Hope

Autor: vickoteamEC
Género: Drama
Fecha Creación: 16/02/2012
Fecha Actualización: 27/03/2012
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 106
Visitas: 26622
Capítulos: 11

Y aquí estaba otra vez… recostada sobre la cama de él. Él… que aún me parecía un hombre completamente extraño. 

Y yo aquí, preguntándome de nuevo cómo había terminado en aquella situación.

Viendo cómo acariciaba suavemente y hablaba con dulzura, recostado sobre mi prominente vientre.

 

 

 

El amor no termina ni muere.   Sólo se transforma en un sentimiento más sublime, que sobrevive en el tiempo y vive alimentándose del recuerdo.

VICKOTEAMEC          


*******


Los personajes principales pertenecen a Sephenie Meyer, la trama es de mi total autoría. 

 

 

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Capítulo 4: AMOR VERDADERO

 

 

 

A veces creo que Dios me quiere poner a prueba, no sólo ahora, si no también más tarde.

Ana Frank.

 

 

BELLA POV

No, no y no. Me negaba por completo. No podía ser. No debía estar pasando. No en ese momento. Ahora… ¿qué haría? Estaba casi a la mitad de mi carrera universitaria, tenía un futuro prometedor, estaba alcanzando mis sueños con mucho esfuerzo y esto era como una “traba” para continuar. En ese momento no podía verlo como otra cosa.

Sólo existía una persona que me podría decir si era una paranoica o si mi futuro se veía totalmente transformado. Para alimentar la desilusión de mi misma, él vino a confirmar mis temores.

Jacob era lo más cercano y la opción más viable. No quería dañar a mis seres queridos, todavía no. Él tenía que ayudarme, debía hacerlo. Quedamos de vernos en un café, no sabía ni siquiera cómo hablar con él ni cómo reaccionaría al verlo de nuevo. Cuando llegó alcé la mano para que viera en dónde estaba sentada, se acercó y me puse de pie sin siquiera saber cómo reaccionar; él se acercó a mí, me abrazó, dejó un beso en mi mejilla y nos sentamos uno frente al otro.

-Hola- dijo, por su tono de voz supe que no estaba de muy buen humor.

-Hola- contesté en un débil susurro.

-¿Cómo estás?

-Jacob… tengo que decirte algo.

-¿Qué pasa?- dijo frunciendo el ceño.

-…

-¿Bella?- no hallaba palabras, lo único que atiné a hacer fue tenderle el sobre arrugado que estaba dentro de mi bolso.

Jacob extendió la hoja que había dentro y la leyó más de una vez. Sus ojos se abrieron como platos, me miró y miró el escrito de nuevo. Un par de lágrimas comenzaron a resbalarse por mis mejillas.

-¿Qué es esto?- preguntó un tanto brusco.

-¿Qué parece que es?

-Bella…

-¿¡Que no sabes leer!?- dije limpiándome las lágrimas con una mano.

-¿Y? ¿Qué tengo que ver con esto?

-¿Cómo que, qué? Jacob… ¡estoy embarazada!

-¿Qué quieres que haga?

-¡Que me ayudes!

-¿Yo por qué? Ve y dile al padre que se haga cargo.

-Es lo que estoy tratado de hacer pero… espera, ¿qué dijiste?

-Por favor, Bella- dijo con sorna –No me vengas a decir que ese niño es mío, todo el tiempo que estuvimos juntos nos cuidamos.

-Pero no la primera vez.

-Me dijiste que habías tomado la píldora.

-¡Pues no funcionó!- negó.

-No vengas a querer colgarme el “milagrito”. No soy idiota, Bella.

-Jacob…

-Busca al padre que de seguro es uno de los imbéciles que debiste seducir mientras te contoneabas en un antro- me puse de pie y le di una bofetada con todas mis fuerzas.

-No eres idiota, pero sí el imbécil que estúpidamente seduje en un antro.

Me fui de ahí en un estado deplorable. Conduje el coche de mi mamá como loca, los otros autos no se cansaban de hacer sonar sus claxon y sabía que conducía en zigzag… pero en ese momento ya nada me importaba. ¿Cómo podía hacer eso sola?

Iba tan abstraída que no me di cuenta que el semáforo estaba a punto de cambiar, fui de largo, caí en cuenta justo cuando un auto se acercaba a toda velocidad y hacía sonar su bocina insistentemente. Frené y di un bolantazo, el auto giró varias veces sobre su eje, rechinó las llantas y se detuvo hasta que quedé viendo de frente el tráfico. El hombre que iba en el otro auto se bajó corriendo de su auto y tocó mi ventanilla.

