 - ¡Bienvenida Jessica, te estábamos esperando! Y yo estaba ahí, clavada en el suelo, helada, alucinando con esa chica nueva, la mejor amiga de Edward, que le había venido a visitar. ¡Pero si aquella chica era con la que me choqué al ir al supermercado! Y lo peor era… es que esa tal Jessica… era mi mejor amiga de la infancia, que por un problema, resultó ser mi peor enemiga… … Y le odio… - ¿Bella? ¿Eres tú?- dijo con un tono de sorpresa - ¿Jessica? - Te presento a Jessica, Bells- saltó Edward- pero parece que ya os conocíais. - ¿Se puede saber que haces aquí, Bella?-me dijo Jess con recelo. - ¿Y tú, porqué has decidido venir aquí?- le dije enojada. - Bella, recuerda que es mi mejor amiga y quiero que en su corta estancia esté cómoda ¿de acuerdo? No quiero salir mal en esto -me dijo Edwarden voz baja. - Pues debes saber una cosa, esta chica es la peor enemiga que he podido tener, ¿estamos?- le contesté- y no quiero que permanezca mucho tiempo a mi lado, y menos del tuyo. - Bueno- dijo Edward alzando la voz- iré a arriba a buscar unas cosas que se me han olvidado, os dejo solas para que podáis hablar- y subió escaleras arriba. Ella y yo, sin dejar de mirarnos, fuimos a sentarnos al sofá a discutir, seguramente, y ami me daba la sensación de que saldríamos las dos escaldadas, y sobre todo ella. - Y bueno Bella, ¿qué pintas aquí, con Edward? No me dijo que había nadie más con él… -Bueno, pues debes tener claro que salgo con él. Ahora Edward E S T A C O N M I G O- remarqué esas palabras para que le quedara bien claro -¡¿Como?! Ejemm… ¿entonces estas saliendo con él?- preguntó sobresaltada - Exactamente como lo has oído- le dije orgullosa. - Pues te vas a arrepentir de estar saliendo con él porque te voy a hacer la vida imposible. Edward será mío cuando tú ya no estés. No se si te habrá contado ya Edward lo que soy, pero por si no lo sabes soy… - Una estúpida- le dije cortándole la frase- Ya se lo que eres y no por eso me vas a dar miedo, Jessica. Te conozco muy bien y desde hace mucho tiempo y no me vas a engañar. - Espero que tu fe te salve… “Bells”…- me dijo con cara de pocos amigos y tono de burla. - Pues sigue esperando a que deje de salir con Edward y que él te quiera, porque por mucho que a ti te guste, siempre será mío, y ya te puedes morir que no le dejaré ir. - ¡Bueno, ya he vuelto, señoritas! ¿Como va todo? - Si, Edward, estamos bien, no te preocupes cariño- dijo Jessica y me miró para hacerme rabiar. - ¡¿Como te atreves…?! Edward me cogió de la mano para que me calmara. Esa sucia succionadora de sangre me sacaba de quicio. Menos mal que estaba Edward allí con migo. Podía notar como Jessica se consumía por dentro al ver que yo estaba con él. Aunque me tenga que pelear con ella por Edward, lo haré si hace falta.
Nadie, nadie, nadie me arrebatará nunca a Edward, y menos esa traidora. - Bueno Bella- me dijo Edward con serenidad- ya sabes que es Jessica, ¿verdad? Es mi mejor amiga, porque también ella es la única vampiro de aquí aparte de mí- y Jessica me miró presumida-Y por eso espero que no os peleéis. - Pues lo llevas claro- dije casi para mí. - Bueno, tengo un regalo para ti, Jess…-dijo Edward, con una sonrisa de oreja a oreja- espero que te guste. - ¿En serio? No hacia falta, Edward- dijo Helena mirándome con una mirada asesina- Muchas gracias. Y Edward sacó una caja envuelta con papel de regalo y un lazo incorporado.
Cuando Jessica lo abrió, quedó al descubierto, un precioso colgante de rubíes bañado en plata y en el que ponía su nombre: Jess.
A mí Edward nunca me había regalado una cosa tan preciosa, tan extraordinaria y me dolió que ami nunca me hubiera echo algo así ya que estaba saliendo con él hacía ya unos meses. - ¡¡Muchas gracias Edward!! ¡Es muy bonito! Gracias de nuevo. Y yo sentada en el sofá, mirando como Jessica disfrutaba de su regalo, me estaba retorciendo por dentro de la envidia y del dolor de pensar que a lo mejor no me quería como yo pensaba… Me quedé mirando a Edward con la boca abierta y al segundo después me crucé de brazos y no quise mirarle.
Me levanté y me dirigí hacia las escaleras para encerrarme en mi cuarto y no salir hasta después de un rato, hasta que me bajaran los humos, si eso llegaba a pasar. Estaba dolida y decepcionada. Edward me cogió del brazo: - ¿A dónde vas?- me preguntó preocupado De una sacudida me libré de su brazo y seguí mi camino mientras caía una lágrima de mis ojos verdes cristalinos.
