Mi corazón siempre sera tuyo (+18)

Autor: solcullen
Género: Romance
Fecha Creación: 11/08/2011
Fecha Actualización: 11/02/2013
Finalizado: SI
Votos: 100
Comentarios: 536
Visitas: 365631
Capítulos: 32

Fic recomendado por LNM

 

La lluvia caía sin cesar, golpeaba fuertemente mi ventana, el viento azotaba fuertemente las copas de los árboles, ya sin hojas. Era invierno, un crudo y frío invierno, pero más frío se había vuelto su corazón... Y aquí estaba yo, perdida en mis pensamientos, como cada día preguntándome: ¿cómo un amor tan grande podía haber terminado en esto? Juntos, pero tan lejos a la vez... ¿Será que esta lucha constante terminará alguna vez? ¿Será que alguna vez el corazón de mi gran amor, Edward Cullen, Mi Edward, volverá a latir por mí otra vez?Mi nombre es Isabella Swan y esta es mi historia...

 

 

 

La historia es completamente salida de mi imaginación, los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

 

 

Este Fic. esta protegido por derechos de autor por Safe Creative. ¡NO APOYES EL PLAGIO!

 

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Las invito a pasar por mi nuevo Fic. "El Chico de Ipanema"

 

 

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Capítulo 15: La venganza

 Nota: Donde la frase cambia de color está el link de la canción!!!


Capítulo 15: La venganza

 

Edward’s Pov

 

Las suaves caricias de mi Bella en mi torso desnudo, me despertaron poco a poco, húmedos besos iba dejando por cada lugar donde sus manos ya habían estado. Con la yema de sus dedos dibujó mis abdominales, exploró cada músculo de mi estómago reconociendo lo que es suyo. Me dejé disfrutar por unos momentos del maravilloso placer que sus caricias me brindaban, extrañé tanto sus suaves y pequeñas manos avariciosas recorriendo cada centímetro de mi piel.

 

Mi respiración comenzó a hacerse pesada, estaba muy excitado, mi erección palpitaba dolorosa clamando por atención, todo el infinito mes soñé con este momento, con volver a hacerla mía…

 

De pronto una lucecita en mi interior se encendió… “el ataque” ¿ella estaría preparada para esto? Como siempre mi instinto protector salió a flote y decidí que ya era momento de tomar el control de la situación.

 

—Buenos días princesa —saludé con la voz ronca por la excitación.

 

—Buenos días amor —me saludó muy sonriente dejando un beso debajo de mi ombligo en mi “camino de la felicidad”, y mordió sensualmente su labio inferior al comprobar cómo me tenía al llegar a la altura de mi bóxer.

 

Coló sus dedos y jugó con el elástico rozando la punta de mi erección, mientras me daba una sensual lamida a mi vientre bajo, tentando a estas alturas mi precario autocontrol, ya que con esto solo consiguió excitarme aun más si se podía.

 

—Bella amor —la llamé con un ronco jadeo— espera, necesito hablar algo importante contigo.

 

Ella me miró frunciendo el ceño unos segundos, asintió y se sentó junto a mí mirándome curiosa sin entender porque la había detenido.

 

— ¿Qué pasa Edward?

 

—Bella ayer estabas muy distante, muy nerviosa, no sé si sea buena idea si hac… —pero no me dejó terminar.

 

—Sshh…—me calló poniendo un dedo en mis labios para terminar mi discurso— amor, estoy bien, de veras. Se, que ayer estaba muy triste por todo lo que pasó, para mí fue terrible darme cuenta quien era realmente Jacob, y más terrible fue que no estuvieras aquí conmigo cuando todo pasó, pero ahora estás junto a mí y es lo único que me importa, ya no necesito nada más para estar bien. Tu eres mi fortaleza, la persona que necesito para que cure mis heridas, la que necesito para ser feliz, para sentirme entera, plena, mujer, tu mi otra mitad —habló emocionada con sus ojos llenos de lágrimas, pero estas no eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de felicidad, la misma que sentía yo por estar junto a ella al fin.

 

La abracé con todo el amor que sentía por ella y besé su frente, nos quedamos un momento así disfrutando del silencio, de nuestra compañía escuchando el hermoso latir de su corazón.

 

— ¿Sabes por qué estaba nerviosa y distante ayer? —preguntó de pronto.

 

— ¿Por qué?

 

—Porque tenía más que claro cómo iba a reaccionar cuando viera mis moretones doctor Cullen —me acusó divertida acariciando mi espalda— correrías a matar al perro y yo no quería que te pasara nada, pero veo que ha sido inútil.

 

—Pero amor nada pasó —dije inocentemente como quien no quiere la cosa, sabía que no podría ocultarle mi arranque de locura mucho tiempo.

 

—Sí, sí —dijo con sorna— ¿crees que no vi tu ropa llena de sangre en el baño? — ¡diablos se me olvidó la ropa! Pensé. Ya me había pillado.

 

—Amor… este…yo…bueno yo…—las palabras no me salían, estaba avergonzado por mi actitud.

 

— ¡Te amo mi héroe cavernícola! —exclamó feliz y se abalanzó sobre mí para quedar encima mío.

 

Me sorprendió mucho su reacción, Bella era tan correcta que pensé que por primera vez en la vida me llevaría un buen regaño de ella, jamás se me pasó por la mente que actuaría de esta forma.

 

— ¿Entonces no estás enojada? —pregunté dudoso mientras la rodeaba con mis brazos atrayéndola más hacia mí, juguetón.

 

—No —dijo esbozando una malvada sonrisa— no gano nada con molestarme, lo hecho, hecho está ¿Le pegaste mucho? —me preguntó en un tono que me daba la impresión que hasta gozaba con la situación.

 

—No, no mucho —contesté apretando mis labios tratando de contener mi risa.

 

—Eres imposible Edward Cullen —dijo rodando los ojos y besando mis labios.

 

Nos comenzamos a besar tiernamente acariciando nuestros labios, nuestras lenguas se reencontraron gustosas, pronto la necesidad que teníamos el uno por el otro se fue reflejando en nuestros besos que se tornaron más ardientes y apasionados.

 

Mis manos recorrieron deseosas su cuerpo colándose ansiosas por dentro del pijama para poder acariciar la sedosa piel de su espalda mientras nuestros sexos se rozaban impacientes por encima de la ropa deseosos por sentir un poco mas de esa deliciosa fricción, los sensuales gemidos de Bella comenzaban a inundar la habitación.

 

Poco a poco comencé a quitar la parte de arriba del pijama para poder deleitarme con la vista de su hermoso torso desnudo, ella dejó de acariciar mi pecho para levantar sus brazos y sonreírme sensualmente ayudándome a quitar lo molesta prenda que nos separaba de ese perfecto y maravilloso contacto de estar piel con piel.

 

Nos volvimos a besar con frenesí, mis manos viajaron ardientes recorriendo su suave espalda para posarse en sus nalgas las cuales apretaba hacia mí una y otra vez para que el roce de nuestros sexos fuera más intenso, consiguiendo que Bella jadeara de placer.

 

Mi necesidad por ella comenzaba a hacer estragos en mi cordura, me estaba volviendo loco, mi cuerpo exigía probar el exquisito sabor de su piel.

 

Nos di vuelta para quedar encima de ella, me levanté un poco para admirar su cuerpo, sus redondos y erguidos pechos, su pequeña cintura… ¡Dios!... todo lo que recordara de ella era poco, era simplemente perfecta, un diosa.

 

Besé, lamí y succioné sus rosados pezones haciendo que Bella gimiera de placer arqueando su espalda, sus manos jalaban mis cabellos apretándome hacia ella, suplicándome por más.

 

Lentamente fui bajando dejando húmedos besos por su estómago, en su ombligo hasta que me topé con el pantalón del pijama, se veía tan sexy con mi pijama que realmente comenzaba a preguntarme como me contuve ayer de poseerla como un loco.

 

Me puse de rodillas y tomé el pantalón junto con su pequeña braguita, se los saqué de un tirón y los lancé por algún lugar de la pieza de forma salvaje consiguiendo que Bella riera a carcajadas.

 

— ¿Impaciente? —preguntó con una sugestiva voz, mirándome con fuego y pasión, para luego morder su labio inferior de una forma malditamente sexy y lamer sus labios al observar mi pronunciada erección.

 

—Mucho —contesté sonriendo como a ella le gustaba tomando uno de sus pies para rozar desde su tobillo hacia arriba de su pierna con mi nariz respirando excitado, dejando pequeñas mordidas, rozando con mi labios, quería enloquecerla de deseo, quería que clamara por mí.

 

Los gemidos de Bella eran cada vez más necesitados y ardientes, cada vez que lamía el interior de sus muslos y me acercaba a su intimidad exhalando se mordía el labio inferior por la anticipación.

 

—Edward… —me llamó jadeando— por favor… —suplicó. Amaba como se estremecía de placer ante mis caricias.

 

Decidí que ya era mucha tortura, además moría por perderme en el exquisito sabor de su piel. La jalé de ambos pies para acercarla hacia mí, provocando que soltara una carcajada y sin más me acerqué a su intimidad hambriento de deseo.

 

—Mmm… amor eres exquisita…—gruñí cuando mis labios se encontraron con el enloquecedor sabor de su intimidad.

 

Comencé a lamer su clítoris lento, tortuosamente, disfrutando del exquisito sabor de su cuerpo, ella se retorcía de placer arqueando su espalda, apretando las sabanas con fuerza, jadeando desesperada, extasiada.

 

Pronto mi lengua codiciosa se adentró en su intimidad comenzando a embestirla más rápido, más intenso, haciendo que ella comenzara a moverse junto al ritmo de mi lengua, ansiosa por tocar el cielo.

 

Con una de mis manos llevé su rodilla derecha a mi hombro para mejorar su ángulo de placer y con la otra masajeaba sus pechos. Las manos de Bella volaron a mis cabellos jalándolos, perdida en las en las ardientes sensaciones, gimiendo, suplicando sin control.

 

—Si…mmm… amor, si… si… así…mmm…mas… mas…—sonreí fascinado, al ver que disfrutaba de mis caricias, al mirar su hermoso cuerpo palpitando de placer.

 

Sentí que su orgasmo estaba cerca, por lo que comencé a complacerla con mi lengua, más rápido, más profundo, lamiendo y chupando todo a su paso hasta que su espalda se arqueó y pronunció mi nombre en un sensual y erótico gemido cuando alcanzó el clímax.

 

— ¡Edward!

 

Su cuerpo se relajó y cayó rendido, me tendí a su lado a mirar embelesado como poco a poco su agitada reparación volvía a la normalidad mientras besaba tiernamente sus labios.

 

—Te amo —susurré en sus labios.

 

—Y yo a ti —me contestó sonriendo volviéndome a besar.

 

Comenzamos a besarnos nuevamente.

