La Sustituta

Autor: Akemi
Género: Romance
Fecha Creación: 26/10/2013
Fecha Actualización: 24/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 10
Comentarios: 51
Visitas: 27019
Capítulos: 11

Isabella Swan vive sola y trata de salir adelante desde hacia cinco años. Escapó de casa siendo una adolescente porque estaba harta de la clase alta y la vida que llevaba, la preferencia que sus padres sentían hacia Kristen, su hermana gemela y el desprecio. Bella no encajaba en ese mundo lleno de hipocresias y de gente superficial. 

 

Su vida cambia cuando de repente se ve obligada a volver a ver a sus padres tras la muerte de su hermana gemela, quien es asesinada dos días antes de casarse con Edward Cullen, un heredero. Cuando se da el primer encuentro entre Isabella y Edward, él sufre una confusión porque cree que se trata de su amada. Al poco tiempo se da cuenta de su error... Ella no es Kristen, pero aun así, no quiere sacar a Isabella de su vida tras ese encuentro. Poco a poco la atracción que siente se convertirá en un inmenso amor el cual Isabella no desea aceptar porque siente que para Edward y para su familia solo es... Una Sustituta. 

 

___________________________________________________________________

Espero que les guste esta historia :D Es una idea loca que se formó en mi cabeza y finalmente me animé a publicar. 

Sachiko065

Gracias a KEIT por ayudarme con cosas referentes a esta historia y a otras que ya tengo, también porque ella realizó la portada de este fic. Te quiero muchooo! Sin ti no sabría que hacer en ciertas ocasiones. 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 4: Sorpresas desagradables

 

Capítulo 4: Sorpresas desagradables

 

Bella POV:

 

Tengo descanso hoy y me siento aliviada porque no necesito ir a ninguna parte y por lo tanto es poco probable que me encuentre con Edward a menos que este venga a mi casa.

 

Desde que me levanto pienso en lo que Edward me dijo acerca de mis padres; que ellos tuvieron sus razones para tratarme como me trataron. Yo pienso que es mentira, pero una parte de mí, quiere una explicación.

 

Suelto un gruñido de frustración. Quisiera ignorar totalmente a esas personas. Tal vez deba mudarme pero no lo hago porque no quiero ser cobarde y por mi pésima situación económica. Además, no tengo con quien irme.

 

El pánico se apodera de mi cuando alguien toca la puerta. Estoy vestida de manera decente, pero temo que se trate de Edward.

 

-¿Quién es?- pregunto.

 

-Soy Mike, abre por favor

 

Respiro con alivio mientras abro.

 

-¿Qué sucede Mike?

 

-Me dejaste ayer en la discoteca- frunce el ceño-. Quiero saber que fue lo que ese tipo te dijo, ¿Estás bien?

 

-Estoy en perfectas condiciones… Pero estoy algo enojada contigo, has sido un cobarde

 

-Lo sé y me disculpo por aquello, es solo que algo en su mirada me decía que no debo meterme con él

 

-Pues que bueno… Créeme, es insoportable, lo odio

 

Se ríe. No entiendo porque le parece gracioso lo que he dicho.

 

-¿Segura que fue tu novio?

 

-¡No!  ¡Nunca! Él… Era novio de mi hermana

 

-¿Tu hermana?

 

-Sí, pero ella murió

 

-Lo siento, de verdad

 

-No te preocupes

 

-Entonces él no era tu novio- sonríe-. ¿Sabes? Eso me alegra, eso significa que tengo una oportunidad contigo

 

-No, significa que voy a partirte la cara si no te largas de aquí- le dice alguien a sus espaldas. Me quedo boquiabierta de furia porque es Edward.

 

-Esta vez no pienso irme- murmura Mike.

 

-Mejor vete, necesito aclararle unas cuantas cosas a este tipo- le digo a Mike.

 

-Pero Isabella…

 

-Por favor

 

Mike suspira y se va segundos después. Miro con enfado a Edward.

 

-¿No me vas a dejar pasar a tu casa?- pregunta.

 

-No… Dime a que has venido

 

-Hoy iba a llevarte al trabajo como ayer pero nunca apareciste, vine a ver si estabas aquí, pero me encuentro con que este tipo de nuevo está aquí

 

-Ese tipo tiene su nombre, se llama Mike

 

-No me importa…  ¿Por qué estás saliendo con él?