-¿Está bien?- preguntó. Alcé la vista, me encontré con su mirada preocupada, asentí y seguí conduciendo.

Dejando detrás el susto de mi vida, el alma en un hilo y llevándome mis preocupaciones y temores. Llegué a casa temblorosa y empapada en llanto. Por suerte, no me topé con mi hermana. 

Cuando entré me di cuenta de que había más gente, había olvidado por completo la reunión que había organizado mi hermana para convivir con nuestros ex compañeros de prepa. Entré lo más rápido que pude y pasé desapercibida casi para todos.

-Hola- dijo la voz chillona de Jessica, era amiga de mi hermana y la mujer más chocante, vanidosa y envidiosa sobre la faz de la tierra.

-Adiós- dije y subí corriendo a mi habitación.

Al rato Alice y Ale entraron sin avisar.

-¿Qué tienes?- preguntó mi hermana - Jessica nos dijo.

-Estúpida metiche- renegué.

-Olvida a Jessica, mejor dinos… ¿qué tienes?- preguntó Alice.

-No importa- dije sorbiendo la nariz.

-Claro que sí. Mira cómo estás- dijo Alice subiendo a la cama para abrazarme. Me dejé caer sobre su regazo y comenzó a acariciar mi cabello.

-Me vi con Jake y… discutimos.

-Jake es un imbécil- dijo Alice. Sonreí levemente al recordar que hacía un momento yo también lo había llamado así.

-Hermana, ve con tus invitados. No quiero arruinarte la fiesta- le dije a Alex.

-No. Mi hermana es más importante.

-Pero tu hermana se va a enojar si no bajas- amenacé.

-Está bien- dijo con derrota –Pero los echaré antes de tiempo- dijo como advertencia. Le lancé un beso y se fue.

-¿Me vas a decir qué pasó?- preguntó Alice.

-No quiero hablar de eso.

-Está bien. Por cierto, Dereck y Sophie organizaron una cena el día de hoy y nos invitaron a todos- asentí -Voy a la cocina a prepararte un té, ¿sí?- asentí de nuevo, Alice me besó en la frente y me dejó sola.

Me acomodé en mi cama y me acosté viendo hacia el techo. Después de un rato pensando en mil cosas y otras tantas sin mucho sentido… recorrí mi suéter hacia arriba y acaricié con dedos temblorosos el pequeño bultito que parecía un estrago de la subida de peso. Sentí que mi labio inferior comenzaba a temblar, se me escapó un suspiro entre cortado y rompí en llanto de nuevo.

-Lo lamento, cosita. Sé que te estoy haciendo daño, pero… no sé qué vamos a hacer- pasé mi mano por mi vientre, tomé aire y me acurruqué abrazándome con fuerza a la almohada.

-Bella… Bella…- me llamaba mi hermana.

-¿Humm?

-Despierta. Tenemos que arreglarnos para la cena.

-Tengo mucho sueño.

-Ya dormirás más tarde, floja. Anda, vamos. Mañana me voy y quiero pasar tiempo contigo.

Abrí los ojos y recordé que en dos días me incorporaba a la universidad después del descanso por las fiestas decembrinas. Algo reticente me levanté y me puse linda para la dichosa cena. Me asusté un poco porque mi ropa comenzaba a quedarme chica, mi embarazo comenzaría a notarse y nadie sabía nada.

La cena estuvo deliciosa, los postres fenomenales y la compañía muy amena. La familia de Sophie también estaba presente, sus papás y sus dos hermanas. Al final todos estábamos distribuidos en la sala de Lichi conversando, al rato Dereck llamó nuestra atención.

-Bueno… la cena de hoy no fue un simple convivio familiar- miró con ternura a su novia y sonrieron –Tenemos que darles una noticia.

-Yo también- pensé sintiendo como el color huía de mi rostro y mis latidos me atronaban en los oídos.

-En dos semanas nos casamos- dijo mi primo. No escuchamos ni un sonido, todos nos quedamos viendo a la futura pareja de esposos con los ojos muy abiertos.

-Pero hay más…- dijo Sophie, tomé aire y esperé que dijera lo demás -¡Estoy embarazada! Tengo dieciocho semanas- dijo sonriente, mordiendo su labio inferior.

No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, sonreí lo mejor que pude y me lancé a abrazarla efusivamente.

-Muchas felicidades- dije entrecortadamente.

-Gracias- dijo con ternura –Pero no llores, primita- dijo enjugando mis lágrimas. Le sonreí.

