Mi primer día en el castillo, muchos vampiros como los humanos que habitan aquí están inconformes con mi presencia, es decir no les agrado pero quien dice que estoy aquí para caerles bien, no importa lo que digan o piensen eso no va a cambiar el hecho que estoy aquí.
-esa niña no tardara ni un día más aquí- escuche a alguien decía por los pasillos que recorría.
-sí, pero el sr. Aro está interesado en ella- respondió otra persona-¿Cuánto le durara su interés?-pregunto.
-nadie sabría responder tu pregunta, pero un día se va a cansar y le beberá su sangre- dijo la del inicio con malicia, al parecer son dos humanas que están de servidumbre para ellos y quieren ser convertidas o algo así, si fueran vampiro hubieran escuchado el latir de mi corazón.
-todos disfrutaremos ese día, la mañana en que se den por servidos con su nueva mascota- dijo una de ellas malévolamente.
Seguí mi recorrido, así que para ellos solo soy su mascota que acaban de adquirir; entonces juguemos al amo, reía por mis adentros mientras caminaba tarareando por el corredor; Salí al jardín para poder pensar en una idea, con la que se pueda jugar sin ningún problema, -piensa, piensa…- no se me ocurre nada se escuchó un crujido proviniendo del árbol en el cual me subí para poder tener algo en mente, para mi mala suerte la rama en la que estaba sentada…
-kyaa- grite inconsciente cerrando los ojos, solo a mí se me ocurre treparme hasta la rama mas alta que había, sentía algunos gajos arañándome y rasgando toda parte de mi cuerpo.
-¡¿Qué rayo…?-escuche a alguien decir cerca de mí, sintiendo unos brazos sosteniéndome- hey niña despierta- me llamaba una persona, abrí mis ojos- ¿está bien?- me pregunto un sujeto con ojos rojos.
- sí, estoy bien…-dije mientras miraba mis brazos con rascuños que sangraban un poco- especialmente si están sangrando esta heridas…-mencione mostrándole mis brazos, lo cual sonrió- a y no olvidar mencionar que está lleno de vampiros este lugar- dije sarcásticamente que estoy bien el solo me sonreía con dulzura.
-está bien ya entendí y tienes razón lo de los vampiros – dijo aun sonriendo pero se veía que sufría por mi sangre si él es un vampiro sus ojos me lo dicen claramente.
-creo que será mejor que me vaya a limpiar- le dije, tratando de bajar de sus brazos.
-yo te llevare para que te curen esa heridas-dijo caminando con un paso grácil hacia dentro del castillo- puede que ya detectaron el aroma de tu sangre así que puede ser peligroso- exclamo algo irritado, no lo culpo debe ser tentador beber la sangre de alguien herido.
- Santiago ¿Dónde llevas ese bocadillo?- se escuchó la voz de Dimitri atrás de nosotros, podía ver sus deseos de beber aquel liquido rojo que recorría por mis venas, enfrente de nosotros se encontraba un vampiro que no conozco, impidiendo que pasáramos, sus ojos estaban oscuros al igual que los de Santi; mi primer día en el castillo y ya me metí en problemas.
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