba por aquel pasillo de altos paneles de madera y suaves alfombras aterciopeladas. El nerviosismo aumentaba desmesuradamente mientras que las luces de el pasillo iban siendo apagadas una a una por la suave luz grisácea que traspasaba los ventanales.

Hoy era un día nublado, aquellos días en que los de la guardia podían salir sin descaro alguno a Volterra y ser vistos por los humanos. En lo personal no me gustaban ese tipo de juegos previos a la comida. Prefería quedarme aquí antes que ir… pero ahora mismo mataría por poder salir y escaparme de lo que me esperaba.

Llegue al hall aun con la mente perdida en mis propios pensamientos. ¿Han sentido lo que es no poder salir de las trampas de tu cerebro?. Pues así me sentía yo, su cara, su sonrisa, sus ojos, todo me tenía en un masoquista intento de hipnotización que estaba funcionando realmente.

-Bella- Murmuro con sus ojos hipnotizantes en los míos.

-¿Si Edward?- mi voz se quebró en la última letra.

Dudo un poco pero luego hablo.

-Siento mucho de que te hayas enterado de mi boda con Tanya de esa manera- Me vio con ojos tristes- Yo… te lo iba a decir… solo que no sabía de qué manera.

Sentí como si me sacaran todo el aire del cuerpo, "No por favor… otra vez no!!!" grite en mi fuero interno, requirió de todo mi autocontrol para poder responderle sin que me pusiera a llorar.

-No importa Edward- Murmure- De todos modos, ya se veía venir.

-Bella.- Me llamo Alec sacándome de los recuerdos.

Sacudí la cabeza algunas veces para regresar a mi realidad.

-¿Qué sucede?.- Respondí mientras que una cálida mano se pasaba por mis hombros.

-¿Lista para darles la bienvenida a los Clanes?. No te pongas nerviosa, algunos de ellos si son bastante cerrados y con cara de pocos amigos, pero estoy seguro de que les encantaras…- Mi mente estaba perdida en los recuerdos mientras que la voz de Alec se escuchaba como un zumbido en mi oído. Odiaba recordarlo… pero a la vez amaba ver su cara en mis pensamientos.

-Edward, por favor… eso lo dices para que no me sienta miserable en este momento… pero sabes bien lo que va a pasar cuando ustedes se vayan y yo me quede con Charlie, mi existencia va a volver a ser vacía y sin sentido.

Me apretó más contra él y suspiro.

-¿Y qué hay de Anthony? ¿Acaso no es tu novio?- Su voz tomo un matiz de enojo.

-No, solo somos amigos.- Murmure contra su pecho. Mis mejillas se tornaron un poco más rojas.

-¿Y entonces por qué lo besaste?

Eche mi cabeza para atrás para poder observarlo, tenía los ojos cerrados y la mandíbula apretada, tenía una suave arruga en la frente.

-Para poder olvidarte- Susurre.

Y jamás lo olvide, el siempre fue, es y será lo único que necesito para poder sobrevivir. Y no era que no lo amase… aquí lo que importaba era que yo hubiera superado lo que nos había separado y que el aun quisiese estar conmigo.

-… Y así Bella… los Clanes se forman por más de tres personas. Aunque bueno tu lo vas a investigar ahora porque ya llegaron los primeros.- Termino Alec mientras que yo levantaba la mirada al instante. Sentía mariposas en el estomago y el corazón se me empezó a calentar. Esperaba que fueran ellos.

-Hola.- Dijo una suave y femenina voz.- Soy Maggie y nosotros somos del Clan irlandés.- Aquella pequeña de Rizos cobrizos hizo que saltara un poco de mi lugar a un lado de Alec. Odiaba a mi corazón, empezaba a tener esperanzas antes de que nada sucediese.

-Hola. Soy Alec y ella es mi compañera Bella.- Musito mi amigo vampiro a un lado mío viendo fijamente a esa pequeña que tenía una belleza inigualable.- Adelante por favor, los guiare hacia la sala de juntas.

La mujer corpulenta y el hombre hermoso que venían tras de la pequeña de rubios rojizos siguieron a mi amigo por el pasillo. A mi lado Jane se burlaba un poco de la cara de idiota de su hermano. Yo… seguía perdida en mis pensamientos.

-Ya llegaron los siguientes.- Mascullo Jane mientras que ponía una mueca de desacuerdo en su angelical rostro. A ella no le gustaban estas juntas, se sentía desplazada.

-Hola, soy Benjamín, nosotros somos del clan Egipcio.- Dijo aquel muchacho moreno, realmente bello mientras que una sonrisa suave se formaba en su rostro y una mano se tendía para que yo la alcanzara.- ¿Tu eres?.

-Soy… Bella.- Murmure mientras que tomaba su mano.

-Mucho gusto Bella.- Volvió a sonreír brillantemente.

-Síganme los guiare hacia la sala.- Susurre mientras que me daba la vuelta para caminar pero una pequeña mano me impidió el paso.

