My darkness and your light (+18)

Autor: Bella_Yexsi
Género: + 18
Fecha Creación: 12/03/2013
Fecha Actualización: 30/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 7
Comentarios: 6
Visitas: 14678
Capítulos: 12

Había decidido que ya no confiaría en nadie, estaba cansada y desilusionada de las personas que me rodeaban. Le había abierto mi corazón sin darme cuenta y él no había dudado un segundo en destrozarlo y ella, la que creía que era mi hermana, mi confidente, me había engañado todo este tiempo. ¿Cómo es posible que las cosas puedan cambiar tan rápido? Un día ser tan feliz y sólo en un abrir y cerrar de ojos, ver que todo cambiará y encontrarme en ésta oscuridad totalmente sola. ¿Estaría por siempre así?

 

Las invito a unirse al grupo en Facebook https://www.facebook.com/groups/553792507977549/

Aca publicare adelantos, actualizaciones, imagenes y muchas cosas mas. Podran dar su comentarios sobre los capitulos.

Link del Trailer http://www.youtube.com/watch?v=3rohGFZQ2Sw

 

Att; Yexsi Granado

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Capítulo 9: Mala Jugada

Capítulo beteado por Sool Onuma, Betas FFAD. Gracias por tu ayuda nena

com/groups/betasffaddiction

 

 

Habían pasado varios días y no tenía señales de Edward; en todo lo que iba transcurriendo de semana no me había encontrado ni con él ni con Tanya. No salí de mi habitación —para algo que no sea comer—, desde ese día…

Isabella, sonrojada te ves preciosa.

Sus palabras no salían de mi mente, simplemente no podía olvidarlas… Su dulce voz, su risa… ¿Qué demonios te sucede? Me pregunté a mí misma, cabreada. Esto nunca me había pasado ni siquiera con… ni con Jacob...

El último, no paraba de llamarme o mandarme mensajes, los cuales se habían vuelto muy extraños… Cosas como: "No dejaré que nos hagas esto", "¿Tan rápido se te pasó el amor?"… Mensajes y palabras a las que no les encontraba sentido.

Ya era jueves y la semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos. El sábado Ang volvería. Cada día me llamaba para saber cómo estaba y hacerme un sinfín de preguntas. Me agobiaba, pero en parte me alegraba que alguien, además de Ian y Josefine, se preocupase, por mí.

También me llamó Ian y me contó que volvería pronto debido a que las cosas se estaban encaminando y el amigo de mis padres, Aro, lo había ayudado mucho. Ante la mención de ese nombre no pude evitar temblar, sentía que algo no estaba bien con él…

Al igual que mi amiga, me bombardeó con preguntas, algunas con respuestas y otras no. Odiaba tanta atención… Ya no era la de antes que le encantaba ser el centro de atención, era una persona sociable, alegre, llena de vida… Ahora parecía un zombi. Sonreí amargamente ante mi comparación.

El día pasó al igual que los otros: dormir, quedarme acostada escuchando música, comer, bañarme y pensar… o más bien debería decir recordar.

Las palabras cariñosas de mi padre, los abrazos y ocurrencias de mi madre, sus besos, olor, voces… Aunque el dolor era intenso y sofocante, no quería olvidar cada detalle de mi vida junto a ellos.

Salí de mi cuarto para bajar a la cocina y comer algo. Al no querer hacer un desastre y tener que limpiar, me decidí por un poco de cereal. Lo serví y caminé hasta el mueble que estaba situado en la sala delante del televisor. Comencé a alimentarme mientras pasaba los canales buscando algo bueno para ver.

.

.

.

Me desperté sobresaltada al escuchar unos golpes que provenían de la puerta y me acomodé en el sofá lentamente todavía somnolienta. ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo?

