My darkness and your light (+18)

Autor: Bella_Yexsi
Género: + 18
Fecha Creación: 12/03/2013
Fecha Actualización: 30/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 7
Comentarios: 6
Visitas: 14670
Capítulos: 12

Había decidido que ya no confiaría en nadie, estaba cansada y desilusionada de las personas que me rodeaban. Le había abierto mi corazón sin darme cuenta y él no había dudado un segundo en destrozarlo y ella, la que creía que era mi hermana, mi confidente, me había engañado todo este tiempo. ¿Cómo es posible que las cosas puedan cambiar tan rápido? Un día ser tan feliz y sólo en un abrir y cerrar de ojos, ver que todo cambiará y encontrarme en ésta oscuridad totalmente sola. ¿Estaría por siempre así?

 

Las invito a unirse al grupo en Facebook https://www.facebook.com/groups/553792507977549/

Aca publicare adelantos, actualizaciones, imagenes y muchas cosas mas. Podran dar su comentarios sobre los capitulos.

Link del Trailer http://www.youtube.com/watch?v=3rohGFZQ2Sw

 

Att; Yexsi Granado

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 5: Funeral

Bueno chicas por fin aca el nuevo capitulo, disculpen la tardanza...

Gracias a todas las que me leen, las que dejan sus votos, comentarios y a esas lectoras silenciosas  que pasan por acá *-------*

La canción es: Butterfly Fly Away de Miley Cyrus

Capítulo beteado por Sool Onuma.

Gracias por tu ayuda

Betas FFAD. groups/betasffaddiction/

“Justo cuando todo parecía estar perfecto, llega algo que borra tu sonrisa, que cambia todo, y por un instante no puedes creer que te esté pasando a ti”

Todo estaba oscuro y no podía ver nada. Sabía que estaba viva, pero era extraño. No sentía.  Estaba sola en esa oscuridad, solo las tinieblas me rodeaban y no había más nada allí.

Desperté poco a poco, sintiendo un desagradable olor a alcohol y empecé a abrir los ojos lentamente.

—Mi niña está bien… Dios, no sabe cuánto me ha preocupado, pensé que no despertaría.

Alcé mis ojos para ver a una Josefine muy preocupada. Me di cuenta que me encontraba en mi cuarto y estaba acostada en mi cama. Maldición… ¡Cómo duele! La cabeza parecía que me iba a explotar. ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué fue lo que pasó? Entonces todos los recuerdos vinieron de repente: el accidente, los policías, mis padres, ¿muertos?  El dolor de cabeza aumentó y paso a ser una jaqueca fuerte. Gemí. Era demasiado…

—Isabella, ¿qué sucede? —Josefine tomó mis manos preocupada y empezó a secar mis lágrimas que corrían por mi rostro. No sabía que dolor era más fuerte, si el de mi corazón o el de mi cabeza. Maldición… Me va a estallar.

Esa noche, mi nana tuvo que inyectarme. Hacía mucho tiempo que no me pasaba esto, creí que las migrañas se habían ido. La última vez fue cuando… murió mi abuela Marie. No pensé que sucedería de nuevo, que tendría que pasar por este dolor, al menos no tan pronto. Sabía que no estarían conmigo para siempre, solo que no quería perderlos y pensar que esa tarde sería la última vez que los vería. ¿Cómo todo podía cambiar tan rápido? Un maldito ebrio que no pudo frenar a tiempo, me había arruinado la vida por completo.

Habían pasado solo dos días y hoy sería el funeral. No tengo ganas de ir. Solo quiero que este dolor desaparezca. A veces pienso que hubiera sido mejor haber estado con ellos para no quedarme sola, así estaba… sola. Pues Tanya ni se acercó a  mí estos días, no tengo idea si está aquí, debido a que no salgo de mi habitación. Si fuera por mí, estaría con la misma ropa de esa noche pero mi nana  me obliga a comer, bañarme y vestirme. Siento que me muevo por inercia y solo quiero desaparecer.

