Mi Princesa Gitana (+18)

Autor: aliceancuhal
Género: Romance
Fecha Creación: 02/08/2013
Fecha Actualización: 13/12/2013
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 67
Visitas: 26317
Capítulos: 21

California del siglo XIX.

Alice es una gitana a la que han cogido presa y es vendida a un burdel. Jasper Whitlock, el soltero más codiciado de la ciudad. Al encontrarse el la comprara y la convertirá en su esclava. ¿Pasara algo más entre ellos?

Edward Whitlock casado con su joven esposa Isabella, estan esperando un hijo. ¿Todo ira como tenian planeado o el futuro les deparara otra cosa?

Rosalie Hale, despues de ser violada es repudiada por su familia y empieza a trabajar en el negocio "más antiguo" conocido. Emmett será su salvacion... o su perdicion.

 

Todos los personajes son de Stephenie Meyer, excepto alguno que he sacado yo.

 

Mi twitter: @Angy_sp07

Imágenes del fic

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Capítulo 7: Planes

Hola chicas!!! Me alegro de que os guste la historia. Por cierto... soy la fan de la semana que ilsuion!!! Muchas gracias a las creadoras de esta fantastica página.

Y por supuesto gracias a esas maravillosas chicas que leen mi historia y a las  que comentan porque sois geniales.

Besos, os quiero

Angy. 

PD: Ya saabeis la imagenes en el resumen.


 

Los meses pasaron y todo había mejorado… o casi todo. Alice y Jasper seguían con su vida y por las noches se veían en la habitación de ella haciendo el amor apasionadamente, Esme no sabía como lo habían conseguido pero consiguieron liberar a todos los gitanos con unos pocos chantajes de la Gran Reina Gitana al comandante (cosas que se había enterado por la ciudad). Rosalie y Emmett ahora estaban juntos. Los padres del hombre lo aceptaron muy bien y ahora ella vivía con su prometido, en otra habitación por exigencia de la señora McCarty. Todavía la rubia recordaba el día de la cena de disculpa.

*Flashback*

Emmett había llegado al burdel eufórico, fue corriendo a la habitación de Rosalie sin saludar a Carmen ni a nadie. Cuando llego a los aposentos de Rose ella se levanto del tocador nada mas sentir que la puerta se abría. Emmett la cogió en brazos y empezó a dar vueltas con ella en el aire, Rosalie se partía de risa, pero las risas acabaron cuando la bajo y a causa de las vueltas empezó a vomitar. Emmett estaba histérico pidiendo disculpas y Rosalie mientras vomitaba en un cubo junto a su cama

-Rose, cariño ¿estás bien? –Le había preguntado en cuanto acabo de expulsar toda la comida –lo siento, si es que soy un animal –empezó a lamentarse otra vez.

-Ya Emmett, estoy bien, tranquilo. Es por el embarazo –le dijo cuando se enjuago la boca para quitar el mal sabor. –Bueno… ¿y qué es lo que te trae por aquí tan feliz?

-Oh Rose amor mío, ya se lo he dicho a mis padres y se lo han tomado genial. Bueno cuando se enteraron que estabas en un burdel a mi madre casi le da un infarto, pero en cuanto les dije que estabas en estado y el bebé era mío se le pasaron todos los males… -Dijo sonriendo por el cambio de tema. Se notaba a la legua que estaba enormemente feliz.

Se besaron tiernamente y la noche siguiente seria la cena.

Junto a Carmen y a Alice fue a la maña siguiente a comprar un vestido en condiciones. Nadie lo sabía pero Carmen tenía mucho dinero. Compraron un vestido azul celeste con escote como marcaba la moda.

Llego la noche, ya estaba preparada, su pelo estaba suelto, solo se lo recogían un poco unas horquillas, el vestido azul le quedaba como un guante, le habían dado un poco de rubor en las mejillas. Ella estaba hecha un manojo de nervios.

A las nueve y media de la noche, tal como acordó con Emmett, llego una bonita calesa cubierta para llevarla a la gran casa McCarty. Llego allí y en vez de encontrar al mayordomo encontró a Emmett para ayudarla a bajar del carruaje.

Entraron en la casa y ya estaban los señores McCarty y cuatro personas que hacía tiempo que no veía. Su madre seguía con esa postura fría de siempre, su padre igual de altivo, su hermana tan… tan… igual… y a la única persona a la que había echado de menos, su hermano pequeño de ahora 8 años, Benjamín.

Este último fue el primero que se alerto de su hermana.

-¡Rose! –grito con la típica emoción de un niño de su edad. Fue corriendo hasta los brazos de su hermana. –No te vuelvas a ir, te he echado mucho de menos, Inés es una gruñona –Eso causo la risa y las lagrimas de Rosalie. – ¿Por qué lloras? ¿No me quieres ver? –siguió diciendo al borde de las lágrimas.

-No mi niño, mi corazón, claro que te quiero ver. –Se agacho y le dio un tierno, pero fuerte abrazo. Eso causo que los padres de Emmett sintiesen más cariño hacia ella… ¿Pero por qué el niño quería tanto a esa mujer? ¿Sería su nana?

-¿Qué haces tú aquí hermanita? –le escupió esas palabras Inés, después de escuchar lo que el pequeño de la familia había dicho. Los señores de la casa se quedaron estupefactos. Si eran hermanas, eso quiere decir que la muchacha era una Hale. ¿Cómo podía haber estado en un burdel siendo hija de quien era hija?