-No, permíteme llevarlos yo.- Dijo la pequeña Jane con una sonrisa de complicidad en la mano.- A ti te tocara el próximo Clan.

La fulmine con la mirada pero deje que pasaran. Benjamín me dio una sonrisa fugaz antes de seguir a Jane.

Empecé a hiperventilar.

¿Qué iba a hacer?. Yo aun no estaba lista para verlos, yo aun no podía… no quería. No, esto no era lo que yo había pensado.

Unos olores demasiado conocidos inundaron mi nariz.

Seguía dándole la espalda a la puerta, no queriendo darme la vuelta para no enfrentarlos. Tal vez, todo esto sería un sueño y despertaría en mi cama en Forks junto con Charlie. Rogaba porque así fuese.

-Bella.- Una tintineante voz chillo a mis espaldas.

Me gire lentamente, sosteniendo el aire. Mi corazón muerto empezaba a doler cada vez con más fuerza. Los ojos me picaban por las lagrimas contenidas. Todo era demasiado duro.

-¡¡¡Bella!!!.- Chillo Alice en el momento en que su cuerpo se estampo contra el mío y sus brazos rodearon mi cintura.

Yo no tenía voz para hablar.

-Dios, mírate. Qué hermoso vestido, que hermosa estas tu.- Sollozo contra mi hombro. Mis manos no sabían hacia dónde ir, yo estaba perdida. Mi mirada aun no dejaba el piso, no quería encontrarme con esos rostros conocidos. No estaba preparada ¿Qué no lo entendían los demás?.

-Isabella.- Susurro la voz maternal de Esme, fundiéndome en un abrazo maternal en el momento en que Alice dejo mi cintura.- Te he extrañado tanto.- Susurro en mi oído.

Mis manos viajaron hacia su espalda, suaves como una pluma. Mi mente seguía bloqueada, mi cuerpo estaba en shock y mi mirada seguía clavada en el piso de mármol.

Mi nariz percibió su olor, aquel tan irreconocible. Luz de sol, chocolate y menta. Mi mente no le había hecho justicia a aquella esencia. Nada le había hecho justicia a aquel hermoso vampiro que estaba hasta atrás de todos los de su familia.

Levante mi mirada, con la poca valentía que ya quedaba en mi cuerpo exhausto y me encontré con unos mechones de cabello cobrizo y unos ojos acaramelados observándome fijamente. Su belleza era dolorosamente tentadora, el era un pecado andante. El… era un dios griego.

Tres pares mas de ojos me veían emocionados. Rose, Emmet y Jazz. Solo que lo penetrante de sus miradas se volvió lejano en el momento en que me tope con aquel al que su nombre era una suave compota en el viento.

Todo alrededor de nosotros se detuvo. El tiempo, las personas, murmullos y pensamientos. Solo éramos el y yo en nuestra burbuja. Solo eran aquellos ojos que tanto había anhelado observar. Aquellos en los que el dolor y el arrepentimiento era demasiado palpable. Aquellos en los que mi rostro se reflejo.

Edward estaba aquí.

El corazón volvió a doler.

¿Se han perdido en algún momento de sus vidas viendo algo? ¿Han sentido como si todo a su alrededor pasara rápido y ustedes siguieran en el mismo lugar?. Eso mismo me paso a mí en ese instante.

Todo a mi alrededor iba en cámara lenta mientras que el y yo seguíamos en nuestra burbuja.

El león decepcionado había regresado a la oveja engañada.

La historia de amor ¿Se cumpliría?.

-Escúchame- Demando mientras que se acercaba a mí.

Me aleje.

-Por favor Isabella escúchame.- Volvió a rogar extendiéndome una mano.

Yo no la tome.

-Yo te amo.- Susurro mientras que sus orbes dorados hacían contacto con los míos.

"Te amo" esas palabras quedaron resonando en mi cerebro que estaba en blanco… ¿Te amo?... ¿Amar es eso?... ¿Amar es lastimar? ¿Amar es abandonar?... ¿Qué demonios es Amar?.

Y no lo aguante más.

Corrí.

Mil y un Flashbacks venían a mi mente en ese mismo instante. Todos haciendo que mi corazón se sintiera aun mas destruido que nunca. Todos haciendo una gran masa de dolor que pronto explotaría en mi interior. Tenía que salir de ahí lo antes posible. Tenía que huir.

Corte el hechizo de su mirada.

Mi cabeza daba vueltas, estaba mareada casi como si fuese un humano. Cerré los puños y baje la mirada mientras que una tranquilidad inesperada me ahogaba el cuerpo.

Era Jasper.

Sentía que en mi interior todo estaba por colapsarse, sentía que toda esa supuesta valentía que había adquirido a lo largo de este año había quedado reducida a polvo en el momento en que lo vi. ¿Cómo se supone que debería de reaccionar? ¿Debería de correr a sus brazos y olvidar todo lo que sucedió? ¿Debería de tomar una actitud fría y distante? ¿Qué debía de hacer?.