-Es la emoción- le aseguré. Ni yo misma me creí semejante mentira.

-Tranquila- dijo mi primo cuando pasé a sus brazos.

-Cuídalos mucho- le pedí, el sonrió y asintió solemne.

Más tarde Alice y Ale me llevaron con ellas. Rosalie saldría con su novio, su mamá no estaría y tendríamos la casa de mi amiga libre para hacer una de nuestras famosas “pijamadas”. Conversamos hasta tarde, vimos películas y bromeamos. La verdad, estaba algo desganada, no tenía ánimos para nada y me perdía mucho de las conversaciones. Ya entrada la madrugada mi hermana pidió dormir en una recámara aparte, mientras que yo me le pegué como una lapa a Alice.

-¿Me vas a decir qué tienes? Tu hermana no ha querido molestar, pero a mí no me importa- dijo cuando se metía a la cama y se sentaba a mi lado.

Antes de que pudiera contestar sentí una horrible nausea, me levanté corriendo, fui directo al baño de Alice y devolví la cena completa. Ella estuvo a mi lado tratando de reconfortarme, entre lágrimas pude ver que lucía preocupada. Cuando terminé de limpiarme me puse de frente a ella y me recargué en el lavabo.

-Bella… ¿estás bien? Ahora que te veo bien luces más delgada, pálida y ojerosa- dijo pasando sus dedos por las marcas marrones debajo de mis ojos –Enferma- concluyó con tono preocupado.

-Alice…- murmuré sin saber qué decirle y doblándome levemente hacia enfrente.

-¿Qué?

-Es que…- dije comenzando a sollozar.

-¿¡Qué!? ¿¡Qué tienes!?- me eché a llorar –Dime… me preocupas- me incorporé y la vi a los ojos.

-Estoy embarazada- dije rota, envuelta llanto.

-¿Qué?- dijo tomándome por los hombros. Asentí.

-Tengo doce semanas- dije entrecortadamente.

-Ven acá- dijo envolviéndome en sus brazos -¿Qué dijo Jacob?

-Que no era suyo.

-Es un estúpido. Maldito. Cuando lo vea…

-No. Alice, no vale la pena.

-Tienes razón. ¿Qué vas a hacer con el bebé?

-No sé. Tenerlo.

-Sí, pero… ¿te lo quedarás?

-¡No sé, Alice! ¡No sé!

-¿Le dirás a tu hermana?- negué -¿Por qué?

-Tiene cosas importantes en su escuela y no quiero que se quede por mí.

-Bella…

-Alice, no le digas nada. Después yo le haré- ella asintió.

Mi amiga me abrazó y me consoló hasta que me quedé dormida. Después tendría que agradecerle que no me juzgara ni cuestionara, como sabía que muchos lo harían.

Al otro día despertamos muy temprano, para mi gusto; dejamos a Alex en el aeropuerto para que regresara a su escuela, me dolió mucho verla partir sabiendo que le ocultaba algo. Mamá también se fue de viaje de negocios, un par de horas después que mi hermana. A diferencia de Ale, mi mamá regresaba en un par de días.

Alice me preparó una cita con el médico para revisar cómo iba todo. Mi primer día de clases fue aburrido y monótono. Pero esa monotonía se rompió a la hora de salida. Justo en la entrada Jacob me esperaba recargado en la puerta de su coche. Le di una mirada fugaz y me fui de largo; no tardé en sentir sus pasos detrás de mí, fue en ese momento en el que me recriminé no haberme ido temprano con Alice.

-Bella… por favor, espera- rogó a mi espalda.

-Lo siento. Me tengo que ir.

-Bella- me llamó pero seguí caminando, cuando di vuelta en una esquina me encerró entre sus brazos y la pared.

-Déjame. Me tengo que ir- dije esquivando su mirada y tratando de zafarme de su agarre.

-Mírame, por favor- no volteé –Bella- tomó mi rostro del mentón y me giró para obligarme a verlo -Lo siento. Lo siento mucho, te ruego que por favor me dejes estar cerca de ustedes. Por favor- su mirada era limpia y cristalina por unas lágrimas que amenazaban con salir.

-No sé- se acercó, acarició levemente mi vientre y me besó suave y lento. No correspondí.

-Bella…

-Jacob, en serio, me tengo que ir. Se me hace tarde.

-Yo te llevo- no respondí –Por favor- dijo haciendo cara de puchero, acepté reticente a que me llevara.

Cuando llegamos, estacionó y volteó a verme con un brillo frenético en los ojos.