 

Rápidamente nuestros besos se tornaron lujuriosos y ardientes, nuestras manos acariciaban deseosas cada centímetro de nuestra piel. Poco a poco me fui recostando en mi espalda hasta que Bella quedó sentada a horcajadas encima de mí, haciendo que nuestros sexos otra vez se reencontraron gustosos con el roce maravilloso y sublime de nuestros cuerpos.

 

Bella, me estaba llevando a las peor de las locuras con el camino de húmedos besos y ardientes caricias que dejó por todo mi torso. Lo único que quería era perderme en las profundidades de su ser, sentir su cuerpo unido al mío, como una sola persona, con una sola alma y con un mismo amor.

 

Siguió su camino de excitantes besos hasta llegar a mi vientre bajo, lamiendo tortuosamente lento donde comenzaba mi bóxer. Mi respiración era pesada, roncos gemidos se me escapaban, estaba tan excitado que no me di cuenta cuando ella me había despojado de mi bóxer hasta que tomó mi erección con una de sus pequeñas manos y comenzó a masajearla de arriba hacia abajo.

 

Me estaba matando de placer, sus suaves caricias me hacían sentir en el paraíso, no tenía palabras para explicar cómo había extrañado sus sedosas manos acariciar mi piel.

 

De pronto vi que con su otra mano, acomodaba su pelo sobre uno de sus hombros y acercó peligrosamente su boca a mi erección. Moría por sentir su lengua rozando toda su extensión, pero era mi Bella no podía dejar que me hiciera esto por mucho que lo deseara y lo hubiese soñado como un demente.

 

—Princesa —la llamé justo antes de que comenzara, ella me miró extrañada como si hubiese hecho algo mal.

 

— ¿Qué pasa Edward? ¿Yo… yo…hice…hice…algo mal? —me preguntó insegura.

 

—No amor —contesté cariñoso para que me creyera acariciando su mejilla— todo lo contrario me estas volviendo loco, solo que no es necesario que lo hagas.

 

Ella me observó por unos segundos y luego me sonrió.

 

—Quiero hacerlo Edward, quiero darte todo lo que tú me das, quiero amarte y darte placer como tú lo haces conmigo, quiero darte todo, déjame ¿sí?

 

Con esa declaración me mató, no pude más que asentir y rendirme a sus caricias ya que era lo que más quería.

 

Volvió a tomar mi pene con una de sus manos y se lo introdujo suave y tímidamente en su boca, la sensación fue inexplicable, simplemente grandiosa. Sus labios aprisionaron mi erección y su húmeda y cálida lengua comenzó a deslizarse lentamente una y otra vez de arriba hacia abajo provocando que exclamaciones sin sentido y roncos gruñidos se escaparan de mis labios.

 

Con una de mis manos la ayudé a sostener suavemente su cabello mientras mis caderas por inercia la ayudaban a marcar el ritmo de sus lamidas, enseñándole como me gustaba.

 

Admirarla mientras me complacía de forma experta era una imagen irreal, se veía tan sensual, tan erótica, que en cualquier momento desfallecería de placer. Sentí que estaba cerca del final y luchaba con todas mis fuerzas, por no cerrar mis ojos y dejarme caer en el abismo del éxtasis total, ya que aun necesitaba hacerle el amor más que nada en el mundo.

 

—Bella, cariño ven, ven a mi…—le pedí jadeando— quiero hacerte el amor.

 

Ella se detuvo y me miró sensualmente mordiéndose el labio inferior, tomé una de sus manos y la guíe para que quedara sentada nuevamente a horcajadas sobre mí.

 

La tomé cariñosamente de sus caderas y me acomodé en la entrada de su húmeda intimidad, lentamente la fui bajando hasta que estuve completamente dentro de ella, lo que hizo que soltáramos juntos un audible gemido. Bella apoyó sus manos en mi pecho, para comenzar a moverse sobre mí en un delicioso vaivén.

 

Nos mirábamos intensamente mientras nos amábamos, expresando toda la pasión y el amor contenido durante este mes. ¡Dios! Como pude vivir un mes sin hacerle el amor, era tan cálida, tan estrecha, tan exquisita, era tan perfecta mi amada mujer.

 

El momento era sublime. Admirarla mientras subía y bajaba con la ayuda de mis manos con su pelo cayendo en sensuales ondas hasta llegar a su cintura por los costados de sus hermosos y firmes pechos que se movían al compás de nuestros cuerpos invitando a besarlos, era un imagen divina, sexy, insoportablemente bella, pero necesitaba sentirla más cerca, así que tomé sus manos y la atraje hacia mí, quería sentir su piel sobre mi piel. La abracé fuerte por su cintura, quería fundirme en su ser.

 

Nos besamos ardientemente, mientras mis caderas se elevaban al encuentro de las suyas para embestirla con más fuerza, con más urgencia.

 

Bella apoyó su frente en la mía.

 

—Te extrañé tanto amor —susurré en un ronco gemido.

 

—Y yo a ti… —jadeó mi Bella en mis labios.

 

Segados por la pasión que nos consumía, nos movíamos en una perfecta y sincronizada danza buscando aquel roce único y perfecto que podía aliviar el fuego que quemaba nuestro interior.

 

Nuestros movimientos se volvieron más urgentes, sentí las paredes de Bella estrecharse cuando besada y succionaba sus pechos.

 

Mis manos viajaron nuevamente a sus caderas para poder embestirla más profundo, más rápido, Bella me tenía tomado firme de mi cabello.

 

—Me matas amor, eres tan estrecha, vamos Bella, vente conmigo —gruñí demandante, ardiente mientras la embestía con fuerza.

 

—Si….aahhh… Edward… ya casi amor…así, así….

 

— ¿Así, que? —pregunté, me encantaba escuchar cómo me lo pedía.

 

— ¡Así más duro, más rápido! —gimió mi Bella.

 


Y como ella me lo pidió la embestí más duro, mas rápido. Nuestros movimientos se volvieron casi frenéticos hasta que logramos tocar el cielo con nuestras manos.

 

Nuestros cuerpos rendidos y empapados en sudor se quedaron unidos por un buen rato. Poco a poco nuestras respiraciones fueron volviendo a la normalidad mientras acariciaba su espalda con amor y Bella me daba pequeños besos en mis labios y acariciaba dulcemente mi pelo.

 

—Te amo mi vida —le dije con todo mi corazón.

 

Sus ojos brillaron enamorados y me regaló una resplandeciente sonrisa.

 

—Bienvenido a casa amor.

 

— ¿Bienvenido? —Cuestioné divertido— aun no me has dado mi bienvenida completa amor.

 

—Mmm… veo que el Alférez Cullen no está conforme con su bienvenida ¿Qué tiene en mente señor? —preguntó pícara.

 

—No pienso dejarte salir en todo el día de esta cama, te haré el amor tantas veces, que olvidarás hasta tu propio nombre.

 

—Ya lo estoy deseando —me contestó expectante, mordiendo su labio inferior al ver que mi miembro estaba nuevamente volviendo a la vida.

 

Y nos besamos apasionadamente para volver hacer el amor como dos locos enamorados.

 

Estuvimos todo el día amándonos, la necesidad por volver a unirnos en un solo era tan imperiosa, que llegaba a ser dolorosa. Ya entrada la tarde, Bella se quedó dormida rendida en mis brazos, le hice cariño un buen rato en su espalda desnuda hasta que decidí que ya era hora de levantarme. Salí cuidadosamente de la cama, la arropé bien con las cobijas y besé su frente, la dejaría descansar un rato.

 

Fui a tomar una relajante ducha, me vestí y salí a pasear a Emmy por el puerto, el pobre llevaba todo el día encerrado por culpa de sus apasionados padres.

 

Cuando volvimos mi Bella ya se había levantado, estaba sentada en la cama con sus piernas cruzadas apoyada en el respaldo de la cama viendo Toy Story 3, con su cara de gatito curioso. Amaba eso de ella la combinación perfecta entre niña y mujer.

 

Emmy corrió a su encuentro saltó a la cama y se acostó en su regazo. Me senté a su lado y la atraje hacia mí, ella recostó su cabeza en mi pecho y la rodeé con mis brazos.

 

—Hasta el infinito y más allá —susurré en su oído.

 

—Siempre —me contestó besando mis labios.

 

Cuando la película llegaba a su final, mi Bella ya se encontraba llorando a mares en la parte en que Andy su protagonista le regala sus juguetes a otro niño, se veía tan tierna, yo solo sonreía como un tonto enamorado admirándola.

 

— ¡No te rías! —reclamaba pellizcándome un brazo.

 

— ¡Auch! ¡Amor eso duele! Además no me estoy riendo, a mí también me dio pena cuando tuve que regalar mis juguetes, en serio.

 

— ¡Mentira! Cuando pequeño eras un niño engreído, lo sé.

 

—No es cierto —me defendí— lo era, porque tu no me mirabas. La única vez que te hablé, te arrancaste de mí como si hubieses visto al mismo demonio.

 

— ¡Será porque lo eras! —rebatió mientras su estómago rugía audiblemente.

 

Nos miramos unos instantes y reímos a carcajadas.

 

— ¡Pizza! —exclamamos juntos para volver a reír a carcajadas por la coincidencia.

 

Llamé para pedir las pizzas, luego de comer quería conversar con Bella de nuestro futuro. Ya no veía la hora de contarle mis planes, solo omitiría la parte de cuando le pediría matrimonio ya que eso sería una sorpresa que ya estaba planeando.

 

Sonreía solo cuando recordaba donde pensaba llevarla para pedírselo.

 

— ¿Por qué sonríes tanto? ¿Qué estás planeando Edward? —Preguntó de pronto, cuando ya casi terminábamos de comer.

 

¡Diablos! ¡Como me conocía!

 

—Nada —contesté con mi mejor cara de póker.

 

—Mmm, seguro —dijo con sarcasmo, mordiendo el último pedazo de pizza y tomando bebida.

 

Había llegado el momento de conversar.

 

— ¿Amor?

 

— ¿Si?

 

— ¿Recuerdas que hace días te comenté que quería conversar algo importante contigo? —Ella asintió, abrió sus ojos como platos y adoptó una posición rígida en la silla— no te asustes mi amor es algo bueno, es sobre nuestro futuro.

 

Le conté de los difíciles días que pasé sin ella y que ya no veía la hora para que comenzáramos nuestra vida, juntos, al menos por ahora las cosas serían más fáciles para nosotros, pues nos veríamos todos los fines de semana. Le expliqué que quería irme a vivir solo, que compraría un departamento para nosotros.

 

Ella escuchó atenta cada palabra que le dije, hasta que llegué a la parte donde le explicaba que el departamento estaría a nombre suyo, ahí, ya no quiso oír nada más. Se cruzó de brazos y juntó sus cejas como el gato enfurruñado que tanto amaba.

 

— ¡Edward Cullen! ¡Estás loco! No firmaré ninguna escritura, no permitiré que gastes el dinero que te dejó tu abuela Elizabeth en mí.