Mi mirada viajo hacia Emmet mientras que mis manos se abrían en un impulso de querer abrazarlo. El pareció comprenderlo porque me dio uno de esos inolvidables abrazos de oso mientras que despeinaba mi cabello.

Le di un abrazo suave a Rose quien me sonreía y un cálido abrazo a Jasper que parecía que estaba emocionado, ya que el ambiente a nuestro alrededor empezó a sentirse así. Jamás levante o volví a hacer contacto con la mirada a aquel al que sabía que me perdería una vez que estuviera dentro de sus orbes dorados.

Me dolía demasiado como para volver a hacer el intento.

Con un ademan de la mano les pedí que me siguieran, aun no había dicho ni una sola palabra quería evitar el hacerlo, no sabía si podría reencontrar mi voz de nuevo.

Nadie dijo nada mas en el transcurso del pasillo, se podía sentir la tensión en el aire. Mis rodillas temblaban involuntariamente mientras que los ojos me seguían picando por las lagrimas que no podían salir.

Cruzamos las puertas de maderas, se escuchaban voces y risas del otro lado. La mayoría de los Clanes ya habían llegado, solo faltaban Los Cullen y otro que no sabía su nombre.

En cuanto entramos Carlisle se puso frente a nosotros, con una suave sonrisa tomo y beso la mano de Esme mientras que hacia un asentimiento a todos sus hijos.

Nadie dijo nada, y lo agradecí internamente.

Sentía la mirada clavada de Edward en mi nuca, tuve que luchar con todo mi autocontrol para no observarlo de nuevo, era un pecado que no me podía dar el lujo de tener.

Caminamos hasta los lugares que se nos habían sido asignados, por supuesto y por petición de Carlisle a mi me habían puesto junto a ellos. En ese momento desee poder ser invisible.

Me senté entre Esme y Alice. Mi respiración era irregular y mis manos temblaban de los nervios. Las miradas de Alice y Esme se encontraban por segundo en mi rostro. La mirada penetrante de Edward seguía estando pegada a mí, Jasper controlando mis emociones. Los únicos que no parecía importarles nada eran Emmet y Rose, quienes se estaban besando suavemente.

Tuve celos.

Quería tener lo que ellos tenían, quería poder besar al amor de mi vida, quería que todo regresara a lo que era antes, quería ser la Bella feliz. Quería mi historia de cuento de hadas.

Las miradas furtivas que Edward me echaba eran aun mas fuertes. La incomodidad iba subiendo de nivel y mi cuerpo lo estaba resintiendo. Mis manos temblaban cada vez mas y mis piernas se sentían de gelatina.

-Mira nada más que tenemos aquí.- Dijo una voz femenina. Levante mi mirada al instante solo para encontrarme con unos ojos dorados que me observaban con odio.

Kate.

-Tu fuiste la que termino matando a mi hermana ¿No es así?.- Pregunto cínicamente mientras que yo en mi lugar me tensaba y un gruñido se formaba en mi garganta.- Me alegro de ver que no estás con Edward. Mínimo, el karma se ha regresado Isabella.

¿Esta mujer que se creía?

-¿Por qué no mejor te callas Kate?. Tu hermana era una perra y eso hasta tu lo sabías.- Contraataco Alice mientras que se ponía de pie y se acercaba a la vampira que estaba frente a nosotras.

Sus palabras dolieron.

-No hables así de ella. Era una mujer enamorada.- Se acerco mas a Alice y Jasper al instante se puso a su lado.- Tu hermano y esta perra- Dijo apuntándome a mi.- Tuvieron la culpa. Ella jamás habría hecho nada si Edward no la hubiera herido. Pero bueno, mínimo jamás lograron estar juntos y eso es lo que me queda. Tanya termino ganando aquí.

No lo soporte mas y me levante de mi asiento, yo no había tenido la culpa. Tanya era la que se había interpuesto entre los dos. Aparte ¿Quién se creía para venir a hablarme a mi así?

-Mira, tu hermana era una maldita. Ella lo sabía, sabía que Edward y yo terminaríamos juntos y por egoísta no lo quiso así. No me vengas a echar la culpa de las estupideces que hizo Tanya ¿De acuerdo?. Ella se lo busco, ella fue mala. Y por extensión tu terminas siendo igual de patética que ella, tu no lo comprendes y no espero que lo hagas. Pero mínimo piensa en tus palabras antes de hablar ¿De acuerdo?. Ni aunque lo intentes le harás honor a tu hermana. Qué bueno que murió, era una jodida amenaza para la vida vampírica. Y tu cuídate, si no quieres que te pase lo mismo.- Gruñí mientras que la fulminaba con los ojos

Ella no se inmuto.

-¿Es una amenaza Isabella?.- Siseo mientras una mueca burlona se le formaba en el rostro.

-Tómalo como quieras. Pero luego no digas que yo no te lo advertí.- Masculle y me di dos pasos antes de que unas uñas se aferraran con fuerza a mi brazo.