-¿Vienes al médico por el bebé?

-Sí- dije con monotonía.

-¿Puedo quedarme? ¿Puedo entrar contigo? ¿Puedo? ¿Puedo?- preguntó como niño pequeño y me encogí de hombros.

-Como quieras.

-Gracias- dijo besándome en la mejilla.

Me ayudó a bajar del auto y entrelazó nuestras manos. Emocionado, anunció nuestra llegada a la recepcionista, dimos mis datos y los datos de la cita; la amable chica nos pidió que tomáramos asiento y así lo hicimos. Jacob no me soltó ni un solo momento.

-Bella, perdóname por…

-Jacob, ahora no.

-OK- dijo asintiendo –Como tú digas- suspiré y me acomodé en mi asiento para esperar.

Unos minutos después nos hicieron pasar, él estaba muy emocionado. La verdad era que yo también, aunque me sentía nerviosa. No sabía qué esperar de esa visita al médico. Más tarde me daría cuenta que no era tan malo como me lo había imaginado, después de un largo interrogatorio me dijo que estaba entre la doceava y treceava semana de embarazo y que todo iba de maravilla.

-Ahora haremos la ecografía- dijo el médico con una sonrisa y le sonreí tímidamente de vuelta –Acérquese- le dijo a Jacob.

Nos tomamos de las manos, él besó mi frente, di un respingo cuando el gel cayó sobre mi vientre, luego el médico presionó el aparato sobre mi piel y nos giramos hacia la pantalla.

Sentía que en lugar de corazón tenía un colibrí dentro del pecho, respiré profundamente y apreté gentilmente la mano de Jake. Mordí mi labio inferior, esperando que mi bebé hiciera su aparición. A pesar de cualquier cosa, era una parte de mí, era un hermoso extracto de mi alma, mi bebé era maravilloso y, aunque las circunstancias no eran las mejores, lo amaba más que nada, entre mis temores e inseguridades que surgieron desde año nuevo hasta ese momento… el amor que  le tenía era el sentimiento más grande y puro.

-Bien… aquí está- dijo señalándolo en la pantalla. Sonreí mientras unas cuantas lágrimas se desbordaban. –Está perfecto, es grande y sano- comencé a escuchar un sonido fuerte y amortiguado de las bocinas.

-¿Ese es su corazón?- pregunté cómo boba.

-Sí, el latido es fuerte y sano.

Volteé a ver a Jacob, él sonrió, se inclinó hacia mí y me besó delicadamente en los labios.

-Gracias- susurró y acaricié su rostro.

Estuvimos unos minutos más viéndolo, el médico nos explicaba y señalaba cada cosa que veía. Nos imprimió una imagen del ultrasonido y nos la entregó.

-Felicidades- dijo y se retiró para que pudiera vestirme.

-Eso ha sido hermoso- dijo Jacob cuando me senté sobre la camilla y me puse a ver la imagen de mi hijo.

-Sí- dije embelesada.

-Gracias, Bella- dijo abrazándome. Le correspondí, luego él dejó un tierno beso en mi frente.

-Tengo que decirle a mi mamá.

-¿Cuándo quieres que hablemos con ella?- sonreí ante su iniciativa.

-¿Hoy?- él asintió.

-Está bien, te espero afuera- asentí y me besó de nuevo –Gracias.

De camino a mi casa, comenzamos a hablar sobre lo que estaba a punto de pasar y en ningún momento cambiamos de tema con respecto al embarazo.

-¿Cómo es que decidiste regresar?- pregunté curiosa.

-Las fechas coincidían.

-No tendrían por qué no hacerlo.

-Lo lamento mucho, Bella. No debí ser tan patán contigo. No sé ni siquiera cómo recompensarte por haber sido un idiota.

-Olvídalo. Ya estás es aquí- entrelazó nuestras manos y me sonrió.

-Sí, como siempre debió ser- guardó silencio un momento, podía notar que dudaba para decirme o preguntarme algo -Bella… ¿qué vamos a hacer? ¿Quieres que… que tú yo…?

-¿Casarnos?- asintió.

-Si tú quieres… por mí no hay ningún problema y…- dijo.

-¡No!- chillé alarmada.

-¿Por qué?

-Sería una estupidez. La más grande. Nunca, jamás… me casaría sólo por que tendré un hijo con alguien.

-Bella…

-Déjame terminar, Jacob. Éste bebé ya viene, no podemos hacer nada para impedirlo, pero no por eso me voy a pasar parte de mi vida con alguien a quien apenas conozco; porque estoy segura que lo más probable es que un matrimonio así no funcione. Sí, fue una irresponsabilidad del tamaño del mundo… pero no lo creo motivo suficiente para pertenecer legalmente a la vida de otra persona.

