CAP.34: RENEE
Bella POV
Ella giro sobre sus pies y se me quedo mirando. Parecía sorprendida y no entendía por que. Era el día de mi boda, obviamente iba a estar aquí.
-Que haces aquí? – pregunte exigente.
-Bella! Me da mucho gusto verte! Ha habido un problema con quien debía proveer las flores. Entonces Esme recurrió a mi para que la ayudara. No tenia muchas otras opciones. Pero por favor, no te enojes con Edward! El no tiene idea de esto.
-Esta bien.
Le conteste sin estar muy convencida. Pero en cuanto viera a Edward iba a saber si el estaba al tanto. No sabía mentirme.
Levante la vista y observe las sillas: se veían hermosas. Lo que mas me gustaba era el camino central. A cada lado y a lo largo de la alfombra que llevaba al altar, había un camino de pétalos de rosas rojas. Ayudaba a mantenerlas ahí que hoy había muy poco viento. El perfume era delicioso.
Rene estaba junto a una carretilla repleta de flores rojas: rosas, crisantemos, algunas silvestres, yerberas, anémonas, y mis favoritas, tulipanes. Tome una y la observe. Una flor tan sencilla pero justamente en su sencillez radicaba el punto esencial de su belleza.
-Te has esmerado! Y estas usando varias de mis favoritas.- Comente sin emoción.
-Bueno, es tu boda. Me pareció que te gustaría verlas aquí. Te gusta el color?
-Si, es muy hermoso.
-Bella... yo
-Madre, por favor, hoy no tengo las energías para discutir y...
-Bella, siento mucho todo lo que paso. Se que fue un error y uno muy grande. Menosprecie a Edward. Ahora entiendo la clase de hombre que es y realmente me hace dichosa que sea tu esposo. Se merecen el uno al otro y sé que serán felices – sus palabras me sorprendieron.
-No hace falta que me digas quien es Edward. Se la clase de persona que es y por eso lo amo. No se si quiero tener esta conversación hoy. Yo...
-No lo hago para adularte. Estoy siendo sincera. – y me estaba impacientando
-Te estoy diciendo...
-Se que no puedo volver el tiempo atrás y deshacer lo ocurrido. Pero yo te amo con toda mi alma! Estaba parada aquí, observando todo esto y lamente tanto no ser parte! Pero son las consecuencias que debo pagar por mis malas decisiones. Hice lo que consideré que era lo mejor para ti y resulto ser todo lo contrario. Y lo siento desde el fondo de mi corazón! Tal vez, algún día, cuando tengas hijos podrás entender, al menos un poco.
Ella bajo la mirada y yo la imite. Hoy era un día muy especial y estaba feliz por muchas cosas. No podía soportar esto mas. Se me llenaron los ojos de lagrimas, porque internamente no podía aceptar lo sucedido y por otro lado, me alegraba de verla aquí.
Cuando levante la mirada, me encontré con la de ella y no era mas que mi fiel reflejo. Ambas emocionadas y descolocadas por el encuentro. Miramos hacia otro lado al mismo tiempo y nunca dejamos que salieran de nuestros parpados. Era como si nos hubiéramos puesto de acuerdo en no demostrar más de lo que podíamos o queríamos.
-Se que no lo merezco, pero me gustaría quedarme a la boda. No como una sombra tras bambalinas, sino como quien soy: tu mama. A tu padre le gustaría mucho. Crees que es posible?
Mire hacia la hermosa glorieta junto al lago y en mi cabeza resonaron las palabras de Edward: "lamentaras en el futuro que ella no haya compartido contigo el día de tu boda". Por eso el era mi mitad, mi complemento, quien podía acompañarme en la vida... porque siempre sabia lo que necesitaba. Y el hecho de que la había perdonado me impactaba. Su grandeza hacia que me sintiera muy orgullosa de convertirme en su esposa. Y por sobre todo, emocionalmente, no podía seguir sobrellevando mucho mas esta tensión.
-Si, puedes quedarte.- conteste sin mirarla.
-Oh, Bella perdóname! Nunca fue mi intención hacerte tanto daño! Si pudieras ver a través de mi y sentir cuan arrepentida estoy, no dudarías... – y ya no quería escucharla mas, no lo resistía.
-No se si pueda... Pero por favor, no me presiones. Creo que es importante que dejemos el tiempo fluir.
-Gracias! - y se adelanto a abrazarme y automáticamente di un paso hacia atrás. Lamente hacerla sentir mal pero fue algo instintivo.
-Alice me debe estar buscando, debo volver a prepararme. Tienes lo adecuado para cambiarte? Porque si no puedo hablar con Esme y...
-No, tengo mi ropa preparada. Iba a venir a ver la ceremonia aunque sea de lejos y no quería desentonar. Y además, tu padre me acompaño personalmente a comprar mi vestido. Te imaginas? El acompañándome a comprar un vestido? – y a pesar de las lagrimas nos reímos al mismo tiempo.
-Nos vemos después. – y volví lentamente hacia el edificio.
