
DISCLAIMER: Ninguno de los personajes que aparecen en esta historia me pertenecen. Son propiedad exclusiva de la magnifica SM. Yo solo juego con ellos para crear mi primera historia. Solo el personaje de Gaby es de mi invención.
Capítulo 7 : Enfrentando la verdad
Pov Bella
Rose y Alice se marcharon con los niños y nosotros dos nos quedamos a solas. Se le veía nervioso. Me miraba directamente a la cara con esos preciosos ojos verdes, tan profundos.
—Bella yo… hay algo que quiero decirte, que tienes que saber, pero no sé por dónde empezar —dijo pasándose la mano por el pelo en un claro gesto de nerviosismo…
—Pues yo diría que por el principio ¿no? –le contesté intentando animarle.
— ¿Te acuerdas cuando me llamaste y me dijiste que o bien te cambiaban de hospital o bien te despedían? —me preguntó ansioso.
—Sí, claro que me acuerdo, tú me prometiste venir a apoyarme, a estar conmigo y nunca lo hiciste –le contesté con cierto tono de reproche.
—Bella –empezó a contar —ese día yo decidí pedir una excedencia y venirme aquí contigo definitivamente. Pero… ese día cambiaron muchas cosas. En realidad, ya habían empezado a cambiar antes de mi llamada. Bella, ese día yo te llamé como siempre lo hacía para hablar contigo, pero también para contarte que Emmett podría quedarse en la calle, pues Aro le reclamaba el dinero que le prestó para comprar unas tierras que adquirió y construirle una casa a Rose; pero al decirme lo que te pasaba, decidí contártelo cuando nos viéramos…
—Llegué a la comisaría y les conté a tu padre y a tu hermano la decisión que había tomado. Emmett decidió entonces que tanto Rose como él se venían con nosotros. Los cuatro juntos a empezar de nuevo en algún sitio. Pero Charlie tenía una información que echó por tierra esos planes. Servicios Internos nos estaba investigando a los tres por abuso de autoridad en el ejercicio de nuestra profesión y podíamos ser despedidos. Nuestra decisión de irnos seguía en pie, pero teníamos que esperar a que acabara la investigación. Yo estaba cada vez más seguro de que alguien estaba trabajando en contra nuestra para jorobarnos la vida, y así se lo hice saber a papá y a Emmett. Emmett dijo que era una tontería, que sólo era un cúmulo de casualidades, pero Charlie nos sorprendió contándonos una historia del pasado…
—Pasaron los días y nada se solucionaba. Aro seguía reclamando a Emmett el dinero, la cantidad completa, cantidad que no podíamos juntar. Tú seguías con la espada de Damocles sobre tu cabeza y nuestra investigación seguía en marcha. Cuando hablaba contigo, no quería agobiarte más, por eso es que me mostraba tan distante —dijo mirándome con dulzura. Yo no pude hacer otra cosa que mirarlo con tristeza; todo lo que me estaba contando me hacía recordar lo mal que me hizo sentir, la frialdad con la que me trataba por aquel entonces. Esto contestaba todos esos dolorosos porqués que me carcomieron durante mucho tiempo y que dejaron una herida profunda en mi corazón; aunque por otra parte, me dolía saber que no contó conmigo…
—Pues podías haberlo hecho, quizás yo también hubiera podido contribuir con dinero o pedírselo a alguien. También soy parte del grupo ¿o no?—le reproché haciéndole ver lo enfadada y dolida que estaba; y es que lo estaba, sobre todo por haberme dejado de lado y no haber contado conmigo antes de tomar la decisión que cambió nuestras vidas.
—Por favor –me cortó —deja las discusiones para luego, sino te digo esto de corrido nunca lo haré ¿ok?—me pidió sujetándose el puente de la nariz con los dedos, se le veía verdaderamente angustiado.
—Está bien, lo siento, continua… –me disculpé intentando calmarle.
—Pues como te iba diciendo —prosiguió—, las cosas estaban cada vez peor. Y cuando todo parecía acabado, apareció Aro y su solución.
