
Al amanecer, un nuevo día comenzaba, y cuando yo desperté, Edward seguía durmiendo plácidamente en la cama. No podía despertarle, tenía una cara de ángel durmiendo que cualquiera le despertaba, daban ganas de dejarle dormir durante todo el día. Pensé que tendríamos que desayunar y me levanté para ir a su cocina para prepararle algo.
Él ya me hizo el desayuno una vez, se la tengo que devolver y enzima, ¡le dejaré mal haciendo un súper desayuno! Salí de la cama lo más despacio que pude y me atravesé la habitación de puntillas lo más rápido que pude para salir por la puerta hacia las escaleras. Las bajé cuidadosamente y entré en la cocina.
Una vez en ella, abrí la nevera para ver que había de comer para preparar algo.
-- A ver, a ver que hay por aquí. ¿Pero que? ¡Si no hay nada en la nevera! ¡Ah! ¡Pero que tonta que soy, que me iba a esperar que hubiera en la nevera de un vampiro! Pues tendré que salir a comprar algo, al menos para que yo coma algo… Le dejaré a Edward un “post-it”:
“Edward he salido a comprar algo para comer y desayunar un poco, ¡no caí en la cuenta de que no comes nada sólido! No te preocupes, estoy bien. Vuelvo enseguida. Te quiero. Bells.”
Me dirigí hasta la puerta para coger el abrigo y ponerme en marcha para ir a comprar. Me puse el pañuelo de Edward en el cuello para no tener frío y salí.
Nada más salir y girar la esquina, choqué con una chica que hablaba por el móvil.
-- ¡Perdón! ¡Lo siento mucho! ¿Estás bien?
– Tranquila, tranquila, estoy bien. Y tú ¿has recibido algún daño?
-- No, también estoy bien. ¡Lo siento! bueno tengo que irme. ¡Hasta la vista!
- ¡Adiós!- dijo mientras iba a contestar rápidamente el móvil.Se comportó muy bien a pesar del golpe.
Parecía muy maja esa chica, pero tenía prisa por ir a comprar a si que no me detuve demasiado en obserbarla.
Al entrar en el supermercado me dí prisa en comprar porque probablemente Edward ya había despertado y estaría inquieto al ver que tardo en llegar.
Fui directa a coger huevos, leche, galletas, azúcar y unas servilletas de papel. Pagué con prisa y me fui pitando hacia casa de Edward.
Llegué a la puerta y abrí con las llaves:
-- ¡Edward, ya estoy en casa!
Y cuando entré, estaba sentado en la silla de la cocina, esperando con el post-it en la mano.
- ¡Bienvenida Bella! He leído el post-it. Espero que no hayas comprado demasiado, por que yo no como nada…
-- ¿Hace mucho que te has levantado? ¿Te he hecho esperar demasiado?
-- No hace demasiado… unos 10 minutos o así. Como vi que no estabas, bajé a la cocina, pensando que estarías preparando el desayuno, y no iba mal encaminado, pero luego leí el post-it y decidí esperar, siempre, con impaciencia a que llegaras.
-- ¡Buf! Vale, es que estaba preocupada de si te habías levantado pronto y como llevaba rato sin volver, pensé que estarías inquieto. Una de las razones por las que he tardado un poco también es, que tropecé con una chica por la calle y me entretuve un poco.
-- Va, no te preocupes y desayuna, tendrás hambre supongo ¿no?
-- ¡Si! ¡Me haré unas crepes!
Y fui a prepararme las crepes. Me salieron muy bien, la verdad. ¡Estaban exquisitas! Aunque aquel desayuno no tenía ni pizca de comparación con el desayuno que me preparó Edward. Eso si que fue un desayuno en condiciones.
-- ¿Qué planes tenemos hoy, Edward?
-- Bueno… he pensado en… presentarte a una amiga mía…
-- ¿Amiga? ¿Y también es… como tú… un vampiro?
-- Sí, es como yo, pero no te preocupes, es muy buena chica y te caerá muy bien. Haréis muy buenas migas- dijo con una sonrisa de oreja a oreja
-- Eso espero…-murmuré- ¿Y cuando tendré el placer de conocerla?
-- Ya he hablado con ella y quedamos en que vendría a la hora de comer.
-- Pues no debe de tardar mucho porque son las 11:00. Que puede venir, ¿a las 13:00?
--Sí, supongo que vendrá a esa hora.
-- ¡Pues me voy a duchar, cambiar y arreglar un pelín para dar buena impresión, que entre todo eso me dan las 12:30!
Una vez duchada fui a mi habitación para escoger ropa. Me pondré un vestidito y listos. Tampoco hace falta arreglarse demasiado, si tuviera que salir con Edward, ya era diferente.
Miré la hora y ya eran las 12:45. Esperaré en el salón a que venga.
Cuando bajé, Edward también estaba sentado en el sofá e iba muy bien vestido.
--Oye Edward… ¿Desde cuando vas tan bien vestido para las visitas?- dije con un poco celosa.
-- No creerás que… ¡Pero no seas tonta! ¡Es mi mejor amiga y va a venir a mi casa! ¡Tendré que arreglarme!
--¡Tranquilo! Lo he dicho en broma no hace falta que te pongas histérico.
-- Es que no puedo creer como te puede pasar eso por la cabeza. Yo soy tuyo, tú eres mía y soy tuyo para siempre, no de mi mejor amiga. No tengas celos, cielo.
Sonó el timbre y Edward fue a abrir la puerta...
...- Bells, por favor, intenta ser amiga suya ¿si? No te preocupes, estoy aquí y todo va a ir bien. Y por la puerta pasó un rostro mas bello que los ángeles, con sus ojos destellantes que me repasaron de arriba a bajo con sorpresa, al ver que yo ya era un rostro conocido y que le había visto anteriormente.
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