Todo es una mierda. Había venido a este mundo solamente a sufrir, sí, solo a eso. Lo único que había sentido últimamente era dolor, decepción, sufrimiento y soledad.

Maldito seas Jacob Black… Él había venido a verme al igual que Ángela y varios chicos del instituto, pero mi nana les explicó que no me sentía bien. Para mi alivio, ninguno insistió mucho. Y mi celular estaba tirado en alguna parte de mi habitación, creo que descargado pues no lo había escuchado sonar.

Estaba sentada en un pequeño mueble en mi cuarto viendo por la ventana, cuando  escuché la puerta abrirse y volteé de inmediato.

—Niña Isabella, discúlpeme si la molesto pero hay alguien que quiere verla —Se apartó un poco para dejar pasar a la persona que tenía detrás de ella y era él, mi tío Ian.

Mi miró con sus ojos azules, examinándome. Seguro Josefine le contó cómo había estado todo estos días y rodé los ojos ante tal pensamiento. Solo quiero que me dejen en paz.

— ¡Princesa! —Caminó despacio y se arrodilló frente a mí, me tomó el rostro entre sus manos; él siempre tan cariñoso, y se quedó mirando fijamente mis ojos, sé que no tenía palabras ya que nunca las hay para estas situaciones, ¿qué me puede decir? La misma estupidez que siempre dicen, “Que estaré bien, ya pasará, que mis padres están en algún lugar del cielo viéndome, cuidándome”; si como no, como si me interesará que estén viéndome, yo los quiero aquí conmigo ¿es que no entienden?, ahora estoy sola. Estaba tan metida en mis pensamientos que no había notado que ya estaba llorando junto con él, aferrada a su cuello, como si mi vida dependiera de ello. Comenzó a acariciar mi espalda sin decir nada, solo estando aquí, a mi lado.

Lo necesitaba y él lo sabía muy bien, pero yo no quería decirlo, no puedo hacerlo. Estoy harta que todo lo bueno que tengo a mi alrededor, se destruya. No quería que él también lo hiciera. Ian siempre estuvo conmigo cuando lo necesitaba. Es un chico de 25 años, alto, de cuerpo atlético, cabello del largo perfecto, de un castaño claro con pequeños reflejos, que le dan un toque de príncipe de cuento de hadas o algo así. Él era socio de mi padre, dirigía la oficina de New York ya que para mi padre se le hacía muy difícil estar aquí y allá, no le gustaba separarse mucho de nosotras…

 ¡¡Mierda!! Nuevamente volvía el dolor en el pecho, era como una herida recién hecha.

Me separé lentamente de él y todavía seguía arrodillado frente a mí.

— ¿Irás? —Todavía no lo sabía. Solo quedaban dos horas para el funeral y si solo el recuerdo me dolía tanto, como para desear morir antes de sentir de nuevo, no quería ni imaginar ver las tumbas de ellos. Sabía que me rompería por completo. ¿Podría ir? ¿Podría mantenerme de pie?

Ian seguía mirándome, esperando mi respuesta y tomé aire para darme valor.

—Lo haré —respondí finalmente. Sabía que no era buena idea pero no podía huir ¿o sí? Este pueblo era una mierda, todo me los recordaba; primero Jake y ahora ellos, mis padres.

Nos encontrábamos entrando al cementerio. Había ido con mi tío Ian y el chofer de nuestra mansión. Tanya, no donde andaría, no había ni señales de ella. Íbamos un poco tarde y podía ver las personas, algunos familiares, amigos de mis padres, trabajadores de la empresa, que ya estaban en el lugar. Pude divisar algunos rostros conocidos y el sacerdote ya se encontraba allí, esperando nuestra llegada para comenzar.