—Me llamó por teléfono a la comisaria para decirme que quería hablar conmigo sobre la deuda de mi hermano y qué cuándo podríamos vernos. Yo le pregunté si le venía bien en ese momento pues me había dejado intrigado y por otro lado estaba deseoso de acabar con esta situación. El me dijo que de acuerdo, que cuanto antes mejor, así que dejé a Emmett al mando sin explicarle a donde iba y me fui hacia el banco.
Salí de la oficina muy mosqueado –continúo contándome. Se le veía súper nervioso, no hacía más que echarse el pelo para atrás con la mano y todo él estaba temblando—, mientras caminaba hacia su oficina me preguntaba que querría de mí.
—Me saludó muy cordialmente, con esa cordialidad fría típica de él, ¿recuerdas?—me preguntó. Yo asentí—. Me dijo que quería hablar conmigo porque quizás con un poco de colaboración por mi parte, se podría olvidar del tema de Emmett y, por supuesto, solucionar ese desagradable asunto referente a la investigación a la que estábamos siendo sometidos, y de paso mover sus hilos para que a ti ni te despidieran ni te trasladaran, sino que te dejasen dónde estabas. Yo escuchaba atónito y bastante mosqueado, no podía creer que estuviera tan informado de todo y mucho menos que pudiera solucionarlo, así que le pregunté cómo podría él hacer todo eso y que tendría que hacer a cambio. Su respuesta me dejo helado.
—Me dijo que olvidaría la deuda de Emmett a cambio de que me divorciase de ti y me casase con su hija.
— Maldito… —empecé a decir llena de ira por lo que estaba oyendo, ya lo sabía porque Rose me lo había contado, pero eso no quitaba que al escucharlo de nuevo sintiera la misma rabia, pero Edward me hizo un gesto con la mano para que me callara. Ya me había dicho que quería soltar todo de un tirón, pero es que ante lo que estaba oyendo… ya lo sabía de acuerdo… pero no lo podía evitar.
—Pero no sólo era casarme con ella, Bella, el muy maldito me exigía que no podría divorciarme nunca de Tanya porque en el caso de que lo hiciera, la deuda volvería a recaer sobre tu hermano.
Le miré de hito en hito, escuchar eso de sus propios labios era más duro que escucharlo de Rosalie. Le sostuve la mirada durante un instante y vi reflejado en sus ojos todo el dolor que sentía y que había sentido durante estos cinco horribles años. Me había preparado un buen discurso que soltarle cuando llegara la ocasión, pero viéndole así, me había quedado sin palabras.
–Supongo –continuó con el relato —que te preguntarás como es que eso me fue suficiente para acceder y lo entiendo, pero la oferta no solo incluía a Emmett, también serían archivados los casos que se habían levantado, casualmente, sobre nosotros y tú no serias despedida. Claro que todavía quedaba una última condición y esa era que tú nunca podrías saber la verdad. Tenias que creer que yo te dejaba porque de verdad me había enamorado de Tanya.
—Edward –musité sin llegar a salir de mi asombro, no sabía que decir, sigo diciendo que ya me sabia la historia de boca de la propia Rose pero no dejaba de ser una locura, esto sin duda confirmaba muchas de las teorías que Marco tenia, pero… aún así—, entiendo tu postura Edward, pero aun así, ¿cómo fuiste capaz?— le pregunté y de nuevo sentí como mi pecho se desgarraba —, como dijiste en un principio nos podíamos haber ido a otro lugar, todos, donde ellos no podrían separarnos...
—Bella —me contestó pasándose la mano por el pelo dejando ver claramente el estado de nerviosismo en el que se encontraba –no es sólo eso, hay más. También me amenazó con que si tú algún día te enterabas de la verdad, acabaría de un plumazo con tu carrera y acabarías en la calle sin poder nunca ejercer.
—Yo cada vez estaba más abrumado y aterrorizado y le pregunté que ganaba él con esto. Su respuesta no sólo me dejo paralizado, sino que parecía que me hubieran dado una droga de esas cuyos efectos son que oyes todo pero no te puedes mover. No sé si sabes a que me refiero.
—Soy médico Edward, claro que conozco ese tipo de drogas y sé sus efectos —le contesté de modo muy conciliador y bajito, como el que empleaba Jasper para tranquilizar a las personas.
