Un rastro.

Lo primero, llame a Alice, que estaba esperando mi llamado.

- Esta sufriendo mucho Edward le estoy viendo- Sus palabras fueron como una puñalada – Y tu estas igual.

- Crees que no me doy cuenta. Donde me has visto rastrear a Victoria.

- Estas saliendo de Virginia cerca de la entrada de Carolina del Norte, creo que allí encuentras algo.

- Carolina del Norte. Gracias.

- Cuídate.

Cerré el móvil y conduje mas rápido, quería distraerme para no pensar en el sufrimiento de Bella, que estaba destrozada por causa de un monstruo, yo mismo que la dejo en la soledad.

Ella tiene una vida que vivir, Ella tiene que ser feliz, me repetía una y otra vez.

El dolor que no paraba, me costaba respirar aunque no lo necesitaba, aspiraba y olía mi ropa para sentir su olor, había puesto música, la música que poníamos ambos cuando estábamos juntos. Era masoquista de mi parte, pero no podía evitarlo.

Ya era de tarde cuando llegue, deje el coche en un hotel donde me registre y partí al bosque más cercano, llevando conmigo lo necesario en un pequeño bolso que puse en mi espalda, recordé que Victoria acostumbraba a viajar descalza, me empecé a correr, de noche fui más rápido, en mi cabeza solo estaba el rostro de Bella con su rostro amable y riendo, era increíble que eso me diera las fuerzas. De pronto un olor familiar si era de Victoria, me dirigí para donde era mas fuerte el olor, el olor seguía allí, respire probando mis habilidades de rastreador, varias veces,  una corriente me llevo junto a un gran árbol al lado encontré lo buscaba, eran unas huellas, el olor era de Victoria, estaba absolutamente seguro.

 Por lo menos ya tenía una pista, lo malo era que no había más que hacer allí, no había mas huellas alrededor la lluvia las borró. Pero si el olor estaba contenido en aquella pisada. Corrí hacia el sur, trate de no respirar mucho, para que la esencia no se fuera, era extraño, estas horas se pasaron mas rápido de lo que pensé, el dolor que sentía seguía allí, era como si aguardara por mi, a ratos se paseaba por mi cabeza, las palabras de Alice, cuando me dijo que ella estaba sufriendo igual que yo, era terrible solo imaginarlo.

 Me trate de consolar a mi mismo, Mi sacrificio por su vida, eso tenia sentido.

Amaneció de pronto, todo estaba quieto, no corría ningún poco de viento, no sabia donde estaba, quería saber, hacia bastante que no tenia nada, ni un rastro de Victoria, para donde partir, para el norte o para el sur. Sur, seguí mi camino, el camino era una complicación para los humanos, lleno de llanuras, depresiones de tierra, para mi era fácil, pasar por  esos sitios.

A veces me detenía para sentir el olor de Bella en mi ropa, era terrible cada vez lo sentía menos era como si no parara de alejarme de ella. También era horrible estar conciente que el tiempo pasaba, sentía que habían pasado horas y no días desde que deje a Bella en el bosque, lo que estaba haciendo era por ella. Aproveche de cazar un poco cuando llego la noche por si acaso me encontraba a Victoria.  

Cuando volvió a salir el sol, me encontraba cerca de Arizona o al menos eso leí. Por la tarde me hallaba cerca de un río, no había nadie cerca, me senté en una roca estaba en las orillas de aquel río, me deje atrapar por el dolor.

Sentía que dentro de mi algo no andaba bien, no funcionaba o simplemente había desaparecido, mi frío corazón si es que estaba, se hallaba partido en mil pedazos, aquel sufrimiento en otro tiempo me hubiera vuelto loco, pero tenia que seguir siendo fuerte al menos hasta que ella viviera su vida tranquila y feliz. Cada vez que cerraba los ojos veía su cara y recordé lo sencillo que se dio abandonarla, ¿Por qué ella me creyó tan rápido? ¿Que cara habré puesto para convencerla?, ¿Cuántas veces le dije que le quería, que ella era mi vida?

 La única conclusión que saque de todo esto era que después de todo era un buen mentiroso.

Por la noche continúe corriendo al lado del río. De pronto me encontré con una pequeña cascada, el agua estaba cristalina y un poco más estaba en calma y transparente, vi mi propio reflejo, me acerque y mire directamente la cara y a pesar de haber cazado hace poco los ojos estaban oscuros, no negros, pero aun así, no me agrado ver y  reflejar aquella figura y esa expresión de desolación en la que estaba ahogándome. Al final de cuentas, que importaba como me sintiera yo.

Era odioso no parar de alejarme de ella por la distancia y por el tiempo.

Estaba seguro de que se debía a que yo no tenía alma, en el tiempo que pase con Bella llegue a creer podía tenerla, pero tenía que reconocer que esteba equivocado. Yo la perdí hace más de noventa años.   

                         Gracias por el otro voto, de veras no me esperaba tan buena acogida en esta pag. Besos

Cami.