El chofer estacionó a unos cuantos pasos. Ian bajó antes que yo, dando la vuelta al auto para abrirme; siempre tan caballero. Algunos notaron que había llegado y empezaron a voltearse para verme. Josefine me había elegido la ropa, debido a que no tenía ganas para eso; cargaba un pantalón negro que me quedaba un poco grande, gracias a mis últimos ayunos, una camisa negra que también me quedaba igual y me había colocado el cabello en una coleta y nada de maquillaje, porque no lo necesitaría. Trataba de ahogar mis lágrimas, mientras nos íbamos acercando. “No te derrumbes, Isabella”, me repetía constantemente mi conciencia, “solo un poco más y te irás de nuevo a la seguridad de tu habitación, a tu maldita realidad”.

Cuando llegué junto a la fila de sillas que estaban colocadas al lado de las urnas de ellos, el sacerdote comenzó con su palabrería y no presté atención a nada… Mi atención estaba en esas urnas que tenían a las personas que amaba, a mis guías. Los extrañaba. Las locuras de Renée, sus escapadas de locos enamorados, sus abrazos, besos, consejos, su compresión, ayuda, a Charlie y  la hermosa canción que cantaba para mí que hasta hace poco me recordó…

—Princesa ya acuéstate, tienes que descansar —Me reprendió Charlie. Este día había sido genial, habíamos pasado un excelente momento, paseando y ellos contando anécdotas de su noviazgo perfecto.

—Papá, no… Un rato más… —Estaba acostada sobre el pecho de Charlie. Me encantaba hacer esto de niña antes de dormir, sentía que estaría bien estando aquí, sabiendo que los tendría siempre a él y Renée. Entonces recordé…—Papá ¿Por qué no me cantas esa canción? La que a mí me gustaba tanto. ¿Recuerdas?

—Claro que sí, mi niña…

Oruga, en el árbol 
Te preguntas como serás, 
No puedes ir lejos 
Pero siempre suenas 

Deseando siempre, deseando 
No te preocupes, aguanta. 
Te prometo que llegara un día... 
En que la mariposa pueda volar 

Mariposa, vuela lejos 
Mariposa, vuela lejos 
Tienes alas y ahora 
No puedes quedarte 

Toma esos sueños 
Y hazlos realidad. 
Mariposa, mariposa, mariposa 
Mariposa, vuela lejos. 

Mariposa, vuela lejos. 
Mariposa, vuela lejos...

 

“Ya Isabella”, me reprendió mi conciencia, “deja de recordar, te derrumbarás…” Respiré profundamente, tragándome mis lágrimas de nuevo. Luego, escuché que el sacerdote pedía a todos que nos sentáramos.

Levanté la vista y me encontré con muchos rostros conocidos. Estaba aquí, ella no había faltado, pero… ¿Quién era ese? Nunca lo había visto, algo en él me parecía conocido pero no sabía que era. Tanya, nunca había llevado a ningún chico a casa, tampoco hablaba de ninguno, así que mis padres y yo siempre pensamos que era una buena chica que solo se ocupaba de sus estudios y nada más, bueno, yo pensaba eso hasta que la vi a la muy perra revolcándose con Jake.

El chico no quitaba su mirada de mí, ¿acaso tenía algo extraño? No Isabella, es lástima, por eso te mira así, todos los que están aquí lo hacen, sienten lástima por ti. ¡Desgraciada conciencia! ni con ella podía estar en paz en mis pensamientos.

De pronto, todos se pusieron de pie y los seguí. Ya había terminado y al parecer mi tío Ian, había dado unas palabras, pero estuve tan metida en mi mundo que no escuché nada de lo que pasaba a mí alrededor.

Todos empezaron a pasar, para  depositar rosas rojas y blancas encima de las urnas de mis padres. Algunos murmuraban palabras como si ellos estuvieran aquí escuchándolos y los conocidos venían a mí, para darme su sentido pésame.

—Isabella —Aro, otro socio de mi padre, estaba con su esposa Heidi— Lo siento mucho, de verdad querida.

 Me abrazó fuertemente y sentí un extraño escalofrío bajando por mi espalda. Su esposa solo le limitó a asentir.

