Dilan
Supongo que en estos momentos mi hermana ya le habría comunicado a mi padre de lo que ocurría, no me importaba tener problemas, pero si a mi tía le ocurría o le estaba ocurriendo lo que mi hermana había visto sería muy, pero muy malo para la estúpida de Rebeca ya que yo mismo acabaría con ella.
El laberinto estaba cerca, bueno no era un laberinto realmente, parecía que las rosas que mi abuela en algún momento había plantado estaban más altas de lo acostumbrado, pero estaba igual que cuando ella me trajo una vez para que conociera a donde ella y mi abuelo habían vivido.
Debía ser cauteloso, era verdad que tenía la velocidad de mi abuelo, pero creo que no tenia ni la mitad de su fuerza… menos mal y la tía Rosalie se encontraba con mi tía ya que así no me pudo detener cuando hui o lo más probable es que mi hazaña hubiera terminado en mi alcoba.
Camine lentamente entre la espesura, había un tipo estadio construido muy arcaicamente, me encontraba un tanto asustado, pero como mi padre había dicho, los valientes eran los que enfrentaban sus miedos y yo en este momento estaba dispuesto a enfrentar fuera lo que fuera… en un tipo puerta se encontraban dos vestías como las que habían atacado a mi tía Alice, me parecían horripilantes, pero ya me encontraba aquí y no iba a dar pie a tras.
Las bestias empezaron a olfatear y por un segundo pensé que me habían descubierto, pero miraron a donde venía otro de ellos, estaba mal herido, creo que le faltaba un brazo ya que venía lleno de sangre.
- Me escape, pero el resto fue destrozado -. Dijo hablando como cualquier humano, en cierto modo pensé que eran algo parecido a las vestías que se regían solo por sus instintos, pero tenían cierto razonamiento.
- Vallamos con Rebeca -. Dijo uno que se encontraba en la puerta, ambos empezaron a caminar uno apoyado del otro, creo que esta era mi única oportunidad…
Mi abuela Esme me había dado unas canicas de plata con las que jugaba con mi tío Emmet y según los pensamientos de mi hermana la plata era su única debilidad… tome la onda que mi tío Emmet me había dado y apunte… si esto no funcionaba juro que jamás volvería a escapar.
Helena
No se cuanto tiempo había estado aquí, pero me tenían los ojos cubiertos con algo negro, creo que me faltaba un brazo ya que solo podía sentir dolor en esa parte del cuerpo… no había servido de nada lo que había hecho, los estúpidos lobos ni siquiera se acercaron a donde me encontraba sino que había sido la estúpida de Rebeca la que me había atacado y me había arrancado el brazo, estaba dispuesta a aceptar mi muerte, pero ella no deseaba lo mismo que yo, ella quería que yo sufriera lo mismo que ella había sufrido cuando la muchacha se había asesinado, pero jamás lo sentiría, Demian creo que jamás podría levantarse de ese lugar y yo permanecía aquí sin poder ayudarlo con nada… era la estúpida más grande del mundo y merecía todo esto, pero Demian no… ni el ni mi familia se merecían todo esto.
Sentí un aroma delicioso, hace días que no probaba una gota de sangre, era como si mi boca se hiciera agua… necesitaba solo un poco de eso que se me estaba acercando… lo necesitaba con tantas ansias que no podía aguantar, me moví desesperadamente, pero sabía que no podía beber de ese licor que tanto me llamaba, no era sangre animal sino que humana mezclada con otro néctar.
- Tranquila pequeña -. Sentí el maldito sonido de la voz a la que más odiaba en el mundo.
- Se como te sientes, yo no aguantaría tanto tiempo sin probar una gota de sangre -. Sentí un poco de ese elixir en mis labios, no era de mi agrado, sin embargo lo necesitaba… no era de mi agrado por que su gusto era un tanto amargoso, pero aun seguía su esencia de humano… No estaba pensando bien… no podía… no podía.
- Tranquila, de esto nadie se enterara -. Otra gota, pero esta vez sentí el calor de la criatura que se encontraba cerca de donde me encontraba, era tan suave, tan esquicito… todo de él me llamaba.
- Re…be…ca -. Le dije con las pocas fuerzas que me quedaban… -. Vete al infierno.
Solo un estruendo se oyó y supe que todo había acabado.
Dilan
Era tan idiota que no me había dado cuenta de que al muy desgraciado que se encontraba cerca de donde me encontraba solo era la carnada que usarían para saber donde me encontraba, sin embargo no me arrepentía, la onda había servido y por lo menos había matado a uno… pero me habían apresado.
Caminamos entre un gran muro, estaba oscuro, inclusive con las habilidades que tenía aun veía todo negro, sin embargo caminábamos rápido, solo me habían atado con unas sogas, algo rápido para desatar, sin embargo quería que me llevaran a donde se encontraba mi tía para saber como se encontraba.
Llegamos a una gran sala donde una mujer se encontraba sentada con una copa en sus manos, en ella tenía sangre, lo supe por su olor, era algo que intentaba no pensar, sin embargo igual me llamaba.
