Prefacio
Isabella Swan, era una muchacha promedio con cabello oscuro y ojos verdes. Vivía con sus padres en una adorable y pequeña casa en Phoenix, Arizona y tenía una hermana menor llamada Mary Swan a la cual le llevaba unos pocos meses.
Las dos hermanas asistían a la misma secundaria, Isabella estaba en 5° año, le faltaba poco para graduarse. Tenía notas muy buenas y siempre llegaba a tiempo a sus clases. Mary era el polo opuesto, sus notas eran mediocres y siempre llegaba tarde. A pesar de ello, todos hablaban de la preciosa hija menor de los Swan, con sus ojos cafés y cabello dorado. Nadie tenía en cuenta a Bella.
Nadie, con excepción de su padre, Charlie Swan creía que tenía la hija más bella e inteligente del mundo, la que cualquier padre querría tener. Isabella amaba a su padre y desde pequeña lo idolatraba, él ocupaba el lugar más privilegiado en su corazón. Tambien amaba a su madre, René Swan, pero ella estaba todo el tiempo con Mary así que no le prestaba mucha atención.
Un día el padre de Bella tuvo un accidente automovilístico y falleció, René devastada organizó una mudanza a un pequeño pueblo en Washington llamado Forks. A Isabella y Mary nos les quedó más remedio que empacar todo y tomar el avión.