My Fallen Angel

Autor: anitaxvampire
Género: General
Fecha Creación: 16/09/2010
Fecha Actualización: 10/05/2012
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 11
Visitas: 9997
Capítulos: 9

Cuando tu vida se convierte en algo que tu nisiquiera puedes soportar los unico que quieres es uir, irte lejos o dormir para nunca despertar.

Asi me sentia yo sin saber que hacer o donde y cuando hacerlo.Hasta que lo vi...

Puede una sola mirada cambiar tu vida?Eso la verdad..No lo se...


Este es mi primer fan fic espero que lo disfruten

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Capítulo 9: Mori ?


 

Cuando abrí los ojos creí que había muerto.

Porque estaba viendo a lucibel en persona.

El ángel más hermoso.

El ángel poseía los mismos ojos que me vienen siguiendo desde  hace ya mucho tiempo.

_Hey, estas bien?- me dijo el angel con voz de terciopelo. Su voz era como el cantar de las aves o, aun más hermoso no se le podía comparar.

Su aliento me golpeo en la cara dejándome aturdida. Era delicioso.

Yo lo único que podía hacer era observarlo como idiota, casi parecía que estaba hechizada. Luego sentí un líquido tibio bajar lentamente por mi frente.

Mientras  la cara de mi angel se tornaba al horror.

_ Mis ojos...-fue lo único que dije antes de caer en la inconsciencia.

 

__. Juro con solemnidad que aquellos que me derrocaron, pagaran por su desobediencia. Y en vez de regocijarse en su triunfo, arderán en la 7ma puerta del infierno.

Volveré… lo juro.

Me desperté aturdida por la quemazón de mi frente. Otra vez esas palabras retumbando en mi cabeza.

 Un segundo, ¿Dónde estaba?... Estaba aturdida.

Puse  mi mano en mi frente, me dolía pero se me paso muy rápido.

De repente  me di cuenta de que no estaba sola. Una enfermera se acerco muy rápido y me dijo:

_. Ya despertaste, que alivio-sonreía mientras decía esto- te diste un buen golpe en la…-de repente su sonrisa desapareció. Ay no, otra vez no-fue lo único que pensé. Aparte la mirada rápidamente y le dije:

_. Cuanto tiempo tengo aquí?-le pregunte aun sin mirarla.

_.Como cinco minutos-dijo ella con voz temblorosa tratando de verme la frente. Y termino por hacerlo.

_. Pero, como- tartamudeo- tenias una herida en tu frente hace cinco minutos- dijo aun sin poder creerlo.

_.No es nada-dije yo  para desviarla del tema.

_.Pero…-iba a decir algo pero la corte.

_.Nada, enserio. Puede darme el papel que dice que estaba aquí para poder dárselo al profesor de mi próxima clase? Voy un poco retrasada.-dije en voz baja, la enfermera asintió y fue a su escritorio a escribir mi pase.
 

Baje de la camilla con cuidado, aun estaba mareada.

Fui a el escritorio de la enfermera, la cual me tendía el pequeño papel rosa, lo tome, tome mis cosas y me fui sin más que decir.

Caminaba muy rápido por los pasillos.

Pensé que iba tarde, pero aun había estudiantes por los pasillos.

Llegue a la clase y muy a mi pesar la clase estaba llena.

Solo dos mesas estaban casi vacías.

Una al final del salón-esa estaba completamente vacía-y otra en medio del salón-peor esta ya tenía un puesto ocupado.

Mi angel se sentaba allí, tan perfecto.

Parecía un angel caído.

My fallen angel-pensé para mis adentros.

_.Srta. Swan?  -escuche una voz  masculina a mis espaldas.

Gire, y a mi detrás estaba un hombre más o menos de mi tamaño, con gafas y llevada muchos libros en sus manos.

_.Sí, soy yo- le respondí al hombre, mientras sentía que me miraban.

Trate de ver por el rabillo del ojo para saber quien me veía.

Y descubrí a mi angel observándome, cuando se percato  de que lo había descubierto aparto la mirada.