- ¿Qué eres? -. Pregunto confundida mientras yo sonreí, probablemente ella ni nadie habían visto aun ser como yo, la mezcla entre una semi-vampira y un lobo o Quileute en este caso.
- Nada que a ti te pueda importar… -. La mujer se acerco a donde me encontraba y me abofeteo… una pequeña línea de sangre corrió por mi labio, sin embargo no iba a llorar ni a decir nada… aunque me dolió como un infierno.
- Así no se le habla a tus mayores… -. Dijo mientras acariciaba la piel que llevaba sobre sus hombros -. Te me haces conocido -. Dijo mientras comenzaba a jugar con uno de mis cabellos… -. Tus ojos… pero tienes la piel morena como… no puede ser -. Dijo divertida mientras comenzaba a reír a carcajadas. -. Eres el hijo de Reneesme y el lobo… por eso tienes un parecido a Edward de igual forma… -. Dijo mientras comenzaba a reír nuevamente y se agachaba para ponerse a mi altura -. Eso me da una idea… acompáñame pequeño.
Caminamos por un pasillo completamente negro, no sabía como en tan poco tiempo habían hecho una infraestructura tan bien organizada, no me podía negar a ninguna de sus ordenes, aunque sabía que no me estaba tratando como a un enemigo, más bien como a un niño mal criado ya que varías veces me golpeo cuando no quise seguir caminando o hacia preguntas.
- ¿Quieres ver al peor de los demonios? -. Dijo mientras ordenaba a uno de los guardias que me amordazara, no podía emitir ni el más mínimo sonido. Aguarde mientras ella sonreía en mi dirección.
- Sabes cual es el peor castigo… -. Dijo mientras abría la gran puerta que se encontraba en nuestra entrada -. Matar a los que uno ama…
Detrás de esas puertas se encontraba mi tía, tenía un brazo agarrado mientras que en su cuello se encontraba una soga que no le permitía moverse puesto que no tenía su otro brazo y en vez de eso parecía una muñeca rota, una hermosa muñeca, se me rompió el corazón al verla en esa forma… pero sabía que no estaba muerta, porque tendrían a una muerta vendada… a su lado se encontraba inconsciente Demian quien parecía muerto.
Ella se inquieto cuando sintió los pasos, mostro sus colmillos, pero de su boca salía un tipo de saliva como si quisiera morder lo que se encontraba a su alcance.
- Tranquila pequeña -. Dijo Rebeca mientras ordenaba a los guardias que avanzaran con migo a cuestas… Rebeca corto un poco de mi cuello.
Eso era lo que pasaba con mí tía, en todos estos días no había probado gota de sangre.
- Se como te sientes, yo no aguantaría tanto tiempo sin probar una gota de sangre -. Rebeca tomo un poco de mi sangre y la delineo en los labios de mi tía, quien paso su lengua por ese poco de sangre.
Mi tía se mostro como una fiera en busca de más, inclusive me dio la idea de que en cualquier momento se abalanzaría donde me encontraba.
- Tranquila, de esto nadie se enterara -. Dijo Rebeca acercándome a donde mi tía se encontraba para que una gota de mi sangre callera por sus labios… un sonido gutural salió de sus labios… no sabía lo que mí tía estaba sintiendo y esperaba jamás sentirlo, pero en estos momentos no me encontraba asustado aun cuando sentía el aliento de mi tía en mi cuello.
- Re…be…ca -. Dijo mi tía aun en mi cuello mientras sentía escalofríos ante su aliento frio… -. Vete al infierno.
Sonreí, pero sentí un sonido completamente sordo… Rebeca tenía la mano en el estomago de mi tía mientras esta comenzaba a gritar de una manera espeluznante.
Rompí las amarras ya que no eran la gran cosa y ataque a uno de los lobos quien se me abalanzo cuando Rebeca me soltó.
- Por que demonios… por que rayos Helena…
- ¿Por que no lo ataque? -. Dijo mi tía con las pocas fuerzas que le quedaban… -. Es mi sobrino… que demonios creías que iba a hacer, reconocería su olor en el mismo infierno.
Los ojos se me llenaron de lagrimas, fue entonces cuando me di cuenta de que un gran estruendo estaba por todas partes, me agache cuando vi algunas cosas volar por la habitación, eran tipo proyectiles… Rebeca resulto con cuatro de estos proyectiles en el cuerpo mientras que los lobos caían como pan caliente.
Rebeca intento sacar su mano de las entrañas de mi tía, sin embargo había algo que se lo impedía.
- Creías que te iba a dejar ir tan fácilmente… -. Dijo mi tía mientras vi como la mano que le quedaba sostenía la de Rebeca en su estomago -. Puede ser que no tenga poderes especiales Rebeca, pero te juro que ninguno de ellos saldrá lastimado, no por mí. -. Dijo mi tía cuando vi que de su bolsillo sacaba un encendedor.
Corrí a donde mi tía se encontraba, pero no podía hacer nada, de un momento a otro Rebeca se encontraba ardiendo y no me podía acercar a donde se encontraba… seguramente Helena… mi tía…
- ¡¡Tía!!
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