—Me contestó que en cierto modo lo hacía por venganza. Por lo visto en el pasado el quiso mucho a una mujer que le dejó plantado, después de años de novios, para casarse con otro. Dijo que lo hacía también por su hija que estaba enamorada de mí y quería evitar que sufriera como él lo había hecho. Añadió que siendo familia, puede que en el futuro pudiera beneficiarse de nuestra posición como policías, sobre todo de Charlie.
—Y entonces fue cuando casi me desmayo. No tenía ni idea de que hablaba ni que tenía esto que ver con una venganza. Viendo mi expresión se dio cuenta de lo que pasaba por mi cabeza y simplemente me dijo que juró hace mucho tiempo que lo haría, que les preguntara a mis padres. Yo no me lo podía creer, cada vez estaba más impactado. Con una sonrisa amable pero tan fría y cruel que hacía que se me helaran todos los huesos, me dijo que me lo pensara pero que no tenía otra salida y así dio por finalizada la conversación.
—Pero yo no estaba dispuesto a terminarla aún. Le pregunté si Tanya sabía todo esto con la ligera esperanza de que hubiera algo de cordura en esa rubia cabeza oxigenada. Y la respuesta me dejó otra vez como drogado. Tanya lo sabía, y estaba esperando su llamada para saber que había decidido.
—Desesperado y escandalizado al mismo tiempo, le dije que yo no podía decidir una cosa así tan rápido y de esa forma. Le pregunté si como padre estaba dispuesto a ver sufrir a su hija casándose con un hombre que jamás la podría querer y que además a partir de ese momento la odiaría con todas sus fuerzas
—Me contestó que era un riesgo que su hija corría, que ya lo había consultado con ella antes de hacerme la proposición y que Tanya estaba segura y él también de que cambiaría de opinión, que sabría ver a su hija como la mujer que verdaderamente me merecía, una vez me hubiera olvidado de ti. Como si eso fuera posible –añadió con una sonrisa amarga.
—No me lo podía creer parecía estar viviendo una pesadilla mi amor, de verdad. Una ola desconocida de ira me invadió por todo el cuerpo y le desafié preguntándole que sucedería si me negaba. Lo que me respondió acabó de matarme, Bella. Me contestó que los accidentes ocurren y que me acordara que les pasó a mis padres y a los de Rose. Y añadió que quién podía asegurarme a mí, que tú y Gabriela algún día de camino al colegio o al trabajo… y dejó la frase sin concluir, pero yo la entendí perfectamente, os estaba amenazando, me estaba insinuando que el accidente de mis padres no fue fortuito. Pero cuando expresé la pregunta en voz alta, me dijo con fingida inocencia que le había entendido mal, que sólo había dicho que los accidentes existían, nada más.
—Edward yo… entiendo cómo te sentiste, pero rendirte así sin luchar—le recriminé una vez más.
—No me rendí tan fácilmente Bella—me contestó mirándome a los ojos de nuevo con una mirada penetrante y tan derrotada que se me cayó el alma a los pies.
—Salí de allí con el alma paralizada por el terror—continuó—, llegué a la comisaría de policía como un zombi. Emmett y Charlie en seguida se dieron cuenta y me preguntaron con la inquietud pintada en la cara que me sucedía.
—Le pregunté a tu padre directamente si Renée había sido alguna vez novia de Aro. Charlie me contó que no había sido Renée si no Elizabeth, mi madre biológica. Por lo visto era novia de Aro desde muy pequeños pero no la trataba muy bien y ella estaba harta, tan harta que sus amigos viendo a su vez como la trataba, la incitaban a dejarle. Por lo visto ejercía con ella algo así como un maltrato psicológico, diciéndole que era una miseria humana y que se alegrara de que alguien se ocupara de ella.
—¡Por dios! –bufé yo sin poderlo evitar. Sabía que había prometido escucharle sin chistar, pero no podía evitar meter baza de vez en cuando y ese tema en cuestión, como médico y mujer que era lo llevaba muy mal. Lo odiaba.
—Por lo visto —continuó hablando ignorando mi bufido, y haciendo un intento por cogerme una mano que yo consentí—, Elizabeth no se atrevía a dejarlo, pero cuando mi padre llegó a Forks y se enamoraron lo hizo sin contemplaciones. Aro, el día de su boda, les juró que se vengaría de todos sus amigos por ayudarles.
