Yo también me volteé quedando de espaldas a la espalda de Edward y forcejeé un rato con mi camisa para quitármela. Rápidamente cuando logré quitármela me puse el suéter y me volteé, para encontrarme con un Edward que tenía una sonrisa en sus labios y la cara completamente roja.
-¿Qué tanto viste?- pregunté viendo al suelo.
-Ehhh… nada- dijo y puedo jurar que estaba sonriendo por como sonó su voz – vamos- dijo mientras pasaba su brazo por mis hombros, atrayéndome a su pecho. Abrió el paraguas y comenzamos a caminar.
-¿Estamos muy lejos?- pregunté viendo al suelo.
-No, solo a unas cuadras- dijo y levanté mi rostro. Edward me sonreía como un niño travieso al que no lo agarraron en mitad de su travesura. Sentí que mi cara se ponía mucho más roja que antes – Te ves adorable cuando te sonrojas Bella- dijo mientras pasaba su mano libre por mi mejilla.
No supe cuando llegamos al edificio pues mi mirada y toda mi conciencia se habían perdido con las palabras de Edward.
-Llegamos- dijo cerrando el paraguas- espero que a Alice y a Rose no les moleste que me bañe aquí, me estoy congelando- dijo mientras sonreía.
-¡Te dije que te pusieras el suéter!- dije regañándolo.
-y yo te dije que prefería que te la pusieras tu- dijo acercándose peligrosamente a mis labios.
-De acuerdo- dije alejándome- yo también me quiero bañar- terminé.
Subimos en silencio por el ascensor y cuando legamos la puerta estaba abierta y se escuchaban risas adentro.
Poco a poco entramos y vimos que los chicos estaban viendo alguna película que hacía que a todos se les salieran las lágrimas de la risa.
-Pensé que ustedes dos nunca iban a llegar- gritó Alice cuando nos vio entrar por la puerta- Bella… ¿Por qué tienes la chaqueta de Edward?- preguntó sonriendo mientras levantaba una ceja en mi dirección.
-Ehhh… Ehhh… Me voy a bañar- dije y salí corriendo, haciendo que todos en la sala se rieran más fuerte que antes.
Llegué a mi cuarto y lo primero que hice fue conectar mi BlackBerry al cargador, tomar una toalla y meterme al baño.
Me quité toda la ropa y la puse en la ropa sucia, esperé a que el agua se calentara y me metí. Me bañé relativamente rápido y salí de la ducha, me sequé un poco el cabello con la toalla y me di cuenta que era muy pequeña, pero aún así me envolví en ella y salí del baño.
Estaba a punto de cerrar la puerta cuando Edward llegó a ella, ya cambiado pero concentrado en su BlackBerry.
-Ehhh… Bella tengo que preguntarte algo- dijo todavía viendo su celular.
-¿Te importa si primero me visto?- dije sonrojándome.
-¿Qué…?- intentó decir, pero dejó la frase incompleta. Ahí estábamos Edward y yo. El viéndome de arriba abajo con la boca totalmente abierta y yo mojada y únicamente con una toalla que cubría muy poco.
-Hablamos ahora Edward- dije cerrando la puerta poco a poco. Su boca no se cerró y parecía que no estaba respirando.
Me apresuré a terminar de secarme y vestirme, además de peinarme un poco y de aprovechar para llamar a mi casa. Cuando colgué, afuera de mi habitación se escuchaba una conversación y como a cada rato decían mi nombre decidí escuchar a hurtadillas.
-¿Ya le dijiste a Bella que querías salir con ella mañana?- preguntó Alice.
-No Alice, cuando se lo iba a preguntar, estaba vestida solamente con una toalla, no pude ni hablar- dijo Edward.
-¿Con una toalla?- preguntó Alice elevando un poco la voz.
-Si Alice, creo que estaba saliendo de la ducha… ¡Dios, no puedo creer que la vi sin ropa dos veces!- dijo Edward… “¿Qué? ¿Cómo que dos veces? Pregunté en mi mente…
-¿Cómo que dos veces Edward?- preguntó Alice, como repitiendo mi pregunta mental.