 

—Bella, amor no seas testaruda, no le veo nada de malo, sabes bien que en un futuro próximo nos casaremos ¿Por qué no empezar a asentar las cosas desde ahora?, además de que me sirve tener tanto dinero si no me dejas gastarlo en ti.

 

—No te irás de tu casa Edward, ¿qué dirá Esme? ¡Que te vas por culpa mía!

 

—Bella, sabes bien que no vivo permanentemente en mi casa hace años, así que ese no un argumento justificable, mi madre te quiere como a una hija y lo sabes. No dirá nada, ella entiende que nos amamos con locura, por lo demás, ya está enterada y ha comenzado a buscar por mí, ya tiene varios vistos, solo falta que los vayamos a ver nosotros, para que elijas el que más de guste amor. Esme ya no puede más de felicidad, ya anda soñando con nietos corriendo por toda la casa —confesé feliz, ya que yo también soñaba con ese momento, todos mi niños corriendo traviesos en el jardín de la casa de mis padres.

 

Cada día que pasaba deseaba con más ganas ser papá.

— ¡Que! —Exclamó incrédula apoyando sonoramente, sus manitos en la mesa— ¡no puede ser! ¡Agh…tienes todo listo ya! No me interesa, la respuesta sigue siendo no— se cruzó de brazos nuevamente e hizo un mohín mirando en otra dirección.

 

—Pero que cabezota que eres, Bella tengo casi veinticuatro años ¿no crees que ya es minuto que comience a sentar cabeza?

 

—Emmett tiene veinticinco y aun vive en tu casa— rebatió con las últimas cartas que le iban quedando. Estaba a punto de rendirse.

 

—Vamos cariño. ¿Me hablas en serio?, estamos hablando de Emmett ¡Es un niño grande!

 

—No —negó nuevamente sin mucha convicción.

 

Al verse atrapada se levantó de la mesa y salió corriendo a la cubierta de arriba riendo a carcajadas.

 

— ¡Isabella Marie Swan! —La llamé corriendo tras ella— no te arranques, lo haces solo porque sabes que te has rendido —le dije divertido.

 

— ¡No estoy! —gritó, su voz provenía de la sala de juegos.

 

Entré y prendí la luz. No se veía por ninguna parte, estaba escondida, su risa traviesa la traicionó, pero seguí su juego.

 

— ¿Dónde estás pequeño demonio? sabes bien que cuando te encuentre te castigaré por ser una niña mala y muy desobediente —amenacé insinuante.

 

Mientras las buscaba escuché nuevamente su risa, esta provenía de debajo de la mesa de pool, me agaché y ahí la encontré traviesa tratando de contener sus carcajadas con una mano puesta en su boca. Estiré un brazo tomé una de sus manos y la ayudé a salir de su escondite, la tomé por la cintura y la senté en la mesa de pool y me posicioné entre sus piernas agarrándola del trasero para rozar su intimidad con la mía.

 

—Ahora mi gatito testarudo —dije ronroneando en sus labios restregando mi creciente erección en su centro— si vuelves a decirme que no, recibirás tu castigo.

 

—No —contestó juguetona colando sus manos suavemente por dentro de mi camisa acariciando mi espalda.

 

—Tú lo pediste — advertí sonriente.

 

Ataqué sus labios con pasión mientras le sacaba su sweater y ella desabotonaba mi camisa, rápidamente nuestra ropa voló en todas direcciones, nuestras manos codiciosas acariciaban toda la piel que tenían a su alcance. Desesperados por amarnos nuevamente, terminamos haciendo el amor en la mesa de pool de una manera malditamente sexy y ardiente.

 

Ya en la noche estábamos acostados viendo una película a la cual no le ponía mucha atención, estaba ansioso por solucionar todo rápido y aún teníamos tantas cosas que conversar que no me podía concentrar. Lo que único que tenía en mente es que me urgía que todo quedara arreglado antes de que me fuera a Newport.

 

Mientras acariciaba su cabello, me di ánimos y le hablé sobre el tema que más me preocupaba.

 

—Bella, me preocupa que harás con la universidad —lo solté hablando suavemente— ya sé que no la puedes dejar porque Charlie no te lo permitirá, pero tampoco quiero tener al perro y Heidi dando vueltas cerca de ti, me muero si te vuelven hacer algo mientras yo no esté, pero también tengo claro que no puedes seguir faltando a clases.

 

—Lo sé Edward —dijo con pesar— falté la semana pasada porque no quería encontrarme con Jacob, pero ahora las cosas son distintas, no creo que le queden ganas de volver a molestar después de cómo me imagino lo dejaste.

 

—Eso espero amor, pero aun me preocupa toda esta situación. Quiero proponerte un trato, no me digas que no, hasta que escuches todo lo que te tengo que decir ¿sí?

 

—Si —me contestó incorporándose en un codo, apoyando su cabeza en la palma de su mano y me miró atenta.

 

—Bueno la primera idea es que pidas que te cambien de curso en la universidad, así no tienes que tener al chucho en todas tus clases y además Heidi no te acosara más y no tendrás que soportar sus constantes ataques en clases ¿Qué dices? —pregunté ansioso por su respuesta y que no pensara que soy un exagerado, de acuerdo, sé que lo soy, pero otra vez no me volvería a arriesgar.

 

Me observó unos instantes evaluando la posibilidad.

 

—Está bien, esa idea me parece bien, siempre que sea junto con Alice, la verdad yo tampoco quiero volver a encontrármelos nunca más, salvo lo justo y necesario —luego en su rostro se reflejó la duda— pero ¿cómo lo haremos? Las clases ya llevan más de un mes y aunque seamos buenas alumnas, lo veo difícil, el decano no está feliz con nosotras, ya nos ha dicho varias veces que debemos pertenecer a la fraternidad y con Alice nos hemos negado.

 

—Le pediremos ayuda a Renée, tu padre es un influyente hombre de negocios y no creo que si tu madre le pide un favor especial al decano de la facultad de economía este se lo niegue. ¿Por cierto amor ahora que recuerdo? ¿Charlie esta en Boston? Porque tengo planeado raptarte toda esta semana solo para mí.

 

—No amor Charlie está en Montreal atendiendo unos negocios, mi mamá se ha quedado conmigo porque pensaba que estaba enferma, así que esta semana estamos libres del ogro —dijo divertida— ¿Crees que Renée nos ayudará? —preguntó ilusionada.

 

— ¡Qué bien! —Exclamé alegre— no puedo estar más feliz de que Charlie no esté, ya me tiene más que harto estar escondiéndonos de él, como si tuviéramos doce años. Estoy cansado de le digas mentiras todos los fines de semana para poder pasarlos juntos.

 

—Yo también mi amor, pero ya sabes cómo es Charlie, nunca aceptará que he crecido, yo creo que recién se dará cuenta cuando me vaya de la casa o me case —dijo negando con su cabeza— pero volviendo al tema, ¿realmente crees que mamá nos ayude?

 

— ¿Crees que Renée le niegue algo a Edward Cullen? —pregunté suficiente y muy pagado de mi mismo.

 

Ella me miró unos instantes soltó una carcajada y rodó sus ojos.

 

—Eres un engreído Cullen, pero tienes razón, Renée no te negará nada, si hasta hay veces pienso que está más enamorada ti que yo —y se echó a reír— entonces ahora ¿Cuál es la segunda idea?

 

Me tensé inmediatamente ahora venía la parte difícil de la historia, la que sabía que a ella no le gustaría, solo esperaba que no se negara.

 

—Bella, sabes que el próximo lunes me voy a Newport y aunque ahora nos veremos todos los fines de semana me preocupa mucho dejarte aquí desprotegida con ese chucho dando vueltas por la universidad mientras yo no esté —carraspeé para aclarar mi garganta y continuar— bueno mi idea es que yo… yo… yo quiero contratar a alguien que te cuide todo el tiempo mientras vayas a la universidad —lo solté todo de un tirón como si así fuera a aceptar más fácil.

 

— ¡Qué! —Exclamó incrédula alargando la e— ¿Te has vuelto loco Edward? eso es realmente pasarse de la raya con lo protector, me gusta que lo seas, pero esto…esto…—dijo pasándose las manos por la cara exasperada— ¿qué quieres? ¿Qué me ande paseando por la universidad con un gorila caminado detrás de mí como si fuera una actriz famosa o una cantante o algo así? No dejaré de hacer mi vida normal por Jacob.

 

—Bella, amor no lo veas así, nada nos da la seguridad de que el perro no se te vuelva a acercar, debiste denunciarlo cuando todo pasó y no me digas que no dejarás de hacer tu vida normal, porque ya estuviste una semana encerrada en tu casa por no encontrarte con él en la universidad. Por favor di que si princesa, ¿acaso me quieres matar de la ansiedad cuando esté en Newport, imaginando que el muy maldito en cualquier momento te puede hacer algo mientras yo no esté? ya se aprovechó de eso la primera vez, nada nos garantiza que no habrá una segunda. No lo notarás amor, juro que ni te darás cuenta de que alguien te está cuidando, solo serán unas pocas horas al día, por favor, por favor, por favor —le supliqué con mi mejor cara de niño inocente, solo quería que ella aceptará para no tener que engañarla, nunca nos habíamos escondido nada, pero si ella se negaba esta sería la primera vez.

 

— ¡Edward! —me reprochó— no me mires así, se lo que estás haciendo no me convencerás, mi respuesta es no— dijo firme, así que no me quedaba más que ocupar mi último y sucio argumento para que aceptara.

 

—Bella di que si, no me hagas esto por favor, sabes bien que la próxima vez, si es que la hay, esta vez no lo dejaré vivo, lo mataré con mis propias manos si te toca un solo pelo y en esta ocasión nada ni nadie me detendrá —su rostro era un poema estaba enfurecida conmigo, pero sabía que había logrado mi objetivo y eso era lo único que importaba.

 

— ¡Agh! ¡Maldición Edward! okey, okey, me rindo, odio cuando haces eso, nunca puedo decirte que no. Solo te advierto apenas quiero notarlo, no quiero andar llamando la atención, ni dando explicaciones de por qué un gorila anda detrás mío toda la mañana —dijo bufando dándose vuelta para darme la espalda y deshacer nuestro abrazo.

 

—No te enojes gatito —supliqué abrazándola por detrás pasando un brazo por su cintura para pegar su pequeño cuerpo al mío— gracias —susurré en su oído— ahora estoy más tranquilo, te amo.

 

Y así abrazados nos quedamos dormidos.

 

*
*
*
Estábamos a jueves, hasta ahora había sido una semana de locos pero realmente maravillosa. Todo estaba saliendo mejor de lo que lo había planeado, hoy terminaríamos de armar nuestro departamento, solo faltaba que llegaran los muebles que compramos ayer.

 

Estaba feliz, más que feliz, sentía que habíamos dado un paso muy importante en nuestra relación, porque aunque era más que obvio que no viviríamos juntos, para mi significaba el primer cimiento de la hermosa familia que algún día formaría con mi Bella. Claro que ese algún día, era más cercano de lo que ella pensaba, pero guardaría la sorpresa hasta que llegara el momento perfecto.

