Me Alegro de que FUeras tu... (+18)

Autor: Danisabel
Género: + 18
Fecha Creación: 22/09/2010
Fecha Actualización: 23/09/2010
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 17
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Capítulos: 30

Rosalie Hale debe engendrar un heredero, o se verá sometida a la peligrosa furia sin límites de su hermanastro, Royce King II,  quien sufre la pérdida de su mal habida riqueza. Y el magnífico Emmett MacCarty es la perfecta elección para concebir a su hijo aunque para ello haya que encarcelar y violar al elegante caballero... Mientras tanto, Rosalie, prometiéndose a sí misma resistir, es traicionada por la terrible virilidad de Warrick, y este queda a su vez embrujado por la voluptuosa belleza de la dama. Así, mientras él planea una venganza adecuada, esperando ansiosamente el tiempo en que su captora llegue a ser su cautiva... empezará a sufrir el terrible tormento y el exquisito éxtasis de esta pasión.

Venganzas, drama, complicidad, amistad, pasión y amor....

Esta es una adaptación de la novela romantica Esclava del deseo escrita por Johanna Lindsey....

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Capítulo 28: CAPITULO FINAL

Él no llegó, ella debía dar a luz a su hija de un momento a otro, pero él no venía, Y tenía que ser una hija. Su hija, era una hermosa venganza de su parte; en efecto, no daría a Emmett el hijo que él tanto deseaba. Ella lo había decretado así, lo deseaba así, de modo que sería una niña, la suerte finalmente debía favorecerla alguna vez.

Pero Emmett no vino. ¿Por qué ella habla creído que él acudiría.., sólo porque había llegado a Tures una vez por mes, todos los meses, desde que ella había salido de Fulkhuúst?

El aún quería desposaría. Ella todavía se negaba, se mostraba grosera con él, dos veces se había negado a recibirlo. Pero él insistía en volver y continuaba tratando de convencerla de que debía aceptarlo,

¡De modo que él estaba arrepentido. Y luego, ¿qué importaba a Rosalie? Era demasiado tarde, pero él se mostraba forzoso. Consiguió ganarse a la madre de Rosalie incluso a Esme, y ellas era muy eficaces en la tarea.

-Que él desee casarse contigo nada tiene que ver con su sentimiento de culpa -le había asegurado Anne a Rosalie -Pensaba casarse contigo antes de saber que tenía motivos para sentirse culpable, adoptó la decisión cuando te llevó al castillo de King.

Carlisle era otro motivo de irritación hasta donde el asunto concernía a Rosalie, Carlisle le había arrebatado a su Esme. La había seducido y desposado antes do que ella pudiese recuperar el aliento. Ahora la había convencido de que la dama lo adoraba, cuando eso era imposible, pues se trataba de un amigo de Emmett

Y el mes precedente, un día en que Rosalie estaba especialmente deprimida su madre apareció con otra revelación,

-Te ama Me lo dijo él mismo cuando se lo pregunté.

-Madre -se quejó Rosalie horrorizada, ¿Cómo pudiste preguntaría, eso?

-Porque deseaba saberlo, Tú ciertamente nunca te molestaste en preguntar,

-Es claro que no -replicó hoscamente Rosalie- Si un hombre no puede decirlo por propia iniciativa, sin la necesidad de arrancarlo la declaración,..

-De eso se trata, querida, después lo pregunté sí te lo bahía dicho, y respondió que, no sabía cómo hacerlo

Su madre no era una persona capaz de mentir en eso, pero Emmett sí. Era capaz de decir a una madre exactamente lo que ella deseaba escuchar. Ese hombre bien podía utilizar recursos mezquinos, y astutos.

Pero eso nada significaba para ella. No estaba dispuesta a ceder y casarse, con ese hombre,, incluso si él conseguía demostrarlo que no estaba muerta por dentro, como había creído antes, y que su corazón aún aceleraba los latidos cuando él estaba cerca, aunque ella aún podía desear el cuerpo de Emmett, ¡incluso en su estado! Pero el despertar de sus propios deseos no cambiaba la situación, ella no estaba dispuesta a hacer de nuevo el papel de la tonta, y a exponer su corazón a más sufrimiento.