—Charlie me dijo que siempre pensó que el accidente de nuestros padres pudo ser provocado en base a esa amenaza, pero no quedaron pruebas pues misteriosamente el coche se incendió.
—Emmett que hasta ese momento había permanecido callado escuchando, me preguntó qué pasaba, que porqué tenía que salir a la luz esta historia del pasado ahora precisamente. Le contesté que Aro me estaba intentado chantajear y les conté todo lo que había hablado con él.
—Definitivamente, no, dijo Emmet muy resuelto, cuando terminé mi explicación. Decía que le daba igual lo que nos pasara, con tal de que estuviéramos todos juntos, así nos tuviéramos que ir de este pueblo; así tuviéramos que cambiar de nombre y de país. Pero yo estaba desesperado y le dije que no era tan fácil pues Aro era muy poderoso y nos perseguiría allí donde fuéramos, que nunca nos dejaría en paz. Además estaba la amenaza contra vosotras, eso es lo que me tenía más atemorizado, si hubieras estado allí o yo aquí y pudiera protegerte pero así… Y encima mi padre me confirmó lo que Aro me había insinuado, que el accidente no había sido fortuito. Me quedé unos momentos muy pensativo… si pudiera llegar hasta ti sin que se enteraran.
—Emmett seguía en sus trece y se preguntaba mas a si mismo que a nosotros que tendría que haber alguna solución o bien podríamos denunciarlo. Pero era la palabra de un hombre poderoso y respetable contra la de tres agentes acusados de abuso de autoridad e investigados por eso.
—Entonces se me ocurrió hablar con Tanya a ver si la convencía. Que equivocado estaba. Desde el momento en que entró por la puerta de la cafetería con un modelito que lo decía todo, sabía que esa conversación era inútil y así lo confirmé.
—Rose, que había pedido permiso en la escuela para salir, y Emmett estaban conmigo, apoyándome. Nos saludo de forma que a ella la parecía coqueta, a mi me pareció asqueroso. Y nos informó sin darnos tiempo a nada que estaba de acuerdo con su padre en todo. Me dijo que estaba enamorada de mí desde que era una niña y que ya tuvo que aguantar nuestro noviazgo y posterior matrimonio. No te voy a decir las palabras que dijo de ti porque no quiero que las escuches, pero si te diré que eso terminó de encender la mecha que estaba prendida en mí, aunque Rose se me adelantó preguntándole si estaba loca. Y ella tan tranquila le respondió que aprendería a quererla y que lo único que tenía que hacer era olvidarte.
—Incapaz de aguantar más la rabia que sentía, le exigí más que decirle, que no te insultara, que eso no se lo consentiría jamás y después intenté explicarle que jamás la podría querer, que lo sentía pero que mi corazón ya estaba ocupado y que si me obligaba a hacer esto, la odiaría todos y cada uno de los días que tuviera que estar casado con ella y que por supuesto se quitara de la cabeza que hiciéramos vida…
Llegados a este punto, vi como dejó la frase cortada y bajó la cabeza rehuyendo mis ojos, adiviné en seguida de que se trataba y comprendí porque no quería hablar de ese tema, de verdad que era duro, muy duro, no sólo para él el decírmelo, sino también para mí el escucharlo.
—Me contestó que yo vería lo que hacía pero que si no colaboraba, sólo tendría que hacer una llamadita a su padre y…
—Me enfrenté a ella con una ira que no reconocía en mí –siguió contándome —y la reté diciéndole que tú no estarías sola, que me iba a por ti en ese mismo momento. Pero me hizo ver una cruda realidad. En primer lugar me insinuó que a lo mejor no llegaba a tiempo dejándome abierta la posibilidad de que ya tuvieras alguien aquí vigilándote, sólo esperando una orden. Me estremecí al pensarlo. Además si la investigación prosperaba los tres seriamos expulsados del cuerpo y tú también quedarías en la calle.
