My darkness and your light (+18)

Autor: Bella_Yexsi
Género: + 18
Fecha Creación: 12/03/2013
Fecha Actualización: 30/07/2013
Finalizado: NO
Votos: 7
Comentarios: 6
Visitas: 14674
Capítulos: 12

Había decidido que ya no confiaría en nadie, estaba cansada y desilusionada de las personas que me rodeaban. Le había abierto mi corazón sin darme cuenta y él no había dudado un segundo en destrozarlo y ella, la que creía que era mi hermana, mi confidente, me había engañado todo este tiempo. ¿Cómo es posible que las cosas puedan cambiar tan rápido? Un día ser tan feliz y sólo en un abrir y cerrar de ojos, ver que todo cambiará y encontrarme en ésta oscuridad totalmente sola. ¿Estaría por siempre así?

 

Las invito a unirse al grupo en Facebook https://www.facebook.com/groups/553792507977549/

Aca publicare adelantos, actualizaciones, imagenes y muchas cosas mas. Podran dar su comentarios sobre los capitulos.

Link del Trailer http://www.youtube.com/watch?v=3rohGFZQ2Sw

 

Att; Yexsi Granado

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Capítulo 4: Rodeada por mis tinieblas

Capítulo beteado por Sool Onuma.

A quien le agradezco con todo mi corazón por su ayuda

Betas FFAD. groups/betasffaddiction/

KAROLAY28 me alegra que te gustaraWink

 

“No importa lo rápido que viaje la luz, siempre se encontrara con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando”

 

Pasé toda la noche llorando, pues no podía sacar esa imagen de mi mente.

Jake y Tanya.

Unos pequeños rayos de sol se asomaban por mi ventana. Ya había amanecido y no había dormido absolutamente nada. Sentía como si una manada de elefantes me hubiera pasado por encima. Abrí mis ojos lentamente y sentí que mi cabeza empezaba a doler. ¡Qué mal me pega el desamor!, pensé.

Me acomodé en mi cama, quedando boca arriba. No quería salir de ahí. Podía fingir que nada más existía; por una vez en mi vida quería estar sola. No tenía ganas de ver a nadie ni quería que me hablaran. Revisé el BlackBerry que había dejado en la mesa de noche, al lado de mi cama.

*10 llamadas perdidas*

*4 mensajes de voz*

Todos eran de Jake. Suspiré, algo cabreada. Después de todo lo que vi, todavía tenía la osadía de llamarme. Dejé el teléfono en su lugar; no tenía ánimos de hablar con él. En realidad, en estos momentos deseaba que desapareciera de mi vida. De pronto, sonaron unos pequeños golpes en mi puerta.

— ¿Pequeña, estás ahí?

Era mi padre. Dios, no quería que me viera así, pero tenía que responder.

—Sí, papá, estoy aquí. Pasa.

Asomó su cabeza, como para pedir permiso de nuevo, y me limité a asentir. Se acercó hasta mi cama y tomó asiento a mi lado.

— ¿Qué tienes, princesa? Anoche, tu madre y yo llegamos un poco tarde y no quisimos despertarte.

Entonces, no pude más con este dolor, y las lágrimas traicioneras empezaron a salir de mis ojos como una cascada. Mi padre, al igual que mi madre, siempre estaba ahí conmigo, ya que teníamos muy buena comunicación. Me sentía muy feliz de ser su hija y que siempre podía contar con ellos.

Recordé a Tanya. No podía decirle eso a papá, pues eso podría herir sus sentimientos. Ellos la aman igual que a mí. No podía dejar que esto también los afectará a ellos.

—Solo abrázame —me limité a decirle.

Me levanté para acomodarme en sus brazos, como una niña. Aquí me sentía segura. Por un momento, sentí que el dolor no era tan grande y que nada me podía dañar estando con mi padre. Comenzó a acariciarme el cabello y yo lloraba como una niña de diez años.

—Mi niña, no sé qué es lo que sucedió, pero sabes que puedes contar conmigo y con tu mamá. Estaremos aquí para ti. Sea lo que sea, lo superarás. Tú eres una mujer fuerte.

Me sorprendí mucho con lo que dijo mi papá. Nunca me había dicho que era una mujer. Para él siempre  había sido su niña, su princesa.