 

Iba manejando en dirección a nuestro departamento a recibir los últimos muebles que nos entregaban hoy en la mañana, ya había dejado a Bella en el departamento de Alice para que fueran a la universidad. Muy a regañadientes aceptó ir ya ella quería estar conmigo cuando llegaran las cosas, pero hoy comenzaban las clases en su nuevo curso y no era conveniente que faltaran.

 

Sonreí al recordar a Renée y en lo fácil que había accedido a mis peticiones el lunes recién pasado, cuando fuimos a la casa de Bella a pedirle que hablara con el decano de la facultad de economía para que cambiaran a Bella y a Alice de curso sin ninguna razón muy convincente la verdad, pero ella accedió sin rechistar argumentando que si yo creía que era mejor para Bella así estaba bien.

 

Que decir cuando le dije que quería estar con Bella toda la semana, ni siquiera dudó un segundo en oponerse, simplemente me contestó “como ustedes quieran Edward, Bella te echó tanto de menos este mes” Era tan especial mi suegra, parecía una adolescente atrapada en un cuerpo de mujer, por lo menos había podido ganarme su confianza y su corazón, y gracias a eso Bella no tendría que estar mintiendo todos los fines de semana para pasarlos juntos.

 

Bueno por lo menos a Renée, porque por lo que respecta a Charlie, seguía sin quererme nada de nada, pero no me importaba, Renée nos ayudaría de ahora en adelante y aunque a él no le gustará me casaría con su hija de todas formas.

 

Otra cosa que me inquietaba y que Emmett había averiguado por mí, era que el perro de Jacob Black había quedado tan magullado con la golpiza que le di, que esta semana no había aparecido por la universidad ni su sombra, así que no había peligro que mi Bella fuera hoy a clases con Alice y también que hasta el momento no se le veían intensiones de entablar acciones legales en mi contra, quizás estaba asustado pensando que lo mismo haría Bella con él.

 

Llegué hasta nuestro edificio y estacioné mi Volvo en el estacionamiento correspondiente a nuestro departamento. Era un edificio hermoso de tipo victoriano, antiguo, elegante, de ocho pisos, por supuesto que nuestro departamento estaba en la última planta y abarcaba todo el piso. Llamé al elevador y marqué el número ocho, cuando llegué a mi destino caminé por el amplio pasillo de piso de mármol y puse la llave en la única puerta existente, estaba orgulloso, mi corazón se hinchaba de felicidad cada vez que repetía las palabras “nuestro departamento”.

 

Abrí la puerta y entré, sonreí como un tonto al ver lo poco que quedaba por hacer, claro todo esto gracias a la ayuda de mi hermosa madre y de Alice, ya que a mi Bella no le gustaban nada de nada las compras.

 

Ayer por la tarde había traído todas mis cosas hasta aquí, mientras Bella con Alice iban a comprar las últimas cosas que faltaban, era realmente divertido verlas a las dos discutir mientras Alice intentaba arrebatarle mi tarjeta de crédito, alegando que no todos los días tienes un novio con tarjeta de crédito sin límite y además que te la pase para comprar todo lo que tú quieras.

 

Recorrí el departamento, recordando la cara de mi Bella la primera vez que entramos, ella lo amó desde el primer minuto.

 

Este, fue el cuarto departamento que visitamos el lunes, de la lista que nos había entregado Esme, los anteriores no le habían gustado nada aunque ella no me lo dijera al mirar la expresión de sus ojos yo ya lo sabía. Cuando entramos aquí su cara se iluminó, desde que estábamos en la puerta del edificio esperando al corredor de propiedades miraba el edificio con sus ojitos ilusionados y brillantes.

 

Recorrimos el departamento tomados de la mano mientras el corredor de propiedades nos mostraba todo el lugar. Era enorme, las habitaciones eran amplias, techos altos y finas terminaciones, tenía cinco piezas todas alfombradas, tres con baño privado, la que sería nuestra habitación además tenía jacuzzi en el baño y un enorme vestidor.

 

El living y el comedor tenían el piso de una brillante y fina madera estos estaban separados por unas puertas francesas dobles, la cocina era enorme tenía una isla en el centro y estaba perfectamente equipada, pero lo que más le gustó a mi Bella fue que todas las habitaciones daban a una enorme terraza casi tan grande como el departamento donde tenía un jardín hermoso lleno de plantas, flores y árboles.

 

Así que cuando pillé a Bella distraída admirando la vista de la cuidad, me acerqué al corredor de propiedades y le dije que lo compraba sin siquiera preguntar el precio, con que a ella le gustara con eso a mí me bastaba y me sobraba.

 

Y así fue, como al día siguiente estábamos en la oficina de Emmett firmando las escrituras del departamento donde mi Bella sería la única dueña. Por supuesto que las bromas de mi hermano no se hicieron esperar, y yo tenía ganas de asesinarlo, con lo que me costó convencer a Bella de esto y el con sus bromas, casi hace que ella no firme ningún bendito papel.

 

Después de eso, todo fue una locura, compras y más compras de miles de cosas, sillones, mesas, cuadros, alfombras y un sin fin de artefactos, para que nuestro departamento quedara perfectamente terminado. Estábamos muy cansados, en la noche llegábamos rendidos al yate, comíamos algo, nos duchábamos y nos acostábamos a dormir rendidos abrazados, pero había valido la pena, todo con lo que había soñado el mes que no estuve, lo estaba logrando poco a poco y esta noche al fin dormiríamos en nuestro departamento.

 

La mañana se pasó más que rápido entre recibos, cajas y muebles que llegaban y llegaban uno tras otro. Estaba en la cocina tratando de dejar cada cosa en su lugar cuando Bella llegó de la universidad.

 

—Hola amor —me saludó feliz dejando sus libros en la isla de la cocina.

 

—Hola princesa ¿cómo te fue? —pregunté llegando a su lado para tomarla entre mis brazos y besar dulcemente sus labios.

 

—Bien, nos fue muy bien, los profesores son muy simpáticos y explican muy claro, definitivamente este curso es mucho mejor —me contó muy alegre.

 

—Que bueno mi amor, me alegro mucho que estés feliz ¿tienes hambre? Mandé a pedir pasta.

 

—Mmm que rico, muero de hambre. ¿Y Emmy? —preguntó curiosa por su peludo hijo.

 

—Está en el living jugando frente a la chimenea con su dinosaurio.

 

— ¿Dinosaurio? —me preguntó curiosa, sonriendo.

 

—Sí, esta mañana se lo compré después que te dejé en el departamento de Tink.

 

— ¡Oh, qué bien! que tierno eres amor —exclamó feliz besando mis labios y salió de la cocina en busca de Emmy.

 

Cuando llegó la comida almorzamos y luego estuvimos toda la tarde ordenando y limpiando el departamento.

 

— ¡Edward! —oí que me llamó mi Bella desde nuestra habitación.

 

— ¿Si amor? —contesté desde el comedor que aun ordenaba.

 

Fui hasta nuestra habitación a ver que necesitaba, la encontré dentro del vestidor buscando algo, muy concentrada, que por lo visto no encontraba. Se veía tan divertida tenía su pelo todo enmarañado y estaba llena de polvo.

 

— ¿Buscas algo amor? —pregunté tratando de contener mis carcajadas. Ella entrecerró sus ojos y me observó.

 

—Si crees que tu estás mejor que yo deberías mirarte al espejo — me acusó burlándose de mí también— no encuentro las toallas Edward y como ya terminé de ordenar la pieza quiero ducharme. ¿Recuerdas donde las guardaste?

 

—Eh no, es que hemos guardado tantas cosas que la verdad no lo recuerdo, ve a bañarte amor mientras yo te la busco —besó tiernamente mis labios y se fue al baño.

 

Entré al baño a dejarle la toalla y no pude resistir la tentación de admirarla mientras se duchaba.

 

Tenía sus ojos cerrados disfrutando del placer que le entregaba el agua tibia recorriendo su cuerpo, en un sensual movimiento echó su cabeza hacia atrás para acomodar su empapado y largo cabello hacia un lado, dejándome una privilegiada vista de su sexy espalda y perfecto trasero, tomó el gel ducha, aquel que tenía ese maravilloso olor a fresas que me volvía literalmente loco, se echó en una de sus manos y luego las frotó. Comenzó a recorrer su cuerpo con ambas manos acariciando sensualmente toda su sedosa piel expandiendo el gel de ducha por sus hombros, por sus hermosos y apetecibles pechos, por su perfecto y plano vientre.

 

La espuma resbalaba suavemente por su espalda, por sus piernas era una imagen malditamente erótica, ni en mis mejores sueños la había soñado así. Los pocos segundos que la observé me volvieron loco, ya estaba jodídamente excitado, mi erección amenazaba con hacer explotar mi pantalón, necesita hacerla mía en ese mismo instante, así que sin mucho más que pensar, me saqué la ropa a toda velocidad abrí la puerta de vidrio y me metí a la ducha con ella.

 

La abracé por la espalda pegando mi erección en su trasero, ella soltó un gemido por la sorpresa e inmediatamente se entregó a mis caricias.

 

Tomé el gel de ducha y me eché en una de mis manos. Comencé a acariciar suavemente sus pechos provocando que Bella soltara un gemido de placer al sentir en frio y suave contacto con su piel. Ella echó su brazos hacia atrás para afirmarse de mi cuello mientras el agua recorría suavemente nuestros cuerpos, húmedos besos iba dejando en su cuello, en el lóbulo de su oreja. Una de mis manos descendió por su estómago hasta llegar a su intimidad mientras con la otra continué acariciando uno de sus pechos.

 

Estaba tan húmeda, tan excitada, suaves gemidos se escapaban de sus labios cada vez que mis dedos rozaban su feminidad.

 

—Edward —me llamó en un susurro ardiente.

 

— ¿Si amor? —respondí con la voz ronca.

 

—Hazme el amor ahora… —suplicó con un sensual jadeo.

 

—Tus deseos son órdenes para mi amor.

 

La di vuelta y la levanté de la cintura para que enrollara sus piernas alrededor de mis caderas, pegué delicadamente su espalda a una de las murallas y me acomodé en su entrada rozando con la punta de mi miembro su intimidad. La penetré de una estocada provocando que ambos gimiéramos de placer. Comencé a embestirla suave, profundo, en esta posición la sentía más estrecha, era espantosamente placentero.

 

Nuestros gemidos se mezclaban con el ruido del agua golpeando nuestros cuerpos. Besaba, mordía y succionaba cada uno de sus pechos con ardor preocupándome de darle a cada uno la debida atención. Bella tomó mi cara con una de sus manos con fervor y estampó sus labios en los míos en un beso frenético lleno de pasión, nuestras lenguas su reencontraron codiciosas comenzando una excitante danza llena de amor.