-A mi no me amenaces.- Gruño mientras que me mostraba los dientes. Todos a nuestro alrededor se quedaron en silencio viendo la escena.

-Te doy tres segundos para que me sueltes.- Gruñí mientras que cerraba los ojos en un intento de calmarme. Alec y Demetri siempre me habían dicho que tenía problemas con eso de la furia.

-¿O si no que?.- Reto.

La gota que derramo el vaso.

No le di tiempo para que agregara nada más. Una de mis manos tomo la suya y la avente hacia la pared extrema. Sentí unos fuertes brazos tomándome por los hombros y deteniéndome antes de que me le echara encima.

Era Emmet.

-Te lo advertí estúpida. En tu vida me vuelvas a tocar si no quieres llevar la misma suerte que tu hermana. Eres igual de patética que ella. Yo ok, jamás estaré con Edward, pero mínimo no tuve que recurrir a otras maneras para tenerlo en mis manos ¿Verdad?. Tu hermana era una zorra, y Edward un idiota por caer en sus redes así que por mi quédatelo, haz con él lo que desees. Tu y él para mí no valen nada.- Grite furica mientras me soltaba de el brazo de Emmet con una maniobra que Demetri me había enseñado y me echaba a correr no queriendo escuchar nada más.

Salí por la puerta a toda velocidad, esto ni siquiera en mis más recónditos sueños habría sucedido.

La ira recorría mi cuerpo mientras que salía por las puertas del castillo. La lluvia me caía sobre el pelo mientras que los recuerdos me venían a la mente.

Me deshice el moño que traía en la cabeza y seguí corriendo hacia los jardines, la lluvia empapándome todo el cuerpo y la furia corriendo libre por mis venas.

Sus palabras… Argh sus malditas y jodidas palabras. Odiaba todo esto, odiaba esta situación. Odiaba que ella tuviera razón, odiaba a Tanya, odiaba a Forks, odiaba mi vulnerabilidad, odiaba la situación… lo odiaba todo. Odiaba haberme enamorado de un vampiro.

Odiaba todo incluyéndolo a él, pero a la vez lo amaba.

El corazón siempre jugando con nosotros, haciéndonos caer en sus trampas del destino. Jamás dándonos pistas, siempre haciendo que nos arrepintamos de nuestras acciones.

El dolor regreso.

Seguí corriendo, pase los jardines, me importaba realmente poco la junta, me importaba poco quien estuviera preocupado, si Aro, Marco o Cayo estarían preocupados, me importaba poco quien estuviera, me importaba poco si caía un maldito meteorito en este instante y acababa con la tierra.

Solo necesitaba huir, despejarme.

El dolor iba subiendo de volumen. Edward no le había dicho nada a Kate. ¿Sentiría lo que ella dijo? ¿Habría amado realmente a Tanya? ¿Habría logrado olvidarme con ella si nada de esto hubiese sucedido?.

El corazón volvió a doler.

Corrí, como aquel día en que renací, corrí, lo más rápido, lo mas jodidamente salvaje que pude. La lluvia había hecho que el pelo se me pegara al rostro y el vestido a mi cuerpo transparentándose. Pero no me importo.

El dolor hacia que mis pulmones se achicaran y el aire que no necesitaba antes ahora fuera más que necesario. Todo a mi alrededor dejo de tener sentido, podría haber corrido días o solo podrían haber sido minutos. El tiempo se había detenido.

En realidad estaba detenido desde hacía ya un año.

Cerré mis ojos esperando que la muerte me llegara, mientras me despedía de todo lo que conocía. Y a mi mente solo pudo llegar un nombre.

"Edward"

Las uñas de Victoria se encajaron en mis dos hombros haciéndome heridas.

"Edward"

Una de sus manos rompió dos de mis costillas.

"Edward"

Su pie se apoyo en una de mis rodillas rompiéndola.

"Edward"

Sus dos manos rompieron una de las mías.

"Edward"

Hizo una herida con una de sus uñas a lo largo de mi cuello.

"Edward"

Me deje caer en forma de Ovillo contra el piso mientras Victoria me pateaba el estomago.

"Edward"

Dos últimas lágrimas salieron de mis ojos.

Mi respiración se fue haciendo cada vez más leve, sentía que el ritmo de mi corazón iba en picada y que las energías empezaban a abandonarme lentamente el cuerpo. Ya no sentía nada, no sentía dolor alguno y todo el sufrimiento fue sustituido por paz. Abrí mis ojos una vez más, a la espera de poder cerrarlos y morir por fin. Recuerdo que lo último que alcance a ver fueron un par de ojos color caramelo y un mechón de pelo color bronce. Una sonrisa apareció en mi boca y mis ojos se cerraron por si solos.

"Edward"- Fue mi último pensamiento antes de que todo se volviera negro.

Yo morí por él, yo sufrí toda esa maldita tortura por él, yo aguante que me restregara en la cara a Tanya, yo iba a aceptar que se casara, yo… yo di la vida completa por él.