La casa se encontraba a oscuras y lo único que alumbraba era la luz de la luna que se colaba por los ventanales o la que salía del televisor. Me levanté sin ganas para ver quién daba esos fuertes golpes en la puerta. ¿Dónde se había metido Josefine? Pensé… Ella nunca me dejaba sola, al menos no sin avisarme mucho antes que se iba. "Estabas dormida, Isabella" reprendió mi conciencia. Tenía razón, tal vez tuvo que salir y no quiso despertarme.

No paraban de llaman a la puerta. ¡Dios!… quien sea ya debería de tener las manos rojas. Tomé el pomo de la puerta y abrí, cuando vi a la persona que estaba parada en la entrada quedé petrificada. Sus ojos estaban oscuros, llenos de odio e ira. Mi cuerpo no respondía, simplemente no podía moverme, hacía mucho que no lo veía…

Sentía miedo, mucho miedo… Su mirada me decía todo.

—¿Qué haces aquí, Jacob? —Mi voz salió apagada y temerosa. Estaba temblando y no podía parar. Él pasó su mirada por mi cuerpo… El frío de la noche golpeó en mí y temblé más. Una sonrisa amarga cruzó por su rostro.

Su estado era deplorable, podía sentir el olor a alcohol a pesar de estar alejada de él. Dio un paso adelante y yo uno hacia atrás para mantener la distancia.

Tenía un mal presentimiento con esta visita.

—¿Por qué haces eso? —preguntó mientras fruncía el ceño. Su voz era pastosa y amarga. El olor a alcohol se hizo más fuerte, sin duda estuvo bebiendo.

—¿Qué haces aquí, Jacob? —repetí tomando un poco de valor. Nunca lo había visto así y no podía acobardarme.

—¿Estuviste con él, verdad? ¿Ya se te pasó el amor? —interrogó subiendo la voz. No lo pude evitar y las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas. ¿Pero de qué demonios hablaba?

—¿Pero qué te sucede? —pregunté asustada.

Sin darme tiempo de reaccionar, tomó mi brazo izquierdo fuertemente y el dolor se hizo presente inmediatamente. Más lágrimas descendían por mis mejillas.

—NO ME MIENTAS, ISABELLA —gritó fuertemente, mientras me miraba y apretaba mucho más su agarre. Si seguía ejerciendo esa presión me lo partiría. No sabía que decirle, no entendía su actitud, no comprendía de qué mierda me estaba hablando. ¿Cómo le puedo mentir?

Apretó mucho más, haciéndome jadear del dolor.

—Jake, basta, me duele —supliqué llorando. ¿Qué piensa hacerme? ¿Dónde está Josefine? Volteé como pude pero la casa estaba igual, no había nadie además de nosotros.

—Ni te molestes, Isabella. Josefine salió hace mucho y seguro no volverá hoy. —Él sabía lo que estaba haciendo y me encontraba completamente sola.

Sin previo aviso, Jacob me arrastró hasta dentro de la casa todavía sin soltarme el brazo, que en este momento me dolía como los mil demonios. Luché tratando de mantener mis pies pegados al suelo.

—¿A dónde vas? —pregunté tratando de liberarme de él, pero fue imposible—. SUELTAME —grité una y otra vez pero no se inmutó, siguió caminando en dirección de la escalera.

Me quería llevar a mi habitación. No… No va hacer lo que creo, pensé.

No tuve otra opción que dejar caer mi cuerpo con todo el peso que podía para que no pudiera subir.

—¿Qué estás tratando de hacer? —Se detuvo rápidamente en medio de la sala. Me sentía aliviada, se había rendido a lo que sea que pensaba hacer, pero retomó su rumbo cambiando de dirección…

Me tiró fuertemente en el sofá para ponerse sobre mí y comenzó a pasar sus manos por mi cuerpo. Comencé a llorar, gritar, golpearlo y hacer lo que sea para que parara pero nada de ello funcionaba. Estampó sus labios en los míos, besándome; traté de esquivarlo pero no pude. Agarró mi cara con su mano derecha mientras que la otra paseaba posesivamente por mi cuerpo. No podía parar de llorar.