-Tienes razón- dijo apoyando mi decisión.

-Seremos los mejores padres que éste bebé pueda tener. Pero ya veremos cómo hacemos para estar los dos con él- Jacob asintió.

-Tal vez… si no forzamos las cosas y nos dedicamos a conocernos más. En un futuro…

-Tal vez- concordé y le sonreí.

Cuando llegamos me sentí muy nerviosa, me aferré a la mano de Jake como si de eso dependiera mi vida. Abrí la puerta y asomé la cabeza.

-¿Mamá?- no contestó -¿Mamá?

-Hola- dijo Reneé apareciendo en la sala. Miró a Jake y se sorprendió -¿Vienes a presentarme a tu novio?- dijo alzando una ceja.

-Sí y…

-Queremos hablar con usted- dijo Jacob mientras tomábamos asiento.

-OK. Los escucho. Esperen, ¿cuánto tiempo tienen saliendo?- preguntó curiosa.

-Algunos meses- contesté.

-¿Por qué no sabía nada?

-Porque siempre estás de viaje.

-¿No pudiste ni siquiera comentármelo? Isabella, estoy algo decepcionada de ti- reprendió.

-Y si supieras lo que he venido a decirte- pensé. Mi mamá abrió los ojos como platos.

-No me digan que…- tragué en seco -¿quieren casarse? Chicos están muy jóvenes, apenas se conocen, dense un poco más de tiempo…

-No. No es eso- la interrumpí con desgana.  

-¿Entonces? Dime, hija… me matas de la intriga.

-Señora…- comenzó a hablar él.

-Jake- interrumpí –Déjame a mí- suspiré.

-Está bien- contestó.

-Mamá, yo… es que yo… e… es…

-¿Isabella… ¡estás embarazada!?- preguntó en tono de advertencia. Suspiré y agaché la mirada.

-Tengo trece semanas- murmuré.

-¿¡Qué!?

-Que tengo trece semanas de gestación- dije alzando la vista para encontrarme con la mirada furiosa de Reneé.

-¿Trece semanas?- jadeó y asentí.

-Señora… quiero que sepa que me haré responsable de todo lo que necesite y…- habló Jake.

-¿¡Qué van a hacer!?- gritó enfurecida y no pude evitar soltar el llanto.

-Yo le prometo que me haré cargo…- comenzó a explicar Jacob al ver que yo no respondía.

-¡Por supuesto que te harás cargo! ¡Porque ella ya no vive más en esta casa!

-¿Qué?- dije alzando el rostro empapado en llanto.

-Tú te largas- dijo viéndome duramente –Me he partido el lomo más de veinte años para darte todo ¿y tú me defraudas así? No, Isabella. Por supuesto que no.

-Mamá…

-¡Lárgate!- sentí que me encogía ante su mirada envenenada –No quiero verte aquí- dijo con la voz rota.

Sus palabras, su mirada y su voz me partían el alma en pedazos. Pero la entendía, lo que menos esperaba de mí era precisamente eso. No discutiría con ella en ese momento, a pesar del dolor haría lo que me pedía sin chistar.

-Señora…- intentó Jake de intervenir.

-¡Tú cállate y sal de mi casa!- Jacob sólo asintió.

-Te espero afuera- me susurró y asentí.

Subí a mi recámara, empaqué lo más elemental y necesario: hice una maleta, una pequeña maleta de mano y un bolso. No sé qué tanto tiempo tardé, cuando bajé Reneé seguía sentada en la sala, cuando sintió mi presencia se secó las lágrimas y se giró para no tener que verme. Dejé las llaves de la casa en la mesita auxiliar, encima del sobre con la ecografía. Al cerrar la puerta caminé sin voltear atrás, Jacob me recibió con un fuerte abrazo y nos fuimos en su auto. Lloré desconsolada todo el camino, Jake me acariciaba con dulzura y decía palabras de afecto para tratar de reconfortarme.

-¿Y ahora qué voy a hacer? ¿A dónde voy a ir?

-Bella, no te dejaré sola. Puedes vivir en mi casa.

-¿Qué?

-Puede que no nos casemos, pero por lo menos podríamos vivir juntos. Sería muy lindo si los tengo cerca- dijo tomando mi mano entre la suya -¿Quieres ir?- lo medité un momento.

-Sí- susurré. Era la única salida que veía disponible, mi única opción.

