|
BELLA POV:
Salí corriendo, dejándolo atrás. La presión fue demasiada. Bella, eres una tonta. – me repetí incasablemente. Me desgarró el alma el verlo ahí, de pié frente a mí sin ninguna expresión en el rostro al rechazarlo. Corrí hacia el baño y me encerré allí dentro, en busca de soledad. No debo sentirme así. – me decía con rabia. – ¡Bella, tienes novio! No lo dejes por un capricho que no durará más de un par de días.
Sonó el timbre que anunciaba el comienzo de clases. Me sequé las lágrimas con la manga de mi chaqueta y fui a mirarme al espejo. No se notaba que había llorado, lo cual agradecí enormemente. No quería responder las incansables preguntas de mi amiga. Mi teléfono vibró en mi bolsillo. Lo saqué rápidamente y respondí sin siquiera ver quien era. -Amiga, ¿Dónde estás? – preguntó Alice, preocupada. -En el baño. – contesté, intentando de que mi voz no sonara apagada. – Cerca de la sala de química. -Voy para allá. – cortó así sin más. -Te espero. – le dije al aire. Cuando llegó Alice, me dijo que estábamos atrasadas. Me obligó a correr por los pasillos hasta nuestra próxima clase. Al entrar, mi mirada se dirigió hacia la de Edward. Era como magnético o algo por el estilo. Cada vez me ocurría lo mismo. A su lado, no podía estar nadie más que ella. Tanya. ¿Cómo no? – dije internamente. – Maldición. Empuñé mi mano, furiosa. Me fastidiaba verla coquetear con él, pero mucho más el hecho de que él no hacía nada para evitarlo. -Mira a mi hermanito. – dijo Alice, haciéndome volver la cabeza para verla. – Creo que ya tiene una admiradora. Lo miré nuevamente. Al darse cuenta, me miró con el odio saliéndose por los ojos.
Durante toda la clase esquivamos nuestras miradas. Fue uno de los momentos más molestos que he tenido que soportar en mi vida.
Al término, lo perdí de vista y me junté con los chicos. Teníamos unos veinte minutos para dirigirnos hacia nuestra última clase. -¿Dónde está Edward? – preguntó Alice. -Creo que lo vi con Tanya. – respondió Emmet. – Se les veía muy felices a los tortolos. Quería golpearlo en la boca por haberlo dicho. Una mezcla de sentimientos me invadió. Lo que lo hacía peor, era el tener la certeza de que el hombre que quería estaba con una cualquiera y solo porque la muy idiota de yo lo había rechazado.
EDWARD POV:
No lo iba a soportar. Ella debía ser mía sea como sea. No sabía por qué había reaccionado de esa manera en el cuarto de aseo. Creo que tiene que ver con que es la primera vez que me duele que una chica me rechazara, de hecho, es la primera vez que lo hacen. Por alguna razón, no estaba dispuesto a rendirme, a pesar de su negativa, no lo haría. Ella me quería y no dejaría que eso cambiara.
Me senté solo atrás del salón. Miraba distraído a través de la ventana cuando una chica se me acercó. Me saludó con demasiada energía, por lo que me pude dar cuenta de que estaba interesada en mí. Recordé que Bella y mi hermana compartían esta clase conmigo así que aproveché la oportunidad que el destino me estaba dando para verificar ciertas cosas relacionadas con mi Bella. -Hola cariño. – saludo la aludida. - ¿te importa si me siento junto a ti? Le sonreí con calidez. -Sí, estoy solo. – contesté, poniendo cara de pocos amigos. – Me llamo Edward Cullen soy el hermano mellizo de Alice. -Lo sé. Supongo que tú ya sabes mi nombre. – dijo con arrogancia. -¿Debería? Su rostro se descompuso momentáneamente. -Me llamo Tanya. En ese mismo instante vi como Bella entraba junto a mi hermanita al aula. Me dio un poco de rabia verla así de pie como si nada, tan indiferente, como si todo lo que hablamos no hubiera ocurrido, pero luego vi que sus manos estaban empuñadas y la mirada dirigida a mi compañera de banco denotaba el odio que sentía hacia ella. Celos. – pensé. – el plan perfecto.
Cuando terminó la clase, salí junto a Tanya. Me topé con Emmet que me hizo una señal de aprobación mientras Tanya miraba con distracción hacia la salida. -¿Adónde vamos? – pregunté. -A un lugar donde estemos solos. – respondió con una sonrisa seductora. -Dame una pista. -No. Lo siento, será una sorpresa. No me gustaba mucho la idea de estar a solas con ella, de hecho, no me agradaba en lo más mínimo pero la necesitaba para poder darle celos a Bella.
Caminé sin ponerle problemas con nuestras manos unidas hasta llegar atrás de las gradas del campo de futbol. -Este será nuestro lugar secreto. – se notaba emocionada igual que una niña pequeña. -¿Por qué secreto? – pregunté. Me parecía ridículo. -Porque no creo que te guste que lo nuestro fuera público ¿o sí? No creo que tu novia quiera compartirte. -¿Quién dijo que yo tenía novia? -Lo pensé. Un chico tan guapo no puede estar solo. – contestó. -Es solo que no he encontrado a la indicada. – mentí. No podía decir que había encontrado literalmente a la chica de mis sueños y que estaba perdidamente enamorado de ella, ni mucho menos que esa chica era Bella, que me había rechazado y que estaba inventando sentir algo por alguien que en realidad no me interesa. – Aún la estoy buscando. – sonreí forzosamente. -Quizás ya la has encontrado. Tenía razón. -Quizás sí. Se abalanzó sobre mí y me besó efusivamente. No sentí nada además de un poco de decepción, pero para no echar a perder nada, le respondí el beso. Se separó de mí y me miró un poco impresionada. -Wow, besas increíblemente bien. – sonrió de oreja a oreja. -Gracias. – me sentía un poco incómodo. – pero tengo que decirte algo… -¿Qué pasó? ¿No te gustó? – preguntó con nerviosismo. -No, no es eso. -¿Entonces? – se notó preocupada. -Sé que es muy pronto y que no nos conocemos casi nada. – tragué saliva pues me dolería mucho lo que estaba a punto de decir. – pero quería saber si quieres ser mi novia. Se quedó paralizada y además, muda. -¿Qué? -Digo, porque quiero conocerte más. – mentí otra vez. Se acercó con rapidez y me abrazó con fuerza. -Me encantaría. Ya estaba hecho. La primera parte de mi plan estaba completa. Ahora solo faltaba que Bella se enterara.
|