-¡¡¡Yo morí por ti maldita sea!!!.- Grite mientras que me paraba en seco. La lluvia cayendo todavía, el campo frente a mí extendiéndose, el cielo gris, casi negro. Las plantas crecientes.-¡¡¡Yo morí por ti!!!.- Volví a gritar casi sin fuerzas.

Me deje caer contra el suave y mullido pasto mientras que las gotitas caían con más fuerza sobre mi rostro, mojándome más de lo que ya estaba.

El dolor de el corazón ahora si era casi imparable. Los colores dorados a mi alrededor del maíz se hacían negros, los olores se hacían amargos, las lluvias mas acidas. Lo único que jamás cambiaria era el cielo, el era lo que iba acorde conmigo. Era negro.

Estaba tan confundida. No sabía ni que pensar, ¿El aun me quería? ¿Estaríamos igual? ¿Me habría olvidado con Tanya? ¿Por qué no me defendió?.

Mil preguntas volvían a caer en mi mente.

Solo que yo no tuve la energía para contestar.

Cerré mis ojos deseando más que nada poder dormir, aunque sabía que esto era imposible. Me tome, aun en mi posición ovillada, las rodillas con las manos, ¿Podría alguna vez dejar de sufrir de esta manera?.

Ni una sola palabra de su boca, ni un solo sonido de su aterciopelada piel. El no hizo nada… demonios absolutamente nada.

El corazón dolió un poco más.

Un sonido se escuchaba lejano, creo que eran mis propios sollozos callados por el agua de la lluvia. Dentro de mi estado de inconsciencia comprendí que esto casi podría ser un diluvio. El agua era cada vez más fuerte.

Pero ¿Qué le quedaba a un inmortal como yo?.

No podría morir, simplemente estaba aquí para pagar cualquier cosa que hubiese hecho en mi otra vida. Esa cosa mala que aun no lograba comprender.

Mi cuerpo tenía temblores involuntarios gracias a los sollozos que emanaban de mi boca. El dolor era tan tangible que ni el propio Jasper hubiese podido aguantar. Todo esto era mi peor pesadilla.

-Bella, tranquila por favor amor, por favor tranquilízate- Susurro mientras que se ponía de pie y tomaba una de mis manos haciéndome estremecer con su gélido tacto.

Algo hizo chispa dentro de mí.

-No me digas amor- Susurre entrecortadamente- Yo nunca fui tu amor Edward Cullen, nunca te importe, demonios, nuca fui lo bastante buena para ti. Por eso te fuiste, por eso te juntaste con Tanya ¿No es cierto?. Pues bien, ahora afronta tus decisiones. No vengas aquí de hipócrita a decirme que me amas cuando los dos sabemos que no es cierto. Te libero de toda culpa Edward, te libero de todo el remordimiento de consciencia que tus decisiones han causado. En todo caso soy una simple humana ¿No?- Hice una mueca burlona- Los humanos somos coladores, olvidamos rápidamente. Pues bien te felicito, lograste lo que querías. Te voy a olvidar, así me cueste la maldita existencia Edward, te voy a olvidar.

Como deseaba ser un colador, el corazón dolía y para desgracia para nosotros los inmortales el olvidar era imposible.

Un suave sollozo escapo de mi boca otra vez.

Pude pasar ahí mil horas, mil días…. Todo estaba obscuro en el cielo y no me importaba. Nada en si me importaba ya, solo quería morir y dejar todo esto atrás.

-Bella.- Escuche un susurro, pero a causa de el ruido de la lluvia intransigente que caía pensaba yo que era solo mi imaginación.

Cerré de nuevo los ojos.

-Bella, contéstame.- Volví a escuchar aquella voz llena de dolor. La imaginación jugaba duro conmigo.

Unas cálidas manos tomaron mis hombros, mi cabeza se encontró con un pecho petrereo y un silencio proveniente del corazón.

Era… el.

-¿Estas bien?.- Pregunto mientras que una de sus manos empapadas hacia circulitos en la piel expuesta de mi espalda.

Yo no conteste, todo esto era un hermoso sueño del que no quería despertar.

-Bella, por favor contéstame.- Aquella aterciopelada voz se escuchaba herida.

-Solamente no te vayas.- Rogué.- No me dejes.

-Nunca.- Un suave beso fue depositado en mi cabeza mientras que mis ojos cansados se volvieron a cerrar. No podía dormir, pero la sensación de estar en los brazos del fruto de mi imaginación era el cielo.

Ahí pase un buen rato, en los brazos de aquel sueño, con la lluvia mojándonos. Todo el mundo parecía ahora tan pequeño cuando estaba en aquellos fuertes y cálidos brazos. Nada me importaba, nada que sucediera fuera de este sueño.

El príncipe inventado había renacido.

La princesa había vivido.

El cuento en si… intentaba tener sentido.

Porque lo tuyo y lo nuestro había existido.