-Esteeee… Bueno si, ¿viste que llegó con mi chaqueta?, bueno, para que no se mojara la chaqueta Bella se quitó su camisa, yo estaba volteado y pensé que ella ya estaba lista, así que me volteé y ella aún estaba peleando con su camisa mojada…- explicó Edward… ¡¿Así que si me había visto en sostén?!
-Edward, eso no se hace- dijo Alice- pero bueno, ¿ya te quedó claro que si te gusta Bella?- dijo Alice.
-Si enana- dijo Edward- Aún ni siquiera le digo nada y ya tengo miedo de perder su amor. Me vas a decir que soy un loco porque la conozco muy poco, pero te aseguro que si por mi fuera, pondría todo a su favor; no tengo miedo de apostarla, pero perderla si me da terror… Pero creo que ella no siente lo mismo- dijo después de un suspiro.
¿Edward había dicho que yo le gustaba? ¿No me estaban engañando mis oídos?
-Que tierno hermanito- dijo Alice y me imaginé que estaba dando pequeños saltitos de alegría- Relájate Edward, yo se que tu también le gustas a Bella- dijo.
-¿Cómo sabes? ¿Ya te dijo?- preguntó Edward… ¿Entusiasmado?
-No te voy a decir nada, pero dijo que si se iba a arriesgar a enamorarse… ¿Sabes algo Edward?- dijo Alice.
-Dime- dijo Edward, parecía que ya no estaba pendiente de lo que Alice podía decir
-Ustedes dos van a terminar juntos, puedo sentirlo- dijo Alice.
-Nunca apostaría en tu contra enana- dijo y podía sentir en su voz una nota de alegría que era muy linda. Edward no solo había dejado claro que yo le gustaba, sino también que quería estar conmigo.
“Yo tampoco apostaría nunca en contra de Alice”. Pensé antes de salir del cuarto.
-Oh, hola chicos- dije intentando sonar sorprendida- lo siento, no los escuché, estaba hablando con mi mamá- dije sonriendo mientras mostraba mi BlackBerry.
-Tranquila Bells- dijo Alice sonriéndome- Ehhh… Edward quería decirte algo- dijo y comenzó a caminar hacia la sala – Hablamos luego Bella- gritó.
Lentamente me giré hacia donde se encontraba Edward, quien todavía estaba viendo por donde caminaba Alice con su típico andar de bailarina.
-Dime Edward- dije después de unos segundo de haberme quedado embobada viéndolo, menos mal que no se dio cuenta.
-Ehhh… ¿podemos hablar un rato?- preguntó algo nervioso.
-Si claro… ¿te parece si nos sentamos en mi cama, o mejor vamos a las escaleras?- pregunté con la esperanza que dijera mi cama, ya que el frío que estaba haciendo afuera no era normal.
-Vamos a las escaleras- me dijo sonriéndome luego de analizar mi pregunta.
-Está bien- dije resignada mientras caminaba con Edward a las escaleras. Ya había anochecido y el frio estaba peor que antes.
Nos sentamos uno frente al otro sin decir nada, simplemente mirándonos a los ojos y sonriéndonos tímidamente. Ya no pude más con el frío y rodeé mi pecho con ms brazos, literalmente me estaba congelando.
-No te has acostumbrado al frío Bella- dijo Edward mientras comenzaba a quitarse su chaqueta de cuero, que por cierto le quedaba divina- Toma, no quiero que te enfermes- dijo mientras pasaba la chaqueta por mis hombros e inmediatamente el perfume de Edward llenó mis sentidos.
-Gracias Edward- dije sonriéndole mientras pasaba mis brazos por las largas mangas, las cuales tuve que doblar un poco para poder ver mis dedos.
-¿Por qué me das las gracias?- preguntó levantando una ceja.
-Por cuidarme- dije mientras disimuladamente seguía oliendo la chaqueta de Edward- Por ser mi amigo- terminé y lo vi a los ojos, tenía algo raro en su mirada.
-¿Solo eso soy para ti?- preguntó en tono triste, sin dejar de verme a los ojos.
-No lo sé… ¿Qué soy yo para ti?- pregunté levantando una ceja, ya había escuchado algunas cosas que Edward le había dicho a Alice, pero quería que me las dijera a mí.
Edward lentamente se inclinó hacia mí, sus labios rozaron levemente mi mejilla y me habló al oído.