 

La pasión y el fuego pronto comenzaron a consumirlo todo y nos dejamos llevar por el roce majestuoso de nuestros cuerpos perdidos en las sensaciones que dejan expuesta tu alma, al entregar tu cuerpo a la persona que amas.

 

—Te amo —susurré en sus labios mientras comenzaba a embestirla más rápido, más profundo.

 

Ella me sonrió de manera hermosa y me miró atravesándome el alma con sus preciosos ojos chocolate con una intensidad deslumbrante para luego abrazarse a mí como si su vida dependiera de ello.

 

—Y yo más —gimió en mi oído.

 

Sentí que estábamos cerca del final, así que la tomé firme de sus caderas, aceleré mis movimientos y la embestí profundo una y otra vez, hasta que juntos caímos al abismo mismo del placer gritando al mismo tiempo nuestros nombres.

 

— ¡Edward!

 

— ¡Bella! —gruñí ronco, cuando sentí derramar toda mi esencia dentro de su ser.

 

Nos quedamos unos momentos así abrazados con el agua tibia cayendo aun sobre nuestros cuerpos, ella acariciaba mi cabello mientras yo le daba pequeños besos donde mi cabeza descansaba en su hombro. Le di un último y tierno beso en sus labios y muy a mi pesar me separé de ella para depositar con cuidado sus pies en el piso.

 

Nos terminamos de duchar entre besos e inocentes caricias. Cuando estuvimos listos nos fuimos a la cama rendidos, pero extasiados y felices, nuestro departamento estaba listo al fin.

 


Al día siguiente y después de mucho pensarlo, ya había decido como me vengaría de la bruja de Heidi. Le daría por donde más le doliera, la humillaría de la peor forma, ya que no sacaba nada con ir a hablar con el decano de la facultad de economía para que la despidiera, a Heidi no le hacía falta el trabajo, eso lo tenía muy claro, ella pertenecía a una familia acomodada y poderosa, ella no necesitaba absolutamente nada. Siempre estuve más que seguro que ese trabajo lo consiguió solo para perseguirme a mí.

 

Por lo que ya había trazado mi plan y se lo había explicado a Bella. Ella no estaba muy feliz que digamos con lo que pensaba hacer, pero después de mucho discutirlo accedió a regañadientes solo si con eso conseguía que Heidi nos dejara en paz.

 

Salí a la terraza, marqué el número de su celular y eché a andar mi plan.

 

— ¿Si? —contestó la muy zorra con su estridente voz.

 

—Hola preciosa. ¿Cómo estás? —saludé seductoramente para que picara.

 

— ¡Eddie! —Exclamó emocionada— ¡nunca pensé que me llamarías tan rápido!

 

—Si nena, es que te he echado mucho de menos. Después de tu mensaje, al fin he abierto los ojos y ahora me doy cuenta que tenías toda la razón. Perdóname por favor, nunca debí perder mi tiempo con esa niñita insignificante, teniendo una mujer como tu —dije lo más convincente que pude.

 

Se me revolvían las tripas hablando con esta mujer, quería matarla por lo que le había hecho a mi Bella, pero me tenía que aguantar, ella debía pagar.

 

— ¡Oh, Eddie mi amor me haces muy feliz! Entonces, no hay más que decir, esta noche te espero en mi departamento y no acepto un no por respuesta, supongo que Eddie Jr. necesita algo más que un poco de atención — ¡bingo! Cayó la muy zorra justo donde quería.

 

—Sí nena, estás en lo correcto, así que espérame con la ropa más sensual que tengas, que ya mi polla esta dura de solo imaginarte. Te follaré tan rudo que suplicarás clemencia porque no pierdas la conciencia cuando me tengas entre tus piernas— le hablé con palabras sucias como sabía que a ella le gustaba, para que no tuviera ninguna duda de la veracidad de mis palabras.

 

— ¡Ay Eddie querido! ya muero porque me folles duro con esa polla enorme y maravillosa que tienes, te la voy a mamar solo como a ti te gusta bebe, no sabes cómo me has puesto de húmeda con solo escucharte —contestó intentando ser sensual, a mí solo me daba pena y risa.

 

Era tan patética la pobre, si supiera que no provocaba absolutamente nada en mí.

 

—Yo también nena, ya estoy deseando que lo hagas, a las 8:30 estoy ahí, nos vemos.

 

— ¡Bye Eddie! —se despidió exultante de felicidad.

 


Miré mi reloj para ver cuánto tiempo faltaba, eran las 7:15, suspiré pesado, ya debía arreglarme para encontrarme con la zorra esa.

 

Cuando entré a la pieza encontré a mi Bella acostada boca abajo apoyada en sus codos con sus pies jugando en el aire en dirección al respaldo de la cama leyendo un libro de economía, Emmy jugaba a los pies de la cama con su dinosaurio. La observé unos momentos, sabía lo que estaba haciendo, tratando de distraerse con lo que sea para no pensar en lo que pasaría entre Heidi y yo.

 

Levantó su vista y me miró, una sonrisa casi existente elevó las comisuras de sus labios.

 

— ¿Ya comienzas a arreglarte? —preguntó con un hilo de voz, me senté a su lado y acaricié su cabeza.

 

—Amor, ya lo hemos conversado, necesito hacer esto para que la demente esa nos deje de una vez por todas en paz, para que entienda de una vez que solo te amo a ti.

 

—Pero Edward no quiero —se quejó celosa— no quiero imaginar el espantoso atuendo con el que te debe estar esperando, ni como se te lanzará encima tocándote y besándote por todos lados —me dijo sentándose en mi regazo y pasando sus delgados brazos por mi cintura.

 

—Por eso no te debes preocupar mi vida, ya te he dicho que no le permitiré tocarme de ningún modo, ya hablamos de esto Bella, sabes bien como lo haré.

 

—Está bien —resopló rendida haciendo un pequeño puchero— ¿pero tienes que arreglarte todo hermoso para ella? —me miró con sus ojitos suplicantes, pidiendo que no me arreglara, se veía tan adorable.

 

—Princesa no me estoy arreglando para ella —contesté besando la punta de su respingona nariz— me estoy arreglando para ti, me demoraré a lo mas una hora y cuando vuelva podremos inaugurar nuestro departamento los dos solos al fin.

 

— ¿Me prometes que no dejarás que te bese?

 

—Con mi vida mi amor, esa zorra no tocara mis labios, son solo tuyos —prometí besándola tiernamente.

 

Besé su frente, la deposité nuevamente en la cama con cuidado y después me fui al baño.

 

Media hora después iba saliendo de nuestro departamento perfectamente vestido y perfumado, la muy maldita estaría muy complacida al verme, pensaría que me arreglé para ella.

 

—Te amo —se despidió mi Bella colgándose de mi cuello y parándose en la punta de sus pies descalzos para besarme, cuando llegamos a la puerta del departamento.

 

La rodeé con mis brazos y la levanté del piso para que pudiera alcanzar mis labios.

 

—Y yo más —dije correspondiendo su apasionado beso— nos vemos en un rato más princesa, ya verás que la hora se pasará volando mientras te arreglas muy sexy para mí —la bajé con cuidado besé su frente y me fui.

 


A las ocho treinta en punto estaba en la puerta del edificio de Heidi, saludé al conserje al pasar por el hall y llamé al ascensor, cuando este llegó me subí y marqué el número cinco. Iba nervioso, la verdad sería difícil sacármela de encima, pero tenía que lograrlo como fuera, si quería que pagara como debía.

 

Las puertas del elevador se abrieron y caminé hasta el final del pasillo. Cuando llegué a su puerta respiré varias veces para tranquilizarme y toqué el timbre.

 

No alcancé a terminar de tocar, cuando la puerta se abrió de par en par y ya tenía a la muy zorra colgada de mi cuello.

 

— ¡Eddie mi amor, llegaste! —gritó en mi oído con estridente voz.

 

—Hola Heidi —la saludé con la mejor voz que pude, el contacto con su cuerpo era muy desagradable.

 

La tomé de los brazos y la separé de mi cuando trató de besarme, para hacerle creer que admiraba su maravilloso cuerpo, le di una lasciva mirada mientras tomaba una de sus manos y le daba vueltas en el lugar como si la quisiese contemplar.

 

Tenía puesto un babydoll transparente de color coral, con una braga a juego de seda, portaligas y zapatos de tacón. Me reía solo, que color más horrible, como se veía lo poco que me conocía si pensaba que me excitaría con ese atuendo.

 

—Estás muy rica —le dije con voz caliente— prepárate porque te follaré tan duro que olvidarás hasta tu propio nombre.

 

Cuando terminaba de darle la vuelta dejé su espalda pegada en mi pecho y caminé con ella dentro del departamento y cerré la puerta con el pie y susurré en su oído para excitarla.

 

—Espero que hayas comprado muchos condones, porque hoy no te daré tregua, no podrás caminar en una semana nena.

 

Ella se estremeció ante el contacto, se separó de mí y corrió en dirección de su habitación.

 

Mientras tanto me dediqué a observar el ambiente. La muy tonta se había esmerado, estaba todo lleno de velas encendidas por todos lados, hasta podría decir que casi se veía romántico, si no fuera por el desagradable olor a incienso que emanaban de estas.

 

Por un minuto me reprendí dándome latigazos metales… ¡Edward eres un imbécil! ¡Cómo pudiste alguna vez siquiera salir con una mujer como esta!…en eso estaba cuando apareció en la sala muy emocionada con una bolsa llena de cajas en su interior.

 

— ¡Eddie mira lo compré para nosotros bebé! —Chilló emocionada y del interior de la bolsa sacó muchas cajas de condones— cariño compré todo, todo lo que te gusta, de colores, de sabores y todos extra grandes por supuesto —sus ojos brillaban expectantes por mi respuesta.

 

—Así me gusta, has sido una nenita muy obediente, pero ya tendremos tiempo para eso, primero tengo otra cosa en mente —le di una mira de arriba abajo ardiente y me relamí los labios— ¿no me piensas invitar un whisky?

 

— ¡Oh! Si, Eddie perdón, sé que es tu favorito, es que estoy tan emocionada de que al fin estés aquí conmigo— se disculpó corriendo hacia el bar.

 

Caminé detrás de ella sin que se diera cuenta y cuando estaba sirviendo el whisky, saqué la venda que traía en el bolsillo de mi pantalón y le vendé sus ojos.

 

— ¡Dios Eddie! —Exclamó sorprendida— si que andas pervertido hoy, como se nota que esa niñita no te complacía — habló muy segura de su afirmación.

 

—Exacto mi querida Heidi, tienes toda la razón y por eso gracias a ti estoy ahora aquí contigo, prepárate nena que te haré arder en llamas —le contesté apretando la venda un poco más de la cuenta para vengarme de cómo habló de mi Bella.

 

— ¡Ay! —se quejó— hoy si que estas rudo Eddie mi amor.

 

La tomé de la cintura, me la eché al hombro sin ningún cuidado y me fui caminado a pasos largos y fuertes para que brincara en mi hombro.