Me encerré en mi cuarto y me fui a la cama, me estiré y empecé a llorar. -¿Qué le pasa a Bella? - Supongo que se siente herida al ver que te he regalado ese colgante y yo de momento no le he regalado nada tan especial… ahora soy yo el que se siente dolido… iré a hablar con ella - No Edward, tranquilo. Ya voy yo que seguro que se le hace más fácil contármelo a mí, que soy una chica. Escuché que alguien se acercaba a la habitación...
Esperaba que fuera mi novio y viniera a disculparse o a darme alguna explicación.
De repente, se abrió la puerta, y la persona que entró no fue la que yo esperaba.
Jessica entró a la habitación y mientras paseaba en ella, decia:
- Que, Bella, ¿tienes envidia de que Edward me haya regalado ese colgante de rubíes? Claro, a ti no te ha regalado nada, en cambio a mí si.
- Yo siempre tendré el mejor regalo de él, que tú nunca podrás tener y nunca tendrás. ¿Quieres que te ponga ejemplos? A ver… pensemos…Qué te parece... ¿Su amor? ¿O su corazón? ese es un buen regalo que tu nunca podrás tener en tus manos, ¿verdad? Eres una envidiosa Jessica…
- ¿Pues sabes que? Si Edward te hubiera regalado algo esta tarde…¿sabes que regalo pienso que te hubiera dado?
- Vamos a ver… Sorpréndeme - le dije
- Creo que te hubiera regalado un perfume, porque nunca en la vida, había olido el olor tan repugnante de un humano como el tuyo, Bella. A ver si cambiamos de perfume y olor corporal, porque el olor que desprendes no me gusta nada…
- Bueno… ves y cuentaselo a Edward, porque él no opina lo mismo…
- Traidora… ¡¡Me tienes harta!! ¡¡¡Voy a ganarme a Edward, sea como sea!!!- Gritó
Y Jessica se me tiró encima, y caímos las dos al suelo, forcejeando y tirándonos del pelo, las dos intentando ponernos en pie. Había empezado una guerra, y esta guerra la iba a ganar yo.
Cuando por fin me levanté, le empujé para que cayera al suelo y mientras pudiera escapar por la puerta, pero ella se me adelantó y con una mano...me cogió del cuello y me puso contra la pared.
Estaba contra la pared, inmóvil y todos los esfuerzos que hacía para escapar eran en vano mientras ella me estaba estrangulando y yo necesitaba oxigeno cada vez en más cantidad.
-¡¡Ahora te vas a arrepentir de todo, de estar saliendo con Edward y de lo que me hiciste hace 6 años!!- dijo Jessica furiosa.
-¡Arggh!- pude gritar.
- ¿Bells?- se le escuchó a Edward y empezó a subir las escaleras.
Jessica empezó a acercarse, enseñándome los colmillos, con intención de morderme en la yugular y dejarme allí agonizando, luchando por respirar.
Estaba a punto de morderme cuando Edward entró repentinamente en mi cuarto y la vio intentando chuparme la sangre mientras me faltaba cada vez más el oxigeno.
-¡¡JESSICA DETENTE!!- gruñó Edward con voz grave
- ¡E…e…edward!- dijo Jessica sorprendida cuando me soltó y caí al suelo,respirando hondo, muy hondo, cogiendo la cantidad máxima que podían coger mis pulmones.
- ¿Como has podido, Jess…?- dijo Edward decepcionado y enfadado a la vez- Sabías que estaba saliendo con Bella y aún así has decidido abalanzarte…
- N…no Edward… p…por favor, déjame que me explique- dijo Jessica tartamudeando,nerviosa
- Pensé que eras mi amiga y no le harías nada, aunque fuera sólo por mí… Porfavor, Jess...sal de la habitación… bueno… puedes irte a casa… esto acaba aquí.
- ¡Edward…no…!- respondió Jessica con los ojos llenos de lágrimas.
Edward e acercó a Helena, sin mirarle a la cara, y de un tirón....le arrebató el collar de rubíes que llevaba puesto en el cuello con su nombre.
-- Esto me lo quedo yo… siento mucho esto, Jess… pero tengo que hacerlo… no vuelvas a verme nunca más… por favor…. y ahora, sal de mi casa- murmuró Edward dolido.
Y Jessica rompió a llorar en ese instante mientras salía de la habitación, se giró y dijo unas últimas palabras antes de perderle de vista:
-- Mira lo que has hecho, Bellaa… No te lo perdono… Pero si tengo que hacer lo que me pide Edward por él…lo haré. No me volverás a ver, de eso estate segura. Me has destrozado…. …Adiós, Edward…
Y bajó las escaleras abajo mientras yo ya recuperé el aliento y Edward miraba hacia el cielo estrellado, atormentado por lo que acababa de hacer, cuando de sus ojos se desprendió, una lágrima de dolor que recorrió su rostro hasta llegar a caer a la alfombra aterciopelada que decoraba la habitación.
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