Ahora, estaba sentada en el hueco de la ventana de su habitación. Acarició el asiento con su almohadón, sonriendo complacida porque era mucho más agradable que los bancos duros de las ventanas en las habitaciones de Emmett. Por supuesto, él tenía dos ventanas y ella sólo esa; y en la de Emmett había vidrio, un artículo que era muy caro, y en cambio el vidrio de Rosalie se había quebrado durante uno de los últimos bloqueos. Ahora contaba únicamente con un delgado lienzo que cubría el hueco y a través del cual ella apenas conseguía ver; además, un extremo se había soltado y se movía impulsado por el viento de abril, y así ella podía entrever el camino que se acercaba a la entrada principal del castillo. Ese camino aún estaba vacío, excepto un mercader con su carreta de mercancías.

No era la primera vez que destrozaban la ventana. La propia Rosalie la había destruido cuando tenía nueve años, en un accidente, y después no la habían reparado durante casi dos años. La ventana daba al contrafuerte, y estaba un piso más bajo que la torre. En el piso más alto estaba la capilla, y lo que ella ahora contemplaba era el techo de esta capilla, a un metro y medio bajo su ventana, aunque un poco hacia la izquierda, pues la pared frontera del contrafuerte estaba directamente debajo.

Rosalie había saltado por esa ventana una vez, antes de que la reparasen, y había aterrizado exactamente en las almenas de un pie de ancho, y después había salvado los tres pies restantes, hasta el techo de la capilla. Lo había hecho para asustar a una doncella.

En efecto, había asustado a la muchacha, que había corrido directamente hacia Anne, gritando que Rosalie estaba muerta, y que había caído por la ventana, aterrizando dos pisos más abajo. Rosalie deseó haber muerto después de la reprimenda que recibió además, la encerraron en su habitación durante... ahora no podía recordar cuánto tiempo había sido.

Sonrió con el recuerdo, mientras se acariciaba el vientre. Su propia hija jamás haría nada tan absurdo. Sobre todo a causa de las barras de hierro que Rosalie ordenaría instalar en sus ventanas. Pero ahora podía entender la cólera y el miedo de su madre. Podría haber muerto un pequeño error de cálculo y habría caído al vacío...

-¿Soñando despierta, mi señora?

Rosalie se inmovilizó. No podía ser. Pero al volverse, vio que en efecto era Royce, que después de entrar por la puerta cerraba esta y caminaba hacia la joven.

-¿Cómo entraste en el castillo?

El se echó a reír.

-Eso fue fácil. Hoy es el día de los mercaderes, cuando vienen de la ciudad para inducir a las señoras a separarse de unas pocas monedas. De modo que hoy soy un comerciante. Introducir un ejército es difícil, pero no lo es si se trata de un solo hombre.

-¿Todavía tienes un ejército digno de ese nombre?

Esa pregunta destruyó la fanfarronería regocijada.

-No, pero... ¡bendito sea Dios! -exclamó cuando estuvo bastante cerca y pudo ver el vientre redondo de Rosalie-. De modo que funcionó.

La expresión calculadora se dibujó en la cara de Royce, y ella casi pudo oír el tema exacto de sus pensamientos codiciosos.

-No dirás que es el hijo de Aro. Yo lo negaré... y Emmett MacCarty sabe a qué atenerse.

-En efecto -observó Royce-. ¡El te poseyó!

-¡Tú me entregaste a él! -gritó Rosalie-. ¿O acaso olvidas que fue tu idea, tu codicia ... ?

-¡Calla! -gritó Royce, volviendo nerviosamente los ojos hacia la puerta-. Poco importa a quién pertenece el niño, mientras yo pueda usarlo.

Ella lo miró con los ojos muy grandes.

-¿Todavía pretendes reclamar la posesión de Kirkburough? ¿Cómo es posible tal cosa?

-Es necesario. No tengo nada más. Incluso ahora ese canalla ha sitiado mi última fortaleza. No puedo ir allí Rosalie, no tengo adónde ir.

Ella comprendió que Royce deseaba que entendiese, y quizás simpatizara con él. Se preguntó si Emmett lo había trastornado un poco con su persecución incesante. ¿O este era el efecto que la desesperación provocaba en un hombre?