 

— ¡Ay, ay! —se volvió a quejar.

 

—Silencio —demandé y le di una fuerte nalgada.

 

Cuando llegué a su cuarto, la dejé caer en la cama sin ningún cuidado.

 

— ¡Dios Eddie! ya muero porque me hagas tuya, me tienes muy caliente mi amor —trató de decir con voz sensual, a mí solo me provocaba asco, solo quería terminar lo que vine hacer y largarme de este maldito lugar, para volver junto a mi Bella.

 

—Silencio —volví a demandar fiero— hoy eres mi prisionera, ya verás cómo me suplicas por mas.

 

Ella obedeció a mi mandato y se quedó en completo silencio, su respiración era agitada se notaba que el juego la tenía muy excitada, pero necesitaba llevarla al límite antes de dar el golpe final.

 

Observé la pieza buscando con que podría tocarla que no fueran mis manos, cuando ya me estaba rindiendo a esa posibilidad y me disponía a buscar hielo a la cocina vi un extravagante arreglo de plumas en una de las esquinas de la habitación, me acerqué rápidamente al arreglo tomé una de las plumas y comencé con mi tortura.

 

Comencé a pasar lentamente la pluma por su cara, delineé su nariz y sus labios, ella los entre abrió, soltó un pequeño gemido y se los humedeció. Bajé lenta y tortuosamente por su cuello, lo que provocó que echara su cabeza hacia a atrás invitándome a acariciar toda su extensión.

 

Poco a poco fui bajando, pasé la pluma jugueteando con sus pechos, por su estómago, por cada parte de su cuerpo. Ella se removía inquieta, deseosa de más contacto que solo una pluma.

 

—Eddie por favor —suplicó— me estás matando quiero tocarte, quiero sentir tus manos acariciar mi piel —rogó la muy zorra.

 

—Tranquila, ya sentirás mucho más que eso —respondí con voz sensual mientras pasaba la pluma por la parte interior de sus muslos hasta casi llegar a su intimidad, provocándola.

 

Decidí ya era hora de terminar este maldito juego. Ya la tenía donde quería, así que saqué del bolsillo de atrás de mi pantalón las esposas que había traído para dejarla prisionera a su propia cama.

 

La tomé firme de la muñecas, le puse las esposas y luego las pasé por uno de los fierros del respaldo de la cama dejándola cautiva, luego le saqué la venda de los ojos para que me pudiera ver cuando le dijera que era una maldita zorra.

 

— ¡Dios Eddy!, sí que te dejo mal esa niñita, pero que bien para mí, porque estas como una animal en celo mi amor. ¡Fóllame duro, fóllame ahora! —demandó como una loca desesperada.

 

—Sí, ya verás cómo te follo —contesté con sarcasmo mirándola con todo el odio contenido que tenía hace días.

 

Por supuesto que ella notó inmediatamente mi cambio de humor.

 

— ¿Qué te sucede Eddie? ¿Por qué me miras así?

 

— ¿Qué me sucede? —Pregunté exasperado… ¡como me sacaba de quicio esta mujer!…— ¡Y TODAVÍA TIENES EL DESCARO DE PREGUNTAR! —Bramé como un animal furioso— Mira maldita bruja, por primera vez en mi vida me olvidaré que soy un caballero y te trataré como siempre te debí tratar, ¡como la loca desquiciada que eres!

 

Ella abrió sus ojos desmesuradamente sin dar crédito a mis palabras.

 

—Pero Eddie, yo no he hecho nada solo trataba de ayudarte, para que esa niñita no se aprovechara de ti mientras no estabas —trató de defenderse pobremente, poniendo su mejor cara de inocencia.

 

— ¿Me crees tan imbécil, que no me daría cuenta de lo que trataron de hacerme creer ese maldito perro y tú?, que me creería el cuento de que Bella estuvo con ese ¡CHUCHO DE MIERDA! —Le grité como un desquiciado— acaso pensante que mi Bella sería tan tonta de no contarme, ¿qué tipo de relación crees que tenemos? la que tendría con una mujer ¡ESTÚPIDA COMO TU!

 

En ese momento recién se dio cuenta a que había venido hasta acá, su rostro de inocencia pasó en un segundo a uno con una furia incontenible.

 

— ¡Suéltame Edward! ¡Has venido a humillarme! ¡Eres un desgraciado! —gritó enajenada con su estridente voz.

 

— ¡Poco es lo que te he hecho comparado con lo que el HIJO DE PUTA ese le hizo a mi Bella! —cerré mis puños fuertemente y apreté fuerte mis dientes tratando de contener mi furia al recordar las espantosas imágenes que había tenido que ver y los moretones que Bella tenía por todo su cuerpo.

 

Me miró unos instantes evaluando mi expresión y trató de cambiar su táctica, ahora se hacía la víctima.

 

—Eddie por favor yo no te tengo la culpa de nada, el me obligó, yo también fui una víctima al igual que Isabella —suplicó la muy falsa.

 

—Si claro me imagino —dije con sarcasmo— al igual que el perro que trató de convencerme de que Bella disfrutó de todo esto. Como veo son tal para cual.

 

—Eddie las cosas no son como tú crees, suéltame por favor, déjame explicarte —volvió a suplicar— yo no…

 

—Mira maldita zorra. —La corté—. Esto es lo último que te diré, JAMÁS TE VUELVAS A ACERCAR A MI BELLA, nunca más me busques, porque para mí no existes, ¿Sabes lo que eres para mí? —pregunté con asco— solo eres una maldita loca desquiciada que un día tuve la mala suerte de conocer, no te amo, jamás te amaré, espero que esta vez te quede más que claro y lo más importante de todo, escúchalo bien para que entre al fin en esa cabecita hueca que tienes, NUNCA jamás en tu vida le llegarás ni a los talones MI MUJER.

 

Ella me miraba con los ojos muy abiertos, sin poder creer lo que escuchaban sus oídos.

 

—Una última cosa antes de irme mi querida Heidi, esta no es una advertencia es una amenaza —dije mordaz— ¿acaso no has visto como quedó el maldito chucho después que casi lo maté a golpes? —Ella abrió sus ojos sorprendida— mmm ya veo, me encanta la buena comunicación que tienes con tus cómplices, siempre tan inteligente Heidi.

 

— ¡Edward, por favor no me puedes dejar así! ¡Tú me amas, lo sé no lo niegues por favor! —suplicó desesperada ¡Dios que patética era!

 

Me acerqué a ella, acaricié su mejilla, saqué mi celular, le tomé una foto y le dije lo último antes de marcharme.

 

—Ahora te quedarás ahí hasta que aprendas la lección, o hasta que un imbécil se compadezca de tus gritos y te venga a rescatar y será mejor para ti que la aprendas amor —dije cruelmente con sarcasmo— porque si no, esta foto aparecerá en todas las redes sociales existentes en el mundo, adiós mí querida Heidi.

 

Y me fui del departamento.

 

Mientras caminaba por el pasillo se podían escuchar los gritos enloquecidos de Heidi, que clamaba por mí, enfurecida para que la soltara, llamé al elevador y me subí. Cuando llegué al hall de la entrada me acerqué al conserje, le di la llave de las esposas y le pagué trescientos dólares con el compromiso que no la fuera a soltar hasta mañana en la mañana. Me subí a mi Volvo y me fui.

 

Mientras manejaba no tenía ningún tipo de sentimiento, solo la tranquilidad de haber hecho pagar a Heidi por lo que le hizo a mi Bella, haciéndola pasar la humillación del siglo.

 

Cuando llegué a nuestro departamento, las suaves notas de una hermosa melodía que provenían del living me dieron la bienvenida, sonreí al darme cuenta que mi Bella estaba tocando el piano, como amaba escucharla tocar. Dejé las llaves y mi billetera en el buró del hall de la entrada y caminé por el pasillo hasta abrir las puertas dobles de vidrio que llevaban al living.

 

Entré sigilosamente para que no dejara de tocar al darse cuenta de mi presencia, ya que costaba mucho que tocara el piano cuando había gente, incluso a mi me costaba a veces hacerla tocar para mí. La observé con devoción, se veía hermosa, tenía puesto un vestido rojo muy corto amarrado al cuello, ceñido a su hermosa figura, zapatos de tacón y había arreglado su cabello en una coleta alta dejando al descubierto su largo cuello y sus preciosos hombros.

 

Cerré mis ojos un momento para disfrutar de los delicados compases que sus prodigiosas manos me regalaban, era tan talentosa mi Bella, suspiré pesadamente pensando en su realidad, no era justo que yo pudiera cumplir mi sueño y ella tenía que estudiar algo que no le gustaba.

 

En ese instante me prometí a mi mismo que mi Bella sería feliz en la vida, y yo haría lo imposible para lograrlo, ella podría hacer lo que quisiera de su vida apenas se casara conmigo, jamás la obligaría a seguir estudiando esa carrera que tanto le desagradaba.

 

Caminé hasta llegar a su lado y me senté en el banco junto con ella.

 

— ¡Edward llegaste! —Me saludó emocionada abrazándome por el cuello, luego frunció el seño y preguntó curiosa— ¿hace cuanto que me observas?

 

—Solo unos instantes mi amor, me fascina escucharte tocar, lo sabes.

— ¿Cómo te fue? —preguntó con temor.

 

—Si lo que quieres saber, es si va estar gritando toda la noche como una loca para que la ayuden a soltarse, la respuesta es sí, y si te preocupa que pusiera sus malvadas uñas sobre mí, no te preocupes mi amor que no la deje tocarme ni besarme un solo centímetro, soy solo tuyo amor.

 

La besé profundamente, con mucho amor, para demostrarle que todo estaba bien, que nada había pasado en el departamento de Heidi, que ahora podríamos vivir tranquilos sin el miedo de que esa loca nos estuviera molestando. Lamentablemente nos tuvimos que separar por falta de aire, nos abrazamos unos instantes hasta que algo llamó mi atención.

 

— ¿Y ese olor tan delicioso? —me separé un poco de ella para mirarla directo a los ojos— ¿Bella amor? ¿Tú cocinaste? — pregunté incrédulo, pues mi Bella no sabía cocinar.

 

Ella me miró con sus hermosos ojos castaños brillantes, expectantes, ilusionados, se sonrojó y bajó su mirada, adoraba cuando hacia eso era tan tierna mi Bella.

 

—Si —contestó tímida— es que tu siempre me estás dando sorpresas y consintiéndome y pues ahora quería hacerlo yo, espero no intoxicarte —rió nerviosa, puse mi mano en su mentón y levanté su rostro para que me mirara.

 

—Jamás mi amor, apuesto mi vida que te quedo delicioso —le contesté orgulloso de ella, cada día que pasaba me sorprendía más que el anterior y eso hacía que la amara aun mas si es que se podía, aunque no dejaría que esto se tornara una costumbre ella no estaba para atenderme.

