Capitulo dedicado a CARLAROBPATT4EVER. Gracias guapisima por haberme ayudado con la portada, eres genial :))

A la mañana siguiente Alice se levanto en cuanto Carmen le aviso de que en una hora estaría allí Jasper. Se dio un baño de agua fría que estaba segura de que no le sentaría muy bien luego por la noche. Se puso un vestido que nunca habría pensado llevar, era para una señorita de una clase social muy elevada y por último llego Rosalie que le hizo un peinado de lo más sofisticado. Casi no desayuno porque estaba nerviosa, no entendía la razón.

Unos quince minutos después de haber acabado todo llego Jasper Whitlock con un traje impoluto, su pelo seguía estando rizado e indomable, y una mirada tierna hacia Alice que hizo que se le estrujase el corazón.

-Señorita, déjeme decirle que cuando salgamos los rayos del sol tendrán envidia de usted. –Dijo haciendo que Alice se sonrojase.

-Oh, por favor señor Whitlock es usted un mentiroso –Le dijo riendo Alice todavía con sus mejillas ardiendo.

Salieron después de que ella se despidiese de Carmen y Rosalie. Una calesa les esperaba a la salida del burdel, dos caballos blancos muy bien preparados tiraban de ella. Alice subió a ella con ayuda de Jasper.

El viaje transcurrió en silencio, mientras Jasper se devanaba los sesos para hacer un buen plan con ella. Finalmente decidió ir a dar un ligero paseo alrededor de su finca donde había unas bonitas estatuas griegas traídas por su abuelo desde la mismísima ciudad de Atenas.

Cuando llegaron Jasper la condujo hasta las esculturas blancas mientras hablaban un poco de sus vidas. Alice se sentía cómoda con él, cosa que le parecía extraño debido al incidente de la pasada noche. Mientras veían las imágenes talladas en mármol Jasper le iba explicando quienes eran, sus particularidades etc. Se sorprendió tanto cuando ella consiguió arrancarle no una, si no varias carcajadas.

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Mientras tanto en el burdel Carmen había recibido una noticia y había empezado a llorar sabiendo lo que sufriría su pobre niña. Camino todavía con los ojos enrojecidos hasta la habitación de Rosalie, tocó la puerta y espero a que le diese permiso para entrar, cuando lo hizo vio a su pequeña peinándose. Rosalie se giro a verla y frunció su ceño al notar que había estado llorando, instintivamente se fue hacia ella y la abrazó.

-Carmen ¿qué pasa, por qué lloras? Nunca te he visto llorar. –Le dijo preocupada.

-Cielo siéntate –dijo señalándole la cama y la rubia así lo hizo esperando a que continuase. –Acabo de recibir información de fuera. –Rosalie asintió sin entender nada. –Mi niña, Emmett va a casarse, no se con quien, y va a terminar tajantemente su relación contigo. –A la muchacha le sentó como un jarro de agua fría y se mantuvo inexpresiva mirando a la nada. No hizo ningún movimiento, ningún sonido. Cosa que asusto mucho a Carmen. –Mi niña no…

-Necesito estar a solas Carmen por favor –No le dejo acabar la frase, la mujer asintió y desapareció.

"No puede ser, no puede ser. Ahora no Emmett, ¿por qué justo ahora mi amor?" pensó e inconscientemente dirigió sus manos hacia su vientre acariciándolo. Se tumbo en la cama y lloró como no lo hizo el día en que fue repudiada por su familia, como no lo hizo cuando la escoria de Royce la violó, lloró como nunca lo había hecho antes.

Carmen en la barra del bar lloraba por Rosalie. Solo podía recordar cuando la encontró medio desmayada de hambre y sed en un callejón solitario y la llevo a su burdel. Desde ese momento Rosalie fue como una hija para ella, la cuidaba, le tenía un privilegio que no se esforzaba en disimular… en fin, infinidad de cosas.