—Me preguntó con esa horrible voz que tiene, si pensaba vivir contigo y con la niña debajo de un puente. Me levanté de mi asiento tirando la silla al suelo, incapaz de seguir allí por más tiempo, no sin antes decirle que fuera ella misma a ver a su maravilloso padre y le dijera que no había trato, que ya saldríamos adelante como fuera pero que a mí no me chantajeaba nadie. Salí de allí crispado, enfurecido, aterrorizado, no sabría describirte con palabras todo lo que sentía, era demasiado. Emmett y Rosalie me siguieron.
—Emmett me felicitó por como la había enfrentado, palmeándome la espalda. Me pidió que no me rindiera, que alguna solución habría y la encontraríamos juntos. Rosalie me preguntó si pensaba decirte lo que sucedía y, ahora veo que me equivoqué, pero mi postura fue la de no decirte nada para no preocuparte hasta no llegar hasta ti. Rose no estaba de acuerdo, me dijo que te enfadarías muchísimo y yo también lo sabía pero por lo menos estarías tranquila hasta que llegáramos a vosotras. Les pedí que me dejaran un momento a solas para calmarme pues de verdad estaba muerto de miedo.
—Pero a pesar del terror que sentía en esos momentos no estaba dispuesto a ceder tan pronto Bella, pensaba llegar hasta ti lo más deprisa que pudiera. Éramos policías, sabríamos defendernos y defenderos y además siempre podríamos hablar con los compañeros de Port Ángeles. Regresé de nuevo a casa donde todos me esperaban y les conté mi decisión, al fin y al cabo esa decisión también les afectaba a ellos.
—Todos me dijeron por unanimidad que no cediera, que estaban dispuestos a ayudarme. Formaríamos un frente unido como una familia que éramos. Emmett decía que muy bien, que nos quedábamos todos en la calle, ¿y qué? Que él prefería estar viviendo bajo un puente que vivir así. Que podríamos marcharnos a otro país, a alguno en donde no llegara el poder de Aro. Rose y Renée insistían en que te avisáramos, pero yo seguía cabezota y terco con esa cuestión. Lo que hicimos fue ponernos en contacto con la policía de aquí. Nos dijeron que no nos preocupáramos, que estarían al pendiente, pero les hice prometer que no te dirían nada.
—Al día siguiente fui a hablar con Aro. Le dije que no aceptaba su proposición, que era una aberración y una locura. Le intente explicar de la mejor manera posible que no estaba enamorado de Tanya y que no me podía obligar. Le avisé de que mis compañeros de Jacksonville estaban al corriente y pendientes de ti. Le recordé que era policía y le dije que yo sabía cómo proteger a los míos y que si algo os pasaba iría a por él. Pero mi amenaza y el saber que aquí la policía ya estaba al tanto no parecieron hacer mella en él. Me miró impasible, imperturbable, me dijo que no lo conocía en absoluto ni sabía de lo que era capaz. Ignoró por completo mi amenaza recordándome que según la ley no se podían hacer falsos testimonios y menos yo como policía, que primero tendría que demostrar que había sido él.
—Me fui de allí aterrorizado por sus palabras, pero mi decisión ya estaba tomada no podía dejarte, eras, eres y siempre serás todo mi mundo Bella y sin ti se derrumbaría como un castillo de naipes —me dijo mientras me miraba con mucha ternura y aferrado a mi mano que no había soltado, parecía que para él era como su tabla de salvación.
—Con el pasar de los días parecía que todo se había calmado pues ni Tanya ni su padre volvieron a decirnos nada. Aunque por supuesto Aro cada vez le reclamaba a Emmett el dinero con más ímpetu, pero él resistía. La investigación seguía su curso. Ya habíamos sido llamados a una especie de vista previa, nos hicieron entregar la placa y el arma y nos suspendieron de empleo y sueldo hasta que no se demostrara si éramos culpables o no. Para colmo, cuando hablábamos por teléfono me decías que posiblemente te despidieran pues no encontraban ningún sitio en donde ubicarte. Yo seguía sin querer decirte nada de lo que estaba pasando allí, por eso me mostraba distante y frío, pero era una máscara para que no averiguaras que estaba preocupado por algo y me sonsacaras. Lo siento Bella, otro error más que añadir a la larga lista.