Llegamos a la casa que me había llevado cuando nos encontramos en el antro, apenas y recordaba cómo era.

-¿Dónde prefieres dormir? Puedo llevarte a una habitación o…- no lo dejé terminar, me colgué de su cuello y lo besé con desespero.

-Jacob, hazme tuya- supliqué desesperada.

Me abrazó y correspondió a mi beso con la misma intensidad. Me cargó, me llevó a tientas a su habitación y me depositó suavemente sobre la cama.

-Bella… el bebé…- dijo deteniéndose.

-No seas tonto, sólo hazlo ¡Ya!- gruñí enfadada. Él sólo se acercó y siguió besándome hasta que terminamos haciendo exactamente lo que le pedía.

Cuando terminamos me quedé acostada viendo a la nada y con la cabeza muy lejos de ahí. Acababa de tener sexo con Jacob para sentir el cariño de alguien, en cierto modo lo había conseguido, pero para nada llegué a la satisfacción que buscaba y no me refería precisamente al clímax. Después de un rato en silencio, Jake se acomodó con cuidado sobre mi vientre, con su rostro viendo hacia el mío.

-Hola, mi bebé- susurró –Soy papá- sonreí levemente cuando dijo eso y besó la piel de mi vientre que quedaba debajo del ombligo.

Se recostó delicadamente sobre mi estomago, lo vi y me entretuve con su cabello. Después de un rato se levantó.

-No. ¿A dónde vas?- dije tomándolo de una mano.

-Pensé que querrías estar sola…

-No. Quédate, no me dejes sola.

-Nunca- prometió.

Se estiró para cubrirnos con las mantas y se acomodó a mi lado. En cuanto estuvo a mi alcance enganché los brazos y una pierna a su alrededor. Él pasó sus brazos a mí alrededor y me abrazó con fuerza.

-No los abandonaré- decía una y otra vez, mientras acariciaba mi espalda y me daba suaves besos. Estuvimos así hasta que me quedé dormida.

Falté casi una semana a la universidad, pero después de eso el tiempo pasó muy rápido. Mi hermana se enteró de lo que pasaba por mi madre, por suerte Alex no podía viajar, sólo se encontraría con un gran caos. Hablé con ella por teléfono y la tranquilicé lo más que pude; después de eso hablamos casi a diario.

Una tarde, Jacob me llevó a casa de su madre. Él al igual que yo, había perdido a su padre varios años atrás. La señora Charlotte fue muy linda conmigo, me recordó mucho a Lichi. Jacob me presentó a ella como su novia, le contamos lo del embarazo y nos bendijo a nosotros como pareja y a mí como futura madre de su nieto. Él no tenía hermanos y la señora era la única familia cercana que tenía.

Mi familia se enteró poco tiempo después, aunque al principio se quedaron en shock, me apoyaron y me dieron el sustento que tanto me faltaba. Llegó la boda de mi primo, fue una ceremonia muy intima, a la que sólo asistimos su familia y la de ella. Convenientemente, mi madre viajó ese día.

Lichi y Leah decían que era muy centrada para estar llena de hormonas por el embarazo. Siempre fui igual de objetiva y salvo uno que otro antojo o capricho, no me dejé influenciar por los cambios en mi cuerpo.

Alice siempre estuvo a mi lado, y su familia, después de un largo y emotivo sermón, me dio su apoyo. Mi amiga iba a casa cuando Jake no estaba y me acompañó de compras cuando el limitado guardarropa que cargaba ya no me servía de mucho.

Hablaba y pasaba mucho tiempo con Leah. Extrañamente, nos habíamos convertido en amigas. Ella era una chica fenomenal, no era para nada extraño que Jacob hubiera caído rendido a sus pies, era encantadora. Siempre tenía un consejo o una recomendación para mí. Alice, Leah y yo pasamos muchas tardes juntas, me hubiera encantado que mi hermana también compartiera los lindos momentos que pasaba con ellas.

Cada día, Jacob me parecía más lindo, pero en ningún momento sentí que desfallecería de amor por él. Él era muy bueno conmigo, trataba de mantenerme siempre cómoda y me facilitaba cualquier cosa que necesitara. Jacob me acompañó a cada visita al médico y tomó mi mano en cada ecografía. Era fantástico, las tardes que pasamos en compañía de sus gemelas pude darme cuenta que mi bebé tendría un padre excepcional.

Un día estaba entretenida con las labores de la casa cuando escuché que llamaban a la puerta, pensé que era Alice, pero me quedé como piedra al ver que detrás de la puerta estaba mi mamá.

