Fue un duro golpe para los padres de Paula la pérdida de su única hija, fue un golpe del cual no llegaron a recuperarse del todo. Después de los sucedido, vendieron la casa, y fue a las pocas semanas cuando se supo que la doctora Cullen estaba embarazada, ahora bolcarían de nuevo todas sus esperanzas en su nuevo hijo, que según las cuentas de ambos, era de Carlisle y no del difunto Adam.
La prensa se arremolineaba en la entarda de la casa, una periodista llamada Tania Denali dijo a la cámara:
-Hoy la ciudad se vite de luto por la difunta Paula Cullen, recientemente muerta, al parecer se ha suicidado el mismo día que su novio, muerto por causas naturales, falleció. Hoy es un triste día y damos desde aquí todo el apoyo a los padres-.
Las noticias duraron unas cuantas semanas en la prensa, pero después... se olvidó... como todo.
Paula había pasado al otro lado, ella ahora estaba sentada en las enormes escaleras, la casa estaba vacía, sin muebles, excepto la habitación de Paula la cual se había quedado tal cual estaba.
Ella se levantó al escuchar un ruido en la cocina y caminó hacia allí. Adam había sacado una taza y la estaba llenando con agua del grifo.
Ella sonrió y se acercó a él, lo abrazó por la espalda y besó la misma, desnuda.
Anna no había podido acercarse a Adam, tenía su alma encerrada en esta casa, como la de Paula por morir en esta misma casa la cual ella era dueña y señora. Pero con Adam, no temía a nada, ellos vivían su vida, en esa casa, bueno... vida... su muerte por así decirlo.
Paula no tanía ningún problema con lo que hizo, y a pesar de ver a sus padres pasar lo que pasaron días antes de irse, lo cual no fue bueno en absoluto, estaba contenta de estar ahora mismo con Adam...
Él se giró y le ofreció el vaso de agua, ella dio un sorvo y dejó el vaso sobre la encimera de la cocina, cerró sus ojos y lo besó en los labios, él correspondió con un sonido de aprovación, la levantó del suelo y la sentó al lado del vaso de agua que antes había llenado para ella. La besó con intensidad y acarició su cabello con adorazión.
-Te amo- dijo en un susurro- para siempre-.
-Para siempre- repitió ella- para siempre...-.
-Este es nuestro hogar-.
Ella asintió y lo miró fijamente.
-Ya nada nos puede separar-.
-Nada...- dijo él en un susurro antes de volverla a besar-.
-¿cual es tu segundo apellido?- le preguntó ella-.
-Shulls-.
-Shulls- dijo sonriendo- Paula... Shulls-.
-Me gusta como suena- dijo besando el cuello de Paula-.
Todo había adquirido el rubo que debía adquirir...
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