_. Me informaron que llegó esta mañana-prosiguió aquel hombre- Soy el profesor Barnner, y te voy a dar biología-dijo estrechándome la mano.

_.Ok- le respondí mientras me daba unos libros.

_.Por favor, toma asiento, ya vamos a comenzar- fui por el angosto pasillo, me dirigía al final del salón. Allí estaría sola.

La clase pasaba tranquila, pues ya había visto esta lección.

De vez en cuando apartaba la mirada del pizarrón, para observar a aquel chico extraño que me había dejado embobada.

La clase termino y mi angel fue el primero en salir.

Ahora me dirigía a la clase de cálculo.

Era la clase que mas odiaba.

Llegue al aula y dirigí mi atención al profesor.

_.Buenos  días-dije y el hombre enfrente de mi volteo inmediatamente-. Soy…-pero no me dejo terminara (creo que en este pueblo era una costumbre).

_. La nueva – afirmo él con fastidio en la voz-. Sí, me dijeron que venias- dijo mientras me quitaba el pase que me dio la enfermera, me miro de arriba abajo, inspeccionándome.  Eso no me gusto y me dio mucha rabia, le dedique una mirada envenenada.

_. Puedo ir a sentarme?- le pregunte ya cansada  de la miradita que me daba.

_. No, porque no te presentas a la clase? –dijo él como si nada.

Lo mire con horror y pánico en mis ojos.

_. Lo dice enserio?-le pregunte  incrédula, el asintió y rodo los ojos.

Voltee y vi a la clase con horror. Mi ángel estaba en la segunda fila y el lugar continuo al suyo estaba vacío, otra vez.

Respire hondo y me prepare  para la mayor vergüenza de mi vida.

_. Soy Isabella Swan, vengo de…- no sabía cuál de los tantos lugares donde he vivido decir, así que dije el último lugar en el que había vivido- de Los Ángeles, y odio matemáticas- le dirigí una mirada  al profesor a la cual él respondió con una sonrisa forzada, me entregó los libros que tenia en  sus manos y se volteo de nuevo a su escritorio. Al final del salón divise un puesto vacio, me dirigía hacia allá, pero un jalón de brazos me detuvo.

_. No, no, no, allá  no te sientas – dijo el profesor aun jalando mi brazo, me lo quede viendo atónita. Como se atrevía a jalarme de ese modo -. A ti te quiero cerca – dijo jalándome de nuevo al inicio del salón.

Cuando me soltó señalo con la mano un puesto vacio. Dirigí la mirada al asiento el cual no está del todo vacio.

 

Me encontré con su mirada, aquellos ojos  de topacio que te hechizaban – mi ángel –tendré que dejar de llamarlo así, era enfermizo.

De repente mis manos empezaron a sudar de los nervios.

Tome asiento a su lado, nerviosa.

Me apenaba que no me hubiera detenido a observarlo cuando nos conocimos en el pequeño accidente que paso en el pasillo…El Era alto por lo que podía apreciar, era de un blanco asombro-tan blanco como yo , y eso que soy de sangre albina-pero hermoso, era delgado , pero musculoso, tenia el cabello cobrizo y despeinado, su nariz estaba perfectamente perfilada , su rostro parecía tallado por un ángel y sus labios …Eran rojos como la sangre – que ahora adornaba mis mejillas- que te invitaban a pecar . Trate no mirarlo a los ojos, esos ojos que me atormentaban todas las noches desde que tengo memoria.

Note que se alejaba un poco más de lo necesario cuando me senté a su lado. No lo culpaba… Ya estaba etiquetada como “La Freaky” del instituto.

Mi corazón parecía un colibrí batiendo sus  alas. No sé porque pero de repente me sentí asustada.

_. Bueno chicos!  Abran sus libros en la misma página de la semana pasada- dijo el profesor.

Cual pagina? Yo no estaba aquí la semana pasada. El debería saberlo. Pero claro yo era ‘LA NUEVA” y el no perdería la oportunidad de humillarme.

