Tormento

Autor: andreaa
Género: General
Fecha Creación: 15/11/2009
Fecha Actualización: 22/11/2009
Finalizado: SI
Votos: 8
Comentarios: 41
Visitas: 35874
Capítulos: 30

De un día para otro todo cambia, la persona que creías que iba a estar a tu lado siempre, desaparece sin mas y incluso tu familia se vuelve un extraño para ti.

Nadie es capaz de darte ni una mínima parte de lo que necesitas, solo quieres escapar, pero no puedes.

Entonces, ¿que haces?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 9: autocontrol

Los mese pasaron entre pesadillas. Cada noche el mismo sueño me acechaba pero al despertar me encontraba a Alec, consolándome.

 

Un año, un año desde mi primer beso.

 

-          Felicidades amor – me susurró mi madre al oído mientras soplaba las ocho velas de la tarta

 

Estaba presente toda mi familia, además de Alec y Seth. Yo había invitado a toda la manada pero el único que asistió fue él, Seth.

 

Abrí los regalos de toda mi familia. Después Alec me dio su regalo. Era una caja del tamaño de un puño. La abrí y en su interior había unos pendientes en forma de luna. Eran hermosos.

 

Abracé a Alec efusivamente.

 

-          Gracias, pero no tenias por que regalarme nada – dije aun abrazada a él.

-          Quería hacerlo – respondió.

-          Pues diste en el clavo, son perfectos.

 

Me separé lentamente de él. En poco tiempo Alec se había convertido en alguien muy importante para mi, un apoyo único.

 

Pasó en día entre felicitaciones y festejos hasta que llegó la hora de acostarse. Me fui a mi habitación con dos sensaciones contradictorias inundando mi pecho. Por una parte era feliz, tenía a mi familia y a mis amigos. Por otra me faltaba él.

 

Ese día me recordaba a Jake mas que ningún otro. Era lógico que le extrañara pero era algo mas que pesar lo que sentía. Sentía que mis sueños y mis sensaciones querían decirme algo que yo no era capaz de entender. Sentía que necesitaba mi ayuda.

 

Me tumbé en la cama dispuesta a acabar con ese día cuando algo golpeó en la puerta de cristal, esa misma puerta que un año atrás había roto él con intención de buscarme.

 

Mil recuerdos inundaron mi mente y me quedé totalmente paralizada en busca de cualquier explicación. No me veía capaz de levantarme de la cama, mis piernas temblaban tantísimo que no estaba segura de si podrían sostenerme.

 

-          ¿Si? – conseguí decir con voz temblorosa.

-          ¿Se puede Nessie? – respondió una voz masculina. No sabía quien era. No reconocía la voz. ¿Quizás la distancia había ayudado al olvido y había permitido que el sonido de su voz desapareciera de mi mente? - ¿Nessie? – Preguntó mi invitado sacandome de mis pensamientos.

-          Si, adelante.

 

Quizás estaba cometiendo un error, no sabía quien estaba al otro lado de la puerta de cristal. Pero una pequeña llama de esperanza me inundó.

 

El brazo musculoso de piel morena se asomó y una enorme mano se posó en la puerta de cristal empujándola para abrirla.

 

Mi corazón, que siempre latía a un ritmo muy acelerado, se aceleró aún mas haciendo que no se distinguieran los latidos. No era capaz de tragar saliva. Las manos me sudaban. Mis ojos no querían pestañear. Estaba hecha un manojo de nervios.

 

Esos segundos se me hicieron eternos, lentamente se acercaba el momento de volver a verlo o de que me diera un ataque al corazón, aun que no estaba segura de si la segundo opción era posible.

 

Poco a poco un cabello negro como el carbón se asomó y en ese momento mi corazón pasó de un estrepitoso latir a paralizarse completamente.

 

No era él.

 

Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver a Paul entrar en mi habitación. Me tiré en la cama perdiendo mi rostro en la almohada y dejando que esta se humedeciera con mi llanto.

 

Sentí que Paul no se movía del umbral de la puerta.

 

-          Pensé que eras él – le grité entre sollozos.

 

Se acercó a la cama y pasó su mano entre mis cabellos. Después se sentó a mi lado. Yo me incorporé.

 

Sus ojos oscuros me miraban estudiándome de arriba abajo.

 

-          ¿Que quieres? – pregunté irritada, alzando la voz. A estas alturas estaba segura de que mi familia al completo se había dado cuenta de que no estaba sola en la habitación.

-          Que vengas conmigo a un lugar donde podamos hablar a solas. – le miré a los ojos y él vio en los míos que estaba por negarle su petición.- Por favor, él me pidió que lo hiciera

 

Esa frase desmoronó mi frágil autocontrol y me levanté de la cama dispuesta a marcharme tan lejos como hiciera falta. Paul me miró y me sonrió tímidamente.

 

Cuando estábamos a punto de salir por la puerta de cristal alguien abrió la puerta de golpe.

 

-          No – gritó Alec aparentemente enfadado.

 

Lo miré con sorpresa. No estaba segura de lo que quería decir pero si se proponía que yo no fuera con Paul no iba a conseguir su propósito. Nada ni nadie iba a hacerlo.

 

-          Déjala – gritaba mi padre a las espalda de Alec.

-          No – volvió a gritar. Sus ojos mostraban una furia extraña que no entendí.

 

Intenté acercarme a él, a mi amigo, para decirle que todo iba bien pero mi padre en un rápido movimiento se situó entre él y yo.

 

-          No te acerques, es inestable – me comunicó mi padre.

 

“¿Inestable? Que significaba eso.” Pensé.

 

De pronto la oscuridad mas absoluta se situó sobre mi. No veía ni escuchaba nada. Caminaba con las manos extendidas en busca de apoyo. Gritaba para que alguien me explicara pero la única respuesta que obtenía era silencio, silencio y oscuridad,

 

De pronto algo agarró mi brazo pero no lograba ver que o quien era el que me movía de lado a lado. Caí. Cerré los ojos esperando un impacto que no llegó. No escuchaba ni mis propios gritos, me costaba respirar. Simplemente el silencio y la oscuridad empapaban cada parte de mi ser mientras caía en un vacío infinito.

Capítulo 8: Sangrecaliente Capítulo 10: Para Nessie de Jake

 
15095834 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11082 usuarios