Bailes de Pasión (+18)

Autor: AnnaSwan
Género: Romance
Fecha Creación: 31/03/2013
Fecha Actualización: 06/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 17
Visitas: 23545
Capítulos: 21

Isabella Swan nunca ha sido buena en nada que implique equilibrio y coordinación, salvo en el baile. Desde pequeña su madre, René, la inscribió en clases particulares de baile y desde entonces no ha dejado de practicar; posee una gracia exquisita al momento de mover sus pies al ritmo de la música y por esta razón su madre la inscribe en un concurso de baile donde el primer premio es una beca al cien por ciento para la academia de baile a la que Bella anhela asistir.

René consigue al mejor bailarín en todo Forks y se lo presenta a su hija, la sorpresa que se llevara Bella al saber que su pareja de baile es nada mas ni nada menos que Edward Cullen, su némesis. El chico con el que guarda una enemistad prácticamente desde que le conoció.

¿El roce de la piel, la respiración agitada y la unión de sus cuerpos tendrá algo que ver al momento de mejorar su relación?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 6: Desilusión

Capítulo 6

"Desilusión"

Bella PoV.

Salté de la cama cuando ya no logré conciliar el sueño. La culpa por lo que le había dicho a Edward me estaba matando y no me dejaba dormir, debía disculparme con él y… Bueno, él había confesado una atracción por mi ¿No? Entonces era justo que yo confesara mi pequeña atracción hacia él, también.

Fui a darme una larga ducha con agua helada para relajar mis músculos. Me vestí con unos jeans ajustados que Alice me había regalado en mi último cumpleaños y una blusa azul con mi cazadora café, me sentí un poco extraña pero me gustó lo que el espejo me mostraba. Cepille mi cabello un centenar de veces, tratando de hacer tiempo para no llegar demasiado temprano al instituto. Mamá aun dormía en la habitación contigua y escuché a papá cerrar la puerta principal para dirigirse al trabajo. Solté un suspiró y bajé a desayunar.

Mi estomago no estaba en uno de sus mejores días así que opte por algo ligero: una barra de cereal y leche achocolatada. Mastiqué lentamente mi desayuno, saboreando cada mordida, dando pequeños tragos a mi bebida y perdiendo la mirada a través de la ventana de vez en cuando. Finalmente no lo pude demorar más y terminé de comer. Lavé mis dientes, tomé mis libros y me puse el impermeable antes de salir.

Afuera caía una ligera llovizna y las nubes predominaban en el cielo azul grisáceo de Forks. Conduje con cuidado y a baja velocidad en mi Chevy mientras pensaba que le diría a Edward y como lo haría. ¿Le diría que me enloquecía cada vez que me tocaba y besaba, que me gustaba estar cerca de él y que mi cuerpo anhelaba su toque? Definitivamente si le decía eso, creería que estaba tratando con una reverenda chiflada. Suspiré mientras me estrujaba los sesos pensando en como explicar mis sentimientos

— ¡Ya se! —Grité con una sonrisa dibujada en el rostro —sólo dile que él también te gusta y que estar cerca de él te resulta agradable — ¡Estupendo! Ahora estaba hablando sola, tal vez me estaba volviendo loca, susurré en mi fuero interno —No, no estoy loca —me defendí —la gente suele hablar consigo misma en voz alta de vez en cuando —me reí.

Si alguien me viera pelear conmigo misma pensaría que de verdad estoy chiflada.

Entre al estacionamiento del instituto y aparque en mi plaza habitual, la suya aun estaba vacía. Al parecer mis intentos de retrasar mi llegada habían sido casi nulos, ya que solo había pocos autos en el estacionamiento.

Solté un suspiro audible y pegué mi cabeza al volante, apagando el motor. Bien, le diría a Cullen que me gustaba, no sería sencillo. Debía pensar en como acercármele, en como decir cada palabra, en que gestos hacer y tenia que adelantarme a sus posibles respuestas… Debí quedarme dormida mientras pensaba todas esas cosas, ya que el sonido de unos nudillos contra el cristal de la ventanilla de mi auto, me despertaron. Abrí los ojos lentamente y me encontré con el rostro sonriente de Tyler, me observaba bajo la lluvia del lado del copiloto. Me estiré a bajar la ventanilla.

— ¿Qué pasa Tyler? —pregunté, ceñuda.

—Supongo que te quedaste dormida… —dijo apenado, ¡Dios, era un genio! —bueno, yo solo quería avisarte que la campana esta por… —ni si quiera terminó de hablar cuando la campana que daba aviso que era hora de comenzar las clases, sonó.

—Sonar —terminé yo cuando el sonido infernal de la campana cesó —gracias, Tyler, iré a clases en un momento.

El chico asintió y, sin borrar su sonrisa del rostro, salió corriendo hacia el edificio seis. Yo me quedé un poco mas en la cabina de mi auto, vi la plaza de Edward ocupada por un flamante volvo plateado y no pude evitar que una sonrisa estúpida ocupara mi rostro, en mi estomago sentí mariposas y la sangre comenzó a acumularse en mis mejillas. Deseaba con todas mis fuerzas que las cosas salieran bien con Edward.