—Pero, aún así, seguíamos adelante con nuestro plan. Después de esa vista y sin importarnos si nos era favorable o no, teníamos pensado ir a la Comisaria de Seattle y presentar nuestra dimisión en ese mismo instante. Le estábamos haciendo creer a Aro que confiábamos en que la justicia prevalecería y todo saldría bien. Era como una especie de pasaporte, una decisión de última hora para evitar que Aro atentara contra vuestra vida, antes de darnos tiempo a llegar hasta vosotras. Ya teníamos los billetes preparados. E incluso habíamos pensado en huir al algún país de Europa, tal vez España o Francia, eso lo decidiríamos entre todos una vez te contáramos lo que pasaba. Porque te lo pensaba contar Bella una vez estuviera aquí contigo para protegeros.
—Te llamé para decirte que ya estaba todo arreglado para irme contigo tal y como habíamos quedado, pero no llegué a decirte nada. Te encontré muy nerviosa y a pesar de tu resistencia conseguí que me contaras aquel incidente. Me aterroricé de verdad mientras me decías que un coche te había intentado sacar de la carretera empujándote con la carrocería para hacer que cayeras por un precipicio. Pero que no había llegado la sangre al río porque una patrulla de la policía pasaba por allí interviniendo muy oportunamente y haciendo huir al coche agresor.
—La policía me dijo días después, que habían estado investigando y que se trataba de un conductor borracho, ahora veo que seguían órdenes tuyas de no decirme la verdad —dije yo exasperada por ese tema. Me acordaba perfectamente de aquel incidente. Llevaba a Gabriela al colegio antes de ir a trabajar y si no hubiera sido por la oportuna intervención de aquella patrulla podríamos haber muerto, pues a un lado de la carretera estaba el coche que me empujaba y al otro… un precipicio enorme, grandes rocas… y el mar.
—Te colgué muy bruscamente y de forma repentina porque tenía un verdadero ataque de nervios –prosiguió Edward volviendo a ignorar de nuevo mi comentario. Me di cuenta de que necesitaba sacar todo lo que tenía antes de meterse en un debate —. Fui a ver a Aro para confirmar mis sospechas y efectivamente me las confirmó dejándome claro que iba totalmente en serio y de lo que era capaz. Me preguntó impasible si había hablado contigo, que sentía el susto y que esperaba que no volviera a suceder.
—Y entonces me rendí, en ese momento me rendí, estaba derrotado. ¿De qué había servido ser policía? No había podido protegerte ni nunca podría, no me daría tiempo a llegar hasta ti. Aro seguro que nos estaría vigilando. Sabía que no me quedaba otra más que aceptar, era eso o que Emmett se quedara en la calle y nuestros padres, tú y yo también y como me descuidara un poco, a ti te pasaría algo peor. No podía ver a la familia que me había acogido con tanto cariño destruida, no podía verte destruida y quizás… muerta.
—Rose al enterarse de lo que iba a hacer se enfureció mucho. Intentó hacerme ver que indirectamente sí te había sabido proteger pues la policía alertados por mí os habían salvado. Pero la contesté que esta vez habían llegado a tiempo pero que ¿y la próxima? Me suplicó desesperada que te avisara y no me rindiera, que te iba a destrozar, que te enfadarías tanto conmigo que nunca llegarías a perdonarme. Pero yo en mi terquedad y mi terror no supe ver sus razones y aceptaba ese sacrificio con gusto con tal de que estuvierais con vida y bien. Rose me preguntó qué clase de vida era esa para ti. Que tú tenías derecho a saber lo que estaba pasando y a decidir sobre tu vida pues ya no eras una niña. Espera –pidió viendo como abría la boca para hablar, pues realmente este era uno de los puntos clave de la situación—. Si yo pensara que eres una niña no habríamos tenido una hermosa hija juntos –me dijo sonriéndome por primera desde que empezamos a hablar, acariciándome a la vez la cara con la mano que tenia libre.
—Te llamé por teléfono, tal y como me había obligado Tanya a hacer— siguió con una mano en mi cara acariciándola y la otra en mi mano, daba la impresión de que necesitaba tocarme—, no quería que nos viéramos y te lo dijera cara a cara pues ella sabía al igual que nosotros, que tú y yo éramos capaces de no decirnos nada y decirnos mucho a la vez sólo con mirarnos.