-¿Por qué me engañaste?.- Murmure mientras que una de mis manos tocaba una de sus mejillas. Mis ojos aun cerrados, mi espalda recargada contra su pecho, todo esto podría haber sido una bonita postal.

-Yo…- Suspiro, mis ojos aun cerrados con fuerza esperando escuchar aquellas palabras a las que tanto había rehusado. ¿Esto era un sueño?. Rogaba porque así lo fuera, aunque sabía que la realidad era otra.

Todo se quedo en silencio. Mi pregunta esperando a ser contestada.

-¿Recuerdas aquel día Bella?. ¿El día de el prado?.- Pregunto de repente, yo asentí aun con los ojos cerrados.- Tengo tanto miedo de que si te digo ahora todo huyas de mi Bella. Tengo tanto miedo de volverte a perder.- Sus manos se aferraron a mi cintura.

-Dímelo- Susurre mientras que levantaba una de mis manos y depositaba una suave caricia en su mandíbula. Era tiempo de saber toda la verdad, aun no estaba preparada para enfrentarme a lo que venía. Pero necesitaba saberla.

-Yo se que después de lo que paso con Tanya no quieres saber nada mas, pero necesito decirte varias cosas.- Tomo aire, la lluvia seguía cayendo, me atreví a levantar la mirada hacia su rostro. Mi memoria no le había hecho justicia.

-Yo... antes que nada quiero que sepas que jamás te deje de amar Bella. Tú siempre has sido y serás mi razón de existir. Siempre… siempre serás la otra parte de mi corazón.- Temblé ante sus palabras.- Cometí el error de ser impulsivo, de enredarme con Tanya, de lastimarte más de una vez. Yo fui el que te mate y me arrepiento tanto de eso. Ni aunque viva cuatro mil años me lo voy a poder perdonar.

"Odiaba ver que cada día tu luz se iba apagando, la vida se te iba de las manos Bella. Odiaba que todo esto fuera por mi culpa pero sabía que era lo mejor, tú jamás estarías a salvo conmigo. Y creo que hasta cierto punto eso quedo comprobado."

"Mil veces te fui a ver dormir en tu habitación, el día en que te puse esa pulsera en tu suave y frágil muñeca, tu aliento cálido me encantaba. El golpeteo de tu corazón era la mejor melodía, en fin. No creo que te tenga que decir todo lo que tu humanidad significaba para mí. Pero más que eso tu eres la persona por la que mi mundo vale la pena. Este año sin ti ha sido una… es mas no hay palabras para describirlo."

"Cuando te convertiste en esto mi hermoso ángel, cuando te tuve que convertir por los errores que yo mismo cometí, sufrí mas de lo normal. Aun no me puedo perdonar el que yo haya sido el que te robo tu humanidad. El que hizo que te condenaras a una existencia y todavía te seguí lastimando. ¿Enserio Bella qué demonios va mal conmigo?."

"Una cosa llevo a la otra, tú te enteraste de mi boda, comenzaste una relación con Anthony. Casi… casi haces el amor con él. Mi mundo entero se vio destruido y sé que el tuyo estaba peor y sé que yo era el causante de eso pero… simplemente no podía Bella… soy una criatura demasiado egoísta como para dejarte ir. Yo te amo, sé que es una excusa demasiado patética para lo que te hice sufrir pero te amo."

Cerró sus ojos mientras que su mandíbula se volvía a tensar. Yo esperaba atenta, aun dentro de sus brazos. Esperaba a que el prosiguiera con el dolor de mi pecho. Pero al parecer el esperaba una respuesta de mi parte.

-Edward, este último año que viví sin ti… yo tampoco tengo palabras para describirlo. ¿Por qué? ¿Por qué no me buscaste antes?. Sabes mejor que nadie que te amo, que a pesar de todo lo que el destino nos hizo vivir te amo. Me duele, no tienes una idea de cuánto, imaginarte con Tanya.- Mi voz se rompió.- Pero esto que siento.- Apunte mi corazón.- No se va… jamás me deja. Es un recordatorio constante de que tu si exististe. De que tú eres al que amo.

-Bella.- Susurro.- Yo… tenía miedo. Por eso le dije esas palabras a Alice. Tu reviendras à moun amour. Sabía que tarde o temprano los dos nos terminaríamos encontrando mi amor. Sabía que los dos tendríamos que arreglar esto. Es un mundo muy pequeño para dos personas que viven por siempre.

Me quede en silencio. Aun no tenia las respuestas que quería, mi corazón había dejado de doler un poco cuando me dijo que me amaba pero… ¿Qué hubiera pasado si no?.

-Si yo jamás me hubiese metido en lo de Tanya. ¿Me habrías olvidado con ella?.- Cerré los ojos al esperar la respuesta.

-¿Qué aun no te queda claro?.- Sollozo contra mi pelo.- Yo te amo a ti y solamente a ti Bella. Jamás podría amar a otra persona que no fueras tu. Jamás.

