No me acuerdo cuando me quede dormida, pero ahora que despierto estoy en una habitación hermosa es demasiado grande pero bonito en realidad; ayer me fueron a buscar los Volturis así que debo de estar en su castillo, me pare de la cama y fui abrir la puerta del lado derecho me sorprendí ver un baño de ese tamaño se puede hacer una fiesta en él, a un costado había una doble puerta la abrí me quede plasmada al ver un armario que podría ser otra habitación pero no, es mi closet parece el de una princesa es lindo a pesar de que este vacío, Salí de la ese cuarto, se abrió la puerta de mi recamara.

-buenos días- dijo una voz femenina- veo que ya despertaste - me dijo una voz dulce- te traje algo ropa- me tendió una bolsa de regalo- Bienvenida nena- me dijo esa mujer de ojos violetas.

-gracias…- no termine la oración pues no se su nombre, sonrió tiernamente.

-Me llamo Heidi- me dijo, le sonreí apenada- ve a bañarte para que desayunes- me menciono, ver que no me movía tomo mi mano mi llevo al cuarto donde estuve hace unos momentos- báñate cuando termines tu desayuno va a estar listo para que comas-exclamo saliendo del baño.

Tarde en la tina,  Salí del baño con la ropa que me dio Heidi que consistía en una falda arriba de las rodillas color azul con lunares de una azul más fuerte, una playera gris con una manzana del mismo color de los lunares y una bufanda gris, mi ropa interior no cabe decir que eran de lunares, y unos zapatos de color azul, afuera me esperaba Heidi pero no había nada de comida me mintió.

-Anna, se te ve lindo esa ropa puesta- exclamo con una sonrisa- solo falta peinarte y quedara más hermosa- se acercó para peinarme, me hizo dos coletas.

-Heidi…- mencione sin terminar mi oración por la razón que mi estómago gruño provocando que me sonrojara, aquella mujer que me está acompañando le salió una risa de sus labios, agarro mi mano guiando a la puerta que esta frente de mi cama, parece ser la salida de mi habitación.

-tu desayuno esta aquí- articulo señalando una sale es demasiado linda aunque parece antigua, me que pasmada – ven vamos a sentarnos para que desayunes- me jalo mi mano para llevarme a una mesa cerca de un ventanal la cortina estaba cerrada por la luz del sol; sobre esa mesa se encontraba mi comida eran huevo revueltos con jugo de naranja y una manzana –o. O se pasaron de sal con el huevo revuelto- lo comí a pesar de eso ya que se tomaran las molestias de hacer mi comida- cuando termines vamos con los maestros te están esperando- me dijo mientras comía mi manzana.

-está bien- le respondí con una sonrisa-pero primero iré al baño- le dije, ella solo asintió con una sonrisa, apenas termine de comer me dirigí al cuarto baño para lavarme los diente; al terminar me dirigí a donde estaba Heidi, se encontraba esperando en la puerta me agarro la mano para ir al salón principal, no tardamos en llegar porque a medio camino me cargo y camino rápido hacia ahí, al estar frente a las puertas me puso en el piso, estas se abrieron, entre por segunda vez a esa sala.

-querida Annabelle, ven acércate- exclamo Aro con esa sonrisa más falsa que siempre tiene, me acerque a él con mi mejor risa que tengo- pequeña a partir de hoy aquí va ser como tu casa- dijo tanto para mí como la gente que estaba en ese momento.

-Gracias Aro, por recibirme en tu castillo- le di mis agradecimientos- a pesar de que no conseguiste información sobre mí- le dije con una sonrisa  amplia e inocente al ver su cara un poco desconcertado por un segundo.

-siente libre de andar libremente aquí, en tu habitación encontraras varios objetos para que tengas una estancia cómoda- recito Aro ahora su risa fue un poco maliciosa.

-bienvenida, este es tu nuevo hogar, siéntete confortable - dijo Caius seguido de Marcus.

-muchas gracias a todos ustedes, les aseguro que será placentero vivir en este lugar- les agradecí con mis más sincero agradecimiento, en verdad va ser divertido vivir en un lugar lleno de vampiros;  y tener un hogar por fin uno ahora si, a partir de hoy sonreiré siempre para llenarlos de felicidad a todos ellos y no se sientan miserable especialmente al señor Marcus tengo que hacerlo sonreír; y enseñarles el significado de una familia cueste lo que cueste.

-puedes retírate, pequeña Anna- me dijo Aro, me retire sin más demora dirigiéndome a mi recamara. Esto es mi nueva casa quien sabe qué clase de sorpresa nos llevaremos todos viviendo juntos.