Carlisle estaba concentrado en sus papeles. Cuando acabó con ellos se percató de que pronto sería la hora de cenar y la verdad era que tenía hambre. El echo de estar sobreviviendo a refrescos para estudiantes universitarios y sanwich pochos de máquina durante todo el día considerando que la otra noche la cena que tuvo fue un autentico desastre le hicieron plantearse que quizás y solo quizás su esposa tendría preparada una buena cena como acostumbraba. Sus tripas sonaron en respuesta y tuvo que arrastrar su perezoso culo hasta la salida más próxima.
En el aparcamiento se sorprendió al ver su coche en un lugar en el que no lo había dejado y un hombre, estaba sentado en el suelo al lado de él con unas llaves.
-Hola doctor Cullen- dijo sonriendo-.
-Hola... ¿Puedo ayudarle?-.
-Soy el nuevo jardinero de su casa, su mujer me dijo que aparcase el coche ya que ella lo tomó para ir a casa y preparar una rica cena-.
El hombre que Carlisle tenía adelante era un hombre moreno y alto, de complexión fuerte y pelo negro, largo, joven a pasar de sus ojos completamente perdidos.
-¿Quiere que lo acerque a su casa?-.
-No se preocupe, estoy esperando a mi padre-.
-¿Su padre trabaja aquí?-.
-Si... es un enfermero-.
-¿Quien?-.
-Mike Newton-.
-Ah... le conozco-.
-Buena suerte doctor, mañana sábado por la mañana iré a su casa a podar los setos y arreglar el césped, la humedad es terrible en esa casa-.
-Si, lo es. Las casas viejas es lo que tienen-.
Carlisle tomó las llaves del coche y entró en el despidiéndose con una cordial sonrisa del chico y una vez allí se preguntó porque Esme no le había consultado con respecto a lo del jardinero. También se apoderaron de él los celos, al imaginar a su mujer completamente desnuda y gimiendo bajo el fornido hombre fuerte y moreno que acababa de aparcar su coche...era mucho más joven que Carlisle. Él respiró todo lo hondo que pudo y miró al frente, en pocos minutos estaría en casa.
ҖҖ
Paula estaba en su habitación sentada sobre la cama y escuchaba canciones deprimentes una y otra vez, canciones lentas que hablaban sobre sentimientos... sobre todo después de la charla que había tenido con Adam. Él le había dicho que le gustaba y justo después de eso la puerta de su casa sonó... un hombre moreno preguntó por su madre alegando que era el jardinero y cuando volvió al salón Adam ya no estaba... al parecer se había ido... ella se sentía un poco avergonzada porque se supone que cualquier chica en su posición hubiese dicho claramente un “yo también” y toda esa escena hubiese sido sellada con un beso o con un par quizás si él le hubiese exigido más... el echo de que ella fuese virgen tampoco le ayudaba demasiado.
Ella se tumbó en la cama sobre ese edredón de ese color marrón chocolate que tanto le gustaba.
Escuchó los pasos en la planta de abajo, seguramente su madre había llegado y había preparado la cena... se preguntó si Adam vendría a la sesión de hoy con su padre así que se puso su zapatos y bajó las escleras.
Del resfriado ni se acordaba pero si era cierto que tenía un poco de fiebre, pero no era algo que la sentase para no moverse.
Cuando bajó su padre la miró desde la cocina con una sonrisa, lo cierto era que ella estaba radiente y sus ojos había recobrado un poco del brillo de antaño que había perdido.
Estaba preparando carne en salsa y ella lo hacía muy bien. Paula se relamió al pensarlo y la boca se he hizo agua.
-¿Estas bien?-.
Esme lucía un poco preocupada por Paula pero ella no hizo nada, se sentó en la mesa de la cocina y la miró por un largo tiempo sin saber que decir... hasta que por fin pudo formular la frase “estoy costipada” en voz baja. Su madre asintió y siguió con lo suyo, una vez siendo Paula más pequeña le dejó muy claro que no quería que la tratasen como una enferma terminal cada vez que ella se resfriaba o no se sentía bien, así que su madre no lo haría, respetaría su distancia e incluso si llegase a más, se comportaría como una buena mujer con ella y le haría un consomé, eso era lo máximo a lo que Paula estaba dispuesta a ceder.
-¿Tienes hambre?-.
Paula asintió con la cabeza en completo silencio y miró hacia la puerta cuando esta sonó con un repicoteo suave.
-Voy yo- dijo su madre-.
Prácticamente ella voló hasta la puerta y la abrió.
-Hola...-.
Su madre estaba sonriendo y eso le parecía raro. Cuando Paula se levantó aún en pijama de todo el día y el pelo echo un asco y se asomó para ver quien era vio que se trataba de Adam.
