Capítulo 7
"Rock and Roll"
Bella PoV
Me aparté de la feliz pareja sin dedicarles otra mirada. Caminé con determinación hacia Mike, él se sorprendió ante mi propuesta de ser mi compañero de prácticas pero, por supuesto, no se negó.
El entrenador nos entregó el balón para que comenzáramos los ejercicios. Traté de concentrarme en la pelota pero mi cerebro estaba muy ocupado pensando en la razón que había orillado a Cullen a regresar con Victoria. Creía que él y yo teníamos algo…, algo importante.
— ¿Te molesta que Edward Cullen haya regresado con Victoria Sutherland? —preguntó Mike, a mitad de la clase.
— ¿De que estas hablando? —le pregunté, ceñuda.
—Los observas furtivamente —apuntó— ¿Te gusta?
— ¿Edward Cullen? Ja, ja —reí sardónicamente— ¡Claro que no!
—No te ves muy feliz con que esos dos hayan retomado su relación —continuó.
— ¡Metete en tus asuntos, Newton! —gruñí, con la mandíbula tensa y mandándole el balón con fuerza excesiva.
Él lo atrapó pero cayó ruidosamente al suelo. Medio gimnasio se volvió hacia nosotros y nos observó. Me sentí culpable de haber descargado mi frustración con él.
— ¿De nuevo, Swan? —me regañó el entrenador.
—Lo siento —contesté, aun con la mandíbula tensa.
—No es nada, entrenador —dijo Mike, tratando de defenderme.
—Señorita Swan, vaya a la dirección en este momento —gritó el entrenador.
—Pero…
—Pero nada, señorita —me interrumpió.
Lo observé con rencor y solté un bufido.
—No creo que lo haya hecho con intención, entrenador —una voz aterciopelada salió a mi defensa.
Levanté la vista y le fruncí el ceño al dueño de aquella voz, ¿Qué se creía al intentar defenderme de ese troglodita?
—Señor Cullen, ¿le gustaría acompañar a la señorita Swan a la dirección? —preguntó el entrenador.
—No —contestó, serio.
—Entonces, no se meta —respondió y volvió su atención hacia mi—. A la oficina del director, señorita Swan.
— ¡Esto es muy injusto! —grité, yendo a traer mi mochila.
Tomé mis cosas y me fui a la dirección, pisando fuerte y cerrando la puerta detrás de mi con un ruidoso portazo. Eso era totalmente injusto, había tirado a un compañero en gimnasia, eso era una consecuencia de jugar, ¿no? Comenzaba a pensar que ese maldito profesor tenía algo contra mía.
Estaba sentada afuera de la oficina del director, hundida en mis propios pensamientos, cuando el entrenador llegó con Edward arrastrando los pies detrás de él, ¿Qué hacia aquí?
—Vamos, Swan —dijo el entrenador, haciendo un ademan hacia la puerta.
Edward tenía la vista fija en el suelo, su camisa estaba salpicada de pequeñas manchas de… ¿sangre? ¡Mierda! ¡¿Qué había hecho ese idiota?!
Entramos a la oficina del director y Edward y yo tomamos asiento en las dos sillas frente al escritorio mientras el entrenador se ponía en el pasillo que había entre nosotros.
— ¿Qué sucedió? —preguntó el director.
—Swan golpeó a Mike Newton con una pelota de baloncesto —me acusó el entrenador—, y Cullen lo agredió a golpes.
¿Que Edward había hecho qué? Lo observé perpleja, ¡ese chico estaba loco!
—Jóvenes, me han dado mucho trabajo últimamente —contestó el director—. Esta vez van a quedarse en detención, tres horas después de que termine el día escolar.
—Eso es muy injusto —me quejé.
— ¿Acaso quieren cuatro? —preguntó.
— ¡No! Tres están bien, director —dijo Edward, dedicándome una mirada envenenada. Lo ignoro y me cruzo de brazos.
—Bien, tres horas después de clases en el salón de detención.
Edward y yo nos ponemos de pie y caminamos hacia la salida pero el director me llamó y me hizo quedarme en la dirección con él, a solas.
—Dos castigos en la misma semana, Bella —dijo, severamente.
—Lo siento —susurré, observando mis dedos entrelazados.
—Trata mantenerte alejada de los problemas, por favor. No eres del agrado del entrenador —me recordó, dibujando una sonrisa en su rostro.
—Lo sé, y trataré de no meterme en mas problemas —contesté.
Al salir de la oficina del director encontré a Edward recargado contra el marco de la puerta. Sonreí internamente, eso me ahorraba el tener que ir a buscarlo y arrancarlo de los brazos de Sutherland.
— ¿Crees que podamos practicar mientras pasa nuestro castigo? —preguntó, cuando me encontré a pocos pasos de distancia de él.
—Supongo que no habrá problema, nunca nos monitorean. Tengo la portátil en mi camioneta —le informé.
Él asintió y salimos hacia el estacionamiento. Afuera caía una llovizna que prometía convertirse en tormenta mientras avanzara la tarde.