 

—Bueno eso espero, Alice vino a enseñarme esta mañana cuando saliste a la agencia de guardaespaldas ¿tienes hambre? —preguntó ilusionada.

 

—Si mucha ¿quieres que te ayude a poner la mesa?

 

—Ya está puesta, si quieres me puedes ayudar a servir.

 

Nos dirigimos a la cocina tomados de la mano, la ayudé a servir los platos y nos fuimos al comedor.

 

Bella había arreglado todo de manera hermosa, la mesa estaba perfectamente puesta, dos candelabros con velas iluminaban el comedor dándole un ambiente romántico, mi Bella realmente se había esmerado en sorprenderme todo estaba realmente hermoso.

 

Mientras cenábamos la deliciosa cena que Bella preparó para nosotros filete al cilantro con verduras, nos mirábamos intensamente no podíamos estar más felices, todo era simplemente perfecto, nuestro mundo era perfecto y más ahora que habíamos dado el primer paso de muchos que vendrían para comenzar a vivir al fin nuestro futuro.

 

En toda la cena no me cansé de alabar lo exquisita que le había quedado la comida a mi Bella, cada vez que se lo decía ella se sonrojaba y me contestaba que le decía eso solo porque la amaba.

 

Cuando terminamos recogimos la mesa, dejamos todo ordenado y nos fuimos al living.

 

—Te dije lo hermosa que estás esta noche—susurré en su oído abrazándola por detrás y apoyando mi mentón en su hombro mientras caminábamos hacia los sillones enfrente de la chimenea.

 

—No, pero lo has dicho ahora, gracias, usted está muy guapo también señor Cullen.

 

—Nada comparado con usted Sra. Cullen —dije besando su cuello.

 

— ¿Edward tocas el piano para mí? Hace mucho que no te escucho tocar.

 

—Claro amor, ven —tomé una de sus manos y la llevé al piano para que sentara junto a mí.

 


Tomé aire y comencé a tocar Flightless Bird de Iron and Wine, hace días que escuchaba a Bella cantarla, desde el día que estuvimos en el yate cuando veíamos esa película a la cual no le tomé mucha atención, pero tenía muy claro que a Bella le encantaba esa historia de amor.

 

— ¡Edward amo esa canción! —dijo emocionada suspirando y apoyando su cabeza en mi hombro.

 

—Lo sé amor —contesté besando su cabeza— llevas días cantándola, por eso la aprendí para ti.

 

—Gracias.

 

Toqué un buen rato para ella, hasta que sentí que comenzó a quedarse dormida en mi hombro. Pobrecita mi niña, esta semana había sido realmente intensa y llena de emociones era evidente que estaba agotada, bueno yo también lo estaba.

 

La tomé en brazos y la llevé hasta los sillones que estaban al frente de la chimenea. La recosté delicadamente, le saqué sus zapatos y fui en busca de una manta y del whisky que no me tomé hoy en la casa de la maldita zorra. Cuando volví al living apagué las luces, Bella seguía durmiendo plácidamente frente al calor de las llamas, me senté en el sillón junto a ella la tapé con la manta, tomé su cabeza con cuidado y la recosté en mi regazo, mientras observaba las abrasadoras y relajantes llamas que ahora eran la una luz de la estancia, le hacía cariño en su cabeza y disfrutaba de mi whisky.

 

Observé unos instantes la escena, no podía ser más sublime, era tal cual como la había imaginado, afuera nevando copiosamente, Bella y yo disfrutando de nuestra compañía al frente de la chimenea, Emmy jugueteando en algún lugar del departamento con su dinosaurio, lo único que faltaba para que todo estuviera perfecto era que nuestros hijos estuviesen durmiendo en sus habitaciones.

 

Perdido estaba en esos hermosos sueños, cuando sentí unas suaves manos acariciar mi cara, bajé mi vista para mirar a Bella, ella había despertado y me miraba con sus ojos resplandecientes, ardientes, me tomó del cuello de mi camisa y en un rápido movimiento me acercó a sus labios, para luego atrapar los míos con necesidad, con deseo.

 

Nuestras lenguas danzaban furiosas explorando cada centímetro de nuestras bocas, fue tanto el frenesí con que nos besamos que no sé como terminamos tirados en el suelo arriba de la alfombra justo frente a la chimenea besándonos ardientemente.

 

Pronto la necesidad por amarnos se hizo urgente ella trataba de sacarme mi camisa y yo su vestido, mientras nuestros sexos se rozaban ansiosos por encima de la ropa. Tanta era la necesidad de despojarnos de esas molestas prendas, que nuestros intentos eran inútiles así que decidí facilitar su tarea, tomé mi camisa de la parte de arriba por ambos lados y la jalé de un tirón, haciendo que los botones saltaran en todas direcciones, luego me la quité y la tiré por alguna parte del living.

 

— ¡Ah! —Gimió mi Bella sorprendida al ver mi salvaje reacción y luego me sonrió de una forma malditamente sexy—. Mi sexy novio cavernícola. —Dijo en un tono endemoniadamente sensual—. ¿Haces lo mismo con mí vestido por favor? —y mordió su labio inferior.

 

Sin cuestionarlo mucho tomé su vestido de la parte de abajo justo por el medio y fui rajándolo hasta que me encontré con la grata sorpresa que Bella solo tenía puesta una pequeña braguita roja de seda y nada más, terminé de rajar su vestido y también disparé lo que quedó de el por algún lugar.

 

Su respiración era agitada se notaba que este juego la había excitado mucho, puesto yo estaba igual, no creía que esta vez ninguno de los dos necesitara de los preámbulos, se notaba que la necesidad de fundir nuestros cuerpos en uno solo era más urgente.

 

Me saqué mis pantalones junto con mi bóxer, calcetines y zapatos. Admiré por unos segundos, la hermosa imagen que me entregaba el cuerpo desnudo de Bella solo iluminado por las llamas de la chimenea, se veía pecaminosamente sexy, así que sin más me acerqué a ella tomé su braguita de unos de los extremos y se la arranque de un tirón provocando que un sensual gemido se escapara de sus labios con mi nombre.

 

— ¡Edward!

 

Sabía muy bien lo que eso significaba, ella quería que le hiciera el amor ahora mismo y eso haría, la necesidad por ella me estaba consumiendo.

 

Me recosté sobre ella con cuidado para que no soportara ni un gramo de mi peso y la embestí suave y profundo, a pesar de nuestra necesidad quería prolongar el maravilloso momento.

 

Nuestros gemidos se escuchaban fuertes por todo el departamento, agradecí en ese momento no tener vecinos, ya que parecía que habíamos decidido dar rienda suelta a nuestras emociones, a nuestra excitación.

 

Bella enrolló sus piernas a mi alrededor para sentir mis embestidas más profundas, al darme cuenta de lo que quería la comencé a embestir más lento y profundo, me apoyé en mis manos para levantarme y poder observar su cuerpo palpitar de placer con cada embestida que le daba.

 

Se veía hermosa con sus labios húmedos, entre abiertos, mientras me miraba con sus ojos convertidos en dos llamas de fuego que clamaban por más.

 

—Así amor, así…. —gemía fuerte mi Bella, mientras roncos y fuertes gruñidos se escapaban de mis labios.

 

El fuego en nuestro interior era abrazador y pronto nuestros movimientos se hicieron más rápidos, más urgentes. Tomé sus dos manos entrelacé nuestros dedos y las puse cada una al lado de su cabeza claro signo de posesión, quería que ella sintiera que era mía y así sería por todo lo que nos resta de vida.

 

—Eres mía —la susurraba en su oído con cada arremetida— mía, mía.

 

—Sí… soy solo tuya —gemía Bella— Tuya….tuya… ¡Dios Edward!...mas…mas…—suplicó.

 

Mis embestidas se hicieron más duras y más rápidas hasta que llegamos al punto culmine del placer, explotando en un intenso y prolongado orgasmo.

 

Nos quedamos abrazados normalizando nuestras respiraciones mientras nos acariciábamos y besábamos tiernamente.

 

Me separé de ella tomé la manta que había quedado en el sillón y nos tapé, la acuné en mis brazos y pronto nos quedamos dormidos frente a la chimenea.

 

—Te amo princesa —susurré antes que se quedara dormida.

 

—Te amo mi Edward —dijo en susurró que apenas escuché.

 


Desperté en la madrugada, aun estábamos acostados abrazados frente a la chimenea. Tomé a mi Bella en brazos y la llevé hasta nuestra cama, ella ni siquiera se dio cuenta que la había cambiado de lugar, siguió durmiendo plácidamente, así que me acosté a su lado nos tapé con el cobertor la abracé por la cintura y me volví a dormir.

 

Estuvimos todo el día en cama regaloneando y haciéndonos mimos, hasta que llegó la hora de levantarnos, habíamos quedado de juntarnos con los chicos en un pub del centro de Boston.

 

Cuando llegamos al pub los chicos ya esperaban por nosotros en una mesa al lado del escenario, el lugar era increíble y estaba a todo dar, simulaba un perfecto refugio de montaña con sillones de cuero y chimeneas encendidas, la música era excelente.

 

— ¡Hola chicos! —saludamos juntos sentándonos en los sillones.

 

— ¡Edward, Belly al fin llegan! —Exclamó Alice aplaudiendo y dando saltitos en su lugar— ya los tenemos inscritos para el concurso de karaoke en parejas, solo falta que elijan su canción.

 

— ¿Karaoke? —preguntó Bella entre curiosa y aterrada.

 

—Sí, karaoke —contestó Jasper sin ganas rodando sus ojos— Alice está empeñada en que todos participemos.

 

—Oh, jazzy nos saldrá genial ya verás —lo miraba Alice ilusionada.

 

—Vamos Jasper hermano será divertido, ¿qué es lo que peor que te puede pasar? Que las hormigas lleguen a devorar tu piel, después de la empalagosa canción que eligió Alice. Libérate hermano hazlo como yo— se burló Emmett de Jasper.

 

—Emmett el concurso es de parejas, no para personas que cantan solas, solo estás liberado porque Rose esta resfriada y no puede cantar a quien pretendes engañar, ¿no es cierto hermanita? —le respondió Jasper para picarlo.

 

— ¿Y de dónde sacaron que cantaré solo? con Riley ya hemos elegido la perfecta canción, ¿no es cierto hermano?

 

—Si más que perfecta —lo secundó Riley y chocaron sus manos divertidos.

—Te lo advierto Emmett Cullen, pobre de ti que nos hagas pasar una vergüenza, porque como que me llamó Rosalie Hale te dejaré sin sexo por todo un mes.

 

—Eso tenlo por seguro Rose —y me eché a reír a carcajadas imaginando la cara que tendría Rose al ver el show de su “osito”.

—Amor —me llamó bajito mi Bella para que los demás no escucharan, mientras los demás seguían en su discusión sin sentido donde Emmett seguía asegurando que su canción era más que genial.

 

— ¿Si? — le pregunté bajito también mientras la tomaba de la cintura y la sentaba en mi regazo.