Miró con suspicacia a Royce,

-Esa no puede ser la razón por la cual viniste aquí, pues no sabías nada del niño, ¿Cuál es el propósito de tu visita?

-Casarme contigo,

-¡Estás loco!

-No, has recuperado todos tus propiedades, y las controlas -dijo Royce, tratando de explicar su razonamiento- Ahora es provechoso casarse contigo, pues el hombre que sea tu marido...

-Juré fidelidad a Emmett -mintió Rosalie- El no permitirá que me poseas,

-No puede detenerme. Que lo intento tendrá que volver a ocupar esos castillos que te devolvió, así como otras posesiones, Esta vez agotará sus propios recursos, y entonces podre vencerlo,

-Royce ,¿porqué no puedes renunciar a todo esto? Perdiste, ¿Por qué no abandonas la región cuando aún puedes hacerlo? Márchate a la corte de Luis, o a la de Henry. Empieza de nuevo.

-Ahora que te tengo, nadie podrá decir que fui vencido.

-Pero tú no me tienes -dijo Rosalie con voz serena- Si no me caso con Emmett, a quien amo, Dios sabe que no me casaré contigo, a quien detesto. Prefiero saltar por esta ventana. ¿Tengo que demostrarlo?

-¡No digas tonterías! -exclamó Royce, furioso, ante la amenaza de Rosalie y la revelación de que ella amaba a Emmett. Pero en ese momento lo preocupaba más la amenaza, pues ella se había sentado muy cerca de esa ventana- Si... no quieres dormir conmigo, renunciaré a eso, pero tengo que casarme, contigo. Ahora no tengo alternativa.

-No. hay alternativa -dijo Emmett desde la puerta- Desenvaina tu espada y te lo demostraré.

Rosalie se sobresaltó tanto con la aparición de Emmett, que no pudo reaccionar cuando Royce se aproximó a ella de un salto y apoyó una daga sobre el cuello de la joven,

-Suelta tu espada, MacCarty o ella muere -ordenó Royce, su voz casi exultante ante la visión del triunfo.

-¡Emmett no lo aceptes!. El no me matará.

Pero Emmett no la escuchaba, ya estaba soltando su espada. Tan Fácilmente arriesgaba su vida? Caramba, a menos que...

-Ahora, ven aquí ordenó Royce –los ojos de Rosalie exhibieron una expresión de incredulidad cuando Emmett avanzó un paso sin la más mínima vacilación. Parecía dispuesto a acercarse a Royce y a permitir que lo matasen. No, eso no sucedería mientras ella aún pudiera hacer algo,

Royce estaba cerca de Rosalie, pero más próximo a la entrada del dormitorio. Su daga ni siquiera rozaba la piel de la joven, y tenía los Ojos fijos en Emmett

Rosalie recogió las rodillas y con un fuerte golpe lo envió hacia Emmett, e inmediatamente pasó las piernas sobre el borde dé la ventana y se deslizó hacia afuera

Oyó a los dos hombres que pronunciaban su nombre mientras ella tocaba con los pies el cuadrado liso de la muralla. Por Dios, había sido tan fácil cuando ella era más joven, y no tan pesada. Saltó el último metro basta el techo de la capilla era imposible, ella estaba acomodándose con cuidado sobreel borde de la muralla para salvar el resto de la distancia, cuando ROyce asomó la cabeza por la ventana y la vio,

-¡Maldita seas, Rosalie, casi me matas del gusto! -le gritó,

¿Casi? Por Dios, ¿cuándo ella tendría un poco de suerte?

Pero Royce no continuó allí para continuar reprendiéndola, El ruido de las espadas que se entrechocaban en combate mortal llegó claramente a través de la ventana y Rosalie comprendió qué era lo que había distraído a Royce. De modo que los dos finalmente tenían la posibilidad de satisfacer el deseo de matarse uno al otro. Poco importaba que ella estuviese allí sentada sobre el borde de la muralla, con una caída de treinta o cuarenta metros a sus espaldas

El calambre la sorprendió, y consiguió que su cuerpo se balanceara, y casi perdiese el equilibrio. Su corazón aceleró los latidos, y ella ya no quiso llegar hasta el techo, y saltó la distancia que aún le restaba. Hizo otro aterrizaje violento, y otro calambre fue su castigo. Se inclinó esta vez, conteniendo la respiración hasta que se calmó el dolor; pero entonces un escalofrío le recorrió el cuerpo. No, ahora no, no era posible que su hija decidiera nacer ahora.

