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BELLA POV:
¿Había escuchado bien? No, no podía ser. Mi mente había jugado antes conmigo. No caería de nuevo.
-Se que suena descabellado. – se disculpó. – pero es cierto.
-¿Cómo supiste que yo soñaba contigo? – fue lo único que digne a preguntar. No sabía cómo diablos se había enterado.
-¿Así que tu también? – preguntó incrédulo, con una sonrisa.
-¿Cómo que también?
-Yo también he soñado contigo. – sonreí con él. – pero yo te había soñado mucho antes de que nos conociéramos en persona.
-Bueno, ahora sabes que no eres el único. – dije, sin creerle del todo. – pues cuando te vi, me di cuenta que eras el chico con el cual he estado soñando desde hace mucho tiempo. Cuando te mire a los ojos supe que eras el mismo.
Lo abracé con fuerza. No quería separarme de él.
-Te quiero Edward.
-Yo también te quiero Bella. – besó mi frente. – Mi Bella.
Cerré los ojos. Nada podría superar este momento tan lindo. De a poco, fui perdiendo la razón hasta quedarme profundamente dormida.
Cuando desperté, me di cuenta de que Edward no se encontraba a mi lado. Me asusté, me sentí impotente y triste. Me había usado. Eso pasa cuando eres ingenua. Cualquier tipo que te jure desearte puede hacerte caer en su trampa y quitarte tu primera vez. Yo y mi estupidez. Debo admitir que era un buen farsante. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no estaba dispuesta a llorar…
Me incorporé lentamente.
-Imbécil. – le dije al aire.
En una de las mesas, me percaté de un pequeño papel.
En la parte posterior, estaba escrito mi nombre con una perfecta caligrafía.
La abrí casi con desesperación.
“Bella, me tuve que ir. Si llegaba tarde a casa Alice comenzaría con sus incansables preguntas y la verdad es que si me insistía, terminaría diciéndole la verdad y no creo que estés lista para ello.
Quiero agradecerte por haberme dado el mejor día de toda mi vida, nunca voy a olvidar el dia en el que perdi mi virginidad con la persona que mas amo en el mundo. Bella, agradezco al destino haberme traido hasta ti para hacerme el hombre más feliz del mundo.
Te amo y te amaré sin importar que estés con otro. Me la jugaré por ti.
Tuyo siempre, Edward.
PD: Más tarde te llamaré”.
Mi corazón estaba acelerado. Podía escucharlo con demasiada facilidad.
El me amaba y yo… yo también.
Solo una cosa impedía que nosotros estuviéramos juntos. Mike y Tanya. Bueno, pensándolo bien, ella no contaba. Edward podía deshacerse de ella cuando quisiera. Total, el no la quería.
Doble la carta con delicadeza.
Me golpee mentalmente. No podía como tan rápidamente pude desconfiar de él.
Pero ya no importaba. En mi cabeza solo podía recordar las sensaciones que me hizo sentir. Sus manos recorriendo mi cuerpo, sus besos humedeciendo mi piel, su miembro introduciéndose en mi interior.
A él fue a quien le entregué mi inocencia, lo único que me pertenecía, lo único que había guardado hasta encontrar a quien amar. Al igual que él a mí. Ambos nos entregamos por completo a nuestra necesidad de demostrar nuestro amor.
Esa noche, volví a soñar con él.
Amanecí con una gran sonrisa en el rostro. Todo encajaba, todo había adquirido un nuevo color, un brillo especial.
Me alisté para un nuevo dia de clases y me dirigí a la cocina a desayunar. Cuando terminé, fui a lavar mis dientes. Cuando estaba cepillándome el cabello, sentí el sonido de una bocina. Era Alice, que había arreglado el auto, junto a los chicos. Cuando entré, me di cuenta de que Edward no estaba.
-¿Y Edward? – pregunté, medio vacía ante su ausencia.
-Dijo que pasaría a recoger a Tanya. – respondió entre dientes. Sentí como si me hubieran dado una bofetada, como si algo se hubiera roto. Yo. – aunque, hablado de él. – interrumpió mis pensamientos. – anoche llegó muy feliz a casa. Después de nuestra discusión de ayer en la tarde me había sentí horrible y fui a su habitación con la intensión de pedirle disculpas por mi actitud y…
-¿Por qué? ¿Qué paso? – la interrumpí.
-Lo critiqué por su noviazgo con la arpía esa, digo Tanya y por haber permitido que tú te fueras con Mike.
-Oh. – fue lo único que logró salir de mis labios.
