Sus hombros cayeron cuando reconoció la voz de Cayo.La voz de Edward sonó apagada cuando dijo:
—Sí.—
—Nos detuvimos en el semáforo de la esquina a dos kilometros de la casa.Hay un coche de entregas de pizzas detenido en el carril contrario y Bella está en el asiento del frente conduciendo con una cara de niña con granos.¿Qué está pasando?—
—¿Había alguien más en el coche?—preguntó bruscamente Edward,saliendo de la oficina hacia la sala.
—Sí.Parece que en el asiento trasero hay una rubia.Solo puedo ver su cabeza en el asiento del frente…se parece a tu asistente de producción.Edward gimió y su mano apretó el teléfono.No era que él no hubiera creído en Jacob,era solo que le era difícil aceptar que la pequeña Angela estuviera detrás de toda esta locura.Ella había trabajado para él por seis meses y ni siquiera había estado en la obra en New York.En ese momento había estado de vacaciones.Aunque.Como había dicho Jacob,Bella no podía estar solo paseando.Alguien la había controlado y parecía ser que Angela era ese alguien.¿Pero estaba haciéndolo por ella misma o por alguien más?
—¿Hacemos que se detengan?—preguntó Cayo.
Edward dudó,inseguro de qué decir.Si Angela estaba trabajando con alguien más,Bella podía estar segura si él hacía que Cayo y los chicos detuvieran el coche de algún modo.Pero,si Angela era el saboteador que estaba intentando hacer su vida miserable,deteniendo el automóvil podría conseguir que matara a Bella en el acto.Él quería capturar a Angela si ella era el saboteador,pero se preocupaba más de que Bella se mantuviera con vida.
—La luz cambio a verde,ellos nos están pasando,—anunció Cayo—.¿Qué está pasando,Cullen?¿Qué hacemos aquí?—
—Ya sea que Angela sea el asesino o retenga a Bella para el asesino,—dijo gravemente Edward—.Necesito que las sigan,pero no los dejes que te descubran.—
—Da la vuelta,¡Marco!—gritó Cayo al otro lado de la línea,luego dijo en el teléfono—,¿Qué vas hacer?—
—Nosotros te seguiremos—anunció firmemente Edward.
—Bien.Me llamas una vez estés en el camino y te diré donde estamos—le instruyó Cayo.
La boca de Edward se apretó cuando el aparato murió en su mano.Cerrándolo de golpe se dirigió a la puerta de la cocina para salir al garaje.
—¿Qué está pasando?¿Qué dijo?—Esme estaba sobre sus talones cuando tomó las llaves del gancho de la puerta y se apresuró a dirigirse al garaje.
—Cayo va a seguirlas.Llamaremos una vez que estemos en camino—anunció Edward,caminando hacia el coche.Sentándose en el asiento del frente pulsó el control remoto para abrir la puerta del garaje mientras Esme se deslizaba en el asiento del pasajero a su lado,luego puso en su mano el teléfono y encendió el motor mientras Jacob se sentaba en el asiento trasero—.Llama a Cayo para ver qué está pasando.—
—¿Como lo llamo?—preguntó Esme,mirando el teléfono con incertidumbre mientas Edward conducía fuera del garaje.
—Dámelo,Esme.Yo lo haré—gruñó Jacob desde el asiento trasero.
Edward era consciente de que su madre había entregando el teléfono a Jacob,pero se concentró en conducir como un corredor de carreras.La puerta del garaje se cerró y Edward golpeó impacientemente con sus dedos el guía esperando que esta abriera.Su mirada se deslizó por el espejo retrovisor mientras Jacob buscaba el número del teléfono de Cayo entre las llamadas recibidas.
Jacob puso el teléfono en su oreja al mismo tiempo que él terminaba de abrir la puerta del garaje.Edward golpeó con sus dedos impacientemente el guía y se detuvo al salir a la calle,inseguro de qué dirección tomar.
—¿Cayo?—La voz de Jacob retumbó y Edward volvió su cabeza abruptamente hacia el asiento trasero.
—Pregúntale como salimos a la carretera—ordenó Edward.
Jacob asintió y preguntó para obtener respuesta.Escuchó brevemente,luego levantó la cabeza y gritó:
—Derecha.—
Edward giró el volante hacia la derecha tan rápido que los neumáticos chillaron.
—¿Aún tienen el coche?¿No la perdieron,verdad?—
—Ahora están siguiéndola—respondió Jacob luego de una pausa durante la cual escuchó a Cayo.
—Dile que no las pierdan—siseó Edward.
—Gira a la izquierda—le ordenó Jacob un momento después y Edward lo hizo.
—Cayo dice que están en la autopista—anunció Jacob.
Apretando los dientes Edward asintió y siguió las direcciones que Jacob continuo dándole.Iba a exceso de velocidad y el miedo hacía que le sudara la espalda.No podía creer que fuera Angela:la dulce,sonriente Angela.Mataría a la pequeña perra si lastimaba a Bella,pensó fríamente.
—¿Edward?—preguntó Jacob repentinamente y Edward lo miró a través del espejo retrovisor para encontrarse con la atribulada expresión en su rostro—.Si Angela es una inmortal¿Porque sus ojos no son dorados?—
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