—Edward… —susurré, con voz demasiado baja— ¿Por qué golpeaste a Mike?
Lo sentí tensarse a mi lado, así que me permití darle una mirada a través de mis pestañas. Tenía la mandíbula tensa y sus puños se cerraban con fuerza, como si desease golpear algo o a alguien.
—Él me… provocó —contestó.
—Oh.
Fue todo lo fui capaz de contestar. Al llegar al lado de mi camioneta trate de aspirar el aire puro para liberar mi mente ¿Qué podría haber hecho Mike para que Edward reaccionara así? Subí a la cabina y cambie mi mochila de libros por la de mi laptop.
Edward y yo volvimos sobre nuestros pasos y nos dejamos guiar por el entrenador hasta el salón de nuestro castigo. No tendríamos que hacer nada, me agradaba que su cabeza no diera para idear un castigo mas elaborado mientras estuviéramos ahí confinados.
—Volveré en tres horas, y más les vale portarse bien —gruñó el entrenador, antes de cerrar la puerta tras él.
Edward soltó un bufido y puso los ojos en blanco. Yo fui al escritorio y conecté mi laptop, a la corriente de luz y verifique la señal del Wi-Fi. Afortunadamente la secretaria todavía estaba en la escuela y el modem seguía encendido.
— ¿Qué bailaremos en la primera etapa? —preguntó, curioso.
—La obligatoria es Rock and Roll —murmuré, frunciendo el ceño mientras revisaba la lista de reproducción en línea que había creado noches atrás —. Debemos estar en Chicago la semana entrante.
— ¿Chicago? —Preguntó, fue su turno de fruncir el ceño— creí que el concurso sería en Seattle.
—No, la escuela para donde es la beca esta en Seattle. El concurso es en Chicago —respondí, mordiendo mi labio mientras le ponía "play" al video.
—Ésta es la canción que bailaremos —susurré.
—"Rock around de clock" de Bill Haley —asintió una vez y sonrió—. Dime como son los pasos.
—Seguro —respondí, dibujando mi propia sonrisa.
Movimos algunos pupitres, solo los suficientes como para dejar un lugar prudente para practicar. Estaba nerviosa, muy nerviosa, pero sabia que esto era lo que mas amaba y no tenia por qué sentirme intimidada.
—Comenzamos contigo del otro lado del escenario —susurré, indicándole su lugar— cuando la música empiece tu te moverás hacia el centro del escenario, donde yo te estaré esperando.
— ¿En alguna forma en particular? —preguntó, arqueando una ceja.
— ¿Conoces el típico paso de Elvis, donde parece que esta ebrio? —murmuré.
—Sí —susurró, con el rostro sombrío.
— ¡Genial! Entonces quiero que bailes así hasta llegar donde yo te estaré esperando. Es un paso sencillo así que por ahora podemos saltarlo.
—De acuerdo.
—Estaremos de frente al escenario. Brazo arriba —murmuré, alzando mi propio brazo— y bajas al ritmo de la música al tiempo que das una patada en el aire, es el paso esencial del Rock and Roll.
Él asintió y fui a ponerle "play" a la música. Edward comenzó, su paso tipo Elvis y bailó hacia mi, completamente concentrado en lo que hacia. Mi madre tenía razón, ¡era un excelente bailarín! Llegó hacia mí y tomó mi mano extendida en su dirección. Dimos dos pasos hacia adelante y comenzamos bailar.
Aislé mi mente de cualquier pensamiento que no fuera el baile. Moví mis piernas y mis brazos al ritmo que sonaba, con Edward siguiéndome a la perfección. Como cada vez que bailaba, me dejé llevar. Abrí paso a mis instintos y cerré mis ojos solo un minuto, al abrirlos de nuevo ya no estaba en el salón de clases, castigada. Estaba en medio de un escenario, bailando para el publico mientras todos ellos me aplaudían, yo movía mi cuerpo al ritmo de la música y era como si mis pies cobraran vida propia, no me hacia falta coordinación ni equilibrio. Todo se ponía en una balanza y era perfecto.
Terminé el paso y le mostré el siguiente a Edward mientras la canción seguía sonando. Él tenia la capacidad de seguirme sin siquiera haber conocido los pasos previamente, estábamos coordinados a la perfección. Sus pies seguían a los míos, moviéndose con agilidad y destreza, no había espacio para la duda, lo pasos estaban marcándose por si mismos.
Fue un minuto donde colocó su mano en mi cintura, me atrajo a su cuerpo y seguimos el son de la música, cuando nuestras miradas se encontraron. Una ligera capa de sudor surcaba su frente, mi respiración estaba agitada por el ejercicio y al unir nuestras miradas fue como si todas las emociones dentro de nosotros explotaran. No había música, no había baile, no estábamos en el instituto… solo éramos él y yo en una burbuja de privacidad. Fundidos por el contacto de nuestros cuerpos, por los jadeos de nuestras pulmones que iban en busca de mas aire y fue entonces cuando me besó.
Profunda y románticamente. Adormeciendo todos mis sentidos y haciendo que mi mente girara solo entorno a él. Solo él y yo.
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