-Bueno, continúo con lo que iba diciendo. Tenía la intención de disculparme con él apenas subió a su habitación y de hecho, lo intenté pero no me dejo hacerlo. Me agarró del brazo y me dio un abrazo. Me dijo que no importaba, que estaba feliz. Me dio las gracias, dándome un beso en la mejilla y se recostó sobre su cama con una enorme sonrisa de estúpido.
-Quizás por qué andará tan contento… - dijo Emmet, con una risita pervertida desde el asiento trasero.
Me sonrojé.
No lo sé. – dijo Alice, pensativa. – solo espero que continúe así.
Reí para mis adentros. Yo sabía la razón por la que estaba Feliz.
-¿Qué piensas Bella? – preguntó Alice, sobresaltándome. – Veo que tienes una sonrisa que no te la quita nadie. – dijo con los ojos entrecerrados.
-No es nada. – mentí, con una sonrisa. – Solo pensaba en que podría haberle pasado a Edward. Para haber olvidado así una discusión debió haberle pasado algo muy bueno. – arqueó una ceja.
-¿Sabes algo del que yo no esté enterada? – su pregunta me paralizó.
-Nada, solo pensé en Tanya. – mentí.
-No te creo además, cuando te fuiste con Mike, él dejó a Tanya en su casa un poco molesto, asi que no creo que ella sido la causa de su felicidad. – negó con la cabeza.
Entonces por eso fue a mí, solo por despecho.
¡Mierda! – pensé. – me dejé llevar y me entregué al imbécil. Le creí cada una de sus mentiras. Maldito Edward, maldita yo por creerle y maldita Tanya por haber cerrado las piernas justo en ahora. Si no fuera por su culpa, ayer no habría ocurrido nada entre nosotros.
Tenía rabia y pena.
-¿Qué pasó amiga? – preguntó Alice, preocupada. - ¿Vas a llorar?
-No, no es nada. Solo me acordaba de una película. – mentí mientras me secaba los ojos con la manga de mi chaleco las lágrimas que intentaban salir.
-Está bien. – dijo no muy convencida. – por cierto, ¿vas a venir conmigo a casa? Tengo una ropa que tengo que mostrarte. La compré ayer y necesito tu opinión.
-No creo. – No quería por ninguna razón encontrarme con Edward. Sentía impotencia al haberme entregado a un mentiroso farsante. – Charlie me pidió que me hiciera cargo de la casa. Está demasiado desordenada y quiere que la limpie.
-Vamos, por favor… hazlo por tu mejor amiga.
Alice, no puedo. – hizo un puchero. Nadie podía resistirse a su carita de niña chiquita apenada. Ya no pude más. - ¿Qué te parece si tú vas a mi casa cuando termine de limpiar?
Sus ojitos brillaron de emoción ante mi proposición.
-Es una muy buena idea. – dijo con una gran sonrisa.
Llegamos finalmente y nos estacionamos en el lugar de siempre.
Nos bajamos del auto con rapidez ya que habíamos llegado un poco tarde para las clases. Cuando llegamos a la puerta de entrada del instituto, me percaté de que Edward tenía a Tanya acorralada contra uno de los casilleros. Ella le sonreía coquetamente, mientras que él, bueno, en realidad no le pude ver su expresión. Estaba furiosa, ella pareció notarlo y se abalanzó sobre él, besándolo efusivamente. No pude aguantarlo.
-Nos vemos en clases. – le dije a mi amiga.
Me fui hacia el baño lo más rápido que pude.
Ahora si me sentía como una estúpida, una maldita estúpida que estaba enamorada de las mentiras de un farsante.
No, yo no me enamoro. ¡No me enamoro! – repetí aquella frase internamente una y otra vez.
Cuando llegué, me encerré en uno de los compartimentos.
Me salté las primeras dos horas de clases.
Me lavé el rostro y retoqué mi maquillaje todo corrido solo para disimular las lágrimas caídas y ya secas.
Salí del baño y me dirigí hacia la siguiente clase. Cuando llegué, Edward estaba allí. Se me había olvidado por completo. Si lo hubiera recordado de un principio, también me hubiera saltado esta clase.
-¡Mierda! Historia nos toca juntos. – dije por lo bajo.
Ya estaba con los pies adentro del aula. Era demasiado tarde para dar media vuelta y volver al baño.
Me enderecé, levanté la cabeza con dignidad y me senté en mi puesto, a su lado. Eso sí que es suerte.
¡Mierda, mierda, mierda, mierda…!
Me senté y miré hacia afuera de la ventana.
-Bella… – susurró. – Pss, Bella.
Lo encaré, topándome con sus bellos ojos de color verde esmeralda.
-¿Qué quieres? – pregunté con seriedad y con el ceño fruncido.
-¿Quieres salir conmigo después de clases conmigo? – preguntó con una sonrisa cautivadora.
Reí con amargura.