Volvió la mirada hacia la ventana, y apoyó mejor los pies sobre el camino de piedra de sesenta centímetros de ancho que rodeaba el techo liso de madera de la capilla. Aunque se veía forzada a elevar la mirada para ver qué estaba sucediendo en su propia habitación, dudaba de que pudiese desandar camino sin ayuda. Descender la altura de tres pies era una cosa, regresar al borde estrecho y almenado otra muy distinta. Ella podía hacerlo, pero ahora estaba demasiado pesada y torpe para realizar la hazaña sin excesivo riesgo.

Estaba la gran puerta trampa del techo de la capilla, cerca de sus pies. Permitía que durante un ataque los hombres se apostaran allí para disparar flechas protegidos por las almenas. Caía unos seis o siete metros hasta la capilla, pero para usarla se necesitaba una escala. Era la única entrada a ese sector de las almenas fuera de la ventana del dormitorio de Rosalie.

Ella sabía que ahora no tendría ninguna escala, pero de todos modos ella trató de llamarlo. Como había previsto, no hubo respuesta, de modo que Rosalie se limitó a gritar -¡socorro!

Obtuvo más respuesta que la que esperaba. Un criado entró corriendo a la capilla, pero era sólo un jovencito, y lo único que hizo fue mirar asombrado a Rosalie. Y antes de que ella pudiera decirle que trajese una escala, Royce estaba descendiendo por el borde de la ventana, en la mano una espada.

-¡Apártate! -le gritó antes de saltar directamente hacia el camino junto a la almena.

Pero Rosalie no se movió, paralizada por el temor de lo que podía significar la aparición de Royce. Quizá Emmett había muerto. Al aterrizar, Royce chocó contra ella, no con mucha fuerza, pero sí la suficiente para desplazarla una corta distancia. El ya estaba fatigado del combate con Emmett se le dobló una de las piernas al aterrizar en el sendero de piedra, y cayó hacia el techo. Pero su rodilla entró exactamente por la abertura de la puerta trampa. Eso lo desequilibró todavía más, y quizá su cuerpo habría pasado directamente por el orificio, pero el vientre de Royce chocó -con fuerza contra el borde de la abertura, y eso retuvo allí su cuerpo. Se había lastimado, estaba sin aliento, y su espada había resbalado sobre el techo; de todos modos, pudo salir del orificio con bastante facilidad.

Y Rosalie permaneció allí de pie, aturdida por el pensamiento de que Emmett había muerto. No intentó empujar a Royce hacia el orificio cuando aún podía hacerlo, y no trató de apoderarse de su espada y arrojarla al vacío. Permaneció allí, paralizada por el horror.. y de pronto Emmett aterrizó frente a ella.

Rosalie gritó sobresaltada, retrocedió un poco más, y tocó la pared baja que tenía detrás. El le sonrió tratando de reconfortarla, y después avanzó en busca de Royce, que ya había recuperado su espada. El sentimiento de alivio de Rosalie desapareció como consecuencia de otro acceso de dolor, no tan agudo como los restantes, pero más profundo, y por eso mismo peor. Sin embargo, ella no le hizo caso, y observó cómo los dos hombres se atacaban.

Avanzaron y retrocedieron en el reducido espacio. Rosalie se apartó del camino cuanto era necesario, evitando la puerta trampa, que aún estaba abierta, así como las espadas que cortaban el aire. Soportó más dolores pero continuó ignorándolos. Finamente, el combate quedó limitado al área que estaba frente a la puerta trampa, y así pudo acercarse para descubrir qué evitaba que les prestasen ayuda. Había llegado esa ayuda. Había más criados debajo, agrupados alrededor del mantel del altar que sostenían entre todos, y uno le gritaba que saltase.

