Me Alegro de que FUeras tu... (+18)

Autor: Danisabel
Género: + 18
Fecha Creación: 22/09/2010
Fecha Actualización: 23/09/2010
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 17
Visitas: 43985
Capítulos: 30

Rosalie Hale debe engendrar un heredero, o se verá sometida a la peligrosa furia sin límites de su hermanastro, Royce King II,  quien sufre la pérdida de su mal habida riqueza. Y el magnífico Emmett MacCarty es la perfecta elección para concebir a su hijo aunque para ello haya que encarcelar y violar al elegante caballero... Mientras tanto, Rosalie, prometiéndose a sí misma resistir, es traicionada por la terrible virilidad de Warrick, y este queda a su vez embrujado por la voluptuosa belleza de la dama. Así, mientras él planea una venganza adecuada, esperando ansiosamente el tiempo en que su captora llegue a ser su cautiva... empezará a sufrir el terrible tormento y el exquisito éxtasis de esta pasión.

Venganzas, drama, complicidad, amistad, pasión y amor....

Esta es una adaptación de la novela romantica Esclava del deseo escrita por Johanna Lindsey....

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 27: NO SABIA QUE TAN EQUIVOCADO ESTABA

Rosalie retornó a sus obligaciones anteriores, pero eso no disipó la atmósfera sombría que se había instalado en el castillo, Mary Blouct no se alegraba al verse obligada a controlar nuevamente a Rosalie.  Alice lloraba a menudo.  Bella dirigía miradas tan odiosas a su hermanastro que él hubiera debido reprenderla por eso, pero no lo hacía, Y el salón era un lugar tan silencioso durante las comidas que incluso un acceso de tos parecía embarazoso.

Emmett no había caído en la trampa; pero ella sí. Ella estaba enamorada y ahora tenía destrozado su corazón gracias al dragón del norte….

Las semanas que siguieron se parecieron mucho a sus primeros días al servicio de Emmett, con unas pocas y notables excepciones.  Ahora no tenía que ayudarlo a tomar su baño ni acompañarlo compartiendo la cama.  Tampoco recibía esas sonrisas sin alegría que ella había odiado.  El señor del castillo apenas la miraba, y cuando lo hacía, su cara carecía de expresión. Ella, no era más que lo que él lo había impuesto al principio: una criada a quien no se prestaba atención.  En una actitud perversa, ella había cesado de usar sus propias ropas, a pesar de que Emmett no había insistido en eso.  Pero si ella no era más que una criada, se parecería precisamente a una criada.

Aún enseñaba a Bella cuando disponía de tiempo.  Le agradaba hacer eso, y por lo mismo intentaba demostrar sus sentimientos a la joven.  Dichos sentimientos oscilaban entre la depresión y la amargura, o simplemente eran manifestaciones amargas.  Pero se esforzó todavía más para evitar que Emmett conociera lo que ella sentía.

Pero llegó el día en que Bella se alejó, y fue al hogar de Carlisle, para casarse con el joven Edward.  No se permitió a Rosalie presenciar la boda.  Había cosido el vestido con que Bella se casaría, pero no podía estar allí para verlo sobre el cuerpo de la joven.

A partir de ese momento, Rosalie ya no disimuló su resentimiento.

Emmett percibió de inmediato el cambio.  Dos veces en un mismo día le volcaron la comida sobre las piernas.  Nadie hubiera podido creer que las dos ocasiones habían sido accidentes.  Y él ya no podía hallar en su cofre ropas que no necesitaran arreglos mayores o menores.  Hacia el fin de la semana su dormitorio estaba sucio.  Las sábanas de su cama no habían sido bien lavadas, y eso le provocó sarpullido.  Su vino era cada vez más agrio, la cerveza llegaba cada vez más caliente, la comida que ella depositaba frente a Emmett era cada vez más salada.

Emmett no dijo nada a Rosalie acerca de cualquiera de estos aspectos.  No estaba seguro de poder hablar a la joven sin llevársela a su lecho.  La deseaba tan intensamente que debía apelar a los mayores esfuerzos para abstenerse de tocarla.  Pero no se le acercaba.  Ella lo había engañado.  Había conspirado con su enemigo contra él.  Su risa, sus burlas, su deseo del propio Emmett, todas eran mentiras.  Y sin embargo, no podía odiarla. Jamás la perdonaría, jamás volvería a tocarla, nunca le demostraría cuán vulnerable era ante ella; pero de todos modos no podía odiarla, o cesar de desearla.

El no sabía por qué permanecía allí para torturarse.  Necesitaba salir a buscar a d'king, en lugar de enviar a otros con esa misión. O visitar a Carlisle y su nueva esposa. ¿Había ordenado a alguien que mencionase a Rosalie ese matrimonio?  Sin duda, no lo había hecho, pues seguramente esa información no había suspendido, por lo menos provisionalmente, el resentimiento que ella demostraba.  Como si ella tuviese motivo para experimentar resentimiento.  El sí, pero ella no.