-¿Por qué jamás me lo dijiste?.- Mi mano acaricio su nariz. Su piel contra la mía… cálido contra cálido era la gloria. Pequeñas descargas eléctricas se sentían en las yemas de mis dedos. Mi corazón dejo de doler por un segundo.

-Porque tenía miedo. No quería que tú te pusieras en peligro por mi culpa.- Murmuro mientras que su mano acariciaba mi mejilla. El que él me tocara era con lo que había soñado desde hacía ya más de un año. Y ahora aquí estaba, acariciando suavemente mis mejillas. Esto era el cielo.

"Te amo Bella… Sé que aun no me perdonas por lo de Tanya y en realidad no espero que lo hagas así de rápido. Se lo que me merezco por haberte engañado. Solo quiero que sepas lo mucho que te amo y que quiero estar contigo siempre… así sea en este momento o más adelante. Pero quiero que sepas lo que siento."

Metió una de sus manos en su bolsillo izquierdo del pantalón. Saco una pequeña cajita y la abrió, mis ojos se abrieron como platos cuando vi el anillo que había dentro. Era… el anillo más hermoso que había visto. La suave banda de oro con la piedra encima… llena de puros pequeños diamantes cortados por una red de oro. Era clásico… era... hermoso.

-Te pido, que hagamos una promesa. Sé que tu aun no estás lista para esto. Sé que aun tienes demasiadas cosas que pensar y que saber. Pero quiero hacer esto. Juremos juntos aquí bajo la lluvia que tanto tu me perteneces como yo a ti, que en cuanto estés lista estaremos juntos por siempre y para siempre. Sé que tu aun necesitas tiempo, pero quiero que sepas que solo estaré esperando una señal para hacerte mi esposa, para que tu Bella Swan pertenezcas tanto como yo te pertenezco a ti. Solo esperare algo para venir y llevarte de regreso a Forks y hacerte mía por fin. Prometámoslo por favor.

En sus ojos brillaba algo que no supe descifrar. En ese momento supe que aun no podía perdonarlo del todo. Pero que en algún tiempo podríamos estar juntos.

Deslizo la argolla en mi dedo anular y en ese instante algo hizo click en mi corazón. El dolor se esfumo como si jamás hubiese existido.

-Lo prometo- Susurre mientras que me giraba para estar frente a él.

Todo volvió a tener sentido.

Y así las dos almas perdidas volvieron a estar juntas de nuevo. Las dos piezas del puzzle se volvieron a juntar en el rompecabezas de la vida.

Ella se sentía segura en sus brazos, el se sentía feliz con el tesoro que tenía en las manos. Todo a su alrededor se hizo más colorido, todo quedo en perfecto estado.

Aquella promesa los había regresado a la normalidad.

Después de tanto tiempo Romeo pudo estar con Julieta. La historia de amor empezaba a tomar forma, aunque fuera todo iniciado desde aquella promesa.

Las manos de la hermosa desconocida subieron un poco a el cuello de el vampiro roto. Oveja y León juntos otra vez. El se acerco lentamente hacia sus labios, a esos labios que moría por tocar. Ella con suavidad acorto la distancia que los separaba y los rozo con cuidado. El quiso beber mas de el elixir de aquellos carnosos frutos que tenía enfrente y tomo su labio inferior con los suyos, ella cerro sus manos en su cabello, jugueteando con el… así como le encantaba hacerlo.

Los dos sabían que todo en sus vidas empezaba a tomar forma. El león volvió a caer enamorado de la oveja que dejo de ser estúpida. Las almas perdidas volvieron a reencontrarse.

Las manos de él se aferraron a las caderas de ella, mientras que el se iba haciendo para atrás suavemente hasta quedar recostado en el piso con aquel dulce ángel encima. El sabia que esto era el paraíso. Ahora, en estos instantes, ya no importaba la lluvia que los mojaba, no importaban las hojas ni los maizales, no importaba el mundo fuera de su burbuja. Los dos querían disfrutar de aquella sensación de nostalgia en sus cuerpos, querían estar juntos y unidos en todos los aspectos posibles.

Ella estaba enamorada, el lo estaba también. Los dos formando una simple historia que había tardado en nacer.

Ella lo había enamorado con su ternura, el la había pescado con su caballerosidad. Palabras no dichas y llantos aguantados, hermosos cumplidos y reclamos… todo eso y mucho mas se dijo en aquel suave y tierno beso. Cuando sus bocas hicieron contacto la vida volvió a tener sentido para los dos. Las estrellas empezaban a bajar a su nivel para que pudiesen tocarlas.

Sus manos siempre estuvieron unidas.

Las manos de ella empezaron a desabotonar la camisa de él, que se encontraba pegada por la lluvia a su hermoso torso. Las manos de el subieron de a poco su blanco vestido, que se encontraba casí dibujado en la piel lechosa de la hermosa desconocida que tenia encima.

Los dos estaban seguros de querer hacer esto. Era para cerrar aquella promesa que los dos habían tenido.