Este no era Jacob, este no fue el chico de quien estaba enamorada…

—Dos años, Isabella. Dos años que estuve contigo esperando que me dieras lo que es mío y tú vienes y se lo das a ese maldito. —¿De qué mierda hablaba? Mientras tanto seguía moviéndome y tratando de encontrar la manera de poder salir de allí—. Pero esta noche te tendré, tú eres mía, Isabella —dijo demandante.

Comenzó a meter su mano por mi franelilla cuando recordé que ni sostén tenía puesto. De pronto sentí que ya todo estaba perdido… Era imposible luchar contra él, la respiración me faltaba a causa de su peso sobre mí y no podía hacer nada para evitar lo que iba a pasar. Sus manos me tocaban desesperadamente. Me sentía asqueada y sucia. ¿Por qué me tiene que pasar esto?

—Así pequeña, déjate llevar. —No… no puedo permitirlo. No puedo dejar que sea él, no de esta manera…

Grité nuevamente como loca. Alguien tenía que escucharme y salvarme. Bajó mi short y comencé a pedir ayuda gritando mucho más fuerte cuando sentí su mano chocar fuertemente en mi mejilla…

Ardor, dolor…

De pronto, como si mis súplicas hubiesen sido escuchadas, percibí como alguien lo quitaba de encima.

Gritos, golpes, cosas rompiéndose pero yo no podía ver nada, me encontraba todavía en total shock por la cachetada. El amargo sabor a óxido inundaba mi boca.

—Todo está bien. —Escuché la voz de un hombre que hablaba a mi lado—. Ya no te hará más daño. —No reconocía quién era pero me había salvado y me sentía aliviada.

Traté de levantarme pero no podía. Estaba cansada, parecía que llevaba horas luchando con Jacob para que no lograra su cometido y mi cuerpo dolía. Lo intenté nuevamente pero unos brazos fuertes me tomaron delicadamente para poder incorporarme.

Cuando vi la cara de mi salvador quedé sorprendida por su belleza y perfección; sus ojos azules me daban seguridad y sin más me lancé a sus brazos como si lo conociera de toda la vida. Comencé a llorar descargando todo lo que había pasado en este tiempo. No podía estar más agradecida… El chico solo se limitó a pasar su mano por mi cabeza reconfortándome y tratando de calmar mis sollozos.

—Todo está bien. —Repetía una y otra vez para que me calmara… Pero, ¿dónde estaba Jacob? ¿Qué le había hecho él?

—¿Dónde...? —Me sentía totalmente dolorida y las lágrimas todavía no paraban de salir de mis ojos. No pude terminar la oración ya que el dolor de mi mejilla era insoportable.

—Tranquila, no te tocara más —respondió y no pude evitar temblar ante su respuesta. ¿Qué le había hecho?— No le hice nada malo. —Prosiguió poniendo su mano en mi mejilla delicadamente y con cuidado de no lastimarme—. Solo me aseguré de que quedara inconsciente, no puedo dejar que se quede sin pagar por lo que te ha hecho. —Su mano seguía en mi mejilla adolorida, era tan suave su tacto…

El desagradable sabor a sangre me molestaba y quería levantarme. Sentí sus manos a mis costados.

—¿Segura que estás bien? Llamaré a la policía, no te levantes. —Sonaba preocupado, no podía ver muy bien su rostro a causa de la oscuridad pero lo sabía por el tono de su voz. A veces podía ser una cabezota y no le hice caso, a pesar del dolor de mi cuerpo, intenté levantarme pero unos pasos fueron suficientes para que mi cuerpo no respondiera más y caí completamente en una oscuridad que me absorbía.

.

.

—¿Está bien, doctor? —Esa era la voz de una mujer… ¿Josefine? No estaba segura, se escuchaba muy lejana. Me pesaban los párpados y por eso traté de abrir mis ojos lentamente, mientras iba abriéndolos veía la luz fuerte que daba directo a mi cara y volví a cerrarlos por la molestia e intenté nuevamente con cuidado—. Está despertando… —Escuché pasos en la habitación y un pequeño sollozo.