¡Estúpidos! Ella no era un peso liviano que podía confiar en el mantel del altar. Desgarraría en dos ese fino lienzo, si es que no lo arrancaba de las manos de los criados al caer. En cualquiera de los dos casos, ella acabaría tendida sobre el piso de piedra, probablemente muerta.

Pero de pronto ya no se vio obligada a elegir, pues los dos combatientes se acercaron repentinamente, Royce tropezó con ella y le envió directamente al orificio. Rosalie gritó cuando sintió que el piso había desaparecido bajo sus pies. Royce se volvió y la aferró con el brazo libre, pero el peso agregado desequilibró al hombre, y él tuvo que soltar su espada y usar los dos brazos para evitar que Rosalie desapareciera en el agujero. Rosalie se aferró a él para salvar la vida, y estaba tan conmovida que no podía soltarlo incluso después que se apartó del orificio y pudo afirmar de nuevo los pies.

Emmett, olvidado momentáneamente, reingresó en el cuadro.

-D'King apártate de ella.

La amenaza inherente que estas palabras expresaban, así como la punta de la espada que pasó sobre el hombro de Rosalie para presionar el pecho de Royce, eran el incentivo para lograr que hiciera lo que se le ordenaba. Pero Royce no la liberó, y en cambio sus manos la sostuvieron con más fuerza, y Rosalie lo conocía bastante bien como para saber la orientación de sus pensamientos.

-Él no creerá que estás dispuesto a amenazar mi vida después que acabas de salvarla –dijo a Royce.

La expresión que esas palabras originaron en la cara de Emmett era casi cómica a causa de la frustración. Rosalie se volvió a tiempo para verla, y la disgustó el hecho de que ella misma lo interpretaba como acierto. Ciertamente, él no estaba dispuesto a admitir que Royce huyera, ahora que lo tenía, pero matarlo en ese momento no era parte de su código caballeresco. Una vida salvada siempre merecía una recompensa justa. Pero aún consideraba despreciable a Royce, lo mismo que Rosalie. Si Emmett tenía que perdonar, ¿no era mejor esperar a otra ocasión? ¿Perdonar? ¿Emmett? ¿A caso el vengativo Dragón del norte había cambiado tanto?

Sí, había cambiado, pero eso no era algo que lo complacía. Su fiero rezongo no fue muy elegante mientras bajaba la espada.

-Te concedo la vida, pero no debes molestarla más. Royce nunca había sido un hombre que se negara a aprovechar una auténtica oportunidad.

-Devuélveme también mi castillo.

Rosalie contuvo una exclamación ante la audacia.

-¡No, Emmett, no aceptes! El no merece...

-Rosalie, yo decidiré lo que vale tu vida -la Interrumpió Emmett-. En realidad, un castillo... o cien castillos... no pueden compararse con lo que tú significas para mí.

No era muy romántico que la comparasen con edificios de piedra, pero lo que importaba era el significado que se escondía en las palabras, y que fue suficiente para obligarla a callar, el tiempo necesario para que Emmett dijese a ROyce

-Tendrás que jurarme sumisión.

Royce no vaciló, divertido antes la ironía implícita en el hecho de que Emmett jurase protegerlo a él

-De acuerdo, y Rosalie...

La espada se elevó de nuevo, peligrosamente.

-Rosalie será mi esposa cuando me acepte. En cualquier caso, nunca volverá a depender de ti D'King, no me tientes para que cambie de idea. Toma lo que ofrezco y considérate afortunado porque ya no reclamo una venganza absoluta.

Aquí, Rosalie quedó en libertad y se entregó inmediatamente a los brazos de Emmett. El fuerte apretón le provocó otro gesto de dolor, lo cual a su vez le recordó que ya no disponía de tiempo para más charla,

-Si ustedes dos han terminado, mi hija querría nacer ahora, Emmett y no aquí, junto a las almenas, -Los dos hombres la miraron regocijados, de modo que ella agregó en voz bastante más fuerte- ¡ahora, Emmett! - Y obtuvo mejores resultados. En verdad, fue una reacción de pánico. Ciertamente, los hombres a menudo eran inútiles...

Capítulo 27: NO SABIA QUE TAN EQUIVOCADO ESTABA Capítulo 29: EPILOGO

 
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