Al ángel las alas le habían renacido de nuevo, al león su instinto había regresado.

Ella termino de desabotonar su camisa y la retiro suavemente, deleitándose con la mirada en aquel marcado pecho. El subió aquel vestido hasta sus torneadas piernas, con la mirada pidió permiso y ella levanto las manos para que le sacara el vestido.

Era su primera vez. La primera vez que dos ángeles harían el amor.

El se maravillo con la belleza de su desnudez. Jamás había visto algo parecido.

Ella se sentía apenada, pero la mirada de él le dijo todo.

Ella sabía que él pensaba que era hermosa.

La boca de el león se acerco a sus senos suavemente, degustando el sabor de los pezones de el ángel. Ella hecho su cabeza para atrás para dejar escapar un suave gemido. Su lengua contra su piel era una sensación indescriptible.

Las manos de el ángel viajaron hacia su cabello y las manos de el león viajaron hacia su cadera.

En un suave y rápido movimiento él se puso encima de ella. Ella lo observaba con ternura en los ojos mientras que pensaba en todas las sensaciones que él le proporcionaba con su simple toque. El la miraba admirado porque jamás pensó encontrar una mujer tan bella.

De un suave tirón retiro sus pantalones, la lluvia aun pegándoles en sus pieles. El sabor de la piel de su ángel con el de la lluvia hacía que fuera un manjar digno de dioses.

El la beso tiernamente mientras que le quitaba su ropa interior. Beso y succiono sus ya muy erectos pezones mientras que ella dejaba escapar suaves gruñidos que para él fueron demasiado excitantes.

Las manos de el recorrieron cada curva escondida en aquel frágil cuerpo que tenia debajo, ella recorrió con sus manos las líneas de la musculatura de aquel dios griego que tenia encima.

Los dos se disfrutaban mutuamente.

El busco su mirada cuando se posiciono de nuevo sobre ella, ella lo observo y asintió.

Entre suaves palabras de amor y promesas. Juramentos y te amos, el entro en ella. Lentamente. Ella cerró los ojos ante el dolor que este le proporcionaba… era dolor sí, pero no por eso era menos agradable.

El se detuvo en lo que ella se acoplaba, la sensación de estar dentro de ella y que sus paredes lo cubrieran era hermosa. No había otra manera de describirlo.

Tomaron un ritmo suave, ella moviendo las caderas contra las de él, acostumbrándose al nuevo inquilino que estaba en su cuerpo. Las gotas de lluvia pegaban aun mas contra la piel de este. Todo era un paraíso. Una fantasía.

-Te amo Bella- Gruño el contra su cuello.

-Te amo Edward.- Gimió ella con sus cabellos en las manos.

El jamás abandono su mirada, sus manos recorrían suavemente su piel mientras que sus caderas aumentaban el ritmo.

Sabía que aunque por el momento no estuvieran juntos se pertenecían mutuamente. Esto era algo que tenían que pasar, los haría más fuertes y su amor sería completamente eterno.

Ella dejo escapar suaves gemidos y gruñidos, el estaba a punto de terminar.

Ella subió más sus caderas en una posición precaria, esperando sentirse mas compenetrada con él.

Lo consiguió.

Los dos pudieron tocar las estrellas y el cielo juntos, a pesar de la lluvia sus cuerpos se sentían calientes. Sus jadeos se escuchaban pero eso a ellos no les importaba.

Los dos se amaban y los dos lo sabían

El príncipe por fin pudo salvar a la princesa, el cuento de hadas se pudo hacer real. El corazón regreso a su lugar y aquella promesa era la que tenía que actuar.

Aquella promesa que los dos sabían que tarde o temprano los dos tenían que cumplir y así llegar a la felicidad.

Con un beso sellaron lo que los dos prometieron, con un beso empezó aquella historia de amor.

Con un beso Edward y Bella… se regresaron el corazón.

Y aquella promesa quedo ahí. Guardada, esperando ser cumplida por sus protagonistas. Aquella historia de amor esperando ser hecha por los ángeles que ahora la vivian. ellos que ahora volvían a estar juntos.

                             FIN

..........................................................................

Mis niñas que les pareció el final, les gusto???? esperaban algo mas????

muchas gracias a todas por haberme apoyado con esta maravillosa historia..! muchisimas gracias en verdad..! ;) espero que hayan disfrutado la historia..!

ahora solamente me queda si, amo espero que me puedan apoyar también con esa jejeje.

esta parte del cap final se los dedico a todas mis amigas de lunanuevameyer, en especial a mi amiga ana. amiga gracias por apoyarme en todo y ahora yo te mando un abrazo y un beso enorme de Vzla para ti y para toda tu familia en chile..! dios te cuide y te proteja siempre..! =) toda va a solucionarse trankila ya lo veras..! ;) tkm cuidate

mis niñas un beso y un abrazo saludos..! ;)

Capítulo 25: "Una Promesa Eterna parte I..."

 
14435884 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10755 usuarios