Sabía la clase de persona que era ese hombre. Había conocido a mucho como el . pero esta vez no le iba a dar la oportunidad.

Pero… No sabía cuál era la página…. Al final me rendí, deje mi orgullo atrás y empecé a levantar la mano al fin y al cabo, ya me han humillado muchas veces…una mas no iba a hacer diferencia.

Cuando estaba a solo un segundo de otra humillación… un pedazo de papel delante de mi me lo impido.

Mire el papel que tenia algo escrito con una caligrafía clara y hermosa “Pagina Nro.66

Mire  la nota una vez mas y me atreví a ver al que me había dado la respuesta de mi dilema interno.

El me miraba con ojos amables y una sonrisa tímida. Sonrisa que te hacia perder el hilo de tus pensamientos.

Tome la nota de su pálida mano. Tratando de que su piel no rozara con la mía y murmure un muy bajo:

_.Gracias.

_.No hay de que-dijo aquella voz aterciopelada que hacía que se me erizara la piel.

La clase empezó y yo mire en mi libro los ejercicios de la página 66  recordaba cada uno de ellos, y los conteste mentalmente mientras los veía.

Había hecho estos mismos ejercicios hace unos años… cuando  vivía en Phoenix. Cuando todo era “Normal”. Cuando todos estábamos juntos. Cuando todo era perfecto.

Estaba tan concentrada en los ejercicios que  me asuste cuando la mano del profesor se estampo en mi libro.

Temerosa subí la mirada.

Le tenía miedo a ese hombre, pero no lo iba a demostrar.

_. Porque no haces el ejercicio nro. 15  Isabella?- me pregunto.

Lo mire recelosa y busque en el libro el ejercicio.

Me sorprendí mucho al verlo.

_. Está seguro de que quiere que haga ESE ejercicio?- le pregunte con algo de malicia, y ahora el sorprendido era él .

_.Si. Si lo estoy – titubeo un poco pero luego se recupero.

Me levante y fui segura hasta el pizarrón.

Se sorprendió cuando vio que no llevaba el libro para copiar el ejercicio.

_. Profesor.-llamo una chica- que tiene de especial ese ejercicio… yo lo intente en casa peor no le puede sacar el resultado.

_. Ustedes no saben la historia de este ejercicio??-pregunto él, de inmediato presentí que algo iba mal.

Mis manos temblaban, y empecé a sudar.

_. Pues este ejercicio es muy especial, como dijo Gina no da un resultado concreto… Pero hubo una chica en Phoenix quien hizo este ejercicio y saco el resultado correcto.

“ La chica tenia unos 15 años, y vinieron profesores de universidades importantes como Oxford, la universidad de Washington y hasta Harvard!!!”

“Todos los profesores estaban impresionados con los conocimientos de esa chica, hacia formulas matemáticas que solo se hacían en la universidad, la chica era muy inteligente, pero idiota –cuando dijo esa palabra la tiza con la que estaba escribiendo se rompió, me inunde de rabia y tome otra tiza y seguí con mi ejercicio-le ofrecieron una beca en Harvard, pero la rechazo-en ese momento la mayoría de los alumnos hicieron un sonido de incredulidad- sin motivo alguno. Trataron de convencerla sin éxito alguno, luego de unos días dejaron el asunto y a la chica tranquila, creyeron que lo que necesitaba la chica era tiempo .Después de unos meses volvieron los profesores de las universidades pues todos deseaban a dichosa  genio de tan solo 15 años. Cuando llegaron a la preparatoria de  Phoenix otra vez la chica genio había desaparecido. Lo cual causo decepción y curiosidad entre los estudiantes y alumnos pues nadie sabía a donde había ido.

Simplemente había desaparecido.”

_.Termine! –dije.

_.Eso es imposible – dijo él, pero se arrepintió en cuanto vio el pizarrón con mi formula. Sus ojos casi se le salen de la impresión. 

Capítulo 8: Inesperado

 
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