Hola a todos, lamento el retraso pero he estado ocupada con mis estudios. Espero que les guste
BPOV
Maldita resaca. Odio el alcohol, odio la luz y odio al maldito mundo.
Tomar por dos días seguido no es muy buena idea y lo peor es no recordar nada después del segundo o tercer trago… bueno eso es normal cuando el vaso en que se toma el tequila es el doble de lo grande que debería ser.
Maldito Edward y sus vasos gigantes.
Trate de abrir los ojos, pero con la luz entrando por la estúpida ventana gigante -que esta envés de pared-me es imposible hacerlo, sé que solo una persona con dinero podría tener una ventana así, obviamente esta no es mi habitación, porque mi habitación apenas tiene dos pequeñas ventanas.
-Buenos días- dijo alguien que se encontraba junto a mi en la gran cama.
-¿Te desperté con mis molestos gemido de dolor? –pregunte abriendo lentamente los ojos y volteando a ver al guapo junto a mí.
-No, ya estaba despierto- contesto tranquilo, con su cabello cobrizo despeinado (algo nada nuevo en el) y sin camisa ¿Qué acaso el alcohol no hace efecto en el? Seguramente yo parezco un puto Zombie -como los de Resident Evil-, y él se tan guapo, tan perfecto y feliz.
-¿Por qué estoy vistiendo esta ropa? –pregunte al ver que en vez de mi falda de tubo, había un pantalón de chándal que obviamente no es mio.
-¿No te acuerdas? –pregunto con el ceño fruncido.
-Mmmm- trate de recordar a que horas me cambie, pero el dolor de cabeza no me dejaba pensar (Es como si alguien me estuviera martillando el cerebro), así que solo pude negar con la cabeza.
Maldijo algo que no pude oír y se levanto -¡Nunca más te vuelvo a dar tequila! –Exclamo casi gritando.
-Edward… ¿podrías bajarte el volumen a tu voz? –suplique.
-Lo siento- dijo sentándose junto a mí y llevando sus manos a mi cabello para peinarlo -¿no te acuerdas de nada?
-La maldita resaca no me deja pensar –conteste- ¿Acaso hice o dije algo estúpido?
- Nada que no hagas normalmente –dijo sonriendo.
-¿Ya te bañaste?
-si, y seria bueno que tu también lo hicieras, tal vez te sientas mejor –dijo.
-Esta bien.
-Entonces ve a bañarte y yo preparare el desayuno- dijo dándome un beso en la frente y salió de la habitación.
Riley a de estar enojado por que me fui corriendo sin darle una explicación, tendré que disculparme después cuando esta maldita resaca desaparezca. Todavía hay algo que no logro entender ¿Cómo es que llegue a la cama? Normalmente cuando tomo, ya no me muevo de ahí… tal vez el me trajo.
Me baje de la cama- que me encanta-, abrí la puerta del baño-el cual es como mi sala de grande-, me mire en el puto espejo gigante y ¡Si un Zombie! Definitivamente parezco in Zombie mutante, tengo una ojera -como si no he dormido en un mes- que sobresalen mucho porque mi piel es blanca y además estoy súper despeinada –Alice y Rosalie dirían que parezco recién follada-.
Después de bañarme, encontré todas mis cosas en la cama, me vestí con la misma ropa de ayer–por suerte hoy no trabajo- y maquille tratando de tapar las ojeras gigantes; Peine mi cabello y lo deje suelto.
Después de media hora de arreglarme, me dirigí al comedor en donde encontré a Edward con una taza de café y leyendo el periódico.
-¿Te sirvo café?- pregunto dejando el periódico en la mesa y volteándome a ver.
-Por favor - Me senté a un lado de él, puso una taza de café y un plato con un omelette frente a mi- Gracias.
Vacié el plato rápidamente, no se si porque tenia mucha hambre o porque me sentía muy nerviosa al ser observada y atendida por Edward.
-Toma para la resaca- dijo dándome una pastilla y un vaso de agua.
-Gracias- dije. Estoy más que segura que le gano a los tomates. ¿Por qué tiene que ser tan atento? ¿Acaso el alcohol no tiene efecto en el?
-Lo siento –dijo mirándome a los ojos.
-¿Por qué?- pregunte confusa.
-Por llamarte en tu cita con…Riley -Aparto la mirada por unos segundos y me volvió a mirar, sus ojos expresaban muchas cosas-, por darte tequila, por ser un egoísta, por… por todo.
-No importa, me hiciste un favor -su rostro se ilumino y la esquina derecha de su labio subió, mostrándome así la sonrisa torcida que me hace fantasear en las noches.
-Entonces, me debes un favor- sonreí al oír sus palabras infantiles –Y quiero cobrar ese favor hoy.
-¿Qué es lo que quieres que haga?
-Salgamos.
-¿para afuera? –Bromee haciendo que rodara los ojos. ¿Que hay en mi cabeza?