Tomé mi mochila, cerré la ventanilla y salté al clima casi nevado de afuera, al parecer la temperatura iba en descenso y las gotas de lluvia habían pasado a ser pequeños e irregulares copos de nieve que caían sobre mi cabello. Si la lluvia no me gustaba ¡Cuánto menos la nieve! Camine enfurruñada a través de la mini tormenta de nieve hasta mi salón, tenia español, seguramente la maestra estaría molesta al verme llegar tarde a su clase.

— ¡Vaya! —musitó la maestra al verme de pie en el umbral de la puerta —me alegra que se digne a acompañarnos, señorita Swan.

—Lo siento, tuve problemas con mi coche —mentí, rogando por que ella no me hubiese visto en la cabina de mi coche.

La maestra torció el gesto y me hizo una seña para que pasara. Sentí mis mejillas arder mientras iba a mi lugar, al lado de Alice. Me dispuse a prestar atención, aunque solo fue en apariencia ya que mis pensamientos estaban a unos cuantos salones mas adelante… con Edward Cullen.

Las horas pasaron lenta y lastimosamente, cada movimiento del reloj acrecentaba mi ansiedad por encontrarme con Cullen. Necesitaba verlo y pedirle perdón por lo que había dicho, necesitaba sentir sus manos sobre mi cuerpo y que susurrara en mi oído cuanto me quería, que mi piel se erizara con cada movimiento, con cada rocé, con cada choque de nuestros cuerpos.

Después de una terrible tortura, finalmente llegó la hora de gimnasia. Nunca me sentí tan feliz de ir a esa clase, siempre la había odiado, pero no ese día; era la única que compartía con él, por tal motivo, se convirtió en mi clase favorita.

Me separé de Alice, tratando de ocultar mi sonrisa de emoción. Tuve que controlarme para no llegar al gimnasio dando saltitos, si lo hacia, mi mejor amiga sabría que algo estaba mal en mi. Al entrar no lo encontré, tal vez estaba cambiando sus ropas de diseñador por algo más cómodo para la clase. Me arrastré hasta los vestidores y cambie mi ropa, usé un par de pants viejos y una camiseta blanca, recogí mi cabello en una coleta y salí tomando un balón de la canasta. Estaba sumamente nerviosa, me temblaban las manos y comenzaba a transpirar, ¡Iba a confesarle mi atracción a Cullen!

Mi sonrisa era imborrable, o eso parecía hasta que vi la pareja que se besaba con pasión a mitad de la cancha. Se trataba de nada más y nada menos que de Edward Cullen y Victoria Sutherland. Esa escena me hizo enfurecer ¡Pero si había sido un reverenda idiota! Ya decía yo que no se podía confiar en los sentimientos de un chico como él; un día enamorado de una y otro día besándose con otra. ¡El estúpido no perdía el tiempo! Sin importar que tuviera la mitad del rostro morado e hinchado, las chicas llegaban a él como moscas, ¿Qué más se podía esperar de Edward hijo-de-puta Cullen?

Sentí mis ojos arder, las lagrimas se preparaban para su descenso pero no le daría el gusto de verme llorar ¡Primero, muerta! Parpadee furiosamente y mande las estúpidas ganas de llorar muy, pero muy lejos, ¡Jamás le demostraría a ese engreído que me había lastimado!

Caminé tranquilamente hacia las gradas para tomar asiento, pero antes, pasé a lado de la pareja. Carraspee.

—Disculpen pero… si continúan así el entrenador los echara fuera, jumbo a la oficina del director —comenté, sardónica.

— ¿Te molesta que esté besando a mi novio, Bella? —preguntó, sonriente.

¡Genial! Cullen y Sutherland habían regresado.

—En lo mas mínimo —contesté sin perder mi sonrisa —entonces, debo suponer que hoy tendrás nueva pareja para practicar, Edward.

—No solo hoy —musitó, amoldándose al cuerpo de él —de ahora en adelante yo seré la compañera de gimnasia de Eddie.

Hice una mueca interna ante la mención de su nuevo apodo ¡Se escuchaba tan ridículo!

—Ojala que puedas conseguir un nuevo compañero —su sonrisa era increíblemente falsa.

Rayos, Bella ¡Cálmate! No puedes ir por ahí odiando a cada nueva novia de Edward ¡Terminarías odiando a todas las chicas del instituto!

—Oh, no te preocupes —contesté, sin perder la sonrisa —le pediré a Newton que me ayude.

—Newton es un buen chico —acordó ella — ¿Sabias que esta interesado en ti?

—Estoy al tanto —dije, ensanchando mi sonrisa antes de darme la vuelta y caminar hasta donde se encontraba el aludido.

Antes de partir, vi el rostro de Edward ensombrecerse. Era bien sabido que Mike Newton era todo un picaflor y yo era su conquista en turno. Pagarle a Edward Cullen con la misma moneda pondría muchas mas emoción a la situación, le mostraría que a ese juego podíamos jugar dos.

Capítulo 5: Muerte en vida Capítulo 7: Rock and Roll

 
15095805 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11082 usuarios