Ella sabía muy bien lo que era perder un amor. Carmen Denali llego a California desde Inglaterra tras haber enviudado de su pobre Eleazar, el hombre era un poco más mayor que ella y tenía la horrible tuberculosis. Fue feliz con él como con nadie lo sería. Cuando llego a su hasta ahora ciudad monto el burdel más envidiado de todo California. Tenía las mujeres más sanas, para todos los gustos, ofrecía seguridad y comodidad a sus empleadas y discreción hacia sus clientes. Más de una vez había visto a algún visitante frecuente de su burdel con su esposa y veía como el hombre sudaba la gota gorda pensando que diría algún comentario sobre sus estancias, pero ella simplemente pasaba de largo como si no hubiese visto a nadie conocido.

La mujer también estaba nerviosa por otro hecho, veinte minutos más tarde de que se fuese Alice y Rosalie se hubiese vuelto a dormir, el comandante Vulturi había llegado exigiendo ver a la gitana. Después de haber tenido una discusión muy acalorada de que ella decidía en que trabajaban sus chicas, y de que el señor Whitlock se la había llevado a dar un paseo matinal, el insufrible comandante se fue no sin antes dar una mirada enfurecida a García.

Todavía sumergida en los recuerdos de la discusión se sorprendió al ver a Alice frente a ella, agitando una mano cerca de su cara haciendo que volviese en sí. La pequeña gitana estaba sonriente, muy sonriente y sonrojada.

-Oh, Carmen ha sido estupendo, magnifico –empezó cuando vio que tenia la atención de la mujer –Que Dios me perdone, pero me ha besado, ¡y yo lo he correspondido! Pero no ha sido como anoche no, ha sido tierno, tan tranquilo. Me ha presentado a sus padres, bueno el señor se tenía que ir a acabar unos asuntos, pero la señora es muy amable, tiene el pelo castaño y que pelo.

Alice observo atentamente a Carmen y se dio cuenta de que no estaba atendiéndole nuevamente.

-¡Carmen! –grito dando un fuerte golpe en la barra de madera. -¿Qué pasa? No me estas atendiendo estas ida.

-Ay Alice, vete a ver a Rose, te necesita. Y por Dios no le comentes que os lo habéis pasado tan bien.

Alice extrañada se quito una fina capa que llevaba sobre los hombros y se fue hacia la habitación de su rubia amiga. Llamo un par de veces y como nadie le contestaba decidió entrar. Lo primero que vio fue a Rosalie llorando, ahogando sus sollozos en la almohada. Fue corriendo y se sentó a su lado, la cogió por los hombros y le dio un abrazo consolándola. Ahora los sollozos eran más fuertes y se ahogaban en el hombro de Alice.

-Rose santo Cristo ¿qué te pasa? Carmen esta como ida, tu lloras… -Le pregunto cuando parecía que ya se había calmado.

-Alice, Alice. Él. Casar. Romper conmigo… -dijo llorando sin poder hablar mucho más.

-¿El señor McCarty se va a casar y va romper contigo? –Rosalie asintió y volvió a llorar. Alice la siguió consolando y cuando estuvo totalmente tranquila la rubia volvió a hablar.

-Alice, el no puede dejarme. Yo… yo… -empezó a vacilar –he descubierto que estoy embarazada. –Alice abrió tanto los ojos que parecía que se le iban a salir. No dijo nada simplemente se quedo con ella toda la tarde.

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En la prisión desde el punto de la mañana el comandante estaba insoportable, no dejaba de gritar y de golpear cosas.

"Mierda de Carmen, puta gitana, puto Whitlock. Hijos de puta todos" no dejaba de pensar.

Bajo enfurecido a la celda donde tenía a la otra mujer, la madre de la muchacha.

-¡TU! –Le grito sobresaltándola –Vas a hacerme un favor –Esme levanto la cabeza en un acto de claro desafío. –Te irás a la ciudad junto con la vieja esa y buscaras información de todo lo que pase en la ciudad.

-No voy a hacer nada de lo que usted me mande –Tras esas palabras Esme le escupió en las botas y Aro le dio tal golpe que la tumbo al suelo.

-Escúchame si no lo haces juro por Dios que tu hijita después de pasar por la cama de los hombres más crueles que pueda haber, será torturada, y después la matare delante de tus narices –el rostro de la mujer perdió todo rastro de color.

