Energía al Límite (+18)

Autor: angiie0103
Género: Romance
Fecha Creación: 24/04/2012
Fecha Actualización: 24/06/2012
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 60
Visitas: 63187
Capítulos: 37

Bella es una adolescente que vive la vida al máximo, se deja llevar por los vicios y sus hormonas. Un día conoce a Edward, quien la tratara de alejar de ese mundo perverso. 


Bueno, primero que nada, esta es una historia original de Daddy's Little Cannibal, que por cierto adoré! Y me vi en la obligación de traducir...

 

 

Esta historia no me pertenece, la autora es Daddys Little yo solo traduci que quede bien claro

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Capítulo 33: Del cielo al infierno

Ese lunes 23 de agosto, aterrizamos a nuestra realidad. Nuevamente nos estaba esperando Jasper, con una gran sonrisa. Nos saludamos y yo sentía que me pesaba la mano con tan maravilloso anillo.

Llegamos al lujoso departamento de Edward y en cuanto entramos y dejamos las maletas, me aferró a él e hicimos el amor toda la tarde ¡Aún no quería despertar de este sueño! No quería separarme de él ni un segundo, estaba más enamorada que nunca de Edward. En cuanto nos alejábamos, aunque fueran cinco minutos, lo extrañaba un montón y quería estar con él. No sé cómo había aguantado cinco meses sin él ¡Ahora moriría!

En la noche, lamentablemente, me tuvo que ir a dejar ¡Qué pena! ¡Yo no quería! En cuanto llegué, salió Reneé a recibirme.

–¿Cómo estuvo el viaje? –algo había cambiado en ella.

–Muy bien… –aún no era tiempo de contarle que me casaría con Edward.

Entré a mi habitación y guardé todo en el closet, de manera ordenada y metódica, tal como era Edward. Tomé una ducha y me dormí con esas maravillosas imágenes del viaje de ensueño, de repente, de tanto recordar, se me hizo un nudo en el estómago y me dieron ganas de llorar ¡Quería volver a Brasil con Edward! Y quedarme allí para siempre, él y yo, juntos por la eternidad.

Al otro día, llegó Reneé temprano a mi pieza, toda una seda, esto era extraño. Puse atención, y efectivamente, venía por algo.

–Bella, como luego te vas con tu padre… quisiera que nos fuéramos la próxima semana, unos días, sólo las dos, de vacaciones ¿Te parece?

Su invitación me pilló desprevenida y no contesté nada. Después me quedé reflexionando y pensé que debía darle una oportunidad, ella era mi madre lo quisiera o no. Decidí aceptar.

Partimos la semana siguiente, inicialmente cinco días y luego, los disminuimos a cuatro, así que en vez de llegar el sábado, llegué el viernes ¡Le daría una sorpresa a Edward!

Esos días nos sirvieron para conversar bastante, pero las heridas aún no cicatrizaban por completo, así que no había más opción que darle tiempo al tiempo. No me atreví a contarle lo del matrimonio todavía, sin embargo, en mis minutos de reflexión, tuve la oportunidad de pensar en mi hijo ¿Qué hubiese pasado si el estuviese con nosotros? Quizás no era su momento, pero ese dolor aún me calaba el alma. La tarde del jueves fui a hacerme un tatuaje en honor a mi pequeño que no alcanzó a nacer, el lugar: la base del cuello.

Mi alma nunca muere

Escribí con letras góticas y con una marca imborrable de mi propia sangre.

En cuanto llegamos esa noche, me cambié de ropa y lo fui a buscar, pero me llevé un gran desconcierto ¡No estaba! Mi corazón comenzó a latir y algo me decía que esto no estaba bien. Lo llamé, pero no contestó ¡Esto si era extraño! ¿Habría salido? La ansiedad se apoderó de mí y miles de rollos, malos, dominaron mi mente ¿Le habría pasado algo? ¿Me estaría engañando? ¿Se habría ido? ¿Qué porquería pasaba? Entonces, tuve la brillante idea de llamar a Jasper, él sí contestó.

–¿Aló? –dije afligida.

–¿Sí? –contestó desorientado– ¿Con quién hablo? –continuó.

–Con Bella…

–¿Bella? ¿Tú no llegabas mañana? –parecía sorprendido.

–Sí –me pareció extraña su reacción y continué– ¿Has visto a Edward? –esperé su respuesta, pero no contestó, entonces seguí– No me contesta el teléfono…

–No lo he visto –sé que mentía.