 

—Yo no quiero cantar, me da vergüenza hay mucha gente —me decía en susurros en mi oído.

 

—Vamos gatito cantas hermoso, además para que le tapes la boca a Emmett, estoy más que seguro que apostó con Jasper que no te subirás al escenario a cantar. Dejemos que Jasper recupere los cien dólares esta vez, además cantarás conmigo —le animé en susurros mientras besaba sus labios.

 

— ¿Qué tanto conversan ustedes dos? —Preguntó Emmett con un ceja levantada— ¿no será que otra vez está invitando Bellita al baño hermanito? ¿Que no inauguraste tu departamento ya?

 

—Por supuesto que sí y ni te imaginas como, pero creo que él se quedará sin inauguración de por vida eres tu Emm, si sigues afirmando que tu show será más que genial —le contestó Bella divertida.

 

Dejé a Bella conversando con los chicos para ir a elegir la canción que cataríamos, era una canción que me encantaba, siempre que la escuchaba me acordaba de Bella, ella significaba eso para mí. Fui a la barra pedí nuestros tragos y volví junto con los chicos justo cuando empezaba el show.

 

Salió el presentador que animaba esa noche saludó a todos los presentes y los gritos y aplausos se sintieron por todo el pub.

 

Muy animado pidió unos voluntarios para comenzar el concurso de parejas, por supuesto que inmediatamente las peleas por el micrófono no se hicieron esperar, más atrás unas chicas muy animadas junto a sus novios se peleaban por quien comenzar.

 

En nuestra mesa Alice daba saltitos en su puesto agitando sus manos en el aire y Emmett con Riley no se quedaban atrás.

 

— ¡Aquí, aquí! gritaban animados como locos.

 

Pasaron varias parejas unas que cantaban muy afinadas y otras que ayudadas por el alcohol hicieron un show de lo mas cómico claro que no cantaban nada de bien.

 

Al fin llegó el turno de Alice y Jasper, se subieron al escenario mientras los animábamos gritando y aplaudiendo. La música comenzó a sonar y en la pantalla gigante aparecieron las letras de “A whole new World”, de la película Aladdín.

 


Jasper:
♫I can show you the world, shining, shimmering, splendid, tell me, princess, now when did you last let your heart decide? I can open your eyes, take you wonder by wonder, over, sideways and under, on a magic carpet ride, a whole new world, a new fantastic point of view, no one to tell us no, or where to go, or say we're only dreaming♫

 

Alice:
♫a whole new world, a dazzling place i never knew, but when i'm way up here, it's crystal clear, that now i'm in a whole new world with you♫

 

Era muy divertido verlos cantar. Alice batía sus pestañas coqueta meciéndose de un lado a otro mirando a Jasper y el la miraba enamorado muerto de vergüenza tomados de las manos. Nosotros los animábamos con gritos, chiflidos y aplausos hasta que llegaron al final de la canción y todo el pub estalló en aplausos.

 

Alice y Jasper:
♫ For you and me ♫

 

Alice y Jasper no alcanzaron a bajarse del escenario cuando unos muy excitados Emmett y Riley reclamaban el micrófono al animador.

 

Ya quería ver el show que estos dos trogloditas iban a montar. Tomaron sus posiciones cuadraron los hombros e inspiraron profundo.

 

Cuando la música comenzó, no podía creer como Emmett y Riley se habían atrevido a cantar esto, era una canción muy gay, claro que para mi hermano seguramente lo único que escuchaba de la canción era “sexy”.

 

Las primeras notas de I'm too sexy de Right Said Fred sonaron, Rose estaba enterrada es su asiento sin poderlo creer, y Bella y yo estábamos partiéndonos de la risa de ver Emmett y Riley hacer movimientos sensuales.

 

—Wooooo, con las palmas —gritó Emmett animándonos a aplaudir.

 


Emmett y Riley:
♫I'm too sexy for my love too sexy for my love love's going to leave me♫

 

Emmett:
♫I'm too sexy for my shirt too sexy for my shirt so sexy it hurts♫

 

Riley:
♫And, I'm too sexy for Milan too sexy for Milan, New York and Japan♫

 

Mientras cantaban hacían o intentaban hacer sexys movimientos poniendo sus manos en su nuca y moviendo sus caderas de lado a lado, luego doblaban un poco sus rodillas dando saltos hacia enfrente, empujando sus caderas hacia delante, ni siquiera estaban preocupados de seguir la letra.

 

Riley se acercó a un grupo de chicas que lo animaban para bailarles, se dio la vuelta dándoles la espalda y moviendo su trasero de lado a lado.

 

Emmett se acercó a Rose, que le lanzaba miradas asesinas por el ridículo que la estaba haciendo pasar, él le tendió su mano y la invitó a bailar con él, en un baile sensual y sugerente donde la apretó a su cuerpo y movían su caderas juntas de un lado a otro mientras seguía cantado.

 

No lo podía creer el pub estaba enardecido con el show de Emmett y Riley. Bella, Alice, Jasper y yo no lo podíamos creer se habían ganado a todo el público con su ridículo y vergonzoso show.

 

Cuando la canción terminaba volvieron al escenario se cruzaron de brazos juntando sus espaldas y dieron su remate final:

 

Emmett y Riley:
♫And, I'm too sexy for this song♫

 

El pub estalló enardecido en vitoreos y aplausos, era increíble lo que habían logrado.

 

Cuando Emmett y Riley llegaron a sentarse a nuestra mesa muy suficientes y pagados de sí mismos habló el presentador.

 

— Y ahora es el turno de la última pareja de la noche, Edward y Bella un aplauso para ellos por favor.

 

Los gritos de ánimo y los aplausos de los chicos no se hicieron esperar.

 

Tomé a mi Bella de su mano y subimos al escenario, tomamos los micrófonos y le di un casto beso en los labios para darle ánimo cuando la música comenzó sonar, Lucky de Jason Mraz. Las letras aparecieron en la pantalla gigante y sin soltar su mano nos puse frente a frente y la miré vehementemente.

 


Edward:

 

♫Do you hear me, I'm talking to you, across the water, across the deep blue ocean under the open sky, oh my, baby I'm trying♫
(Me escuchas, Cuando te hablo, a través del agua, a través del profundo océano azul, debajo del cielo amplio, oh dios, nena lo estoy intentado)

 

Bella:

 

♫Boy I hear you in my dreams, I feel your whisper across the sea, I keep you with me in my heart, you make it easier when life gets hard♫
(Chico puedo oírte, en mis sueños, puedo sentir tus suspiros a través del mar, te mantengo conmigo en mi corazón, tú lo haces fácil, cuando la vida se pone difícil)

 

Cuando la voz de mi Bella se escuchó en el pub, primero se hizo un silencio sepulcral, sabía que pasaría eso cuando escucharan su hermosa voz, luego el lugar estalló en sinceros aplausos, y yo solo podía mirar maravillado a mi hermosa mujer.

 

Edward y Bella:

 

♫Lucky I'm in love with my best friend, Lucky to have been where I have been, Lucky to be coming home again ♫
(Tengo la suerte de estar enamorada(o) de mi mejor amigo(a), suerte de haber estado donde estuve, suerte de estar volviendo a casa otra vez)

 

Edward: ♫ Ooohh ooooh oooh oooh ooh ooh ooh ooh ♫

 

Tomé a Bella por su cintura y pegué mi frente con la suya para mirarla intensamente cuando cantáramos la parte de la canción que venía, aquella parte que expresaba exactamente como me sentía por ella desde que estábamos juntos.

 

Edward y Bella:

♫They don't know how long it takes, Waiting for a love like this, Every time we say goodbye, I wish we had one more kiss, I'll wait for you I promise you, I will♫
(Nadie sabe cuánto tarda, esperar un amor como este, cada vez que nos decimos adiós, deseo que tengamos un beso más, aguardare por ti, te prometo que lo haré)

 

Y así, con nuestras miradas conectadas expresándonos un intenso amor, continuamos cantado enamorados sin saber aun lo que la noche nos depararía, pero de lo que si estaba seguro es que mientras estuviera junto a ella solo serían vivencias maravillosas.

 

 

 

Narrador’s Pov

 

Mientras Bella y Edward cantaban mas enamorados y felices que nunca, una pareja de oscuras y malvadas almas los observaban escondidos en la penumbra de la última mesa del pub. Ninguna de las dos era capaz de conformarse con su destino, eran incapaces de soportar la felicidad y el amor que la pareja irradiaba.

 

“Suerte”, pensó ella como decía la letra de la canción que cantaban los dos enamorados, mejor suerte tendría la próxima vez que lo intentara. Aquella suerte ya no sería de esa maldita ladrona que le había arrebatado al hombre que ella consideraba de su propiedad y que por culpa de su insignificante existencia, había tenido que sufrir la peor de las humillaciones.

 

Por su parte el, se sentía igual o peor que ella, se le revolvían las tripas cada vez que miraba como Edward besaba o tocaba a Bella, sentía su sangre hervir cada vez que esto sucedía. Habían sido años de espera, años de lucha, por lo que él sentía que Bella le pertenecía por derecho, pero ella, lo había votado como si fuera una basura, y ahora sus dulces miradas ya no eran para él, eran para ese maldito desgraciado al cual miraba como si fuese su vida entera.

 

Observándolos comenzaron a trazar un nuevo plan.

 

El quería separarlos inmediatamente a como diera lugar, no le importaba el costo, Bella sería de él y ya. Ella bastante más inteligente y maquiavélica que él, lo convenció para que esperaran todo lo que fuese necesario. Quería que todo estuviera en calma, que ya nadie sospechara ni se acordara de ellos y cuando la parejita estuviera en el punto culmine de su felicidad, atacarían cual serpiente ponzoñosa para destruir todo lo que ellos habían construido.

 

Estrecharon sus manos en un pacto maligno y sagrado, donde prometieron por sus negras almas, que Bella y Edward, jamás serían felices sin antes sobrevivir ellos para contarlo.

 

 

 


 

Chicas perdón la demora no tengo excusas, pero les deje un capitulo mas que largo, extra largo espero lo disfruten.

 

Espero sus votitos y comentarios, son los que me ayudan a seguir

 

¿Les gusto la venganza?

 

Esta vez recibo todo tipo de opiniones, porque la verdad a mi no me gustó mucho el capitulo, así que las autorizo a tirarme tomates jajajajaja.

Le dedico este capitulo a mis hermosas hijas, hermanas y sobrinas del chat. A toda la hermosa familia de LNM y también a las chicas que pasan silenciosas y les gusta mi historia.

 

Silmo la prometido es deuda querías reencuentro entre Edward y Bella, bueno aquí tienes tus tres Lemmon  jajajajjaja, casi muero jajajajjaaj J

 

 

Las quiere

Sol

 

Capítulo 14: Edward Cullen v/s Jacob Black Capítulo 16: Mi corazón siempre sera tuyo. Parte 1

 


 


 
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