-Te parecerá loco, pero te quiero más que a nadie en este mundo- dijo y me quedé congelada. “Lo dijo, lo dijo” gritaba en mi mente.
-¿De verdad?- pregunté medio ahogada.
-Si- dijo solamente. Con esa simple palabra mi corazón comenzó a saltar como loco- Bella, ¿te puedo invitar a salir mañana por tu cumpleaños?-preguntó muy sonriente Edward.
-Me encantaría salir contigo Edward- dije sintiendo como mi cara comenzaba a ponerse totalmente roja.
-Insisto, te ves adorable cuando te sonrojas- dijo mientras colocaba una de sus manos en mi sonrosada mejilla.
-¿y qué vamos a hacer mañana?- pregunté todavía con la mano de Edward en mi mejilla mientras lo veía a los ojos.
-Eso es secreto- dijo sonriendo.
-No se vale- dije haciendo puchero
-Está bien, lo único que te voy a decir es que te voy a secuestrar a las 2 en punto- dijo riendo.
-Es algo- dije conformándome con la poca información pero feliz porque iba a estar con él toda la tarde.- ¿quieres saber algo curioso?- le pregunté de repente.
-Dime- dijo sonriéndome.
-Eres el primer chico que me invita a salir- dije mirando al suelo.
-Entonces debo decir que soy afortunado porque aceptaste salir conmigo- dijo y no pude evitar verlo, sus ojos brillaban y tenía esa hermosa sonrisa que me dejaba sin aliento.-Creo que sería mejor si hablamos adentro, estás temblando-dijo mientras se levantaba y me tendía una de sus manos. No me había dado cuenta que si estaba temblando a causa de terrible frío de Washington.
Edward me abrazó y pensé que íbamos a caminar así, pero de repente se agachó y pasó una de sus manos por la parte de atrás de mis rodillas y me levantó en vilo, atrayéndome a su pecho como una bebé.
-¡Edward!- dije en voz muy alta mientras pasaba mis manos por su cuello.
-Tranquila- Dijo sonriéndome –Pesas menos de lo que imaginaba- dijo mientras empezaba a caminar hacia el apartamento.
-¿Por qué me cargas?- pregunté riéndome un poco al imaginar lo roja que debería estar mi cara en éste momento.
-Porque puedo- dijo mientras una carcajada salía por sus labios.
Entramos riendo a la sala y todos se nos quedaron viendo con distintas expresiones en sus rostros.
-¡PAGAME EMMETT!- gritó Alice de repente, haciendo que Jasper y Rose se doblaran del ataque de risa que les dio.
-Más nunca apuesto en tu contra enana- gruñó mientras sacaba de sus bolsillos un billete de 50 dólares.
-¿Por qué perdiste tu dinero esta vez Emmett?- preguntó Edward sin soltarme.
-Alice dijo que Bella se iba a congelar afuera y que tú le ibas a prestar tu chaqueta, pero yo dije que Bella era fuerte y que podría con el frío… BELLA ACOSTUMBRATE AL FRIO- terminó Emmett levantando los brazos teatralmente.
-Lo siento, si me dio frio- dije mientras me encogía de hombros aún en brazos de Edward.
-Vamos- dijo Edward susurrando en mi oído mientras seguía caminando hacia mi cuarto…
-TENEMOS QUE HABLAR- escuché que gritaron Alice y Rose al unísono, pero ya estaba en mi cama con Edward sentado a un lado.
-¿Mas caliente?- preguntó sonriéndome
-Mejor- dije sin quitarme su chaqueta.
-Bella, no sé cuáles son tus gustos musicales- me preguntó Edward mientras agarraba mi Ipod, el cual estaba en mi escritorio, al lado de mi laptop.- NO PUEDO CREER QUE TE GUSTE GLEE- dijo riendo mientras me mostraba mi Ipod.
-Son geniales, cantan excelente- dije defendiendo una de mis series favoritas- Además, tengo como 3000 canciones en el Ipod, no solo escucho Glee- dije y le saqué la lengua como una niña chiquita.
-Eso tengo que determinarlo yo- dijo sonando muy gracioso, como si me estuviera regañando.
-Adelante- dije y me levanté de la cama, tomé mi laptop y me volví a sentar en mi puesto.
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