-Hola, hija- dijo tímidamente -¿puedo pasar?

-S… sí, claro- entró y se giró a mí. Su mirada se posó sobre mi vientre.

Usaba una blusa un poco holgada que hacía notar mi pancita de casi cinco meses.

-Oh, por Dios, hija. Estás bellísima- alargó su mano para tocarla pero, no supe ni siquiera por qué, di un paso hacia atrás y me alejé de ella como si fuera una amenaza para mi bebé.

-Gracias- murmuré.

-¿No vas a dejar que te toque el vientre?- preguntó con voz sofocada.

-Sí, lo siento- justo en ese momento sentí las pataditas de mi bebé –Aquí- dije tomando su mano y colocándola sobre el movimiento.

-Es increíble- dijo sonriendo fascinada. Me abrazó con fuerza y rompió en llanto –Hija, perdóname. Por favor- comencé a llorar yo también.

-Mamá…

-Te dejé sola, mi niña. Te di la espalda y no sabes lo mucho que me arrepiento. Me comporté como la peor persona del mundo soy…

-Mamá, fue un error. No te preocupes.

-Pero te hice daño…

-Estás aquí, significa que me has perdonado.

-No, la que debe perdonarme eres tú- la abracé.

-Olvidemos todo, ¿sí?

-Está bien- dijo separándose -Además, es mi primer nieto ¿no?- dijo viéndome a los ojos.

-Por supuesto, mami. Perdóname tú a mí por haberte defraudado.

-Shhh, ya no digas eso. Lo dije por tonta, me asusté. No quería que pasaras por esto tan joven y cuando me lo dijiste…

-¿Lo olvidamos?- propuse de nuevo.

-Sí. Por favor- pidió y la abracé de nuevo.

¿Cómo negarme al amor de mi madre? Me había hecho mucha falta y ahora podía contar con ella como tanto lo había añorado.

Reneé se puso al tanto de mi embarazo y de lo que había hecho. Dijo que también le debía una disculpa a Jacob y que lo esperaría para hablar con él. Juntas hicimos la cena y preparamos todo para la llegada de mi novio. Jake se sorprendió de verla ahí, pero dijo que era una sorpresa muy agradable. Nos sentamos a cenar en el comedor y platicamos animadamente.

-¿Cuándo les dirán qué es?- preguntó mi madre refiriéndose al sexo de mi bebé.

-Ya lo sabemos- contestamos al unísono y Reneé nos vio emocionada.

-¿Qué es? ¿Qué es?- preguntó impaciente.

-Niña.

-Oh, ¡qué lindo! Una nena- dijo dando brinquitos en su silla.

-Sí. Desde que se enteró, Jacob ha querido vaciar las tiendas con todas las cosas rosas que se le cruzan en frente.

-Déjalo que consienta a su niña- dijo mi mamá.

-Sí, déjame consentir a mis niñas- me dijo Jacob.

-Para eso están las gemelas- dije.

-¿Gemelas? ¿Qué gemelas?- preguntó mi mamá. Ups, creo que abrí la boca de más.  

-Reneé…- comenzó a explicar Jake –Tuve gemelas con mi ex esposa.

-¿Ex esposa? Bueno, supongo que tendremos muchas cenas juntos- dijo sugestivamente mientras nosotros asentíamos como niños buenos –Cambiando de tema. ¿Cuándo regresas a casa, Bella?

-¿Perdón?- dije después de toser un poco al ahogarme con lo que comía.

-Hija, tu casa sigue siendo la mía. Puedes volver y…

-Mamá- miré a Jacob y él tomó mi mano que estaba sobre la mesa.

-¿Sí?- contestó ella.

-Hasta este momento Jacob y yo estamos muy bien. Estamos tratando de formar “algo” para ofrecerle a nuestra hija- ella nos vio sorprendida y no dijo nada -¿Estás molesta?- mi mamá miró nuestras manos entrelazadas y asintió pero no como respuesta a mi pregunta.

-Entiendo, hija. Pero me parece muy pronto para que ya te vayas de casa, para mí aún eres una niña.

-Mamá…- dije limpiando una lágrima.

-Bella… ¿recuerdas el trabajo del que te hablé hace unos días?- dijo Jacob.

-Sí. El que te ofrecieron, que es muy atractivo, pero que tienes que viajar cada pocos días.

-Viajar cerca.

-Pero viaje al fin y al cabo. ¿Qué con él?

-Hoy me lo confirmaron… y acepté.