 

-¿Estás celoso?- suelto una carcajada. Sé que me dirá que no, pero me encanta fastidiarlo.

 

-Sí, si lo estoy- responde mientras se mete a mi casa y cierra la puerta. Me pongo muy nerviosa.

 

-¿Por qué te atreves a entrar?

 

Edward me ignora y mira mi casa. por su cara, noto que le parece fea.

 

-No me parece que vivas aquí, en estas condiciones, y sí, si estoy celoso de ese estúpido

 

Muy a mi pesar me emocionan sus palabras pero no dejo que lo note.

 

-¿Por qué estás celoso? Que yo sepa, no ocurre nada entre tú y yo

 

-Pero me gustas y no quiero que ese estúpido te gane

 

-Nadie me gana, yo elijo lo que quiero y obvio no eres tú- digo molesta. A mí nadie tiene por que elegirme.

 

-Wow, jamás he escuchado que una chica diga eso- me muestra una sonrisa y me mira con orgullo-. Eres única Isabella

 

-Sí, la única que se resiste a ti… Edward, no pierdas más tu tiempo conmigo

 

-Soy libre de hacer lo que quiera con mi tiempo- su sonrisa se amplía más. Maldito desgraciado.

 

-El derecho de alguien termina cuando comienza el de otro, ¿No te lo habían dicho? Yo tengo derecho de estar en mi casa, de vivir tranquila

 

-Mierda, tienes razón- gruñe-. Pero bueno, hoy no he venido a molestarte…

 

-¡¿Ah no?! ¿Y qué estás haciendo ahora?

 

-Vengo para convencerte de que vayas a ver a tus padres… Si te llevaba al trabajo te iba a decir eso pero como veo que estás libre, me facilitas las cosas

 

-Y dices que no has venido a molestarme- murmuro. Edward se pone serio.

 

-Tienes que ir… Necesitas saber sus razones

 

-No quiero ir, entiéndelo…

 

-No me iré de aquí hasta que te convenza

 

-Pues tendrás que pasar el día entero aquí porque no pienso salir de casa- niego con la cabeza. Estoy loca si llego a permitir eso. Iré, con tal de que Edward me deje tranquila.

 

Edward sonríe con picardía y eso me molesta;  seguramente está pensando cosas pervertidas. No quiero que él llegue a intentar algo. Soy virgen y no pienso entregarle mi virtud a un tipo que antes estuvo con mi hermana.  Además aunque me guste un poco, yo no lo amo y jamás lo haré.

 

-No me molesta

 

-Vamos, no quiero que estemos aquí… Sé que no piensas en nada bueno

 

-Eres una malpensada- se carcajea.

 

-Piensa mal y acertarás- lo miro con los ojos entrecerrados-. Además no confió en ti, tienes cara de enfermo, en cualquier momento intentarás algo

 

-Y tienes miedo porque no podrás resistirte

 

Me rio a mas no poder.

 

-¿Miedo a no poderme resistir? Eres muy divertido Edward… Que confiado eres

 

-Estoy seguro de que así es... Terminarás estando conmigo si te provoco

 

-Yo no soy de esas- contesto malhumorada.

 

-Eres mujer y tienes necesidades, vamos… ¿No te gustaría estar conmigo?

 

-¡No!- grito escandalizada. Edward abre mucho los ojos.

 

-¿Por qué te has puesto tan nerviosa? Solo te estoy pidiendo sexo…

 

-Jamás me acostaré contigo- digo controlando mi volumen de voz-. Ya tengo a alguien con quien hacerlo- le miento. Mis mentiras nunca son creíbles, ese es mi defecto, soy muy mala mentirosa.

 

-A mi me parece que no has tenido sexo en mucho tiempo- dice acercándose mucho a mí. Me pongo nerviosa pero intento no demostrarlo. Mi corazón comienza a latir fuertemente cuando él pone un dedo debajo de mi mentón y levanta mi rostro para que lo mire-. O lo que es peor, me parece que eres virgen… A pesar de esa agresividad, veo inocencia en tus ojos, eres virgen ¿No es cierto?