–Por favor, si lo ves, dile que lo ando buscando, gracias –corté furiosa.

Por lo poco que alcancé a oír, noté que estaba en un lugar con mucha bulla, por lo tanto, la posibilidad se disminuía a una: "La Cueva del Ratón".

Tomé un taxi, con la poca plata que me quedaba y fui directo al antro, que tan bien conocía. Llegué a la puerta y pasé sin problemas, Josh ya me conocía bien y sabía que había cambiado, no armaría ningún espectáculo. En cuanto entré, una oleada de humo y calor chocaron con mi piel y ojos, pero no me importó, yo quería encontrar a Edward.

Me di una vuelta y no tardé mucho en encontrar a Jasper, estaba con James y otros más que no conocía bien.

–Hola –dije seria.

–¡Bella! –parecía haber visto un ánima en pena.

–¿Dónde está Edward? –insistía ya con rabia.

–No sé –su voz titubeó.

–¡Dime por favor! –sentía mi corazón latir a diez mil por hora.

Noté que su mirada se desvió y la seguí y ahí estaba el perla ¡Bailando con una mina! ¡Imbécil! ¡Mentiroso e hipócrita! Corrí a la pista de baile y lo encaré con furia y los ojos llenos de lágrimas.

–Hola –dije en su oído por detrás, él aún no me había visto.

–¡Bella! –tenía los ojos redondos parecía más que sorprendido.

–Veo que no pierdes el tiempo –sentía que mi mentón se retorcía en pucheros, pero intenté controlarlos.

Di media vuelta y me fui. Llegué a la calle, me dolía el pecho, el alma y el corazón ¡Infeliz1 ¡Idiota! Y yo que lo adoraba con todo mi ser. Me senté en una orilla de la vereda y él no tardó en salir. Se puso frente a mí en cuclillas, pero yo me paré de inmediato.

–Edward ¿Por qué lo hiciste? ¡Yo te amaba tanto! –dije con el rostro cubierto de lágrimas y con un inmenso nudo en la garganta ¡Esto no podía ser real!

–¿Cómo que me amabas? –sus ojos estaban cubiertos de lágrimas.

–Así será siempre ¿Cierto? Me engañarás la vida entera –mi cuerpo desfallecería de dolor.

–¡No te estaba engañando! ¡Sólo bailaba Bella! –estaba desesperado.

–¿Por qué no me contestaste el celular? –dije con rabia.

–Se me quedó donde James ayer por la tarde –ahora unas lágrimas de cocodrilo caían por su rostro.

–No te creo… ¡Te odio Edward Cullen! Mejor que esto acabé aquí –tomé el anillo y lo lancé al suelo con rabia y muchísima pena.

Edward quedó perplejo, su rostro estaba absolutamente desfigurado.

–¡Bella no me hagas esto! ¡Por favor no! ¡Yo te amo mi vida! –ahora lloraba con sollozos ahogados que entrecortaban su voz, pero no me importó, aunque sentía como si me hubiesen sacado el corazón de cuajo, su traición había sido mayor.

Lo dejé sólo en medio de la noche y caminé por la costanera. De repente oí unos gritos.

–¡Bella! ¿Si no es ella? –era una voz de hombre familiar.

Lo ignoré, pero continuó, miré hacia el lado y era ¡Andrew y compañía! Seguí caminando y él gritó.

–Vamos niñita mimada ¡Yo te llevo! –su voz era histriónica, pero en realidad estaba tan furiosa y no tenía un veinte para irme, así que acepté.

Me acomodé atrás y crucé el cinturón de seguridad, iban demasiado ebrios. Miré para atrás y noté que venía el auto de Edward, muy de cerca.

Incluso con lo ya prendidos que andaban, seguían bebiendo ron en botella y cada vez la velocidad aumentaba más. Ellos iban realmente eufóricos y me dio miedo, después terror y finalmente, pánico.

–¡Déjame aquí! –le grité a Andrew histérica.

–No, linda, ahora te vas conmigo –gritó de vuelta.

El viento frío se colaba por las ventanas y sentía la adrenalina fluir por mis venas, hasta que ¡Noooooo! Andrew iba derecho a un poste de electricidad.

Las imágenes de Edward, de nosotros, de todo lo nuestro, vino a mi mente en centésimas de segundo, hasta que todo se oscureció y apagó sin aviso alguno…

Capítulo 32: Parte II Capítulo 34: Amore della mia vita

 
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