Pasaron los días y Adam cada vez estaba mejor, cuando Paula supo que él estaba totalmente recuperado y su padre le dio al alta, decidieron ir a casa de ella para recoger sus últimas cosas.
La suerte les sonreía, habían encontrado un apartamento de alquiler, Adam empezaría a trabajar con
un conocido de su padre en un taller cercano mientras terminaba la carrera que su padre le seguiría costeando, al igual que a Paula, sus padres le seguirían pagando los estudios, y también comenzaría a buscar trabajo de lo que fuese.
Los días con su Adam habían sido de los mejores, habían hablado de todo, y ya no quedaban secretos entre los dos, también sospechaba que sus padres estaban más unidos que nunca, se sonreía como tiempo atrás, y eso la alegraba, que todo estuviese bien entre sus padres era sinónimo de que volvía el respeto que con los echos de uno o de otro, se había perdido.
Ella subió las escaleras despacio, Adam se quedó en el salón. No había nadie allí, Paula se alegró de que fuese la última vez que estuviese en un sitio como este, se llevaría a Adam lejos, a su nueva casa la cual, gracias al padre de Adam, acababan de alquilar.
La relación con el señor Black iba bien, él se alegraba mucho de que una chica como Paula, responsabe y evidentemente muy enamorada de su hijo, estuviese con él en las buenas, y en las malas como ya había demostrado.
Cuando abrió la puerta de su habitación Anna estaba allí, completa y absolutamente erguida, casi suspendida en el aire, la miraba fijamente, con superioridad.
-¿Donde vas Paula?- su voz era más ronca d elo normal, como había jugado con ella después de tanto tiempo considerándola su amiga-.
-Me voy lejos, a vivir con Adam- dijo con actitud y cogió del armario los últimos abrigos y cosas-.
-Sabes... te he subestimado-.
-No quiero hablar contigo, Adam hizo un trato contigo, su alma es tuya, pero su vida es mía-.
-He descubierto que con su alma no me vale-.
-¿Que coño quieres decir?-.
-Paula... para que iba yo a querer un alma... yo quiero a Adam, siempre lo he querido... y él siempre ha estado atado a esta casa, además, su hermano... quiere que se quede aquí-.
-Eso no es justo- siseó Paula y bajó las escaleras-.
-¡No puedes huir Paula, él ya es nuestro!- gritó desde el piso superior-.
-ADAM! ADAM!- gritó bajando las escaleras, cuando abrió las puertas del comedor Adam estaba en el suelo, pálido... blanco... inerte... y sin vida-.
ҖҖ
Esme estaba terminando de limpiar el piso de los chicos, había pasado un mes desde que Adam estaba en el hospital y es que no querían correr riesgos con él, además Paula parecía tan feliz de estar con él.
Ella se alegraba mucho de que su hija hubiese encontrado a un hombre al cual querer, y después de hablar con el verdadero Adam, se dio cuenta de que él la quería de verdad.
Terminó de colocar los vasos en el armario cuando su móvil sonó.
-ESME- gritó Carlisle al otro lado del teléfono-.
-¿que pasa...?-.
-Es Adam...-.
De fondo se escuchaba sirenas de la policía... Ambulancia....
-Que pasa...-.
-No lo sabemos pero todo apunta a un paro cardiaco... no sabemos porque... Paula... ella está muy mal, creo que ha perdido la razón, le grita a la nada... no se que hacer-.
Carlisle se notava desesperado en la otra línea.
-Voy ahora mismo-.
Esme colgó y tomó su coche hasta la puerta de su casa, estaba despuntando el atardecer y vio coches de policía, el señor Black estaba llorando en la puerta de casa y Carlisle estaba sosteniendo a Paula que gritaba con los ojos llorosos, en la ambulancia había una camilla y un cuerpo tapado con una sábana blanca...
“Dios mio... ahora no... ”
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