El resto ya lo sabes Bella. De la forma más cruel, te dije todas a aquellas blasfemias y barbaridades. Todas eran mentira mi amor. Yo nunca te he dejado de querer, nunca he dejado de pensar en ti. Te adoro Bella, siempre te he adorado y siempre te adoraré a ti y a nuestra hija y esa es la única verdad. No te puedes imaginar lo que sentí al comprobar que le habías hablado de mí a Gabriela. No puedo ni imaginarme el dolor que pudiste llegar a sentir ángel mío, allí sola, cuando te solté todas esas blasfemias.
—Bueno, no estaba exactamente sola, Alice estaba conmigo… —le expliqué intentado calmarle se le veía totalmente derrotado.
— Por favor —me cortó – déjame terminar… Cuando días después me mandaste los papeles de divorcio firmados se me desgarró, literalmente hablando, el corazón cuando descubrí en aquel sobre tu alianza y el anillo de mi madre que hacia tanto tiempo había puesto en tu dedo y que ahora me devolvías, junto a esa nota. El dolor que sentí jamás podría describirlo con palabras, era irreparable, tenía un nudo en el estómago y se abrió un vacío en mi pecho que todavía sigue y solo tu podrás cerrar —dijo con la mirada entristecida y fija en un punto, supongo que rememorando ese momento, pero al segundo, su rostro se volvió frío, duro, su expresión era de verdadero odio —no tuve más remedio que casarme con esa arpía, su famoso tío en su función de alcalde nos casó, pero para mí, Tanya no era mi mujer, sino aquella que sólo llevaba mi apellido, mi verdadera y auténtica mujer eras tú Bella, mi Bella —dijo llevándose mi mano hacia sus labios para besarla.
— Así llevo cinco años conviviendo con una mujer a la que desprecio y… —prosiguió sin soltar mi mano por lo que noté como se mojaba de repente debido a las lágrimas que salían de sus ojos. Aunque también note que dé nuevo se quedaba callado bruscamente, no me miraba directamente a la cara, como si hubiera algo que no me dijera, algo que todavía me ocultaba y yo ya sabía que era. Rose y mamá me lo habían dicho, no sin antes aplicarles el tercer grado, pero yo quería y necesitaba saber. Entendía su postura, no quería dañarme y eso decía mucho de él y el amor que sentía por mí, pero no había más remedio que afrontar toda la verdad.
—Tanya y Aro exigieron a Rosalie y a tus padres que cortaran todo contacto contigo – siguió diciéndome aferrado a mi mano y con mucha dificultad, le costaba hablar, pues seguía llorando —pero ya ves que ninguno de los tres hizo caso, ya sabes cómo son, sobre todo Rosalie. Tanya está al corriente de estas “escapadas” pero las tolera, yo creo que piensa que así te hace más daño, mi amor.
—Y esto nos trae al presente, Bella—me dijo mirándome a los ojos— Ahora viéndote de nuevo me he dado cuenta de lo mucho que te necesito y que te echo de menos. Al ver como Gabriela se abalanzaba en mis brazos y me llamaba papá, parte de ese agujero tan profundo que tengo en el corazón ha empezado a cerrarse. Ahora comprendo y me doy cuenta de lo cobarde que fui. Me doy cuenta de muchas cosas Bella. Perdóname por favor, te suplico y te ruego que me perdones ¿Podrás hacerlo Bella? Ya sé que no merezco tu perdón. Me siento tan sucio y mezquino por dentro. Pero te necesito, os necesito a las dos. Solo vosotras dos podréis redimirme, podréis limpiar mi alma, mi corazón y mi cuerpo. Sólo a vuestro lado podré volver a ser yo mismo, ir con la cabeza alta y dejar de sentir tanta vergüenza, porque os amo, a las dos. Incondicionalmente, sin reservas —me suplicaba mientras se levantaba de la silla y se arrodillaba en el suelo a mi lado con la cabeza puesta en mi regazo y llorando amargamente como un niño. Posiblemente toda la cafetería estaría mirándonos pero me daba igual.
________________________________________________
Hola a todas mis lectoras. Encantada de saludaros. Solo deciros que espero no me pongais muy verde dejandoos como os he dejado pero... ¿Le perdonará? Tened en cuenta que Bella está muy dolida.
Hasta la semana proxima.
|