No los conocía mucho, solamente había visto a Aro un par de veces, cuando iba con papá a la oficina a realizar algunas diligencias los sábados y él estaba allí. Conocí a su esposa hacía alrededor de un año, en la cena de fin de año de la empresa. Es una mujer de mediana estatura,  cabello rubio con pequeños reflejos dorados, blanca, con una figura despampanante y de unos cuarenta y pocos. Su mirada, me resultó amenazante pero concluí que eran cosas mías. La falta de comida, sueño y la depresión, no eran buena combinación.

Tanya se acercó hacia a mí, para darme un abrazo, el cual recibí de muy mala gana, ganándome una mirada reprobatoria de Ian y rodé los ojos de forma exagerada. ¡Qué hipócrita! Después de todos los sapos y culebras que me lanzó, ahora venía fingiendo ser buena y ni a mis padres quería. El chico que estaba con ella, seguía mirándome como antes, era muy extraño pero no estaba nada mal. Tiene el cabello de color cobrizo, despeinado de una manera que solo lo haría ver sexy a él, un total adonis con cuerpo de infarto pero lo más seguro, un maldito como todos los demás hombres… como Jacob.

Tanya volteó a verlo y creo que se dio cuenta de la manera que me miraba, porque su rostro cambio de “Zorra hipócrita” a “Te mataré Isabella”, sí, esa era la mirada. El chico hizo un gesto de desaprobación y por lo que parecía, era el novio de mi “hermana”. El muy desgraciado, me miró como para devorarme, dándome una sonrisa de lado jodidamente sexy-moja bragas, claro que como yo estaba con toda esta mierda de vida, no hizo ningún efecto…Creo.

—Isabella, te presento a Edward Cullen —dijo viéndome de manera amenazante—  Edward Cullen, mi hermanita. —subrayó, haciendo énfasis en la palabra.

—Isabella Swan —Él estiro su mano derecha para saludar y me quedé unos segundos mirándola, era grande y de dedos largos. Reaccioné para tomarla y al tocar su piel, sentí inmediatamente una corriente eléctrica subiendo desde mi mano, hasta mi brazo. Levanté mi mirada, para cerciorarme si él había sentido lo mismo, pero no percibí ningún cambio en su rostro; estaba serio, con la barbilla rígida y parecía incómodo. Había tenido su mano agarrada por más tiempo de lo necesario y la solté rápidamente para no darle otra razón a Tanya de arruinarme más la vida, aunque ya no hubiera nada que arruinar.

Tanya presentó el chico a Ian, haciendo los dos el mismo protocolo de saludo, claramente, durando mucho menos que yo para soltarlo. Me aparté de ellos un poco. Para mí, esto no era momento, ni lugar para sociabilizar.

Ángela, se encontraba aquí con sus padres, que también eran muy amigos de los míos. Quedó en que me llamaría esta semana para vernos, debido a que no había hablado con ella desde hace dos días que fue cuando estuve en su casa, el día en que todo se arruinó y que esta maldita oscuridad, se apoderó de mi vida.

Mi corazón estaba destrozado.

Estos dos días, la luz que quedaba en mí, trataba de recoger los pedazos de él para unirlos nuevamente, aunque no había logrado nada. Todo el esfuerzo de estos días fue en vano. Los pedazos de mi corazón, estaban esparcidos por todo el lugar, más destrozados y hecho añicos que antes…

 

¿Qué les pareció? ¿Qué piensan? ¿Edward es amigo de Tanya o será un novio?

Bueno preciosas este fue el capítulo espero que les allá gustado, esta historia se pondrá interesante. ¿Por qué a Bella le dio el escalofrió al abrazar a Aro? Jummm…

Pues no les diré mas nada, espero leernos pronto… Gracias a todas por sus Reviews

Besos *------*

Capítulo 4: Rodeada por mis tinieblas Capítulo 6: Confundida

 
15115396 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11101 usuarios