Cuando llegue a la habitación de Jacob mi quedé paralizada ante la imagen
- ¿Por que no me dejas que te haga las cosas mas fáciles Reneesme? – dijo Jacob en voz llorosa
- Jake – dije en un susurro, era lo único que podía decir.
Mis ojos no hacían mas que mirarlo a él y las maletas que estaban a su lado. Su habitación estaba completamente vacía, sin ningún objeto que diera una evidencia que Jacob hubiera estado allí.
Las lágrimas se asomaban a mis ojos y lentamente descendían por mis mejillas. Mas que pena, lo que inundaba mi cuerpo era la rabia, rabia por que se marchaba de la noche a la mañana, rabia por que había sido él el que me había buscado, rabia por que le quería mas que a nada y por que se estaba marchando dejándome sola y desolada.
- ¡Me has mentido! – grité haciendo que esa rabia contenida saliera en forma de grito y en forma de lagrimas – Me has estado engañando todo este tiempo, no me quieres verdad, no mientas. ¡Márchate!, no quiero volver a verte.
Salí de la habitación pasando por el estrecho pasillo. Salí de la casa mientras sentía la mirada de Billy fija en mis espaldas. Cuando estaba llegando al bosque una mano me agarró del brazo haciendo que diera la vuelta.
Me encaré con Jake. Sus ojos estaban llorosos y hacían que mi pena fuera mayor.
- No quiero marcharme sin que sepas que lo eres todo para mi, que me voy por tu bien. Si, te quiero, pero es mi obligación marcharme. – susurró Jake.
- ¿Tu obligación?, si me quieres tu obligación es estar aquí conmigo.
Extendí la mano acariciando su cara, yo seguía llorando mientras él intentaba que las lágimas se quedaran en sus dulces ojos.
- No puedo quedarme aquí contigo. No me entiendes. ¿Cómo te tengo que explicar las cosas? – me estaba gritando.
Sus gritos eran tan fuertes y enfadados que me quedé totalmente inmóvil a causa de la sorpresa. Me estaba gritando como si yo tuviera la culpa de algo.
Cogió mi mano, la que aun descansaba en su mejilla, y la aparto de su cara bruscamente, la lanzo con tanta fuerza que me dolió.
La rabia dentro de mi iba aumentando hasta que estalle. Abrí la mano y le pegué, en la mejilla, con toda la fuerza que era capaz de dar mi pequeño cuerpo.
Le mire a los ojos por última vez.
- No vuelvas – susurré.
Di media vuelta y me marche. No sabia a donde ir, no quería ir a mi casa así que me perdí intencionadamente en el bosque. No paraba de llorar, pero tampoco intentaba hacerlo. Quizás expulsando las lagrimas el dolor se fuera con ellas. Pero el dolor permanecía allí, clavado en mi pecho recordándome a cada momento como me había hablado Jake.
No comprendía nada de lo que había pasado, solo sabia que lo nuestro había terminado, para siempre.
Me senté en una roca rodeada de espesos árboles. Entre esa enorme maleza y esa extensión tan inmensa de árboles me sentía insignificante y, aun que fuera mínimamente, eso me hacia sentir un poco mejor.
- Sal de ahí – dije gritando.
- Lo siento – susurró Alec mientras se acercaba a mi, y se sentaba a mi lado.
El dolor iba aumentando a cada segundo. Sentía que podría romperme en mil pedazos en cualquier momento, sentía que era completamente inestable que podría volverme completamente loca.
Puse la cara entre las manos enterrando mi rostro y empecé a llorar con mas intensidad. Mis sollozos inundaban el lugar haciendo eco en todo el bosque.
Al verme tan hundida, Alec, pasó su brazo por mis hombros. Sentirle tan cerca me hizo sentir un poco mejor, aun que solo un poco. Me lancé encima de él, le abracé con todas mis fuerzas apretando mi pecho contra el suyo, intentando calmar el dolor.
- Él no merece ninguna de estas lágrimas – susurró en mi oído.
No respondí, me sentina demasiado bien enterrada en su abrazo. Apreté mas mi abrazo. Él retiro el pelo de mi cara. Sus ojos era de un rojo tan intenso que daban miedo. Me hubieran asustado en cualquier otra circunstancia pero en ese momento lo único que percibía en ellos era un refugio.
Al fin un golpe de surte, quizás que Alec llegara cuando Jacob se había ido tenia un significado especial. Tal vez era una broma del destino pero al fin y al cabo me hacia bien estar con él. Por lo menos de momento.
No se cuanto tiempo paso exactamente mientras nos abrazábamos perdidos en el bosque pero de pronto unos pasos nos sobresaltaron a los dos. Nos separamos algo asustados.
- ¿hay alguien ahí? – pregunté
- Si soy yo – contestó la tía Rose.
Se acercó a nosotros mirando con furia a Alec. Después me miro a mi y me abrazó.
“¡Perfecto! Ya se han enterado todos.” Pensé frustrada.
- Cariño, ¿estas bien? - preguntó mi tía
- Si – contesté con un hilo de voz.
Me aparté lentamente de su abrazo para buscar a Alec pero él se había ido.
Rose me acompaño a casa. Cuando llegamos todos me esperaban. Mi madre se lanzó sobre mi y me abrazó tan fuerte que me costaba respirar.
- ¿Quién…?
No hizo falta que terminara la pregunta, ella me entendió.
- Billy nos dijo que te enteraste de que Jake se iba, te lo tomaste mal y te fuiste al bosque, estaba preocupado por ti.
- Jake no se va, le obligan a hacerlo. – contesté
- Tranquila amor. – susurró mi madre
No me creían. Nadie iba a hacerlo por que ¿Quién iba a creer que Jake pudiera estar enamorado de mi?
“Que mas da, al fin y al cabo no va a volver” y con ese pensamiento subí a mi habitación.
Eran las seis de la tarde pero tenía ganas de meterme en la cama y no despertar en un par de semanas. Bueno, me conformaba en no despertar hasta el día siguiente. Cuando abrí la puerta de mi habitación una silueta sentada en mi cama me dio la bienvenida.
Hola pequeña. – susurro esa voz masculina
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