Volví a mi departamento y me di cuenta que ya eran casi las cinco de la tarde por lo que me duche y me propuse mirar tele mientras pasaba una tarde de relax pero no fue tan así ya que mi celular comenzó a sonar y al ver quien llamaba suspire.
-Hola Mamá-conteste con la voz no tan animada.
-Hola Bella, llamaba para preguntar como estabas-murmuro Reneé.
-Estoy bien, gracias pero ahora un poco ocupada, te llamo luego, saludos a papá.
-Muy bien, un beso, te quiero mucho, adiós-entonces colgó.
Mi relación con mis padres disminuyo notoriamente desde que me entere lo que Charlie hizo, sé que la culpa la tenía el y no Reneé pero era imposible no sentirme mal cuando los miraba a los ojos, antes de vivir sola me la pasaba siempre en casa de Rosalie, una de mis amigas de más confianza, la hermana de Jasper y recientemente casada con Emmett, un hermano de Alice y Edward. Trataba en lo máximo de no estar mucho tiempo en mi casa ni hablar con ellos hasta que cumplí los dieciocho y Charlie, junto con mi ahorros, me compro este hermoso departamento que es un lujo.
Decidí dejar de pensar en eso y me quede mirando tele hasta que me quede dormida en el sofá y desperté a la mañana siguiente muy exaltada, estaba llegando tarde, me bañe lo más rápido que pude y me vestí casi a volandas mientras iba a toda velocidad hacía la empresa al llegar Alice me miro de arriba abajo y me regaño.
-Bella, te ves…mal-dijo tratando de acomodar mi pelo, que solamente cepille una vez y mis ropas que estaban un poco arrugadas.
-Lose Alice y tengo la junta con el comité en cinco minutos, ayúdame-Alice sonrió de oreja a oreja y me llevo a mi oficina donde conecto una planchita, que no tengo idea de donde saco, y empezó a planchar mi cabello y me cambio los zapatos que no combinaban por unos tacones negros que iban perfectamente con el traje blanco que llevaba.
-Ya estas mucho mejor, ahora solo te digo que corras hacia la sala de juntas porque la reunión ya empezó-la mire con ojos como platos y me levante de un brinco del asiento y corrí hacía la maldita sala.
La reunión fue un éxito y ya podía estar relajada por el resto del día, me dirigí a mi oficina y me senté en mi enorme silla de cuero blanco y empecé a menearlo mientras cerraba un rato los ojos.
-Permiso, Bella ¿ya nos podemos ir?-pregunto Edward asomando su perfecto cuerpo por la puerta.
-Sí, ya es todo, al fin paz-suspire.
-Pues sí, la verdad que para ser mi segundo día fue más tranquilo que el primero-entro a mi oficina y se sentó en una silla frente a mí.
-Me alegra que este día haya sido más tranquilo ya me sentía apenada ayer por atarearte con tanto siendo tu primer día-le sonreí y me puse de pie mientras recogía mi bolso.
-Pues no fue nada, la verdad pensé que sería peor y la jefa aún más-se rio entre dientes mientras se paraba para acompañarme hacía la puerta.
-¿Ah sí? ¿Creíste que sería esas viejas amargadas y feas que tratan mal a las personas?-pregunte incrédula.
-Pues si-se rio-pero ahora que veo tengo la jefa más hermosa del mundo-entonces me perdí en sus ojos, tan hermosos y mi respiración se fue entrecortando, di un paso hacía el y por estos malditos y odiosos tacones que tanto detestaba tropecé y caí sobre Edward sin darle siquiera tiempo para moverse o atraparme razón por la cual los dos caímos al suelo y yo quede sobre el, donde pude sentir la perfección de su cuerpo, entonces su mirada me cautivo de nuevo haciendo que mi corazón se desbocara y mi respiración ya fuera demasiado irregular, estaba a centímetros de su rostro y su boca, mi estómago tenía un cierto revoltijo en su interior y yo…no me quería separar de él.
Lamento que este capítulo no sea demasiado largo, pero ya vendrán las cosas buenas, espero que les guste y cualquier duda o pregunta me consultan.
|