-Hola señora Cullen-.
La sonrisa de su madre se borró al instante cuando Adam dijo esas palabras con un tono cordial. La madre de Paula se giró y miró a su hija.
-Creía que hoy no tenías terapia...-.
-Y no la tengo, venía a escuchar música con Paula, ella está enferma ¿se lo ha contado?-.
-Si... pero no deja que la cuide-.
Esme no quitaba la vista de Paula y ella se preguntaba porque estaba reaccionando así con ella, Esme nunca la había mirado de esa manera mucho menos en público.
-Claro que puede pasar- dijo Paula y tosió un poco- mamá ¿nos puedes subir la cena a los dos a la habitación?-.
-Creo... creo que sería mejor si tomais la cena con nosotros-.
-No quiero contagiaros a ninguno de los dos-.
-¿Y a Adam si?-.
-Adam no se contagiará lleva mascarillas-.
-Ah...-.
Esme se apartó de la puerta y la mirada de Adam quemaba hacia la de Paula, ella se había inventado lo de las mascarillas e incluso le parecía un poco vergonzoso que él se hubiese presentado en su casa sin previo aviso y delante de su madre le pidiese estar a solas con ella, enferama o no... era algo que no se solía hacer.
Paula tomó de la mano a Adam y este la miró serio por un momento. Su mano tocó su frente, la mano de Adam bajó gradualmente y fueron sustituidos por sus labios para comprobar su temperatura. Ella se sonrojó un poco y vio que Esme estaba mirándoles, su expresión era dura y seria casi glacial pero eso a ella no le importaba demasiado, lo que dijese una ama de casa amargada no iba a cambiar lo que estaba comenzando a sentir por Adam.
-Es mejor si yo te subo la cena ¿quieres?-.
Ella asintió y le miró fijo por un largo tiempo hasta que él aparto su mirada de ella y fue hacia la cocina.
-Yo me ocupo de ella señora Cullen-.
Paula no dijo nada y subió las escaleras hasta llegar a su habitación y una vez allí se dio cuenta de que no estaba sola.
-Ahora no tengo tiempo seas lo que seas... vuelve más tarde- dijo en voz alta evadiendo la sombra negra que se alzaba justo detrás de ella-.
Una mano pálida salió de las profundidades de esa sombra y Paula no se movió solo miró esa mano parecía de hombre pero era difícil saberlo, alguien estaba allí con ella y sentía su presencia.
Pero esa mano gradualmente se fue apartando de ella y volvió a la sombra de la habitación.
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Esme entró en la cocina cuando se aseguró que su hija había subido las escaleras de madera de la casa donde estaban.
Al cerrar la puerta ella miró a Adam y este había abierto la nevera y había puesto un zumo de naranja en un vaso.
-Esto estará bien para ella-.
-¿De que vas?- dijo Esme-.
-¿Que?-.
-¿Te quieres follar a mi hija también?-.
Adam la miró fijo y unió sus labios en una dura línea sin apartar esos ojos claros suyos.
-Señora Cullen ha de saber que tengo un desorden de personalidad múltiple y lo que pasó entre nosotros, cosa que no recuerdo pero... está claro que pasó algo, no tiene nada que ver conmigo, seguramente tendrá que ver con alguna de mis personalidades múltiples-.
-¿Que?-.
-Puede preguntarle al doctor sobre mi problema, cuando recobré la cabeza me había corrido, no sabía aún con quien... y visto lo visto, habrá sido con usted, solo puedo pedirle disculpas y decirle que soy amigo de su hija, me cae bien y... las pastillas están funcionando, vuelvo a ser yo poco a poco-.
Esme no sabía que decir exactamente, estaba pensando... como le diría a Paula que se había acostado con su amigo, pero lo descartó al momento.
-No quiero que te acerques a mi hija-.
-Entiendo-.
La mirada de Adam era dura y fría al igual que la de Esme.
-Yo... pensé que te gustaba-.
-Le gusta a otra parte de mi señora Cullen, estoy seguro de que sabe de sobra que en realidad yo no era esa persona-.
-Louis- susurró ella al recordarlo-.
-Louis- repitió Adam- como no... cuando se trata de sexo siempre es Louis-.
-Yo... no se que pensar-.
-Haremos como que nada de esto ha pasado señora Cullen, yo tengo que seguir viniendo a terapia aquí, si no quiere que esté cerca de su hija está en todo su derecho-.
-Exacto... estoy en todo mi derecho-.
-Le subiré esto a Paula y le diré que tengo que irme, ambos sabemos que no se toma bien que se metan en su vida, no quisiera ponerla en un compromiso señora-.
Esme se mantuvo en silencio y miró como Adam tomó el vaso de zumo y salió de la cocina hacia las escaleras.
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