-Ella es mi prometida señorita Hale, señores Hale, supongo que no se enfadaran tanto al haber escogido a su otra hija ¿verdad? – dijo Emmett mientras Eric Hale intentaba contener la ira, y la madre de Rose, Lauren, estaba pálida.

-Esto es ridículo, me voy de aquí ahora mismo, es inaudito –empezó a blasfemar Eric saliendo por la puerta junto a su esposa y a su hija mayor, pero el pequeño Benjamín se había quedado abrazado a su querida hermana. -¡Benjamín, ven aquí ahora mismo! –lo llamo cuando se dio cuenta de que faltaba.

-No quiero, yo me quiero quedar con Rosalie. –El niño no se soltó de las faldas de su hermana aunque vino su padre a tirar de él. Observando la escena estaban los señores McCarty.

-Señor Hale, si el niño se quiere quedar con su hermana tiene todo el derecho del mundo. No puedo entender como alguien como usted puede tener a su hija donde la tiene… -le reprocho el señor McCarty. Eric con los ojos ardiendo en furia se largo dejando allí al pequeño.

A partir de entonces se quedaría con ellos al igual que Rosalie. Los ahora prometidos le contaron a los padres de Emmett la historia de Rose y se quedaron horrorizados. No entendían como después de lo que le había pasado sus padres hubiesen sido tan sin vergüenzas de hacerle eso.

*Fin del Flashback*

María estaba cada día más desquiciada, Jasper no había ido a visitarla desde el día que le dijo que ella ya no sería su amante. Odiaba a esa estúpida, maldita gitana. Solo sabía que había un remedio para esto.

Le pidió permiso a Carmen para salir alegando que necesitaba hacer unos asuntos y Carmen le dejo irse. Se dirigió directamente a la prisión y uno de los soldados le guio hasta el despacho del comandante Vulturi y este se alegro de recibir la visita de una mujer.

-Buenos días mi comandante –le dijo con voz sensual –Se que le interesa esa gitanucha… le puedo ayudar. –En ese momento Aro se irguió en su sillón visiblemente interesado.

-Te escucho.

-Tenemos que conseguir que ella y usted se casen. Sé que tenía a su madre presa, pero ella no sabe que ya no la tiene aquí. Amenácele con eso. ¿Sabe a qué me refiero? –Aro asintió sonriendo con malicia. –Eso es todo no necesita nada más.

Los dos amantes sudorosos estaban allí, tumbados sobre la gran casa. Jadeaban intentando recuperar el aliento. Tanto tiempo, tantas cosas que contarse, tanto amor que darse. Todo resumido a la forma tan delicada en la que habían hecho el amor unos minutos antes.

Esme empezó a llorar, no de tristeza si no de felicidad. Su Carlisle. Estaba igual, tan rubio, tan guapo, tan bien formado como lo recordaba.

Se habían reencontrado hacia unas semanas. Carlisle acababa de llegar de Londres con sus dos hijas, estaba viudo, su mujer había muerto en el parto de su segundo hija Mari Ángeles. No pudieron demorar mucho el encuentro, siempre a escondidas, pero con el mismo amor de antes.

-Esme, mi amor ¿por qué lloras? –Le pregunto el hombre asustado –Lo siento esta ultima vez he sido muy brusco, perdóname por favor soy un animal –Su Carlisle, también seguía siendo un perfecto caballero.

-No Carlisle, me ha encantado ha sido perfecto. Lloró de felicidad, te he echado tanto de menos estos dieciséis años…

Se abrazaron y así permanecieron lo que les quedaba de noche.

En Forks, la finca que los señores Whitlock habían obsequiado como regalo de bodas a su hijo Edward y a su nuera Bella, había un gran revuelo. Todo el mundo subía y bajaba escaleras con agua, toallas y todo lo necesario para un parto.

Isabella Whitlock se había puesto de parto nada más cenar y ya tenía unas contracciones dolorosamente horribles. Junto a ella estaban la partera y la señora Whitlock, también había intentado entrar Edward pero su madre cariñosamente lo había echado de su propia alcoba.

El joven se paseaba de un lado a otro como un imbécil por todo el corredor bajo la atenta mirada de su padre y la divertida de su hermano mayor. No paraba quieto en poco momentos haría un hoyo en el suelo. Cada vez que se escuchaba un grito de Bella él aumentaba el ritmo. Y nuevamente se escucho un grito peor que los anteriores que lo dejo pálido

-¡No me volverá a tocar!

-¡No la volveré a tocar! –dijeron los dos a la vez lo que causo la risa de su padre y de su hermano.

-Mira Edward, ya estáis de acuerdo en una cosa más. –Rio Jasper y Edward lo fulminó con la mirada.

Quince minutos después salió Catalina Whitlock junto a la partera anunciándole que había tenido un hermoso niño, y que podía entrar a ver a su esposa mientras lavaban al nuevo miembro de la familia. Edward se apresuro a entrar.

Las sabanas estaban algo sucias con sangre pero no le importaba solo tenía ojos para la mujer con rostro sudoroso y cansado, pero feliz. Se acerco a su esposa y le dio un tierno beso en los labios. Minutos después les llevaron a su pequeño, ahora Anthony.

Capítulo 6: Te amo Capítulo 8: La boda I

 
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