—Sé que antes no lo había dicho —prosiguió—, pero te has convertido en una gran mujer, Isabella —me tomó el mentón para que levantara la vista y lo viera a los ojos—. Hija, eres una excelente estudiante; una buena hija, amiga y hermana. Te vas a graduar con honores del colegio, vas a ir a estudiar a una gran universidad y te convertirás en la Presidenta de una cadena hotelera. Me siento muy orgulloso de ti y siempre daré gracias a Dios por haberte tenido. Eres nuestro milagro, mi pequeña. Y aunque ya seas una mujer, siempre serás mi princesa, mi niña. Te amo.

Le sonreí y me abracé más fuerte a él, como si mi vida dependiera de ello.

—Yo también te amo, papá.

Tenía que seguir adelante. Mi padre tenía razón. Como dice el dicho: “No hay mal que por bien no venga”. Me había dado cuenta que Jacob no valía la pena y no era como para quedarme muerta en vida.

Mi padre me dio un pequeño beso en el cabello y se levantó.

—Vamos, pequeña, tienes que comer algo. Tu mamá nos está esperando para comer juntos.

Me levanté para bajar junto a él. Bajamos y desayunamos muy a gusto con mi mamá. Tanya todavía no aparecía.

Tal vez se quedó ayer con él, pensé, y me golpeé mentalmente. No valía la pena seguir recordando. Para tratar de olvidar, subí para leer un poco de mi libro “Crepúsculo”.

—Bueno —hizo una pausa y el resto de las palabras salieron de forma precipitada—. Decidí que, ya puesto a ir al infierno, lo podía hacer del todo.

Me encantaba, ya que a pesar del dolor que pasaría él por soportar la sed de beber su sangre, elegía estar con ella. Entonces me pregunté: ¿Esto es el amor? ¿Ese sentimiento que no te deja pensar de manera racional, que sientes que esa persona lo es todo y sin ella no puedes ni siquiera vivir? Yo no había sentido eso con Jacob. Siempre pensé que algo faltaba, pero no le presté mucha atención…hasta ahora.

Mis padres habían salido para un almuerzo de negocios. Un domingo. Sí, claro. Para mí no era una sorpresa que les gustaba darse unas escapadas. Eran unos locos enamorados.

Pase el día leyendo mi libro favorito y encerrada en mi cuarto. No había querido revisar el celular, pero no podía huir para siempre. Lo agarré para revisar los mensajes.

*15 llamadas perdidas*

*4 mensajes de voz*

*1 mensaje de texto*

Me dispuse a escuchar los mensajes de voz primero.

Isabella, por favor perdóname. Yo no quería hacerte esto. Déjame hablar contigo. Respóndeme el teléfono. Tú sabes que te amo.

Empecé a sentir que las lágrimas amenazaban con salir. ¡Qué hipócrita! Borré el mensaje y marqué para leer el siguiente.

Preciosa, perdóname. Yo no quiero nada con Tanya, ella se me insinuó. Tú sabes que te amo y nunca te haría daño. Cometí un error, perdóname.

No quise escuchar más. Borré los otros dos mensajes que quedaban en la contestadora. Recordé que todavía quedaba el mensaje de texto.

Bells, paso mañana por tu casa para que me acompañes a comprar un vestido para el baile de la graduación. Todavía no sé qué ponerme. Besos, Angela.

Maldito baile… No lo recordaba. Se suponía que yo iría con Jacob. Ahora no tenía pareja, pero no iba a faltar. No le daría el gusto de verme derrotada. Entonces, escuché unos breves golpes en la puerta.

Pase.

Niña Isabella era mi nana, Josefine. Estaba con los ojos un poco rojos y parecía que estaba llorando. No entendía nada.

Sí, nana. Dime.

Ay, mi niña, será mejor que venga usted misma. Baje, por favor. Hay unas personas que necesitan hablar con usted.

La miré confundida y no entendía qué sucedía. Bajé rápidamente las escaleras, con ella siguiéndome, cuando los vi. Estaban en la sala, junto a Tanya. Parecía que ella estaba en shock y que solo veía que las lágrimas salían de sus ojos y no paraban, pero no hablaba ni se movía. Sentí una punzada fuerte en mi corazón y me dolía el pecho.

Señorita, lo siento mucho dijo uno de los uniformados que estaba  ahí.

Simplemente esas palabras fueron suficientes para entender lo que sucedía. No escuché nada más. Mi cuerpo estaba ahí pero mi mente se encontraba en otro lugar. En ese momento, la vi y supe para qué estaba ahí: venía a llevarme.

 Me dejé consumir, rodeada por mis tinieblas y por esta oscuridad.

Capítulo 3: Engaño Capítulo 5: Funeral

 
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