-¿Qué quieres exactamente? –cedió.

-Así me gusta más tigresa –le acaricio la curva del cuello con sus dedos y ella tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no quitarle la mano de allí. –Iras a la ciudad, te hospedaras con la vieja en una casa, te daré luego la dirección, y me conseguirás toda la información que puedas del señor Whitlock y tu hija.

Y sin más se fue de allí.

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En el burdel las horas habían pasado y ya llevaba dos horas abierto al público, Rosalie no había salido de su habitación todavía. Entonces llego Carmen con una expresión difícil de describir entro diciendo solo unas palabras: Él está aquí y desea hablar contigo. La rubia había estado todo el día esperando ese momento, había decidido que no le diría nada a Emmett del embarazo y reuniría todas las fuerzas que le quedaban para poner su cabeza muy alta y no venirse abajo delante de él.

Salieron amabas, Alice y Rosalie, de la habitación hasta la sala grande. Allí estaba Emmett tan impecable como siempre cuando llegaba al lugar, estaba tan guapo que le costaba mirarlo. Se acerco a las dos mujeres.

-Necesito hablar contigo –le susurro cabizbajo.

-Habla –Rosalie no mostraba inicios de querer hablar en tono más bajo.

-A solas.

-Mejor que me lo digas delante de todos, así tendrás testigos. –dijo la mujer subiendo un poco la voz. Y ahí Emmett supo que Rosalie ya estaba enterada de todo.

-Rosalie, me voy a casar con otra mujer por lo que ya no te visitare. –Rosalie respiro profundamente sin que Emmett lo notase.

-¿Quién es ella?

-Inés Hale –Rosalie ya no pudo aguantar más. La presión del embarazo, la despedida de Emmett y sobretodo el darse cuenta de que el hombre al que amaba se iba a casar con su insoportable hermana mayor. Comprendió que ese fue su fallo, el nunca haberle dicho a Emmett su apellido.

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Todos vieron como la mujer se desvanecía en el suelo cubierto por un tapiz rojo escarlata. Alice pudo llegar a tiempo para que no se golpease la cabeza y Emmett fue corriendo en ayuda de Rosalie. La cogió y la llevo hasta su habitación seguido por Alice y Carmen. La última decidió esperar fuera a pesar de la incertidumbre que la invadía.

En el cuarto Emmett miraba a la mujer inconsciente y más pálida que de costumbre asustado y preocupado.

-¿Qué le ha podido pasar para reaccionar así? –Se pregunto a sí mismo, pero Alice le miro totalmente encolerizada.

-¿Cómo puedes ser tan cínico? ¿Qué querías que después de que le dijeses que te vas a casar con su hermana mayor se pusiese a dar salto de alegría? –Le dijo Alice con todo el sarcasmo del mundo, sabiendo después de todo lo que le había contado Rosalie de su familia. Emmett perdió el color del rostro.

-¿Su her… her…hermana? –Tartamudeo el hombre. Alice se quedo en blanco.

"Mierda. Él no lo sabía"

-Ella nunca me dijo su apellido, nunca habría aceptado la propuesta de matrimonio que hizo su padre con el mío si lo hubiese sabido, pero ahora no hay remedio. –Siguió diciendo. Alice lo miro y vio en sus ojos reflejado todo el dolor que sentía.

-Emmett ¿tú la quieres?

-Y eso ahora que importa, ella me odia, estoy seguro –Y tras esas palabras apoyo su cara en sus manos.

-Emmett… -empezó a decir indecisa, hasta que él la miró. –Ella no quería que lo supieses porque ya sabía que te ibas a casar pero…

-¿Pero…? –La insto a continuar.

-Está esperando un hijo tuyo –Le soltó la gitana. Por la cara de Emmett pasaron muchas emociones, desde la alegría hasta el orgullo, pero en ningún momento enfado o desilusión y Alice supo

Hola chicas, ya estoy aqui de nuevo, espero que os haya gustado el capi. 

Espero vuestros comentarios y votos.