Aunque debía partir, no lo hizo.  De modo que dos días más tarde, Carlisle apareció con su nueva esposa y Lady Ann.

Emmett los recibió en la gradería de acceso a la fortaleza. Carlisle se limitó a sonreír y dijo al dueño de casa que "se preparase", y después entró en el salón junto con Esme quien lo miraba con amargura, dejando a  solo con lady Anne.  Los labios apretados de la dama le advirtieron lo que se le venía encima.  Y llegó sin preámbulos.

-Estoy aquí para ver a mi hija, y no intentes negármelo.  Tu propia hija acaba de confiarme el tratamiento atroz que Rosalie recibió de ti.  No estoy muy segura de que pueda perdonar a Carlisle o a Esme de no habérmelo dicho.  Si lo hubiese sabido antes, te habría tendido una trampa en King, en lugar de entregarte el castillo.  Que un hombre pueda ser tan...

-¡Basta, señora!  No sabes nada de lo que ha ocurrido entre Rosalie y yo.  No sabes nada de lo que tu hija me hizo.  Es mi prisionera, y así continuará.  Puedes verla, pero no la sacarás de aquí. ¿Eso está claro?

Anne abrió la boca para discutir esa afirmación, y después la cerró.  Lo miró hostil un momento más, antes de asentir brevemente y de comenzar a pasar frente a él.  Pero apenas había dado dos pasos se volvió con brusquedad.

-Lord Emmett, no me dejaré intimidar por ti usted está muy equivocado con todo lo que está haciendo.  Mi hija me ama. ¿Crees que ayudaría a Royce después de verlo mientras me castigaba cruelmente para conseguir su cooperación?

Emmett endureció el cuerpo.

-¿Cooperación por qué?

-Royce había concertado un acuerdo con Aro Vulturi, un convenio referido a Rosalie. Ella se rehusó, Yo también rechacé la unión, él era un viejo lascivo de fama escandalosa, de ningún modo, el igual de Rosalie.  Pero Aro había prometido su ejército a Royce.  De modo que é1 la trajo a donde estaba presa y la obligó a presenciar mientras me castigaba.

-¿Por qué a tí? ¿Por qué no ella misma no recibía los golpes?

-Porque aunque sea de un modo retorcido, creo que, él lo profesa afecto.  En todo caso, no habrá deseado perjudicar su belleza, pues la boda se celebraría apenas llegasen a Kirkburough, Pero Royce no tropezaba con ninguna dificultad para golpearme, y no se habría detenido hasta que ella aceptara casarse con Aro.  Pero lo dijo que sin duda ella se retractaría apenas la aliaran de mí, Después de todo, es una mucha, obstinada y bien pudo desear que se lo ofreciera la oportunidad de arruinar los planes de Royce  después de lo que él me hizo.  Pero cuando él estuvo en d'King unos pocos días, se vanaglorió de haberla acobardado totalmente, y que ella haría lo que se le exigiera, porque él lo había advertido que me mataría si Rosalie no le obedecía, No sé si lo habría….  Royce no es tan cruel como era su padre. Sin embargo ella seguramente lo creyó, y lo había odiado por... ¿qué pasa? -exclamo la dama cuando vio el rostro color ceniza de Emmett.

Emmett meneó la cabeza, pero emitió un gemido mientras recordaba otras palabras y veía a Rosalie a horcajadas sobre su cuerpo encadenado, mientras explicaba al prisionero lo que ella haría.  "Esto no me agrada, lo mismo que a ti, pero no tengo alternativa ni tú tampoco, " No tenía alternativa.  Había tratado de salvar la vida de su madre. No había deseado violar a Emmett, y había lamentado tanto lo que había hecho que había considerado que la venganza se justificaba,

-¡Ahhh! -exclamó angustiado, y el dolor que lo atravesaba el pecho lo pareció insoportable,

Anna se alarmó.

-Un momento, iré a buscar...

-No, no tengo nada grave, nada que un buen látigo no pueda curar -dijo Emmett con un sentimiento de humillación-  Señora, tuviste buenas razones para criticarme, soy el peor de los... ¡ah, Dios mío, qué hice!

Pasó frente a la mujer y entró en el salón, Vio a Carlisle y Esme y se limitó a decirles:

-Manténganse aquí  y después subió corriendo la escalera.

Rosalie estaba en la habitación dedicada a la costura, y no se encontraba sola.  La acompañaba tres mujeres más.  Vieron a Emmett, y se retiraron de prisa.  Rosalie se puso de pie y dejó a un costado el lienzo que descansaba sobre su regazo, su expresión era la misma que habla mostrado durante varias semanas,  un profundo desagrado.

-Ahora que has interrumpido nuestro trabajo -dijo, contrariada- ¿qué deseas?

-Acabo de hablar con tu madre.

La expresión de Rosalie manifestó sorpresa y placer.