 

Quiero que mi rostro no refleje la verdad, pero me traiciono a mí misma. Las mejillas me arden y sé que estoy sonrojada.

 

-Estaba bromeando- susurra asombrado-. Pero tu rostro lo dice todo

 

-Vámonos de aquí, tengo que hablar con mis padres- respondo fríamente.

 

-Eres virgen, que hermoso- sus ojos brillan. Creo que me mira como un delicioso filete o un trofeo y eso me enoja.

 

-A ti no te importa eso, es mi vida privada y no tienes derecho alguno de meterte en ella

 

-Tienes razón pero… Quiero estar en tu vida, que tú estés en la mía

 

-Pues por desgracia estamos uno en la vida del otro en este momento, ahora vámonos

 

-Está bien, señorita…

 

Un rato más tarde nos encontramos en la mansión de mis padres. Sinceramente veo el lugar y no puedo sentir nada aunque haya sido donde crecí.

 

-Hija, que bueno que has venido- dice mi madre cuando me ve. Me da un beso en cada mejilla-. ¿Quieres algo de beber?

 

-No, quiero hablar contigo, Edward me ha insistido para que lo hiciera

 

-Sí, nosotros lo hemos mandado, vamos… Tu padre nos espera en el despacho

 

Bufo sin poderlo evitar. Edward se queda en la sala y yo y Reneé subimos las escaleras porque el despacho de mi padre está en el segundo piso. Cuando entramos veo que Charlie está sentado en su sillón, y me mira atentamente. Algo malo me va a decir, estoy segura. Conozco a mi padre.

 

-Siéntate, querida- me dice con voz calmada aunque noto un poco de nervios y las comisuras de los labios le tiemblan ligeramente.  Alzó una ceja mientras me siento.

 

-¿De qué va todo esto si se puede saber?- pregunto.

 

-Queríamos decirte nuestras razones para tratarte así como lo hicimos- contesta mamá.

 

-Solo hay una razón y esa es que no me quieren- digo de mal humor-. ¿Me puedo ir?

 

-Claro que te queremos, hija- gruñe Charlie-. Déjanos hablar

 

-Si me quieren, ¿Entonces por qué me despreciaron?- reprocho. No puedo evitarlo; aunque tampoco pierdo la calma.

 

-Antes de tenerlas a ustedes, tuvimos un niño- empieza a contar Reneé. Sus ojos se están llenando de lágrimas-. Tu padre y yo estábamos ilusionados porque él sería nuestro heredero, ese niño era fuerte, se notaba con solo verlo

 

-¿Y qué pasó?- cuestiono intrigada.

 

-Murió- dice Charlie con tristeza-. Murió a los cinco años ahogado en nuestra isla durante las vacaciones de verano

 

Mi madre solloza. Siento pena por ella y tristeza por aquel niño.

 

-Después de eso, ya no quise acordarme más de él porque me volvía loca al hacerlo… Me dolía demasiado su recuerdo porque lo amaba con todo mi corazón- dice mi madre-. Tiempo después las tuve a ustedes… Estábamos felices de nuevo porque la vida nos daba una nueva oportunidad…  Cuando las vi por vez primera, fui la mujer más feliz pero en cuanto tú me miraste, noté que tenías la misma mirada de aquel niño, de mi Riley

 

-Al principio no lo creímos del todo y continuamos con nuestra vida, tratándolas a las dos por igual- continúa Charlie porque Reneé ya no puede hablar-. Pero conforme creciste nos dimos cuenta de que tenías la misma personalidad que él… A Kristen, la veíamos indefensa, incapaz de valerse por sí sola… Una niña delicada, en pocas palabras… Nos dolió pero tomamos una decisión… Tratarte con indiferencia, queríamos que te hicieras más fuerte de lo que ya eras, que aprendieras a hacer las cosas, para que cuando crecieras fueras una mujer fuerte, que no necesite de nadie, por eso te dejamos ir cuando tenías dieciocho, pero siempre supimos de ti

 

-No sé qué decir- susurro. No me puedo creer del todo su historia. Es absurdo lo que hicieron… Me negaron el amor todo el tiempo. Sufrí pero no pienso mencionarlo.