-Esa es una muy buena noticia- dije dando un apretón a su mano.

-Felicidades, Jacob- dijo mi mamá.

-Gracias- le contestó –Bella, creo que es mejor que le hagas caso a tu mamá y regreses con ella. Cuando yo esté aquí podemos pasar uno que otro día juntos, pero creo que es más sano para ti y para la niña que estén estables, en lugar de estar yendo y viniendo.

-Por supuesto, puedes quedarte en el cuarto de huéspedes cada que quieras- ofreció mi mamá.

-Por Dios, ya me embarazó ¿qué más me puede hacer?- le dije a mi mamá, cuando caí en cuenta de lo que había dicho me sonrojé furiosamente.

-¡Oye!- reprendió Jake haciéndonos reír.

-Es sólo que… será muy extraño para mí- dijo mi mamá. –Pero supongo que será como ustedes se sientan más cómodos. Es su decisión.

Esa noche me quedé con Jacob pero a partir del siguiente día empecé a preparar todo para regresar con mi mamá. Jake comenzó con su trabajo foráneo, yo me dediqué a mis estudios y a aprovechar las noches sin sueño para hacer mis deberes y estudiar. Mamá cada vez pasaba más tiempo en casa, mi hermana nos había visitado algunas veces y pronto tendríamos vacaciones de verano, ambas adelantamos cursos para salir antes.

Lichi, Sela y Alice se la pasaban consintiéndonos a Sophie y a mí, nos tenían como niñas malcriadas. Estábamos sumamente felices por la llegada de nuestros hijos, ella tendría varón.

Mi embarazo evolucionó satisfactoriamente, aunque desde finales del primer trimestre me cansaba mucho y muy rápido. Todo mundo me dijo que era normal, que cada embarazo era único y diferente, incluso el médico me lo dijo. De ahí en fuera todo pintaba de maravilla.

Jacob cada que venía intentaba que mi nena se moviera para él, pero era una niña bribona que dormía todo el día y no me dejaba de patear en la noche o muy entrada la madrugada. Cada vez que nos veíamos intentaba convencerme de salir de compras, pero mi respuesta siempre fue la misma: que esperaríamos hasta que ella naciera.

La niña sólo se movía cuando Alice o mi mamá le hablaban; a diferencia de mi sobrino que siempre estaba pateando, mi nena era más calmada y se movía de vez en cuando durante el día. Pero por la noche… bueno, esa era otra historia.

Mi hermana llegó un fin de semana para estar conmigo para cuando mi hija naciera. En cuanto entró en la misma habitación que yo se puso a organizar un baby shower doble.

La decoración fue rosa y azul, muy linda por cierto, y muy íntimo. Sólo estuvimos las chicas de la familia y las más allegadas: Lichi, Sela, la mamá y hermanas de Sophie, Alice, Rose, Leah, Reneé y Charlotte. Recibí regalos muy lindos, conjuntos pequeños y hermosos, accesorios, biberones, cobijitas y juguetitos. Jacob llegó por mí, disfrutó de ver las cositas para la nena y se emocionó cuando tomó la ropita y las cobijitas entre sus manos, imaginando lo pequeña que sería nuestra princesa.

Cuando di oficialmente por terminado mi curso me dispuse a descansar para recibir a mi amada hija. Cada día que me acostaba a dormir mi bebé se encargaba de hacerme dar vueltas en la cama con semejantes patadas y movimientos sorprendentes que a mi hermana y Alice les encantaba sentir. Agradecía por estar bien un día más, pero había ocasiones en las que me decepcionaba de no haber entrado en labor, moría por ver la carita de mi hija.

La espera se me hacía cada día más larga y entre más pensaba en ello, más desesperada me sentía. Quería que naciera de una vez, para tenerla entre mis brazos y besarla como tantas veces había soñado.   

 

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HOLA!!!

Cómo se habrán dado cuenta, no pude resistir subir el capítulo de éste sábado. Gracias por estar acá!! espero sus comentarios!! y votitos y visitas!! 

Éste capi lo dedico en especial a mi Mami hermosa!!! te adoro!!! y a la linda Martha!! Gracias !!!!

Nos vemos el próximo sábado ..... ¿Qué pasará cuando sea hora de la llegada de la nena? ¿Aparecerá Edward en algún momento? ¿Qué pasa con Jacob y Bella?

Besos de bombón!!

;D

 


 

 

Capítulo 3: TÚ, MI SUERTE, MIS CUATRO PATAS Y YO. Capítulo 5: DETALLES Y SUCESOS INESPERADOS

 
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