-Si, y podrás verla enseguida Esme también ha venido. Pero necesito hablar primero contigo,

-¡Ahora no, Emmett! -dijo Rosalie con impaciencia. Hace tres años que no veo a mi madre.  La vi apenas una vez hace unos meses, cuando...

Las palabras de Rosaie se perdieron, y determinaron que él la apremiase.

-¿Cuando qué?

-No importa,

-Importa, ¿Cuando d'King la castigó?

-¿Ella te dijo eso?

-Sí. Y más. ¿Por qué tú nunca dijiste que él había amenazado tu vida?

Rosalie abrió muy grandes los ojos, y después miró a Emmett con una chispa de irritación.

-¿Y te atreves a preguntarme eso?  No quisiste escuchar razones.  "Nunca me traigas de nuevo una excusa para justificar lo que hiciste." Esas fueron tus palabras.

El se estremeció.

-Lo sé.  Es probable que en ese momento no hubiese importado que yo lo supiera.  Estaba muy encolerizado.  Pero ahora importa. -Vaciló un instante.  Pero era necesario que supiese. ¿También te obligó a espiarme?

-Ya te lo dije.  Nunca pensó en eso.  Estaba muy atareado pensando cómo podía usar contra ti el ejército que acababa de conseguir.

Emmett apoyó el cuerpo contra la puerta cerrada, en el rostro una expresión sombría.

-Entonces, ¿me equivoqué aún más de lo que había pensado al principio?  Dios mío, fuiste inocente de todo, incluso del engaño del cual te acusé más recientemente.

Rosalie lo miró con incredulidad.

-¿Inocente de todo?  Yo te violé. ¿Olvidas eso?

-No.  Te lo perdoné.  Pero...

-¿Cuándo me perdonaste? -preguntó la joven-.  No recuerdo que me hayas dicho nada en ese sentido.

El frunció el entrecejo ante la interrupción y la testarudez de Rosalie.

-Mujer, sabes exactamente cuándo.  Fue el día que me pediste una gracia... La noche que no dormiste.

El color tiñó las mejillas de Rosalie.

-Podías haberío mencionado -murmuró ella, y agregó al recordar esas semanas-: No es que eso importe ahora.

-Tienes razón.  Eso poco importa cuando yo no tenía nada que perdonar.  Pero ahora tú tienes muchísimo que perdonar. ¿No es así?

Ella lo miró fijamente un momento prolongado, y después se encogió de hombros, en un gesto prolongado.

-Ciertamente, estás perdonado.  Ahora, ¿puedo ver a mi madre?

Emmett frunció el entrecejo.

-No puedes absolver mi culpa tan fácilmente.

-¿No puedo? ¿Por qué no? ¿O no pensaste que sencillamente no me importa que lo lamentes?

-Todavía estás enojada -conjeturó Emmett, como si eso explicase la extraña conducta de Rosalie-  No te critico, pero te compensaré.  Nos casaremos, y cuando...

-No me casaré contigo- interrumpió ella, en voz baja... demasiado baja.

Ahora tocó a Emmett el turno de mirarla con dureza, y después de estallar.

-¡Tienes que casarte conmigo!

-¿Por qué? ¿Para que puedas purgar tu culpa? -Ella meneó lentamente la cabeza-. ¿No estabas escuchando el día que te dije que lo que sentía por ti ya no existe? ¿Por qué querría casarme contigo, Emmett? -Y entonces el control de sí misma en ella se desplomó-. ¡Dame una buena razón!

-De ese modo nuestro hijo no nacerá como un bastardo.

Ella cerró los ojos para ocultar su pesar. ¿Qué había esperado?  Que él dijese: ¡Porque te amo!

Rosalie suspiró.  Cuando volvió a mirarlo, su cara era una máscara inexpresivo o casi.

-Bien, así están las cosas -admitió ella con voz neutra- Pero eso no es razón suficiente...

-¡Maldita sea, Rosalie, tú ... !

-¡No me casaré contigo! -gritó Rosalie a Emmett, ahora incapaz de soportar más, expresando todo el resentimiento que experimentaba-. ¡Intenta obligarme a hacerlo, y te envenenaré! ¡Te castraré mientras duermes! y además...

-No necesitas continuar.

El tenía la misma expresión que la había engañado antes, la de un hombre agobiado por el dolor.  Pero Rosalie esta vez no cayó en la trampa.

-Emmett, si quieres lavar tu culpa, déjame libre.  Renuncia a tus derechos sobre mi hijo y déjame volver a mi casa.

Después de un momento interminable, a Emmett se le hundieron los hombros... pero asintió.

 

FALTA MUYY POCO PARA QUE ACABE LA HISTORIA.... HOY MISMO SUBO TODOS LOS CAPITULOS QUE FALTAN DEJEN SUS COMENTARIOS Y VOTOOSS.... E RECIBIDO MUYY POQUITITOS T__T.....


Capítulo 26: LO QUE REALMENTE SOY Capítulo 28: CAPITULO FINAL

 
15223420 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 11144 usuarios