 

-Sé que no podemos pedirte que nos agradezcas pero tampoco nos reproches- pidió Charlie-. Cuando murió Kristen, nos dimos cuenta del mal que te hicimos, que nunca te dimos amor, que no te hicimos bien… Fue estúpido de nuestra parte

 

-No, no lo fue- sonrío-. Si es cierto lo que me dicen, de cierta manera lo agradezco… Me puedo valer por mí misma

 

-Pero necesitas amor- dice Reneé-. Y eso no te lo dimos a pesar de que si te amamos, nos equivocamos y ahora pensamos decirte lo que planeábamos para cuando cumplieras los veinticuatro años, que es la próxima semana 

 

-No me gusta celebrar mi cumpleaños- gruño y mis padres ríen un poco. Aun así, estoy un poco emocionada de que lo recuerden y que me tengan algo.

 

-No te salvas de que te demos un regalo- dice mi padre.

 

-Yo no quiero regalos- protesto-. No me gustan, yo no celebro mi cumpleaños

 

-Eres demasiado difícil- masculla mamá-. Pero no señorita, no pensamos consentir que tu cumpleaños lo pases por alto

 

-Pueden comprarme un pastel, solo eso acepto

 

-No solo te daremos un pastel, te daremos una noticia… Adivina a quién tenemos nombrada en nuestro testamento

 

Miro a mis padres sin entender un momento pero después la verdad me golpea fuertemente. No, no puede ser…

 

-No creo que sea lo que sospecho- los miro con mala cara y me levanto bruscamente de mi asiento.

 

Ambos asienten.

 

-Tú eres nuestra heredera- dice mamá con orgullo-. Desde que tienes dieciocho, hicimos un testamento, eres heredera universal

 

-¡¿Qué?!

 

-Sólo que hemos modificado algo- añade mi padre.

 

-¿Qué?- suelto un gemido de miedo-. ¿Qué más me piensan hacer?

 

-Para poder obtener la herencia, tienes que cumplir el último deseo de tu hermana

 

-¿Cuál es?

 

-Casarse con Edward Cullen- mi madre sonríe y yo me rio como loca.

 

-¿Qué es tan gracioso?- pregunta mi padre con el ceño fruncido.

 

-Qué piensen que yo quiero su herencia y que me quieran casar con ese bastardo

 

-Él no es ningún bastardo- mamá resopla. Está enfadada-. Es un excelente muchacho, pero él necesita casarse lo antes posible para tener un heredero y sería excelente para nosotros unir nuestra empresa con la de su padre, porque al tener ustedes un hijo…

 

-Joder, y yo que había creído que realmente me querían- me sigo riendo pero ahora de forma sarcástica. Estoy bastante furiosa que hasta podría matar y de preferencia a Edward-. Me quieren usar para su beneficio

 

-Te amamos hija, pero piénsalo… Sería demasiado bueno… No estás obligada a hacerlo por supuesto, pero…

 

-No lo haré- lo interrumpo-. Jamás me casaré con Edward Cullen y su herencia se la pueden meter por donde…

 

-¡Isabella!- grita mi madre-. Una señorita como tú no debe…

 

-Sé que no debo, pero lo hago…- la interrumpo-. Bueno, lo diré de forma educada… Quédense con su herencia, no estoy dispuesta a casarme con ese joven

 

-Así suena mejor- sonríe Charlie-. Nosotros no queremos obligarte a nada, pero piénsalo por lo menos

 

-Hum… Sí, lo pensaré mucho- me llevo una mano a la barbilla y durante dos segundos finjo que pienso-. ¡No! ¡No me voy a casar con él ni a tener un mocoso! Está decidido

 

Y sin decir nada doy media vuelta y me largo del despacho. Edward corre hacia mi cuando bajo las escaleras.

 

-¿Qué te han dicho?

 

-Cómo si no lo supieras- respondo poniendo los ojos en blanco.

 

-¿Te han dicho lo de la boda?

 

-Sí, y quiero que sepas que he dicho que no… La herencia que planean dejarme pueden metérsela por donde más les quepa… Al fin lo he dicho- suspiro y después camino dramáticamente hacia la salida.

 

-¡Espérame Isabella!- me grita Edward caminando detrás de mí. No me detengo hasta que llego a su auto.

 

-Llévame a casa- le ordeno.