Cuando entre en la habitación, Alice estaba allí, colgando cosas por todas partes: mi vestido, el velo, medias, zapatos, ligas y ropa interior, por un lado. Por otro lado, había listo un tocador con todo lo que necesitaba para peinarme y maquillarme. También teníamos como accesorio unos pequeños aretes y una pulsera de diamantes y zafiros azules, que eran un préstamo de Esme. Habían pertenecido a la madre de Carlisle y eran increíbles! Solo quedaba prepararme.
-Donde te habías metido? – me reto y se agacho para observarme mejor - Has estado llorando?
-No... Me emocione un poco pero no es nada
-Como que no es nada?
-Por favor, puedes en este día mimarme un poco en lugar de retarme? Realmente lo necesito.
Y entonces, dando un saltito, se acerco a mi para darme un gran abrazo. La apreté con fuerza contra mi porque lo necesitaba, especialmente de la que ahora se convertiría oficialmente en mi hermana. Mas necesitaba un abrazo de Edward pero ella no lo iba a permitir.
Me cambie y me senté en bata y ropa interior en un sillón extremadamente cómodo. Me relaje un poco y hasta dormite, mientras ella me maquillaba.
Rosalie paso por allí y ayudo con mi peinado. No iba a ser complicado pero quería que mi chignon estuviera absolutamente perfecto. Solo con una mecha suelta a cada lado para hacerlo menos formal.
Cuando terminaron con eso y estaba a punto de vestirme, Esme entro en la habitación y se acerco rápidamente a mi.
-Bella! Estoy tan orgullosa de ti, hija! No esperaba menos. – y nos abrazamos fuerte. La apreté contra mi todo lo que pude unos instantes, pero no quería llorar. Ella tomo mi cara y dejo un beso en mi mejilla – Bueno, como vamos aquí?
-Estamos por empezar a vestirla – dijo Alice desconcertada. Pobre! No entendía nada.
-Bueno, manos a la obra! Te cuento Bella, que tengo un novio muy pero muy nervioso en el piso de arriba. Emmet tuvo que amenazarlo con que iba a atarlo a un sillón si no se quedaba quieto. – y las cuatro nos reímos.
Terminaron de vestirme y realmente no podía creer que era yo. El vestido era sencillo: el corsage era straples y la gasa se plegaba dándole textura. La cintura tenia una gran faja que daba dos vueltas terminando en un moño lánguido doble y grande, en cuyo centro se colocaría un bouquet de flores similares al ramo. La falta evase y suelta de cientos de capas de gasa le daba un volumen leve. Con el me sentía una princesa. Ellas me miraron complacidas.
-Bella, debemos ir a cambiarnos. Podrás quedarte sola unos momentos?
-Si, vayan tranquilas. Las espero aquí.
No terminaban de cerrar la puerta cuando alguien mas irrumpió en la habitación. Rene entro como apurada con unas cajas en la mano y las dejo enseguida sobre la mesa, junto a la entrada. Me dio la sensación que se le venían cayendo.
Llevaba un vestido de coctel rojo, sin mangas y cuello semi volcado clasico, pero que le quedaba muy bien. Ella siempre elegía colores muy vivos para vestirse.
Saco de una de las cajas el bouquet y al girar hacia mi dio un suspiro ahogado y se llevo ambas manos a la boca. Automáticamente el bouquet cayo sobre la alfombra. Sus ojos se llenaron de lagrimas y apoyo ambas manos sobre su corazón. No dijo una sola palabra, pero me pareció que temblaba.
Realmente era una mezcla de emociones las que pasaban por mi cuerpo. Por sobre todo, no quería llorar! Ella se agacho lentamente, levanto el bouquet y lo reviso. Lo llevo a su nariz para olerlo y ahogar el sollozo que se le escapaba de la boca.
Camino unos pasos hacia mi y me miro. Su emoción era incuestionable al igual que la mía. Preparo el gancho del bouquet y lo prendió entre las cintas del moño de mi cintura. Las rosas pequeñas y rojas envueltas en seda eran el detalle ideal. Dio unos pasos atrás y volvió a contemplarme.
-Estas tan hermosa!
-Gracias! Estoy muy nerviosa también! – y tomo un pañuelo descartable del tocador para sonarse la nariz.
-Oh, no lo estés! Todo esta mas que perfecto! – y extendió sus manos hacia mi. Las tome y ella las apretó fuerte, mientras cerraba los parpados en forma muy sentida.
-No se si algún día voy a poder perdonarte por completo! Hay cosas que aun no puedo comprender. Aunque mas que comprender, no las puedo aceptar. Pero el tiempo nos dirá si puedo volver a confiar ciegamente en ti, como alguna vez lo hice. Es lo que puedo decirte por ahora. – y nos regalamos una media sonrisa, mutuamente.- Me alegra que estés aquí!
Ella asintió y soltó mis manos. Sabia que no podría abrazarla como si nada hubiera pasado. Con ayuda, tal vez, el tiempo curaría las heridas.
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