-Nah para dentro- me encogí de hombros - Al cine.
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-Me da dos sodas y una palomita grande –dijo Edward.
-Mejor pequeña -sugerí.
-¡Pequeñas! la ultima vez pedimos pequeñas la película no había ni comenzado y ya te las habías acabado.
-Eso no es verdad – ¿O si?
-Como no eres tú la que se pierde la película por comprar más palomitas -dijo dramáticamente.
-Ok –dije. Voltio a ver a la chica que nos atendía, que por cierto se lo comía con la mirada.
-Entonces dos sodas y una palomita grande – dijo la chica moviendo sus pestañas exageradamente grandes –serian 7 dólares.
-Aquí esta- saco un billete de a 10 y se lo entrego a la chica- Ya vengo, agarra el vuelto.
-¿Adonde vas?
-Por servilletas y algo para llevar esto–señalo las sodas y la palomita, se alejó caminando rápidamente pero sin perder el toque elegante y al mismo tiempo rudo que solo él tiene.
-Aquí esta su cambio –Me dio los 3 dólares, pero algo llamo mi atención en medio de los billetes había una tirita de papel con algo escrito en ella. En serio, esta zorra quiere pelea.
-Gracias –dije con una sonrisa falsa.
Edward apareció junto a mi, puso los cosas en una bandeja de esa que se encuentran en los cines y me volteo a ver -¿Pasa algo? –Pregunto sonriendo, negué con la cabeza por que en verdad sentía que si abría la boca lo único que podría hacer es empezar a insultar a la Puta Ofrecida - Vamos.
Cuando ya habíamos dado unos pasos 10 pasos, disimuladamente mire a la Zorra que no nos quitaba su mirada de encima, saque el papelito, lo hice bolita y lo tire al suelo. Pude ver como su rostro enrojecía y en mi rostro se formo una sonrisa de satisfacción.
Mire a Edward y este me estaba viendo con una sonrisa en la cara- ¿Qué?
-Nada –dijo riéndose entre dientes.
Creo que deberían llamar a los bomberos porque mi rostro se estaba incendiando y en poco tiempo empezaría a quemar el lugar.
Me vio, Mierda me vio ¿que hago?
Entramos a la sala de cine para ver la película que Edward me dejo escoger. Aunque esta era mi oportunidad para entrar y ver una película romántica con el, pero mi deseo de ver una comedia-acción fue mas grande que el romance y entramos a ver Kick-Ass 2.
Lo se, soy una romántica que le encanta ver películas en donde hay mucha violencia.
-Estuvo genial -dijo Edward, por suerte tenemos los mismos gustos con respecto a películas.
-Obvio, yo la escogí –dije sonriendo como siempre cuando estoy con el- ¿A dónde vamos a hora?
-No se… ¿Te gustaría ir a las maquinitas?
-Claro –Amo que me conozca tan bien.
-Por cierto, la semana pasada mi Abuela me hablo – Elizabeth Masen la madre de Esme, una encantadora mujer- Dijo que había llegado una carta del Instituto.
-Charlie me dijo algo similar… algo de una reunión.
-si exacto, ¿Piensas ir?
-En verdad no, pero Alice no nos dejara faltar -seguramente me obligara a ir contra mi voluntad.
-si, es posible que la enana nos meta en el baúl del carro para llevarnos –dijo sin una pizca de broma en su voz, ya que Alice era capaz de eso y más.
-Tal vez no sea tan malo, así visitare a mi papá- Edward abrió la puerta del local de las maquinitas y me hizo señal de que pasara yo primero- Gracias.
Después de esa conversación nos concentramos en ganar, aunque soy mala con la coordinación en los juegos nadie me gana. Mi secreto es apretar botones al azar y siempre funciona.
Con cada minuto que pasaba con Edward sentía que el corazón se me hacia más grande con todo el amor que guardaba dentro. A todas partes que íbamos se portaba como un caballero e ignoraba las miradas provocativas de las Zorras, lo único que le preocupaba era mi felicidad.
Me dejo en la puerta de mi apartamento, pero no sin antes darme un beso en la frente como solía hacer.
-Adiós –dijo moviendo la mano y una sonrisa en el rostro.
-Adiós, cuídate.
Me recosté en la puerta después de cerrarla, tal y como en las películas cuando el chico se iba y ella quedaba medio atontada. Nunca olvidare este día, ni el sueño que había tenido antes de despertarme.
“Te amo, más que a mi vida” dijo el Edward de mi sueño. Ojala se hiciera realidad.
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Ha pasado un mes desde el sueño erótico que tuve. Riley termino conmigo unos días después y Edward me a estado pidiendo por todo este mes que vayamos almorzar, cenar, al cine, hasta fuimos a jugar golf- a pesar de que soy malísima en el acepte- y Edward me enseño como jugar; Me he divertido demasiado estos días.
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