 

-Está bien, pero…

 

-Nada, fingiré que mis padres no me han dicho nada… Así que llévame

 

-Dime que ha pasado

 

-Lo que querías, me han dicho sus razones para despreciarme, la herencia que me tienen planeada y lo tuyo, no sé qué me dio más asco, la verdad

 

-¿Te doy asco?

 

-Llévame y te cuento

 

-Perfecto

 

Sonríe y me abre la puerta para que entre. Después él se mete también y arranca el auto.

 

-Lo del matrimonio es lo que más asco me ha dado- le confieso. Edward se ríe mostrando sus blancos y perfectos dientes.

 

-¿Por qué?

 

-No te rías- exclamo mientras le pego un puñetazo en el hombro-. No es gracioso, yo no me quiero casar contigo ni tener un hijo tuyo solo por una herencia

 

-¿Y si lo hicieras por amor como tu hermana?

 

-Ella pudo estar muy enamorada de ti… Pero yo no, jamás te amaré Edward Cullen

 

-Nunca digas nunca- canta. Conozco la canción aunque no me guste ese género de música.

 

-Inventa tus propias frases ¿Quieres? Sé original…

 

-Está bien… Nunca digas, de esta agua no beberé

 

-Eso está mejor pero… Tampoco es original

 

-Bueno, no estamos hablando sobre si soy original o no, hablaba de que tú puedes llegar a amarme

 

-Ni en tus sueños

 

-¿Quieres apostar?

 

-Perfecto

 

-Te apuesto mil dólares a que te enamorarás de mí, si lo haces tienes que pagarme eso, si no… Incluso te daré diez mil

 

-Vaya, apuestas fuerte, está bien, acepto el trato- me rio-. Muero por hacerme diez mil dólares más rica

 

-Creo que serás mil dólares más pobre- se carcajea.

 

-No seas tan confiado, muchacho…

 

-Tú tampoco, muchacha…

 

El resto del camino no volvimos a hablar. Ya me encontraba más tranquila. Creo que esas bromas entre Edward y yo han hecho que me relaje.

 

Yo tengo decidido que no me casaré con él aunque me dieran todo el oro del mundo.

 

-¿Y qué dices? ¿Quieres casarte conmigo?- me pregunta cuando me voy a bajar de su auto.

 

-Vete al mismísimo infierno- sonrió y cierro. Entro corriendo a casa y decido que quiero dormir el resto de mi día libre

 

Cuando me despierto a media tarde, tengo muchísima hambre y me preparo una sopa la cual como mientras veo televisión. No me concentro en el programa; mi mente sigue dándole vueltas a lo que me dijeron mis padres, sobre todo a lo del matrimonio. Yo no pienso casarme con Edward Cullen, pero no puedo evitar imaginar cómo sería estar casada con él… ¿Llegaría a enamorarme?

 

Niego con la cabeza y el apetito se me va de repente… ¿En qué diablos estoy pensando? Yo no pienso ni quiero convertirme en la señora Cullen.

 

Llevo el plato al fregadero y lo lavo. Mientras lo hago miro por la pequeña ventana que está frente a mí. Desde allí puedo ver el parque lleno de niños y a una pareja con un bebé… Kristen y Edward se verían perfectos de esa manera  pero …¿ Y yo con él?

 

Gruño… ¿Por qué no dejo de pensar en ese matrimonio si yo ya he dicho que no y además no estoy obligada a hacerlo?

 

Bueno, tal vez porque en estos cinco años, esto es lo más interesante que ha ocurrido. Esta situación hace que mi vida que hasta hace tres meses era monótona, cambie un poco. Si, debe ser eso. No es porque me pregunte realmente como sería mi vida al lado de Edward Cullen.

 

A ese hombre no lo amo y nunca lo amaré o al menos eso espero. 

__________________________________________________

Muchas gracias a CINTY, KEIT, JENNI Y YAMI_CRAZZII, por sus comentarios, realmente me puse feliz al leerlos. Espero que continuen leyendo este fic y que les guste. Trataré de actualizar más de dos veces a la semana para que la historia avance rápido y no esperen tanto. 

Saludos!!! 

Capítulo 3: Eres un problema Capítulo 5: Un nuevo acosador

 
15128296 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11112 usuarios