-No lo creo. – respondí. - ¿Por qué no sales con tu noviecita? Que yo estoy ocupada con el mío.
Su sonrisa se borró al escucharme.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando Bella? – preguntó con histeria.
-Ya me oíste. Tu vete con tu novia, que yo estaré ocupada con Mike. Sí, Mike. La única persona que realmente vale la pena. Mí novio.
-Pero Bella, ¿qué…
-Señor Cullen y señorita Swan, guarden silencio. – nos regañó el señor Carrey.
Lo fulminé con la mirada y luego dirigí mi vista hacia el pizarrón. Los minutos pasaban, pero yo estaba lo suficientemente ensimismada en mis pensamientos como para percatarme del tiempo.
Mi celular vibró dos veces. Un mensaje.
“Hablaremos de esto en el receso”.
Le respondí el mensaje, pensando en lo que pondría.
“No tengo nada que hablar contigo. Nosotros no somos nada. Asi que vamos a hacer como si nada hubiera pasado ¿ok? Tu sigue con tu vida que yo seguiré con la mía”.
Cuando lo envié, fijé mi mirada en el profesor.
No me dejaría convencer. Debía seguir con mi vida y junto con ello, con Mike. Aunque me cueste. Debía dejar claro que yo no sería el segundo plato de nadie.
El resto, continuó en silencio. Sonó el timbre que anunciaba el receso. Tomé mis cosas y me dirigí a la puerta. Cuando estaba cruzándola, alguien me jaló del brazo.
-Creo que ambos debemos hablar. ¿No crees?
Me lo quité de encima con brusquedad y lo miré, desafiante.
-¿No te quedó claro el mensaje? Vamos, no creo que seas tan estúpido para no comprender algo tan claro. Cada uno sigue con su vida Edward, y en cuanto a los chicos, no te preocupes. Sé disimular.
En sus ojos se notaba la sorpresa.
-¿Qué pasó Bella? ¿Qué te hice? – preguntó preocupado.
-No te hagas el cínico conmigo. – dije, molesta. – No te preocupes, me importa bien poco lo que hagas con tu novia. – En ese momento, vi a Mike acercándose hacia el aula. Le hice una señal para que me esperara. – Asi que con permiso, me voy. Ah, y otra cosa más. No quiero saber nada más de ti. Para mí solo serás el hermano de mis mejores amigos y nada más.
Le sonreí y continué con mi camino.
Me encontré con Mike y entrelacé nuestras manos y le dije que fuéramos por un bocadillo.
-¿Qué pasó ahí adentro con Cullen? – preguntó un tanto preocupado. – Te notabas molesta…
-No, solo que estaba harta de explicarle la materia durante la clase. – mentí. Si supiera lo que realmente pasaba, de seguro no me perdonaría. – Tú sabes que no soy muy paciente.
-¿De verdad amor? ¿No te hizo nada malo? Si es así, tú sabes que le puedo ir a romper la cara. – dijo Mike un poco alterado y levantando su puño.
-No amor, no es necesario. Eso solo que no entiende y no tengo mucha paciencia para enseñarle.
-Está bien, pero cualquier cosa tú me avisas y yo voy a romperle su carita de niño bueno.
-Nunca será necesario llegar a esos extremos. – rodee su cuello con mis manos. – pero gracias de todos modos. – lo besé, metiendo mi lengua para jugar con la suya.
El rostro de Edward apareció en mi cabeza, haciéndome cortar el beso.
-Nunca me habías besado así. – dijo Mike, sorprendido. – tan apasionadamente. De verdad me sorprendes. – me abrazó con calidez.
-Te quiero Mike. – dije, volviéndolo a besar. No sentí las mismas cosas que sentía con Edward pero…
¿Bella, como puedes pensar en él después de todas las cosas que te hizo? Mike es tu novio y le debes respeto. El mismo respeto que él te tiene a ti.
-Te amo Bella, y mucho. – me dijo mientras me abrazaba.
Yo aún me encontraba en mis discusiones mentales como para prestarle atención.
Sonó el timbre para volver al aula.
-Bueno, me voy. Nos vemos al almuerzo.
-Adios. – fue lo único que pudo salir de su boca antes de salir corriendo.
Mi clase estaba en el siguiente pasillo. Y qué suerte la mía. Me tocaba junto a Alice y su hermano.
Corrí deprisa a buscar mi libro y me dirigí al salón.
Para mi desgracia, me encontré con una escena que me destruyó lo poco que me quedaba de fuerza, tolerancia y control.
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Bueno chicas, aqui va un nuevo capitulo, espero que les guste y que me dejen algun mensajito loco paraa poder incentivar la escritura... ;D les deseo lo mejor... xauu! :D
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