Mi vista estaba borrosa, cerré y abrí mis ojos hasta que se aclaró. Josefine estaba parada a mi lado llorando, entonces me di cuenta que me encontraba en un cuarto de un hospital.

—Perdóname, mi niña. No debí haberla dejado sola. Si algo grave le hubiera pasado… ¡Oh mi Dios! No me lo perdonaría jamás —contestó rápidamente entre sollozos...

Josefine me contó que el chico que me salvó la había llamado. Para mi suerte muchas personas me conocían y no dudaron en darle su número. Ella había llamado a Ian para avisarle lo ocurrido así que ya venía camino a Forks, estaba que echaba humo por las orejas según lo que me informó mi nana, no porque ella me haya dejado sola, sino por Jacob, que ya se encontraba en la cárcel preso.

El doctor anunció que todo estaba bien, había tenido suerte de que el chico pasara por allí y escuchara mis gritos. Estuve dormida un par de horas, me habían inyectado para que el dolor pasara y ya me sentía mucho mejor. Josefine salió para terminar de arreglar los papeles y así poderme ir a casa.

Cerré mis ojos y me acomodé mejor en la camilla donde estaba acostada. Mi suerte no cambiaba… Seguro hice algo malo en mi vida pasada y ahora el destino me las estaba cobrando, pero bien caro.

Escuché como la puerta de la habitación se abría, abrí mis ojos para ver a esos ojos azul cielo… los que pertenecían a mi salvador. Sonreía mientras se acercaba a mí…

—Me alegra que estés bien. —Su voz era firme, varonil y cautivadora; sus ojos brillaban con un toque de alegría.

—Gracias por sal… —No me dejo continuar.

—No tienes que agradecerme nena, no podía dejar que te sucediera algo —dijo acercándose mucho más a mí para quedar a mi lado derecho.

Un hombre muy guapo, pensé pero con un aire de chico malo sin duda. Su barba de unos días lo hacía ver un poco mayor pero no creo que pasara de los veinte, su cabello castaño con pequeños reflejos, unos jeans desgastados, camisa negra y una chamarra marrón… Muy lindo y atractivo…

—No tenías que quedarte —aseguré encogiéndome de hombros. Seguro tenía mejores cosas que hacer que estar aquí.

—Quería asegurarme de que estuvieras bien… —Acercó su mano a mi mejilla, la misma que Jacob había golpeado. Me tocó con delicadeza y ternura.

Me sentía a salvo.

—Ya no duele. —Le di una sonrisa para que se tranquilizara.

—Te prometo que no volverá a tocarte, de eso me encargare muy bien —confirmó y pude ver en sus ojos tristeza. ¿Se sentía tan mal por mí?

—Ehh… Disculpa… Isabella Swan. —contesté sin rodeos extendiendo mi mano para que la tomara. Él sonrió dulcemente y la tomó para dejar un beso en mis nudillos.

—Isabella… —dijo acariciando cada palabra—. Soy Anthony Masen….

 

 

 

Jacob en la cárcel y un nuevo personaje… Se preguntaran ¿Quién es Anthony? Bueno les contare él es… ¿Se lo creyeron verdad? Si lo se soy una loquilla… Pero en fin…

¿Qué les parece este giro que ha tomado la historia?, ¿Qué hará Edward al saber lo que le sucedió a Bella? Y más importante ¿Qué hará cuando sepa de su salvador?...

CHAN CHAN CHAN… Muchas preguntas que pronto tendrán respuestas chicas así que no se lo pierdan… Las invito al grupo del fic (El link en mi perfil) y también quiero contarle que hay otra historia que será publicada pronto en el grupo podrán saber todo.

Muchas gracias a todas las que me leen, dejan sus RR, etc…

Sin mas que decir me despido de ustedes hasta el próximo cap Besos

Capítulo 8: Esto No Puede Ser Capítulo 10: El Mundo Es Un Pañuelo

 
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